♫| CAPÍTULO 29 |♫ - PARTE II
SIENNA
LA DECISIÓN
Grace regresó a los pocos minutos a mi lado con una taza que no dudé en tomar.
Le di un trago pensando que era café y mi nariz no tardó en arrugarse al darme cuenta de que, en realidad, era uno de sus tés orgánicos que sabían feo.
Ella tomó asiento en el sillón frente al mío y cruzó sus piernas antes de llevarse su taza a los labios. A diferencia de mí, Grace no hizo ninguna mueca, lo que solo me confirmó que sus papilas gustativas no funcionaban.
La única razón por la que no me burlé de ella por eso, fue porque sabía qué era lo que estaba haciendo. Estaba esperando a que yo tuviera la iniciativa de comenzar la conversación y contarle qué era lo que me pasaba. No había hecho muchas preguntas después de abrir la puerta y abrazarme por un rato, pero sabía que se moría por saber qué era lo que estaba sucediendo. Agradecía el esfuerzo que hacía por mantener la boca cerrada.
El gato de Grace, Tay, se subió entonces al sillón en el que yo estaba sentada y con su pata me demandó que lo acariciara. No aprecié mucho el recordatorio que su nombre me trajo, pero no me negué a hacerle un par de mimos.
—¿Sabes esas veces en las que sientes que el mundo se te va a caer encima, pero al final nunca lo hace?
Grace asintió con la cabeza, un poco perdida y sin saber cómo se relacionaba esto con mi estado de ánimo.
—Bueno, esta vez se siente bastante real y no tengo idea de qué es lo que tengo que hacer para que el sentimiento se detenga —me fallaba la respiración, mi voz se sentía pesada y no sabía en qué momento se me habían acumulado las lágrimas en los ojos otra vez.
Pude ver cómo Grace dejaba en la mesita de noche su bebida y se sentaba a mi lado para envolverme en sus brazos.
No fui capaz de contenerme mucho más y comencé a contarle todo, desde que Conway me había invitado a ir con él a su gira por Italia hasta lo que había descubierto sobre Silas y la mala experiencia que había tenido con las chicas en el parque.
Estaba casi segura de que Grace no había entendido la mitad de las cosas que le estaba diciendo porque cada tanto me trababa o hablaba demasiado rápido, pero la forma en la que su brazo me acariciaba me hacía sentir mucho mejor, así como el hecho de poder desahogarme.
Cuando terminé, sentí que había un peso menos sobre mis hombros y se sentía bien poder respirar por una vez sin sentir que cualquier paso en falso podía traer toda clase de consecuencias.
— Ayer salí a caminar después de que llegué de la universidad porque estaba estresada y necesitaba un descanso para despejar mi mente, ¿sabes? —comenzó a hablar ella unos segundos después de que yo terminara con mi vómito verbal.
No tenía idea de cómo se relacionaba esto con todo lo demás, pero no le hice ninguna pregunta y dejé que siguiera con su relato; después de todo, estaba ayudando a que me distrajera un rato después de mi llanto.
—El punto es que cuando venía de regreso a mi casa, me paré para tomar un foto del atardecer y un señor con su perro pasó por mi lado y ¡el animal me hizo popó en el pie! —exclamó escandalizada.
No pude contenerme y solté una carcajada. Sentí mis mejillas estirarse y fue una sensación un tanto extraña debido a que las lágrimas ya se habían comenzado a secar en mis cachetes. Ella por supuesto notó que me estaba riendo de ella y no tardó en recriminármelo, aunque la ligera sonrisa en su rostro me hacía saber que se sentía complacida por haber logrado hacerme sonreír.
—Mira, Sienna Clarke, que tal vez tú conquistaste a Taylor vomitándole en los zapatos, pero te voy a decir que esas formas antihigiénicas no van a funcionar conmigo —añadió.
La sonrisa en mi rostro se borró de golpe en cuanto ese nombre salió de su boca y fue un gesto que no pasó desapercibido por ella. Se dio un golpe con la frente y maldijo en voz baja.
—Mierda, no tenía que mencionar su nombre, ¿no es así?
No contesté porque no sabía qué decirle, pero Grace pareció tomar mi silencio como una afirmación.
—¿Estamos enojadas con él? —preguntó después de un rato, abrazando un cojín a su estómago e inclinándose ligeramente hacia adelante como si me estuviera contando un secreto.
Negué con la cabeza al instante.
—No —me tallé los ojos con la manga de mi sudadera—. Nada de lo que está ocurriendo es su culpa.
Ella suspiró con exageración y asintió con la cabeza.
—Bien —sonó aliviada. La miré con una ceja alzada—. No me mires así, habría tomado tu lado de todos modos, pero ¿sabes lo difícil que sería estar enojada con alguien como Taylor? Si es mi ídolo es por algo —aclaró.
—¿Más allá de por que es guapo?
—Bueno, no vamos a dejar ese factor de lado porque merece la pena ser remarcado —Grace se encogió de hombros—, sin mencionar que tiene una voz melodiosa que estoy segura logra bajarle las bragas a más de...
—Suficiente información —la corté antes de que fuera capaz de terminar su oración.
Mi amiga simplemente me regaló una sonrisa pervertida y se encogió de hombros.
—¿Qué te estoy diciendo? Estoy segura de que tú ya has sido capaz de experimentar de todas las maneras posibles en las que puede usar esa voz.
—Voy a hacer como si no acabara de oír eso —le advertí.
Se quedó en silencio durante unos segundos y le dio otro sorbo a su té. Yo había preferido no volver a tocarlo para evitar vomitar en la alfombra de su casa.
—¿Quieres que te dé un consejo con toda honestidad? —preguntó, de repente cambiando de su tono juguetón a uno mucho más serio.
Dudé antes de terminar asintiendo con la cabeza. La verdad era que tenía un poco de miedo a lo que pudiera salir de su boca. Grace podía llegar a ser demasiado honesta si se lo proponía, y tenía la ligera sospecha de que este era uno de esos casos especiales.
—La mitad de las cosas que suceden en la vida están completamente fuera de nuestro control, y creo que hoy te has dado cuenta de ello. O sea, ¿Silas siendo tu padre? Creo que eso es algo que pocas personas veían venir —levantó ambas de sus cejas de forma dramática.
La miré con el ceño fruncido y ella enserió su cara otra vez.
—Pero el punto es que al final tu vida la dictas tú con las decisiones que tomas. Esto no es una película o un libro en el que una rubia presumida va a llegar a causar problemas en la trama —señaló su cabello para enfatizar en su punto y blanqueé los ojos para disimular un poco el hecho de que iba a empezar a llorar otra vez—. No puedes dejarte llevar por lo que otras personas piensen porque no serán ellos quienes tengan que lidiar con las consecuencias más adelante. Eres la única persona que va estar contigo el resto de tu vida, así que lo mejor sería que empezarás a escucharte de una vez por todas, porque si tu instinto te dice algo, alguna razón tendrá.
Y le dio otro sorbo a su taza de té como si no hubiera acabado de soltar un discurso digno de estar en algún libro motivacional.
—¿Por qué me miras así? —preguntó después de unos segundos.
Le regalé una sonrisa y negué ligeramente con la cabeza.
—Nada, solo que creo que ese ha sido justo la clase de consejo que necesitaba.
—¿Qué esperabas? No te podía dar un consejo basura cuando esta situación involucra a mi persona favorita en el mundo —blanqueó los ojos.
Me llevé una mano al pecho e hice un puchero.
—Aw, ¿soy tu persona favorita en el mundo? —pregunté.
Grace frunció el ceño y negó con la cabeza.
—¿Qué? Por supuesto que no. Obviamente estaba hablando de Taylor.
La miré con los ojos entrecerrados y le saqué la lengua como la adulta madura que era. Ella por supuesto me sacó la lengua de regreso y la reté a una guerra de miradas que terminé ganando pocos segundos después.
En mi momento de victoria decidí darle otro trago al té para ver si era todavía tan malo como recordaba y la mueca que hizo mi rostro me lo confirmó.
—¿Qué vas a hacer entonces? —preguntó Grace después de unos segundos.
—¿Uhm? —levanté la vista de la alfombra y dejé de pasar la servilleta que tenía en la mano por mi lengua. No había hecho nada para quitar el horrible sabor, pero no costaba nada intentarlo.
—¿Qué es lo que te dice tu corazón que hagas? —arrugó su nariz tan solo esas palabras salieron de su boca—. Vaya, me he sentido como un personaje de Disney diciendo eso.
Solté un sonoro suspiro.
—La verdad es que no tengo idea —confesé. Me enderecé en mi asiento al darme cuenta de algo—. ¿Sabes? Tu consejo se parece mucho al que me ha dado Silas en la cafetería antes —admití.
Ella subió y bajó sus cejas en lo que suponía pretendía ser un baile juguetón. Por supuesto que Grace no estaba logrando que tuvieran ese efecto y parecía más bien que se le había metido algo en el ojo.
—¿Estás segura de que su hija eres tú y no yo? Porque por lo que dices, suena a que ambos somos fabulosos.
La miré con las cejas enarcadas.
—¿Muy pronto para hacer bromas? —asentí con la cabeza y ella suspiró—. Joder, Sienna. ¿Qué se supone que haga ahora con todas las que se me han ocurrido?
Abrí mi boca, ligeramente ofendida y estiré mi brazo para alcanzar un cojín que no dudé mucho en lanzarle. Grace lo esquivó por los pelos, pero su taza de té no tuvo la misma suerte y terminó derramándose en la mesa.
Mi amiga soltó un chillido como si acabara de asesinar a su gato.
—¡Sienna Clarke! ¿Tienes una idea de cuánto me ha costado ese té?
—Si fue más de lo que pagas por un cartón de leche cortada, déjame decirte que te han estafado, porque sabe incluso peor que eso.
El cojín que se estrelló contra mi cara me impidió decir nada más. Me reí mientras lo tomaba y se lo lanzaba de regreso.
El pobre Tay no pudo soportar nuestra inmadurez y en algún momento durante nuestra pelea de almohadas se bajó del sillón y desapareció en alguna de las habitaciones.
De alguna forma, ambas terminamos en el piso después de unos minutos. Grace agarró la almohada a su lado y me pegó en la cara con ella. La única razón por la que no le devolví el golpe fue porque sabía que de hacerlo, nos meteríamos en una guerra sin fin, y estaba exhausta en todos los sentidos ya. Resoplé para deshacerme del mechón de cabello que había quedado justo en mi cara y me tallé los ojos.
Ni siquiera sabía en qué momento me había quedado dormida, solo sabía que desperté al día siguiente cuando Grace me dio una patada en las costillas.
La ventana del salón de su apartamento no tenía cortinas, por lo que a través de ella se podía ver que el sol ya había salido.
Eso me alertó demasiado y me obligó a sentarme de inmediato. Sacudí a Grace a mi lado sin mucha delicadeza y aproveché para vengarme por la cantidad de patadas y manotazos que me había dado a lo largo de la noche.
Aun así, tuve un poco de cuidado al despertarla porque el pequeño Tay dormía sobre su barriga y mi pelea no era contra él, por lo que no había necesidad de molestarlo también.
—¿Qué quieres, Sienna? —soltó en un gruñido mientras giraba sobre su estómago para enterrar su cara en una almohada.
A su gato no le quedó más opción que saltar mientras maullaba lo que suponía era una ofensa hacia su dueña.
El mal humor de Grace no me molestó, después de todo había dormido en el piso por mi culpa. Y también se había tomado varias tazas más de ese horrible té, por lo que no la culpaba del todo por su cara de pocos amigos.
—Ya amaneció —fue todo lo que salió de mis labios.
—¿Y qué tiene eso que ver conmigo? —se quejó.
De haber sido otra la situación me habría reído. Normalmente era yo quien tenía problemas para despegarse de la cama y cuando lo hacía, Grace ya había salido a correr, preparado el desayuno y descubierto la cura del cáncer.
—El vuelo sale hoy.
—No me importa el duelo de Leroy.
—¿Quién es Leroy? —pregunté mientras en mi cara se hacía presente la confusión—. El vuelo de Conway sale hoy. A Italia para su gira —expliqué, sin esperar una respuesta de su parte. No tenía tiempo para esto .
—¿Y qué hay con eso? —gruñó.
—Que si no me voy ahora, no voy a llegar al aeropuerto.
Eso fue todo lo que Grace necesitó para despegar su cara de su almohada, adoptar una posición sentada y mirarme con los ojos bien abiertos.
Quién diría que el chisme podía servir mejor que el café para despertar a alguien.
—¿Ir al aeropuerto? ¿De qué hablas? Pensé que había decidido no ir con él al final.
—No lo sé —confesé—. Supongo que vale la pena intentarlo. Aparte, no puedo simplemente dejarlo plantado sin darle una explicación.
Grace se llevó una mano a la boca, cerró los ojos y miró al cielo.
—Oh, joder, gracias. No iba a decir nada porque, bueno, es tu vida y tú decides lo que quieres hacer con ella; pero ganas no me faltaban para envolver tu cuello con mis manos y sacudirte con fuerza para que reaccionaras.
Sonrió con inocencia mientras yo me limitaba a sacudir la cabeza.
—¿A qué hora dices entonces que sale el vuelo? —preguntó.
—A las once de la mañana.
—¿Y qué hora es?
Me encogí de hombros.
—No tengo idea. La batería de mi teléfono se acabó anoche y no sé dónde lo he dejado.
—No te preocupes —Grace le restó importancia con un movimiento de su mano a la vez que se estiraba para alcanzar su móvil que estaba en la mesita de noche—. Estoy segura de que aún tienes tiempo. Soy físicamente incapaz de despertarme después de las ocho de la mañana, así que... ¡Oh, puta mierda! ¡Son las diez cuarenta y cinco!
No pude moverme por unos segundos. Grace en cambio, ya se había levantado y había comenzado a moverse por toda la habitación.
—Necesitas irte ya mismo. El aeropuerto pide que estés con tres horas de anticipación para vuelos internacionales, pero como viajas con Conway dudo que esas reglas apliquen para ti. No tengo idea de si vas a necesitar tu pasaporte. Tu casa queda a media hora de aquí y de ahí al aeropuerto son como quince minutos. La ropa no sería un problema porque Italia es conocida por sus productos de cuero, así que por eso no habría que preocuparse. Joder, Sienna, ¿ves como era importante darme el número de Taylor? ¿Ahora cómo vamos a avisarle que vas tarde?
Mi amiga parecía mucho más estresada de lo que yo estaba, y hablaba tan rápido, que me costó un momento descifrar qué era lo que estaba diciendo.
—Ya sé. Tal vez yo pueda ir a tu casa por tu pasaporte y un poco de ropa para que tengas los primeros días mientras tú tomas un taxi para llegar al aeropuerto. No deberías tardar más de veinte minutos en llegar. Taylor tendrá una tolerancia de cinco minutos, ¿no crees? Y puedes aprovechar y preguntarle si de verdad necesitas el pasaporte o es solo una formalidad. Puedes entretenerlo un rato mientras yo llego. Sí, eso puede funcionar.
Se calló de repente y volteó lentamente sobre sus talones para mirarme.
—¿Qué esperas, Sienna? Deberías estar ya en la calle pidiendo un taxi —me regañó.
Sus palabras me hicieron salir de mi pequeño trance y me puse de pie como pude. No fue fácil ignorar el dolor que sentí en todas mi extremidades, pero de momento había prioridades más importantes.
Sin mencionar que estaba segura que si me quejaba, Grace me iba a soltar un sermón gigante.
—¿Necesitas que te ayude con algo?
Ella negó con la cabeza y me echó de su casa mientras balbuceaba todo tipo de cosas que no lograba comprender.
Lo bueno de haber dormido con mi ropa del día anterior era que no había del todo una necesidad por cambiarme. Bajé las escaleras del edificio de Grace a toda velocidad y una vez que estuve afuera pedí un taxi.
—¿Puede llevarme al aeropuerto? —pedí mientras me metía en el asiento trasero y me ponía el cinturón de seguridad.
—No llevas equipaje —señaló.
No entendía cuál era su punto, pero decidí no discutir y seguirle la corriente.
—No, pero necesito llegar al aeropuerto rápido.
—Oh, no —se lamentó—. ¿Es esto como una de esas escenas de las películas? ¿Has jodido tu relación y ahora tienes que ir a verlo al aeropuerto antes de que se vaya para demostrarle que en verdad si lo amas?
Arrugué el rostro pero no discutí.
—¿Puede solo comenzar a manejar? Tengo prisa.
—Cómo digas, pero que sepas que la carretera a veces llega a estar congestionada a esta hora, así que por favor no llores en el auto.
Ignoré su comentario y miré por la ventana, esperando no fuera demasiado tarde y aún hubiera tiempo para arreglar las cosas.
──── ♫ ────
Me encantan los clichés, por lo que probablemente a este punto de la historia ya saben cómo va a terminar la cosa.
Si es así, por favor díganme que yo no tengo ni idea.
*llora en escritora brújula*
Tengo dos finales en la mente, y les pediría que escogieran entre los dos si no supiera que al final voy a terminar haciendo lo que se me dé la gana :D
No tengo idea de cuándo volveré a actualizar porque no tengo final jajan't. Muchas gracias a todas las personas que siguen aquí, se les ama <3
Pd: Debo admitirlo, me había olvidado de la existencia del gato de Grace y por eso ya no había aparecido xdxd
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro