Capítulo 7
Prórroga

El chico de quince años movió sus piernas dentro del agua estando sentado en la orilla del río, había subido los bordes de su pantalón doblándolos hasta la rodilla, podía ver algunos peces huir por minutos debido a sus pies en el agua, cuando se quedaba quieto estos volvían a acercarse causándole gracia. Escuchó pasos ir en su dirección, un niño de trece años se sentó a su lado. Su cabello estaba revuelto dándole un aspecto travieso, ambos tenían el uniforme escolar.

—Papá está buscándote, le dije que estarías aquí y me envió a buscarte—sonrió apoyando sus manos del suelo. Ante el silencio de su hermano mayor frunció el ceño—¿Qué te pasa?

—¿Puedo decirte algo y prometes no contarle a papá?

El menor sintió curiosidad.

—¿Te metiste en problemas de nuevo?

—No lo sé. No me descubrieron, tampoco lo harán.

—¿De qué hablas?

—Le confesé a SeLim lo que sentía—respondió sin verlo. Mantuvo su mirada en el agua viendo los peces diminutos acercarse de nuevo a sus pies, el agua estaba fría—Le pedí que habláramos en el bosque de la escuela, no quería interrupciones ni comentarios de terceros.

—¿Le hiciste daño?

—Ella me rechazó. Dijo que jamás estaría con un raro como yo, que era un inútil con un padre loco del cual todos en el pueblo hablan—con sólo recordarlo su enojo regresó—Entonces la ahorqué, puse mis manos en su cuello, recordé lo que dijo papá, las mujeres son unas zorras.

El niño con ojos bien abiertos se quedó de piedra. Su hermano siempre tenía problemas con hacer lo que su padre les decía, parecía negarse o dudaba en ocasiones.

—¿La dejaste en el bosque?

—La arrastré un poco más lejos de la escuela. Nadie sabía que iba a verme con ella, SeLim tenía mala fama en la escuela, era la niña rica que todos aman por tener dinero—se encogió de hombros—Y tenías razón, asesinarla se sintió bien—sonrió con amargura.

—¿Qué te sucede?—JungKook lo sacó de su recuerdo. Tae parpadeó varias veces encontrándose en las escaleras desplegables del techo que daban al ático, bajó de ellas aclarando su voz—Te llamé dos veces.

—Debemos dejarla ir.

—Ya te dije que no, si no quieres ver ni escuchar, vete, esta es mi casa.

—Es nuestra casa—le recordó—La madre de GulMi enviará a alguien a buscarla, alertará a todos y las cosas serán peores—advirtió. JungKook sabía que tenía razón—Esta chica es diferente a las otras.

—¿Qué tan diferente?—preguntó—¿Diferente porque tienes sentimientos hacia ella?, ¿Quieres que te ponga a prueba?, GulMi vio quien eres en realidad, ¿Aceptarás su rechazo, hyung?

No iba a lastimarla. No quería lastimarla, el golpe en el rostro fue...una reacción por la mordida, nada más.

—Si no quieres que nos atrapen, debemos soltarla.

—¿Su madre sabe donde vivimos?

—No. GulMi me dijo que no sabe donde se encuentra, pero...

—Extenderemos su visita. Al menos eso haremos que le escriba a su madre—sonrió por su idea.

—JungKook.

—Te lo repetiré, si no estás de acuerdo, vete.

¿Y dejar sola a GulMi con él?, no, para nada. No cuando conocía de lo que era capaz.

—Al menos quítale ese collar.

—No, es nuestra nueva mascota, las mascotas usan collares por sus dueños—se cruzó de brazos—Jugaré con ella un rato.

—No, déjala comer.

—Papá tenía razón, enamorarse te hace estúpido.

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"Mamá. Me siento como una estúpida ahora, ella tenía razón"

Cubrió su rostro con sus manos, apartó las lágrimas que volvían a empapar sus mejillas, sorbió por su nariz convenciéndose o intentando convencerse de que su madre enviaría alguien a buscarla, debía ser así, tenía la dirección, conocía el rostro más el nombre de TaeHyung, debía ser prueba o evidencia suficiente, llevó sus manos al collar de perro en su cuello, estaba encadenada como un perro. La estaba sofocando en realidad, tanteó con sus manos para encontrar la forma de quitárselo, la comida estaba intacta en la bandeja, no la tocaría aunque quisiera, sabía que podrían envenenarla o colocarle otra cosa allí.

La repentina descarga eléctrica en el cuello la sacudió paralizándola por unos segundos. El collar le había enviado esa descarga, tumbada en el colchón respiró con dificultad sin poder moverse por su cuenta, sus músculos dolían por lo cual prefirió ni moverse.

Un largo rato pasó, la puerta del ático se abrió dejando entrar a ambos hermanos. GulMi se encontraba un poco más estable, pero muerta de miedo igual. JungKook le enseñó su teléfono acercándose a ella hasta agacharse.

—¿No has tocado la comida?—chasqueó la lengua—Esto es comida para humanos, hyung, debiste servirle su comida real—lo miró con cierta sonrisita satisfactoria. Tae apartó la mirada apretando sus manos hasta convertirlas en puños—Voy a preguntarte algo, GulMi. Tu madre cree que tu vuelo sale en unas horas, ¿No es así?—ella asintió—Necesito que le escribas un mensaje, vas a colocar exactamente lo que te diré. ¿Recuerdas su número de memoria?—GulMi volvió a asentir—Perfecto—le devolvió el celular—Nada de palabras claves. Sólo colocarás lo que te diré.

La chica miró a Tae unos segundos, ¿Enserio iba a hacerle caso?

—No lo mires a él—JungKook tomó su barbilla—Tienes que obedecerme o será peor para ti, cariño.

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La señora Yoo chasqueó la lengua negando con la cabeza. Presionó la opción de videollamada queriendo hablar con ella, la llamada fue rechazada, acto seguido tuvo otro mensaje:

No lo pensó dos veces, en sus contactos buscó el número del repartidor. No dudó en escribirle:

Se dirigió a su habitación tomando del armario un bolso para el viaje. Comenzó a guardar algo de ropa moviéndose de un lado a otro, el sonido de notificación en su teléfono le hizo tomarlo.

Cuando se disponía a responder recibió una llamada de su parte, contestó casi de inmediato:

—No puedo quedarme de brazos cruzados, YoonGi.

—¿GulMi ha demostrado estar en peligro o algo parecido?

—No, pero...

—Tiene que relajarse, entiendo que no confíe en ese chico, pero recuerde que GulMi no es una niña, tiene 25 años, ¿No cree que finalmente se siente aceptada?

Inhaló profundo recordando su felicidad de ayer.

—De hecho, la vi muy feliz por la llamada de anoche.

—Ahí tiene su respuesta.

—¿Por qué se quedaría más días?, no necesita quedarse...

—Ahjumma—interrumpió—Habrán ocasiones que las dos harán cosas que no le gustan a la otra, no tengo hijos, pero tengo entendido que los padres deben soltar a sus hijos cuando ha llegado el momento—la mujer no supo que decir. Sabía que tenía razón—GulMi se enamoró, le guste o no, conoció a alguien que la hace sentir emoción, así que no irá a ningún lado, esperará que ella vuelva a escribirle.

—Te odio por hacerme dudar, jovencito.

—Sabe que tengo razón, tiene que soltarla, por el bien de ambas.

—Está bien, esperaré—aceptó con derrota—Lamento haberte escrito así...

—Tranquila, cuando quiera puede hacerlo, debo colgar.

—De acuerdo—colgó regresando a la lista de mensajes.

Aunque nos pueda parecer que GulMi es muy ingenua, la verdad, señores, es que este tipo de situaciones es muy común en nuestro día a día.