Lina suspiró cansada en cuanto sintió que el chico se habia ido por el pasillo, para dar unas patadas leves y delicadas a mi mochila. Me relami los labios y puse una mano en su hombro desnudo, ya que ese día Lina llevaba un vestido celeste corto, acorde al color de sus ojos.

—Es un gilipollas —Murmure. La rubia negó mientras tomaba la mano que habia colocado en su hombro.

—No lo es, solo no lo noto. Ni siquiera es una mala persona por hacer chistes de ciegos, solo lo hizo en un mal momento.

Tome aire y no me enoje. Lina era asi, para ella nadie era realmente malvado, solo hacian las cosas en un momento que no era correcto o no era adecuado para la ocasión. Tal vez ella tuviera razón, pero aun asi, yo seguía furiosa con Rubén.

—Esta bien Lina, pero si él...

Lina hizo un gesto para que me callara. Trague saliva y me pare sobre mis talones un momento, intentando mantener mi postura, cosa casi imposible, dado mi carácter explosivo y protector, sobre todo cuando se trataba de mi amiga.

—No lo hara. Aunque sea el chico cool del instituto, no va a volver a burlarse, incluso creo que volverá a pedir DE NUEVO disculpas.

Miré a las lamparas viejas del instituto ya algo preocupada, pues habia olvidado que Rubén tenia a su panda*  de amigos mazo de pesados. Si se enteraban de lo ocurrido, tan vez lo obligarían a mostrarse como un hijo de puta. O no lo haria por obligación, si no por gusto.

—¿Y si su panda de pijos decide que es divertido insultarte?

—Pues que lo hagan. Ya iré con el director, a ver quien ríe mejor.

En efecto, Lina no se equivocó. Rubén, al irse por el pasillo, no cabía dentro de si. Se consideraba la peor persona del mundo por haber hecho un chiste con la condición de la rubia.

Mientras caminaba por los pasillos desiertos del instituto, pensaba en como podria arreglarlo y sentirse mejor consigo mismo. Lo único lógico para él, fue ir con sus amigos y sentarse a charlar, para despejar su mente y dejar de pensar que era realmente una persona cruel.

—Rubius, ¿Qué tal, colega? —Saludó Borja, un tío mayor por dos años que Ruben, que acostumbraba a usar gorros. El ojiverde sonrio levemente y apartó la mochila de Borja, para sentarse a su derecha.

—Estoy del bajón, tío. Estaba haciendo encuestas para mi blog...

Samuel dió dos golpes en la mesa mientras sonreía, tratando de no carcajearse. Rubén puso los ojos en blanco.

—¿En serio sigues con ese blog? Anda ya, que tontería.

Rubén ignoro lo dicho por Samuel y le arrebató su refresco con una sonrisa pilla, dandole dos tragos pequeños y devolversela.

—Como os iba diciendo, me encontre con dos tias muy lindas e intentando ligarme a la rubia, fuí a hacer la encuesta con ellas. El caso es que hice un chiste sobre ciegos y como soy mazo de pringao, no me percaté de que ella lo era. Me siento mal.

La mesa quedo en un silencio sepulcral, calmado por los sonidos de las mesas de sus alrededores. Hablo Alex, el más enano y el que tenia menos esperanzas de vivir una vida tranquila, sin cosas de Star Wars.

—¿Cuál fue el chiste?

—Solo dije algo como que si no era ciega, no se, yo me siento arrepentido pero...

Guillermo interrumpió, empujando a Samuel y sentándose a un lado de Ruben.

—Ese chiste fue muy malo, tío, tu eres mejor que esos chistes.

Borja le dió la razón, mientras le pegaba un golpe en la nuca a Rubén.

—Si, ese chiste ni siquiera entra como chiste por lo malo y estúpido que fue. Rubén, tu podrias haber dicho algo como: "¿Cuál es la diferencia entre el amor y tu ceguera? Que la tuya si es para siempre"

Alex río y Samuel le aventó una uva a Borja, que terminó en su ojo.

—Basta Borja, ese fue un mal chiste. No sé me ocurre nada ahora pero podria ser mejor.

Ruben solo ocultó su rostro en sus manos, mientas pensaba en si ellos realmente esos eran sus amigos.