♫| CAPÍTULO 12 |♫
CONWAY
Todo estaba pasando demasiado rápido. Ni siquiera había pasado ni media hora y el vídeo ya se encontraba circulando por todas las redes sociales. Ya había causado mucha polémica. En Youtube ya tenía más de tres mil visitas y estas seguían subiendo a una velocidad alarmante.
Me preocupaban mucho las ideas erróneas que la gente se podría llegar a crear sobre la situación.
Ya incluso habían empezado con las teorías de la situación. ¡No había nada que teorizar! Era todo un malentendido.
Jonah se movía de un lado a otro. A veces hablaba por teléfono mientras que checaba alguna cosa en su tableta o escribía algo en su ordenador —que no tenía idea de dónde había salido—. Él trabajaba a la velocidad de la luz, hablando con todos sus contactos y cobrando varios favores.
Yo me limitaba a mirar todo desde la silla del escritorio. Mi cerebro se había bloqueado por completo y solo una frase pasaba por mi mente:
Ojalá no me relacionen con Sienna.
O más bien, que no relacionarán a Sienna conmigo.
No tenía ningún problema con ella ni me avergonzaba de la relación que manteníamos. El problema no era que a mí me vieran con ella, sino que a ella la vieran conmigo.
Había experimentado en carne propia lo que era que la gente se metiera en tu vida como si se tratara de la de ellos. Como opinaban, juzgaban y criticaban cada movimiento que hacía. Y eso al principio, podía llegar a ser molesto.
No era algo que aceptabas, era algo a lo que tenías que aprender sí o sí a acostumbrarte.
No quería que Sienna tuviera que pasar por eso por el simple hecho de mantener alguna clase de relación conmigo. Ella merecía seguir con su vida con normalidad. Sin paparazis siguiéndola a todas partes ni personas gritando su nombre para llamar su atención.
Me pasé las manos por mi cabello una vez más y despegué la vista de mis zapatos para darle un rápido vistazo a la habitación.
Me di cuenta de que Jonah escribía como un poseso algo en su teléfono, probablemente redactaba algún tipo de amenaza a alguna pobre persona.
También me di cuenta de otra cosa. Sienna no estaba en la habitación. Mi inocente cerebro supuso que estaba en el baño, por lo que me puse de pie y me acerqué al pequeño cuarto.
La puerta se encontraba cerrada, así que le di al largo pedazo de madera tres ligeros toques.
No hubo respuesta.
Volví a tocar.
Obtuve el mismo resultado.
—Sienna, sé que estás ahí. Abre por favor.
Solo se escuchó el silencio.
Decidí tomar el riesgo y girar de la perilla. Si ella se encontraba desnuda o en alguna clase de situación comprometedora, pasaría mucha vergüenza.
Para mi sorpresa, la manija de la puerta se movió sin ninguna clase de problema. No estaba cerrada.
Decidí abrirla un poco, de forma que solo mi boca se asomara.
—Sienna, voy a pasar —avisé en caso de que no me hubiera escuchado antes. Al menos no podría recriminarme por haber entrado al baño como si nada.
Entré despacio y con cautela, por si en algún momento escuchaba su voz ordenando que me detuviera. Primero metí mi pie derecho y después el izquierdo. No tenía idea de qué me esperaba del otro lado, por lo que decidí cerrar los ojos, solo para tomar precauciones.
—De verdad espero que no estés desnuda, porque eso volverá todo muy incómodo.
No hubo respuesta alguna. De hecho, no se escuchaba ninguna clase de ruido. Ni una respiración, ni el agua de la ducha chocando contra las baldosas o un chorro de orina cayendo en la taza.
Abrí los ojos. No había nadie en la habitación.
Salí rápidamente de ahí cuando caí en cuenta de la situación y volví a revisar mi cuarto, en caso de que la primera vez que había buscado hubiera pasado por alto su presencia, pero no estaba ahí.
Sabía que era una mala idea ya que estaba ocupado, pero me acerqué a Jonah.
—Jonah, ¿sabes dónde está Sienna?
Sus ojos se movían de una pantalla a otra.
—No lo sé —su voz sonaba pastosa, como sonaría la de un borracho, pero la única cosa de la que él podría estar ebrio, sería de trabajo—. Dijo algo sobre comerse una máquina expendedora.
Fruncí el ceño y me rasqué la cabeza.
—¿Tal vez buscar una máquina expendedora? —traté de averiguar.
—No lo sé, Taylor, y la verdad es que este momento no me podría interesar menos —despegó sus ojos de las pantallas y me miró fijamente—. En parte es su culpa la situación en la que estamos metidos.
Me tuve que morder la lengua para no soltarle una mala respuesta. La situación en la que estábamos no era culpa de nadie.
Jonah volvió su atención a sus cosas y yo me dirigí a la puerta.
—¡Eh, Taylor! ¿A dónde crees que vas?
—A buscar a Sienna —respondí sin voltearme. Tomé el pomo de la puerta, pero sus palabras me detuvieron cuando intenté girarlo.
—Esa no es una buena idea, Taylor —advirtió él—. No olvides lo que ha pasado hoy en la mañana.
—Pasaré antes por Brad, no te preocupes.
—No —declaró con firmeza—. Brad vendrá a buscarte. No nos podemos volver a arriesgar a que vuelva a suceder una cosa como la del secuestro.
Rodé los ojos pero asentí con la cabeza y me senté en la cama. Me acerqué al teléfono que estaba en el buró al lado de las almohadas y marqué el número de habitación de mi guardaespaldas.
Fue agradable cuando contestó, no como la noche anterior.
—Hola, Brad. ¿Crees que puedas pasar por mí? Hay algunas cosas que tengo que hacer.
Se escuchó un bostezo al otro lado de la línea.
—Claro, señor Taylor. Voy en camino.
Comencé a columpiar mis pies en lo que esperaba a que Brad llegara como un niño pequeño. Sonaron dos toques en la puerta principal alrededor de tres minutos después.
Me apresuré a ponerme de pie y abrirle a mi guardaespaldas.
—Volvemos en un rato, Jonah —le avisé antes de salir de ahí.
—Solo asegúrate de regresar completo y con tu voz intacta —lo escuché murmurar—. La necesitaremos para los próximos conciertos de la gira.
Asentí con la cabeza a pesar de que su atención no estaba en mí y salí al pasillo.
—Vamos a buscar a Sienna, Brad —moví mi mano y caminamos por el corredor.
Dudé en si tomar el elevador o bajar por las escaleras, pero no las encontré, así que tuve que limitarme a meterme en la caja de metal.
No sabía por dónde empezar a buscar a Sienna. Tal vez ya se había ido o había decidido ir a la recepción a pedir una habitación para ella misma. Pero dudaba que lo consiguiera, el hotel estaba lleno.
Decidí que lo mejor era bajar al lobby. Si ella había decidido irse, aunque sea una persona tendría que haberla visto salir. O si se trataba de la segunda opción, tendría que haber hablado con la recepcionista.
Piqué el pequeño círculo y repiqueteé mi pie contra el suelo. Brad entró también al ascensor y las puertas se cerraron. La típica musiquita de elevador inundó el ambiente.
Mierda, ¿cómo era que no me había dado cuenta de su ausencia? Si me la pasaba prácticamente al pendiente de ella y de las cosas que hacía.
Las puertas del elevador se abrieron y maldije cuando me di cuenta de que no había cargado nada conmigo para cubrir mi cara y pasar desapercibido.
Lo bueno era que no había tanta gente.
Lo malo era que, con que una persona me reconociera y lo publicara, se crearía un desastre.
Traté de pegarme lo más que pude a Brad para que su cuerpo me cubriera. Él dejó de caminar, un poco aturdido debido a mi decisión. Supongo que malinterpretó mi acción, porque sus fuertes brazos me envolvieron y mi cara dio directamente contra su pecho.
Brad me estaba abrazando.
No tenía ningún problema con ello, de cualquier forma funcionaba. De hecho, funcionaba incluso mejor que mi plan inicial, porque, ya que mis cachetes estaban pegados al pecho de mi guardaespaldas, mi cara estaba completamente fuera de la vista de los demás.
Brad se detuvo frente al escritorio principal de recepción y le di unas leves palmaditas en la espalda para que me soltara.
Arreglé mi cabello y me volteé para encarar a la persona en turno de la recepción. Para mi mala suerte, no se trataba del ligue de Miles. Ya me había hecho varias ideas de formas en las que podría chantajearla prostituyendo a mi amigo.
El chico detrás del mostrador tenía cara de amargura. Sus ojos estaban fijos en el computador frente a sus ojos y sus dedos se movían sobre el teclado de la máquina; pero se notaba que, en realidad, no estaba del todo aquí.
Fruncí el ceño al darme cuenta de que su rostro me resultaba ligeramente familiar. Lo inspeccioné con la mirada, pero no había rasgos muy resaltables que me ayudaran a identificarlo, solo su cabellera dorada.
Dudaba que pudiera sacarle información ofreciéndole los servicios de mi amigo.
Tragué saliva y me aclaré la garganta, tratando de llamar su atención.
No funcionó. Sus ojos siguieron fijos en la pantalla y me ignoró épicamente. Me di cuenta de que tendría que hacer uso de mi voz.
—Hola —recargué mi brazo sobre el mostrador y apoyé mi cabeza sobre mi mano.
Él desvió sus ojos de la pantalla momentáneamente, me miró por unos segundos, hizo una mueca y volvió su atención al computador. Todo eso sin que sus dedos dejaran de moverse con rapidez sobre el teclado.
Me removí un poco incómodo y volví a aclarar mi garganta.
Si el chico me había reconocido, no había dado ningún indicio de haberlo hecho. Aunque dudaba que su cara seria fuera capaz de reflejar algo más aparte de indiferencia.
—Estem, ¿de casualidad no habrá visto a una chica pasar por aquí?
La única señal que dio de haber escuchado mi pregunta fue la ligera forma en la que su ceja derecha se había alzado. Tomé ese gesto como una invitación para seguir hablando.
—Más o menos así de alta —calculé un poco y puse mi mano a la altura de mis cejas—. Con el cabello negro atado en un moño, bueno, le llega hasta los hombros, pero lo llevaba en un moño —esperé para ver si con esa descripción era suficiente para él, pero no hizo nada.
Solté un suspiro y en mi cabeza dejé una imagen mental de Sienna para seguir describiéndola.
—Tiene las cejas poco pobladas y unos labios muy finos. Suele fruncir sus labios cuando está pensando y alza una ceja cuando hago algo raro. Es una persona de pocas palabras —lo pensé un poco—. De hecho, te me figuras un poco a ella.
Silencio.
Me volví a acomodar en el escritorio, de forma de que tuviera una buena vista del rostro del chico.
—¿Estás seguro de que no la has visto?
Más silencio.
Tomé su falta de palabras como una respuesta negativa. Solté un suspiro y dejé de recargar mi cuerpo sobre el mostrador.
—Vamos, Brad. Hay que buscar en todos los pisos.
Mi guardaespaldas tomó esas palabras como una señal y mi cara volvió a chocar contra su pecho mientras sus enormes brazos me envolvían.
No me quejaba. Después de todo, sí necesitaba un abrazo, y si Brad estaba dispuesto a dármelo, ¿quien era yo para quejarme? A parte de un artista mundialmente famoso, claro.
Escuché el típico ruido que el elevador hizo cuando llegó a nuestro piso. Brad nos metió a la caja de metal, pero no me soltó.
Con mi mejilla presionada contra su pecho, traté de zafarme, pero su fuerte agarre me seguía sosteniendo.
—Egh, Bag, ya puedej joltajme.
No sabía si él simplemente no entendió ni una de las palabras que salieron de mi boca, o si simplemente decidió ignorarme, pero su agarre persistió.
No esperamos mucho, después de todo, suponía que nada más habíamos subido un piso.
No tenía idea de donde poner mis pies para que dejaran de colgar y no se cansaran, por lo que los puse sobre los zapatos de Brad. Esperaba que no se mancharan mucho.
Me sentía como una de esas crías de canguros siendo cargados por sus madres.
Brad salió del elevador y se asomó por el pasillo del primer piso, buscando a Sienna. Repitió la misma rutina hasta que llegamos al piso cuatro. Me sorprendía que mi guardaespaldas todavía no se hubiera cansado de cargar con mi peso.
Hubo un momento demasiado incómodo cuando las puertas del elevador se abrieron en el piso tres y una señora se nos quedó viendo desde afuera con los ojos bien abiertos. No estoy seguro de si fue por la estupefacción, o simplemente porque no quiso compartir unos pocos segundos de su vida con una pareja de raros, pero dejó que las puertas del ascensor se cerraran y nosotros continuáramos con nuestro camino.
Probablemente decidiría usar las escaleras mejor. Si es que lograba encontrarlas.
Tomé aire y decidí que era un buen momento para volver a pedirle a Brad que dejara que mis pies tocaran el piso.
—Ey, Brat —al menos mi voz sonaba un poco más clara—. ¿Puetes bajarme?
Por un momento pensé que nuevamente no me había escuchado, o había decidido ignorarme otra vez. Pero lentamente y de forma nerviosa, los brazos de él empezaron a aflojarse.
Mis piernas fallaron un poco cuando traté de mantenerme parado. Me sentí como Bambi por un momento.
Fui capaz de mantenerme de pie de forma habitual justo cuando las puertas del elevador se abrieron en el quinto piso.
Fui yo quien ahora se asomó por el pasillo para buscar a Sienna, o algún indicio de que ella hubiera estado por ahí, mas no había rastro alguno.
Volví a entrar a la gran caja de metal, pero en ese momento, escuché algo parecido a un chillido.
Salí del elevador sin pensarlo demasiado y corrí en la dirección en la que creía haber oído el sonido.
Escuché la voz de Brad gritándome que regresara, pero lo ignoré por completo.
Es por esto que luego te secuestran.
Doblé por el pasillo y mis ojos inspeccionaron el lugar con rapidez. No se veía nada fuera de lo normal. Estaba por darme por vencido cuando un chillido similar volvió a escucharse.
Sonaba parecido a... a la voz de Sienna.
Casi como si el descubrimiento fuera alguna clase de recarga de energía, mis pies empezaron a moverse solos y se detuvieron cuando me topé con la escena que se estaba llevando a cabo.
Sienna estaba sentada en el alféizar de una gran ventana que te daba una perfecta vista del estacionamiento del hotel. Su mano derecha estaba sobre su estómago y con su mano izquierda estaba cubriendo su boca.
No estaba siendo atacada por fans locas ni siendo secuestrada por alguna persona. Ni siquiera estaba siendo abducida por aliens como llegué a pensar que sería. Se estaba riendo.
Fue en ese momento cuando caí en cuenta de la presencia de la otra chica sentada frente a ella. Ella también reía. Me olvidé por un momento de mi objetivo para observar a la desconocida. Tenía la piel blanca y su cabello era de un negro profundo que contrastaba perfectamente. Si Blancanieves no fuera un personaje animado, estaba seguro de que se vería justo como ella.
Me sorprendí a mí mismo pensando en lo bonita que era.
Había descubierto que mirar con discreción no era mi fuerte, por lo que no me sorprendí cuando la cabeza de Sienna se volteó en mi dirección. Sacudí mi cabeza y me enfoqué en ella.
No esperé por una invitación y a pasos decididos decidí acercarme a donde ella estaban sentadas.
—Te estaba buscando —declaré cuando llegué a su lado.
—No pareció importarte mucho cuando salí —se encogió de hombros—. Te dije a ti y a Johan que iba a salir a buscar al...
Dejé de escucharla, mis ojos estaban fijos en la chica frente a ella. Fruncí el ceño, sentía que la conocía de algún lugar, pero no lograba recordar de dónde.
—Seguramente en ese momento me estabas poniendo tanta atención como ahora —escuché a Sienna bufar.
Volví a sacudir mi cabeza y enarqué una ceja en dirección a la castaña. Sin poder evitarlo, mis ojos volvieron a la pelinegra. Ella me miraba con un poco de timidez, encogiéndose en su lugar.
De reojo pude notar como la chica que había salido a buscar blanqueaba los ojos. Escuché como alguien se aclaraba la garganta a mi espalda y me volteé para ver a Brad. Ni siquiera me había percatado del momento en el que me había alcanzado.
Me pasé una mano por mi cabello y cerré mis ojos, intentando una vez más concentrarme en lo importante.
—Tenemos que irnos, Sienna —mi pie comenzó a repiquetear con impaciencia contra el suelo.
Ella hizo una mueca y negó con la cabeza.
—Yo no tengo ningún lugar al que ir contigo, Taylor.
Me estaba poniendo nervioso, pero no tenía idea de por qué.
—Por favor, Sienna, tenemos que irnos.
Agradecí que en ese momento Brad se uniera en la conversación y mencionara lo peligroso que era que habláramos en un espacio tan abierto y público.
La castaña no tuvo otra opción más que blanquear los ojos y terminar por aceptar que teníamos que marcharnos.
Le eché otra mirada nerviosa a su acompañante y me rasqué la parte trasera de la nuca. Sienna se despidió de la pelinegra con un movimiento de su mano y empezó a caminar en dirección al elevador.
No pasó desapercibida por mí la forma en la que la chica me miraba. Tragué saliva y consideré por unos segundos preguntarle si nos conocíamos, pero al final decidí no hacerlo y simplemente me di la vuelta, siguiendo los pasos de Sienna.
Podía sentir a Brad caminando detrás de mí. Eso me daba cierta seguridad. Tal vez Jonah tenía razón y sería bueno agrandar un poco mi círculo de seguridad.
Doblamos por el pasillo por el que minutos antes yo había pasado corriendo y por un momento perdí de vista a Sienna. Me alarmé por unos segundos. ¿La habrían secuestrado?
Pero, justo como alguna clase de canto melodioso, escuché como una puerta era azotada. Me asomé y ahí, al lado del elevador había una puerta blanca. La empujé un poco para ver qué había detrás de ella.
¡Se trataba de las escaleras! No eran un mito como llegué a creer que sería. De verdad eran reales.
Pude ver a Sienna pisando firme con cada escalón que subía. Se notaba desde lejos que estaba enojada.
Comencé a subir a velocidad para alcanzarla y cuando llegué a su lado, traté de mantener su ritmo.
Hice una mueca mientras pensaba en qué decir. Justo cuando estaba por abrir la boca porque las palabras habían llegado a mí, ella habló.
—Ahórratelo.
Fruncí el ceño y ladeé la cabeza.
—¿Que me ahorre qué?
Ella detuvo sus pasos y se volteó para verme directamente a los ojos.
—¡Lo que sea que tengas por decirme! —sus manos se movieron por el aire mientras me gritaba—. No quisiste escucharme antes. Pues bien, no quiero escucharte ahora.
Y continuó su camino arriba.
Me quedé parado en mi lugar por unos segundos, asimilándolo todo.
—Pensé que eras una personas mucho más madura que esto, Sienna.
Sus pasos se detuvieron. Mis palabras habían dado justo en el clavo.
Se volteó lentamente hacia mí, y el hecho de que ella estuviera unos escalones más arriba que yo, lograba intimidarme de alguna forma.
—¿Así que ahora sí te importa cómo actúe? —frunció sus labios, ladeó su cabeza y cruzó sus brazos sobre su pecho.
Tragué saliva e hice un ademán de acercarme a ella, pero sus palabras me detuvieron.
—Oh, no, no te me acerques. ¡No vaya a ser que alguien nos vea juntos! —soltó con cinismo.
Fue en ese momento en el que entendí todo y quise darme una bofetada a mí mismo.
Por fin siento que me comprendes.
Me sentí como un imbécil en ese momento.
—No, Sienna. Eso no era a lo que me refería... —intenté explicarme mientras daba pasos cautelosos en su dirección.
Fue una mala elección de palabras.
—Oh, ¿y entonces a qué te referías? —preguntó con una amabilidad fingida—. ¿A que te avergüenzas de ser visto conmigo? ¿A que no soy suficiente para ti? —hizo una pausa—. Oh, ya sé. ¿Será tal vez que no te gusta rebajarte al nivel de alguien como yo?
Soltó un bufido, cerró sus ojos con fuerza y negó con la cabeza.
—¿Sabes qué? No importa. Tú sigue con tu fama intacta, al igual que tu dinero y tu valiosa reputación. Yo no tengo tiempo para esto.
Sus palabras solo confirmaban mis pensamientos, que ella no necesitaba estar en ese mundo en el que yo me veía envuelto sin salida alguna. Ella no se merecía un estilo de vida de mierda como el mío. Era egoísta de mi parte retenerla.
Pero me negaba a dejarla ir sin luchar aunque fuera un poco.
Vi como Sienna se daba la vuelta sobre sus talones y amenazaba con retomar su camino por las escaleras. Casi como un instinto, la tomé por la muñeca.
—¿Vas a dejarme hablar o solo sacarás conclusiones por ti misma?
Mis palabras habían salido como una completa mentira. La verdad era que no tenía mucha intención de hablar con ella.
Subí un escalón cautela, tratando de que no se asustara y se quedara justo en donde estaba parada.
—No me avergüenza que me vean contigo, Sienna —solté con sinceridad mientras subía otro escalón—. Al menos no por las razones que crees.
Tragué saliva antes de continuar. Aquí iba la parte difícil.
—Mi reputación me trae sin cuidado. No me importa la cantidad de fans que tenga si no son reales y sinceras. No me interesa cuántas personas escuchen mis canciones si no sienten nada; así como tampoco me gusta estar rodeado de personas si no son honestas y no tienen intenciones ocultas.
Otro escalón.
Decidí tomar otro riesgo y levantar mi mano para acunar su mejilla. Ella se estremeció al sentir el contacto de mi piel contra la suya.
No quitó mi mano de su mejilla, por lo que proseguí.
Una sonrisa se dibujó en mi rostro.
—A mí me interesa tener en mi vida personas como tú.
Aparté la mirada.
—Sé de primera mano lo difícil que es no poder controlar lo que la gente dice de ti. Ser protagonista de varios escándalos y que las personas hablen sobre ti como si te conocieran y juzguen tus acciones como si supieran lo que hay detrás de ellas.
Apreté la mandíbula y me obligué a mirarla a los ojos para soltar la última parte.
—No es eso lo que quiero en tu vida —mis palabras no podían ser más que la realidad.
Miré a los ojos de Sienna para saber qué era lo que ella opinaba con respecto a esto, pero no supe cómo leer lo que vi reflejado en ellos. Tenía sus labios apretados al igual que sus puños.
Casi sentí que podía volver a respirar cuando ella habló.
—¿Es esta la parte en la que me conmuevo y te beso? —no sabía si en sus palabras había o no sarcasmo, pero no las tomé de esa forma.
—No —reduje toda la distancia que había entre nosotros—. Esta es la parte en la que te callo y te beso.
Puse mis manos sobre sus mejillas y cerré mis ojos mientras acercaba mi cara a la suya porque tenía miedo de haber malinterpretado la situación por completo.
Mis labios hicieron contactos con los suyos y pude sentir como se tensaba. Se me hicieron eternos los segundos en los que no correspondió. Temía haber metido la pata hasta el fondo.
Pero entonces, sus hombros se relajaron y sus labios comenzaron a jugar con los míos, uniéndose en un baile lento que esperaba durara para siempre.
El problema del directo pasó a segundo plano y solo podía concentrarme en este momento. Bajé mis manos a mi cintura y Sienna puso las suyas a los lados de mi cara mientras me atraía más hacia sí.
Su lengua delineó mi labio inferior y estaba listo para darle acceso, pero el sonido de alguien aclarándose la garganta nos interrumpió.
Yo estaba dispuesto a seguir con esto, pero al parecer Sienna tenía planes diferentes, porque puso sus manos sobre mi pecho y gentilmente me apartó de ella.
La examiné al instante. Sus labios estaban rojos e hinchados como suponía estaban los míos y sus mejillas estaban sonrojadas.
Me relamí los labios antes de girar sobre mis talones con un poco de resignación y mis ojos chocaron con los de Brad, quien se notaba ligeramente nervioso. Sus mejillas estaban rosadas y una gota de sudor se deslizaba por su frente.
Vaya, había estado tan perdido en Sienna que me había olvidado por completo de su presencia.
—S-señor Taylor, tenemos un problema.
—¿Cuál es, Brad? —pregunté con cierto fastidio.
Mi guardaespaldas extendió su teléfono en mi dirección para que pudiera ver lo que él veía. Tomé el celular y maldije en voz baja cuando me di cuenta de que era un tweet anunciando la dirección del hotel en el que estábamos, asegurando que me habían visto ahí.
—Mierda —maldije ahora en voz alta cuando me fije en quien había sido la persona que lo había hecho público.
Era ella, la presidente de mi club de fans, la chica con la que Sienna había estado segundos antes. Por eso me resultaba tan familiar.
—Me han hablado de recepción —anunció Brad—. Ya están afuera del hotel y no creen poder retenerlas por mucho tiempo más.
Doble mierda.
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Alguien esta fangirleando con mucha fuerza en este momento pero no voy a decir quién soy AAAAAAAAAHH
Debo admitir que la primera vez que escribí este capítulo ellos dos no se besaban y había una escena súper cursi que me daba un poco de cringe xd.
Pero la quite porque a parte de que me hacía pasar vergüenza xd, sentí oportuno que fuera aquí donde estos dos se besaran por cosas que pasan más adelante 7u7
Estoy ofendida porque en el capítulo pasado cuando dije que este capítulo me entusiasmaba demasiado ustedes dijeron que era porque creían que algo malo iba a pasar >:v
I mean, esta en mis planes hacerme una reputación de escritora despiadada, pero todavía no llegamos a ese punto, queridos. Créanme, lo sabrán cuando lo lean MUAJAJAJJA 😈
Y pues eso vendría siendo todo. El próximo capítulo también me gusta mucho 👉🏻👈🏻
Lpm, a mí me gusta todo JAJAJJA xd
Quiéranme así :c
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