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♫| CAPÍTULO 07 |♫

SIENNA

SALIR DEL CLÓSET

Aedus se fue cuando dieron las tres de la mañana con quince minutos.

Me quedé unos minutos pensando en qué responder ante el mensaje de Conway. Tardé un largo rato tratando de escoger mis palabras. Pero justo cuando dieron las tres de la mañana con veintiún minutos, contesté.

Era realmente tarde, por lo que dudaba que obtuviera una respuesta de él en ese momento. Lo más probable era que él me respondiera más tarde ese mismo día.

Pensé en dejar a Grace durmiendo en el sofá, pero no se veía como un lugar muy cómodo, así que la cargué sobre mi hombro como un gran saco de patatas y la llevé a su habitación. Después de arroparla y dejar a Tay acostado a sus pies, decidí meterme a su habitación de visitas para dormir, aunque fuera, unas pocas horas.

Pero al entrar al cuarto, me encontré con la puerta del balcón abierta. Me acerqué a cerrarla, pero una ráfaga de viento que me alborotó el cabello me detuvo. Cerré mis ojos para disfrutar más de la sensación.

Tenía una vista perfecta de la calle. A pesar de que ya era bastante tarde, había varios coches pasando a toda velocidad.

Apoyé mis manos sobre el barandal y estuve ahí por un largo rato.

Habían pasado casi media hora0 cuando decidí darme la vuelta, cerrar la puerta del balcón y meterme por fin entre las sábanas de la cama. 

Todavía me quedé observando el techo de la habitación por largos segundos a pesar de todo.

No podía creer todo lo que había sucedido en tan solo un día. Empecé a juguetear con mis dedos, cerré mis ojos y después de un tiempo, fui capaz de conciliar el sueño.

─ ♫ ─

CONWAY

No tenía idea de qué carajos estaba pasando.

Solo tenía dos cosas claras:

Uno: estaba solo en una habitación con dos chicas que, fácilmente, podían haberse escapado de un manicomio.

Y dos: que no tenía idea de qué iba a hacer para salir de la descabellada situación.

Cuando la puerta se cerró a mis espaldas, todos los músculos de mi cuerpo se tensaron con antelación. Me quedé mirando por un largo rato a la chica parada frente a la puerta y tragué saliva.

—Disculpa el engaño —Madison se acercó hacia mí a pasos lentos y no pude evitar comparar la situación como cuando una serpiente está a punto de comerse a un pequeño e indefenso ratón.

No era difícil adivinar qué rol jugábamos cada uno.

Tenía que dejar de ver los documentales de Animal Planet.

La mano de la castaña rodeó el contorno de mi cara y me estremecí. Intenté retroceder para deshacerme de su toque, pero ella me tomó de la mandíbula con fuerza y me obligó a permanecer donde estaba parado.

—¿Por qué te mueves? —una sonrisa ladina se dibujó en su rostro?—. ¿Tienes miedo?

La respuesta era bastante obvia. Tuve que morderme la lengua para no darle una respuesta grosera y cargada de sarcasmo. No necesitaba que ella se enojara y las cosas se tornaran más perversas de lo que ya lo eran por sí solas.

Escuché los pasos de la otra chica acercándose hacia donde nosotros estábamos parados.

—Déjalo ya, Madison. Lo vas a asustar más de lo que ya está —la voz de la pelirroja sonaba temblorosa, como si le estuviera costando mucho reunir el valor para hacerle frente a Madison.

—Tú cállate, Sarah —escupió la castaña con desdén.

Llamó mi atención el nombre de la pelirroja, y estuve tentado a preguntar si ella era la misma Sarah para la que me había pedido el autógrafo, si era su hermana. Pero consideraba la situación apropiada para saciar mi curiosidad.

A parte, nada me aseguraba que el autógrafo para su "hermana" hubiera sido del todo cierto. Después de todo, me habían metido en esa habitación a base de engaños, nada les impedía seguir mintiéndome.

Las dos chicas se enfrentaron en una guerra de miradas.

En mi mente apoyaba a la tal Sarah, parecía ser un poco más cuerda que Madison. Podía verla más como un eslabón débil y como una forma de salir de ahí.

Pero fue Sarah quien desvió la mirada antes, dándole a la castaña la victoria. Madison sonrió con superioridad y volvió a enfocar su atención en mí.

Su mano se abrió paso entre mi cabello y retrocedí cuando ella me empujó por los hombros. Mi cabeza chocó contra la pared. Madison puso una de sus manos a cada lado de mi cabeza y se acercó a mí hasta que pude sentir su aliento sobre mis labios.

Sabía que no iba a pasar otro milagro como el de ayer en el que alguien la noqueaba y yo podía salir huyendo, por lo que cerré mis ojos con fuerza, esperando lo peor.

Pero casi como obra divina del destino, un teléfono en la habitación empezó a sonar de repente.

Sabía que no era el mío, por lo que abrí mis ojos e intenté localizar el lugar de dónde venía el sonido.

Madison se alejó de mí y junto con Sarah, empezó a buscar con la mirada también la fuente del ruido. Hasta que todos caímos en cuenta de que era el teléfono de la habitación.

Sarah se acercó al buró donde el aparato descansaba con pasos cautelosos.

—No se te ocurra siquiera contestar el...

Tarde, Sarah ya había tomado la llamada.

—¿Bueno? —su voz era insegura y aguda. No pude evitar compararla con los ruidos que hacían los ratones.

Tanto Madison como yo estábamos pendientes sobre la llamada. La castaña probablemente para asegurarse que no las habían descubierto y yo para saber si lo habían hecho.

Sarah siguió hablando por teléfono, haciendo solamente asentimientos de palabras y pronunciando monosílabos.

Por mi cabeza cruzó la idea de gritar pidiendo ayuda, pero la mirada de advertencia que la castaña me mandó me retuvo por unos instantes.

Es gritar y arrepentirte luego pero tal vez ser rescatado; o no gritar y arrepentirte luego.

Así que inflé mis pulmones de aire y empecé  a gritar con todas mis fuerzas. Si tenía suerte, los huéspedes de las otras habitaciones también escucharían, se quejarían por los fuertes ruidos profesados un sábado por la mañana con el gerente y él subiría a pedirnos que nos mantuviéramos callados.

—¡Ayuda por favor! ¡Me tienen secuestrado! ¡Mi habitación es la...!

No fui capaz de decir nada más porque la mano de Madison me cubrió la boca. La mordí sin dudarlo y fue ella entonces quien gritó.

Madison agarró un calcetín que estaba en el piso y me lo metió a la boca.

Ahora ya no sabía si estaba chillando por estar en esta situación, o por tener un sucio calcetín lleno de microbios entre mis labios.

Sarah enrojeció ante la escena y empezó a balbucearle algo a la persona al otro lado de la línea.

—N-no, no se preo-ocupe. Es-s solo un juego de roles que estam-mos haciendo-o.

La pelirroja asintió con la cabeza a pesar de que del otro lado no podían verla. Se dijeron unas pocas palabras más y luego ella colgó. Madison y yo la miramos fijamente, esperando explicaciones de su parte.

—Solamente preguntaban si queríamos más sábanas. Otros huéspedes se quejaron de que no eran suficientes y querían saber si nosotros estábamos bien con las que teníamos —soltó un suspiro al que su amiga se unió.

—¿Y qué les dijiste cuando él empezó a gritar?

—Solo que era un juego de roles. Se lo creyeron por completo.

Dos golpes se oyeron entonces en la puerta. Sarah y Madison se miraron al mismo tiempo y luego dirigieron su atención en dirección a la puerta.

Yo, con el calcetín aún en la boca, también mire a esa dirección, esperando que detrás de ella se encontrara mi salvación.

—Rápido, agarra una toalla y amárrale las manos. Yo le amarraré los tobillos —Madison se agachó a mis pies y juntó mis piernas de tal forma que casi perdí el equilibrio.

La otra chica agarró una de esas toallas pequeñas de baño y amarró mis muñecas.

—Ahora ayúdame a meterlo al armario.

Entre ambas locas empezaron a empujarme hacia el pequeño clóset y me metieron ahí como pudieron, porque no cabía del todo en el lugar.

Tuve que encoger mis extremidades cuando ellas cerraron la puerta.

Agudice mi oído para escuchar cómo abrían la puerta de la habitación, pero no podía escuchar nada de lo que decían, ni ellas, ni la persona que había tocado. Todo era silencio para mí.

Cuando la puerta del armario volvió a abrirse, tenía la esperanza de que se tratara de un salvador y no de las locas. Pero lo primero que me saludó cuando esta se abrió, fue la mirada escalofriante de Madison.

—No te preocupes, Tay—dijo saboreando mi apodo—. No era nada de lo que preocuparse.

Y justo cuando la última palabra salía de sus labios, la puerta principal se abrió con estruendoso azote.

Los tres saltamos de la impresión.

Me dieron ganas de llorar de pura felicidad al darme cuenta que el responsable del sobresalto había sido nada más y nada menos que Brad.

¡Brad!

Nunca en mi vida me había sentido tan feliz de ver a alguien.

Excepto tal vez cuando me volví a encontrar con Sienna. Pero eran cosas completamente diferentes en situaciones totalmente opuestas.

Solté un grito de alegría que sonó más como chillido debido al calcetín en mi boca.

Pero claro que las dos locas no se iban a dar por vencidas con tanta facilidad. Madison fue la primera en moverse. Ella soltó un grito de guerra y se colgó de la espalda de mi guardaespaldas.

—¡Tú ve por el frente! —le ordenó la castaña a Sarah, quien se mantenía estática en su lugar.

Con movimientos torpes, la pelirroja avanzó a donde la disputa se llevaba a cabo. Brad daba vueltas y se sacudía con fuerza, intentando quitarse a la chica de su espalda y poder derribarla.

Madison se aferraba con fuerza al cabello de Brad y le tapó los ojos con sus manos. El hecho de que Sarah no hiciera nada, solo enojaba aún más a su amiga.

Sorprendiéndonos a todos, la pelirroja soltó un chillido y salió corriendo de la habitación.

—¡Eres una vil traidora, Sarah!

Mi guardaespaldas y la castaña siguieron en su pelea. Yo saltaba en mi lugar y me sentía como un gusano moviéndome de un lado a otro.

En mi cabeza gritaba cosas como «¡Tú puedes, Brad!» o «¡Dale más duro!».

No pude ver con exactitud qué era lo que había ocurrido, ya que el voluptuoso cuerpo de Brad me obstruía la visión. Pero se escuchó un golpe sordo y después lo único que pude notar fue cómo el cuerpo de Madison se despegaba del de Brad y caía al suelo.

Todo fue silencio por unos segundos.

Brad se hizo a un lado, dejándome presenciar la escena.

Estaba seguro de que si no hubiera tenido un calcetín en la boca, esta se encontraría completamente abierta. Ahí, parada detrás del cuerpo de Madison, se encontraba Sarah con un extintor entre sus manos.

Su cara estaba plagada de terror y todo su cuerpo temblaba. De todas formas, Brad decidió apartarse, solo por precaución.

—D-de verdad l-lo sient-to —la voz de la pelirroja era temblorosa. Por un momento temí que el extintor se le cayera de sus manos e hiciera un hoyo en el piso.

Miré a Brad y señalé con mi cabeza a la asustada chica, diciéndole con la mirada que se acercara a ella y le quitara de las manos la posible arma.

Mi guardaespaldas me miró como si estuviera loco y negó frenéticamente con la cabeza.

«Hazlo tú» dijo moviendo sus labios.

Levanté en su dirección mis manos atadas con la toalla y fruncí mis cejas, diciéndole «¿cómo carajos quieres que lo haga si apenas puedo moverme?» con la mirada.

Él hizo una mueca y se acercó lentamente a Sarah.

—Creo que sería mejor si no tuvieras esto entre tus manos —dijo mientras le quitaba el extintor con cautela.

La chica no puso mucha resistencia, lo que me llevó a pensar que tal vez ella no estaba tan loca como su amiga. Tal vez ella también era una víctima de la falta de cordura de Madison.

Me acerqué saltando a ellos y Brad se deshizo de los nudos de mis pies y manos. Logré sacarme por fin el calcetín de mi boca y saqué la lengua varias veces, tratando de quitar el sabor a pies de mis papilas gustativas.

Necesitaba un cepillo de dientes con urgencia, y agua. Mucha agua.

—¿Cómo sabías que estaba aquí?

—El señor Collinwood aprovechó que había salido para hacerle una broma. Él llegó a su recámara y cuando no lo vio ahí, se preocupó. Me llamó a mí para saber si ya había regresado a mi habitación y yo le dije que no.

Me senté en la cama destendida y apoyé mis codos sobre mis rodillas mientras escuchaba atentamente la historia de Brad. El sabor de calcetín sucio ya casi se había ido por completo y me encontraba un poco más calmado.

No tenía idea de qué haríamos con Sarah, quien también había tomado asiento en la silla giratoria del escritorio.

—Así que bajó a recepción y pidió una grabación de las cámaras de seguridad. Luego me llamó y dijo que viniera a buscarte a esta habitación porque él se quedaría a coquetear con la recepcionista.

No me iba a tomar el tiempo para ofenderme por la actitud de mi representante, era algo a lo que ya me había acostumbrado.

—Pero, ey, que si lo mira por el lado positivo, el señor Collinwood dijo que el karma ya lo ha tratado bastante mal y ha desistido de su idea de vengarse de usted.

Eso no me hacía sentir mejor.

—¿Qué haremos con ella? —se atrevió a preguntar Sarah en un susurro, mientras señalaba a Madison inconsciente en el piso

—Me encargué de llamar a la policía mientras venía subiendo para acá. Ya deberían venir en camino.

—¿Y-y qué harán c-conmigo?

Me levanté de la cama y me acerqué a donde ella estaba.

—Nada. No te haremos nada porque en el último momento recapacitaste. Se veía que tú no querías hacerlo. Solo tendrás que darle tu declaración a la policía.

Ella asintió con la cabeza.

—Yo de verdad lo siento mucho.

Solo le di una sonrisa un tanto forzada en respuesta.

Le di un apretón en la mano y después salí de la habitación. Podía sentir a Brad cargando el cuerpo de Madison caminando detrás de mí y de reojo pude ver a Sarah caminando detrás de él.

Bajamos al lobby, el lugar ya estaba lleno de luces rojas y azules y de un gran número de policías que se movían de un lado a otro. También había un gran grupo de personas que suponía no eran más huéspedes curiosos.

Pude visualizar a Jonah en el mostrador principal, hablando con una chica pelinegra que lo ignoraba con éxito.

Brad se acercó al que supuse era el jefe de policía y empezó a decirle algo. Suponía que lo que había sucedido, porque el oficial le pidió a Brad que bajara a Madison de su hombro, la esposó y después llamó a uno de sus compañeros para que se la llevaran.

Sarah se acercó a ellos con pasos indecisos y se unió a la conversación para explicar, desde su punto de vista, como habían pasado las cosas.

El oficial frunció el ceño y le dijo a Sarah que se diera la vuelta. Decidí que era un buen momento para acercarme cuando vi que estaban poniendo unas esposas en sus muñecas.

—... tienes derecho a guardar silencio. Cualquier cosa que digas puede y será usado en tu contra.

—¿Hay algún problema aquí, oficial?

—Ella será llevada bajo arresto por ser cómplice de secuestro.

—No presentaremos ninguna clase de cargos en su contra.

—Es parte del protocolo. Debe pasar una noche en la cárcel.

—Pero...

—Taylor, déjalo —Sarah me sonrió—. Me lo merezco después de todo. A parte, solo es una noche, y estoy segura de que será mejor de lo que le darán a Madison.

Hice una mueca, no estaba del todo bien con que se la llevaran, pero yo no podía hacer nada si ella de verdad quería él.

—Señor, vamos a necesitar que nos acompañe.

Asentí con la cabeza y seguí a los dos oficiales, sabiendo que era para tomarme mi declaración sobre lo que había sucedido.

No omití ningún detalle al momento de narrarles cómo habían sucedido las cosas. Cuando terminé, salí de la pequeña sala de juntas en la que me habían metido y me encontré con Brad parado afuera, esperándome.

No dije nada y me dirigí al elevador. Jonah seguía hablando solo en el mostrador y las grandes ventanas del hotel anunciaban un día soleado, pero para mí, ya se había nublado por completo. Dudé un momento en si ir o no a mi habitación por el ascensor, pero terminé apretando el botón en última instancia.

Esperé a que Brad subiera también y piqué el gran 8. La música del elevador inundó el ambiente.

Lo más probable era que a partir de ahora iba a tener que andar con un círculo de seguridad más grande. Nunca me había gustado tener muchos guardaespaldas porque consideraba que llamaban mucho la atención. Por eso solían tener nada más uno; pero dudaba que después de este incidente, Jonah me dejara seguir con eso.

El elevador imitó el sonido de una campanilla cuando llegamos al piso. Esta vez, antes de bajar, me aseguré de que de verdad estuviera en el piso correcto.

Bajé del ascensor con Brad pisándome los talones. Me detuve en mi puerta y pasé la tarjeta por el sensor. Esta se abrió sin ningún problema y solté un suspiro de alivio cuando entré al cuarto.

Las cortinas de este estaban cerradas y la habitación estaba oscura, dándote la sensación de que ya era de noche. Pero estaba seguro de que no eran más de las doce todavía.

Era un poco más grande en comparación a la de Brad y Madison. Tenía una gran cama en el centro, un baño, una televisión, una pequeña sala, un escritorio con una cafetera y también un pequeño balcón.

Ver mis cosas acomodadas en el armario y múltiples cajones hizo que una ola de reconforte me recorriera de pies a cabeza.

Busqué mi cargador y conecté mi teléfono a la corriente.

No puse atención a lo que hacía Brad, simplemente me metí en el baño y cerré la puerta. Supuse que él había decidido prender la tele, porque logré escuchar voces del otro lado.

Decidí lavarme los dientes al igual que la cara. Me encorvé sobre el lavabo y no me atreví a ver mi reflejo hasta después de un tiempo.

A veces me preguntaba cómo era capaz de aguantarlo todo.

Porque, por más difícil que fuera de creer, no era la primera vez que me sucedía esto; y estaba seguro de que no sería la última.

A veces me preguntaba cómo era capaz de aguantar todas las amenazas, la gente con segundas intenciones, los haters, los ataques de ansiedad que a veces me llegaban a dar, las críticas y la forma en la que la gente se metía en mi vida como si de repente ya no me perteneciera a mí y fuera de ellos.

Me preguntaba en qué momento mi sueño se había empezado a oscurecer y me había dejado en las tinieblas, solo y a oscuras.

Mis canciones ya ni siquiera transmitían algo. Y en eso estaban bien las críticas, mis canciones se habían vuelto vacías.

Si tenía suerte, a veces encontraba ocasionalmente una luz que me guiaba. Una fan que me decía lo mucho que mis canciones le habían ayudado cuando lo necesitaba o a alguna persona en este mundo que no buscaba nada de mí, tan solo llegar a conocerme. Al verdadero yo, no al que se presentaba en escenarios llenos de gente ni al que sonreía falsamente en las entrevistas.

Personas como Jonah o Brad. Incluso como Sarah. O como Sienna, que me había conocido antes de todo esto y seguía hablándome como si fuera una persona más y no una celebridad.

Me eché más agua en la cara y ahuyenté todas esas ideas de mi cabeza.

Tendría una buena plática con mi psicólogo cuando todo esto terminara.

Aproveché que estaba en el baño para saciar mi vejiga y después salí como si nada malo hubiera pasado ahí adentro.

Brad estaba sentado en uno de los sillones individuales de la sala. No estaba prestando atención a lo que estaban pasando por la televisión, estaba dando vistazos constantes a la puerta del baño, al lugar donde había estado minutos antes.

Sonreí sin poder evitarlo al notar ese gesto de su parte.

—¿Todo bien, señor Taylor?

—Sí, ¿por qué, Brad?

Se removió en el sillón.

—Es que se tardó casi una hora en el baño. Estaba empezando a pensar que la chica se había escapado de la policía y había regresado a buscarlo.

—No, todo está bien, Brad —la mentira salió natural después de haberla dicho tantas veces.

Me acerqué al lugar donde había dejado mi móvil conectado y en el momento en el que lo prendí, empezaron a bajar todas la notificaciones.

Tenía varias llamadas perdidas y mensajes por parte de Jonah. Había también uno que otro mensaje de Brad, uno de mi madre —del que hice una nota mental de contestar después—, y el mensaje del número de Sienna que no era Sienna, lo único que de verdad me importaba en ese momento.

Sienna 7:02 a.m.

Solo estoy jugando contigo, sí soy Sienna. Y no, no tengo nada que hacer hoy. ¿Por qué? ¿Tienes algo planeado?

Mi corazón amenazó con salirse de mi pecho por la fuerza con la que empezó a latir. Mi plan inicial era invitarla nuevamente a mi concierto de hoy, pero decirle de forma muy sutil que evitara llevar a Grace.

Brad me miró raro ante la repentina sonrisa que se había dibujado en mis labios, pero decidió no hacer preguntas al respecto.

Agradecí eso en mi mente.

Le di un vistazo a lo que Brad miraba en el televisor y fruncí el ceño.

—¿Todo bien, Brad?

—Sí, sí. ¿Por qué?

—Oh, nada. Es solo que no sabía que te gustaban las iguanas.

Sus cejas se arrugaron en confusión.

—¿Las iguanas?

—Sí —señalé la pantalla—. Estás viendo un documental sobre ellas.

La boca de mi guardaespaldas se abrió por completo, sus orejas mejillas enrojecieron y se acomodó el cuello de su camisa.

—Oh, si, las iguanas. Son mi animal espiritual.

—¿Te refieres a esa creencia de que un animal estará un determinado tiempo en tu vida y luego desaparecen, hasta que lo necesitas otra vez?

—Eh, ¿si?

—Uh, que interesante —hice un gesto de aprobación con mi cara—. Mi animal espiritual es el lobo.

Le sonreí a Brad y dirigí mi mirada al documental. Me gustaba ver esta clase de programas. Sentía que invertía mi tiempo en algo importante.

A Brad le tomó un momento volver a sus cinco sentidos, y cuando lo hizo, cambió el canal del televisor.

Estaba por quejarme, pero justo en ese momento recordé que no había contestado al mensaje de Sienna.

Intenté hacerme el enojado al principio, de alguna forma tenía mantener mi orgullo y no caer tan fácilmente.

Yo 12:34 p.m.

El número que usted marcó no está disponible o se encuentra fuera de línea.

Para mi sorpresa, su respuesta no tardó en llegar.

Sienna 12:34 p.m.

Supongo que entonces tendré que hacer planes para hoy...

Yo 12:35 p.m.

Vale, vale, pero merezco una disculpa de tu parte.

Sienna 12:35 p.m.

¿Por qué debería disculparme? -.-

Yo 12:35 p.m.

Por tu pequeña broma 🤨

Sienna 12:36 p.m.

No voy a disculparme, ha sido graciosa.

Yo 12:37 p.m.

¡Claro que no lo ha sido! 😤

Sienna 12:38 p.m.

Porque tú has sido la víctima. El lado oscuro es mejor ( ͡ ͡)

Yo 12:38 p.m.

No te diré los planes que tenía para hoy hasta que te disculpes 😒

Sienna 12:39 p.m.

Bueno, lo siento.

Estaba por escribir mi respuesta, cuando otro mensaje suyo llegó.

Sienna 12:40 p.m.

Siento que mi broma hubiera sido tan buena que llevó a que te enojaras ¯\_( ͡ ͡)_/¯

Abrí mi boca con indignación y rápidamente escribí mi respuesta con ira.

Yo 12:40 p.m.

😡😡😡

Era una gran respuesta.

Sienna 12:41 p.m.

¿Qué pasa con tus caritas? :v

Yo 12:41 p.m.

¿Qué pasa con tus pac mans? 🤔

Sienna 12:42 p.m.

Ey, los pac mans son para gente cool. No como tú ¯\_( ͠ ͠)_/¯

Yo 12:42 p.m.

Yo soy alguien muy cool 😒

Sienna 12:42 p.m.

Si... no lo creo ()

Yo 12:43 p.m.

Bueno, entonces supongo que no podremos vernos hoy en mi concierto porque no soy lo suficientemente cool para ti.

Sienna 12:43 p.m.

Supongo que puedo hacer una excepción...

Sonreí, victorioso y me mordí mi labio inferior.

Sienna 12:45 p.m.

¿Dónde va a ser?

Yo 12:45 p.m.

A la misma hora y en el mismo lugar que ayer 😉

Sienna 12:46

Está bien, nos vemos ahí ;)

Apagué mi teléfono, me lo llevé al pecho y lo abracé.

—¿Y cuánto tiempo dices ya que lleva así, Brad?

—Casi ya quince minutos. ¿Crees que sea un efecto por haber pasado por una experiencia traumática?

—Es lo más probable.

Utilicé el impulso de la silla giratoria en la que estaba sentado para lanzarles una mala mirada a Jonah y a Brad, que me miraban intensamente sentados desde la cama.

—Dejan de mirarme como si fuera la nueva atracción de un zoológico.

—Ah, ahí está. Ya no hay nada de qué preocuparse, Brad —Jonah le dio una palmada en la espalda.

Ni siquiera me había dado cuenta de en qué momento él había llegado. Suponía que en algún momento mientras hablaba con Sienna.

—Jódanse.

Cuando dieron las cinco, me puse de pie y me acerqué a la puerta de mi habitación. Ya estaba harto de los programas que a Brad y a Jonah les gustaba ver.

—¿A dónde vas? Aunque sea sal acompañado. Y, Taylor, tenemos que hablar sobre hacer más grande tu círculo de seguridad.

Blanqueé los ojos ante lo último.

—¿Cómo que a dónde voy? Pues no sé si lo recuerdes, pero hoy tengo un concierto que dar.

Jonah se paró de la cama, se acercó a mí y puso su mano sobre mi hombro.

—¿De qué estás carajos hablando? He cancelado el concierto.

──── ────

AAAAAAAAH HE VUELTO A RECUPERAR MI EMOCIÓN CON ESTA HISTORIA XD

JAJDLSKKA este capítulo me ha encantado.

Para nuestra desgracia, no hemos visto a Brad en calzones en día de hoy :c

Ese es un momento glorioso por el que tendremos que esperar 7u7

En fin, ¿cómo han estado ustedes? Cuéntenme con confianza 😌

Ahora, pasando a otra cosa, ¿qué hará Taylor para llegar al concierto? ¿Dejará a Sienna plantada? ¿Dejará caer su cabello por la ventana como Rapunzel y se escapará para ir a verla? 🌝

Ya veremos 🌚

Nos leemos la próxima semana :3

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