♫| CAPÍTULO 04 |♫
CONWAY
LA VIDA NO ES UNA PELÍCULA ANIMADA
No tenía idea de qué estaba haciendo. En un momento estaba corriendo hacia mi camerino para checar lo de la desconocida que estaba ahí, y de la nada me encontraba detrás de Sienna, susurrándole al oído que no volvería a dejarla ir otra vez.
Después de que las palabras fueran pronunciadas por mí, se creó un silencio entre ambos. El lugar estaba sumergido en un silencio, que solo dejaba que los alterados latidos de mi corazón se escucharan al igual que la agitada respiración de Sienna.
—No sé cuál esperas que sea mi respuesta —susurró.
Lo pensé por unos minutos. Ya había pasado la parte del reencuentro, la discusión y la parte en la que exponíamos nuestros sentimientos. Pero, ¿ahora qué?
Había visto suficientes películas como para saber que esta era la parte en la que los protagonistas se besaban, pero no consideraba estar preparado para tomar ese paso con Sienna, en especial porque existía la posibilidad de que me rechazara.
Me sentí bastante estúpido después de su confesión. Todos estos años me la había pasado culpando a Sienna, llamándola cobarde cuando la única persona que había cometido un error había sido yo.
—No espero que digas nada, solo... —tragué saliva— solo quiero intentar las cosas contigo.
Ella se quedó callada durante unos segundos.
Justo cuando creí que me iba a rechazar, abrió su boca, pero no para decir lo que yo esperaba que dijera.
—Espera —se volteó, de forma que ahora nuestras miradas chocaban—, ¿te han dicho que hay una desconocida en tu camerino?
Intenté no mostrarme demasiado dolido ante la forma en la que había esquivado mi propuesta. Así que hice lo mismo que ella, dejé el tema anterior atrás y me enfoqué en la pregunta que había hecho.
—Sí —fruncí el ceño—. ¿Por qué?
Ella se dio un golpe con su mano en la frente, acción que me desconcertó por unos segundos.
—¿Cómo no se me había ocurrido antes? —se lamentó mientras mantenía su mirada fija en el suelo. Yo seguía sin entender nada. Ella levantó su mirada y tragó saliva—. Creo que sé quién es la persona que está en tu camerino.
Arrugué mi entrecejo.
—¿En serio?
—Sí, estoy casi segura de que es Grace.
—¿Grace? —ella asintió—. ¿Quién es Grace?
—Mi amiga —dijo como si fuera algo obvio.
Abrí mis ojos con sorpresa.
—¿Grace como Grace tu amiga Grace? —pregunté todavía un poco dudoso.
—Sí, Grace como la chica que te obligó a subirte a la montaña rusa ese día en el parque de diversiones.
—No me obligó —la defendí, recordando lo amable que había sido ese día—. Ella dijo que a partir de cierto punto de la fila, la única salida era subirse al juego. Ella fue de hecho bastante...
—Conway —me interrumpió alzando la mano—, ¿tú de verdad crees que los trabajadores del parque se van a arriesgar a que una persona tenga alguna clase de ataque o se desmaye en alguna de las atracciones? No sería demasiado inteligente de su parte, ya que se pueden ganar varias denuncias.
Me quedé un rato en silencio, reflexionando su pregunta en mi mente. Mi boca se abrió cuando llegué a una conclusión. Me sentía realmente ofendido y usado.
—¿Me estás diciendo que...?
—Sí, te subiste en esa montaña rusa porque Grace así lo quiso, ella te engañó.
—P-pero, ¡¿por qué?!
Sienna se encogió de hombros.
—Digamos que por esa época, Grace estaba realmente enfocada en buscarme una pareja. Es por eso también que me dejó abandonada contigo el resto del día.
Sentía que el cerebro iba a explotarme. Había vivido cinco años de mi vida completamente engañado.
—Esa pequeña... pequeña —me quedé en silencio, buscando una palabra que pudiera usar para Grace— ¡esa pequeña comadreja!
Sienna me miró con una ceja enarcada ante mi forma de dirigirme a su amiga.
—Recuérdame nunca llevarte a una pelea —murmuró—. Con tus insultos estoy segura de que dejarías a muchas personas con el autoestima destrozado.
Rodé los ojos ante su sarcasmo.
—No, pero ya hablando en serio, a Grace se le rompería el corazón si te escuchara dirigiéndote hacia ella como una... comadreja.
—¿Por qué se le rompería el corazón? —pregunté, un poco perdido.
—Bueno, es que ella es una fan tuya. Ella es la razón por qué estoy aquí en primer lugar —se encogió de hombros, como si no lo importara demasiado—. Ella estaba demasiado entusiasmada con el concierto y me arrastró aquí con ella. Es por eso que estoy aquí, de no haber sido por ella ni siquiera te habría encontrado. Ella también me dio un cd con tus canciones, son buenas.
Buenas. Buena es una ensalada. Bueno era hacer ejercicio. Buenas eran, aparentemente mis canciones.
Traté de no mostrarme ofendido ante sus palabras. Quité mi brazo, que estaba sobre su cabeza y me alejé unos pasos, creando una distancia entre nosotros. No había intentado buscarme.
Tampoco es como si hubiera podido intentarlo, usas un seudónimo que nada tiene que ver con el nombre con el que ella te conoció.
Bueno, eso era cierto.
No quería sonar narcisista, pero era un artista bastante conocido y mi cara era usada para promocionar varias marcas famosas. Me sorprendía que Sienna nunca se hubiera topado conmigo.
Si no querías sonar narcisista, no lo has conseguido.
Sacudí mi cabeza, alejando los pensamientos llenos de ego de mi cabeza.
—¿Y por qué estaría Grace entonces en mi camerino? —pregunté, volviendo al tema inicial.
—Creo que hubo una confusión. Grace se puso a hablar con un señor durante la fila, Chad, o Bratt
—Brad —corregí con una sonrisa.
—¡Él! Bueno, el punto es que se pusieron a hablar y después de una rara conversación que terminó con los dos cerca de llorar, él le ofreció un pase tras bastidores para conocerte —explicó como si nada.
Los engranajes de mi cabeza trabajaban con velocidad. Su historia concordaba con lo que Brad nos había contado a Jonah y a mí. No era necesario ser Sherlock Holmes para darse cuenta de que él había confundido a Grace con Sienna. Eso explicaba porque había tan difícil de creer que Sienna era una loca fanática mía.
En cambio, a pesar de no haber conocido mucho a Grace, si me la podía imaginar así.
—Ella iba dando saltos —continuó—. Y pues bueno, fue el concierto y al salir, ella estaba buscando a Brad, pero no lo encontraba. Después lo vimos y él le dijo a Grace que tú querías hablar con ella. A ella casi le da un paro cardíaco cuando pensó que tú sabías de su existencia.
Bueno, ahora sí que sabía de su existencia.
—Brad intentó llevársela contigo a ella nada más, pero ella me arrastró a mí con ellos. Yo necesitaba orinar, por eso me dejaron en el baño. Y luego llegaste tú y me diste un golpe en la frente con la puerta —sonrió con cinismo en mi dirección.
Asentí, asimilándolo todo.
—¿Entonces la chica desconocida en mi camerino es Grace?
—Es lo más probable —corroboró ella.
Nos quedamos en silencio por unos segundos. Podía sentir sus ojos examinando cada centímetro de mi cara. Y me encontré haciendo lo mismo. Me detuve en sus ojos, buscando en ellos alguna expresión que me dijera como se sentía.
Ella se aclaró la garganta, rompiendo la magia del momento. Parpadeé varias veces, intentando concentrarme en lo que era realmente importante en ese momento: Grace.
Di un paso atrás, aumentando la distancia entre nosotros. Dos. Sonreí en su dirección y le tendí mi mano.
—¿Nos vamos?
No respondió. Asintió con la cabeza y agarró con un poco de duda mi mano.
No le tomé mucha importancia y jalé de ella mientras corría en la dirección en la que estaba mi camerino.
Jonah estaba parado al lado de la puerta cuando llegamos. Tenía su ceño fruncido y su mirada fija en la tableta que sostenía en sus manos.
Me aclaré la garganta para llamar su atención y esta cayó directamente sobre Sienna, quien se removía un poco incómoda a mi lado.
Jonah no dijo nada, pero podía distinguir como con su mirada me preguntaba si ella era Sienna. Cuando le hice un gesto afirmativo, él asintió como si lo aprobara.
—¿Grace está adentro? —preguntó Sienna, señalando la puerta cerrada de mi camerino y rompiendo el silencio.
Mi representante frunció sus cejas con confusión.
—¿Quién es Grace?
—Es su amiga —me apresuré a explicar mientras señalaba a Sienna con un movimiento de mi cabeza—. Creemos que es ella la chica que está ahí dentro.
Jonah asintió, entendiendo todo. Se hizo a un lado, dejando la puerta libre.
—Entonces, ¿gustas pasar a hacerte cargo de ella? —frunció sus labios.
Solté un suspiro y asentí con la cabeza.
—Sí, yo me encargo.
Di un paso al frente, pero el agarre de alguien en mi brazo me detuve. Me volteé hacia Sienna y la miré con curiosidad.
—¿Te molestaría que yo entrara contigo también? —preguntó con nerviosismo. Era raro notarla de esa forma, siempre se mostraba muy segura de sí misma—. Es solo atraparla por si se llega a desmayar por la impresión —se apresuró a explicar—. O para detenerla si intenta abalanzarse sobre ti para asfixiarte con uno de sus abrazos, o si...
—Sienna —le interrumpí—, está bien. Entremos juntos.
Ella sonrió y asintió con la cabeza. La dejé pasar delante de mí y fue ella quien abrió la puerta.
No tenía idea de por qué las luces se encontraban apagadas, pero definitivamente le daban un aire más tétrico y de miedo a la situación. La única fuente de luz eran las pequeñas bombillas que se encontraban en el tocador.
Se podía distinguir la sombra de una figura que se encontraba sentada en el sillón, pero las facciones de su cara no podían apreciarse muy bien. Todos nos mantuvimos en silencio.
Entonces, sin previo aviso, las luces se prendieron, dejándome cegado por unos segundos. Después sentí como los brazos de alguien se aferraban fuertemente a mi cintura y escuché como alguien chillaba a niveles realmente agudos.
Supuse que eran de Grace.
Intenté apartarla cuando empecé a sentir que el aire ya no llegaba a mis pulmones.
—¡Grace! —la llamó Sienna—. ¡Suéltalo!
No pude evitar reírme al notar que se refería a ella como si fuera un perro que acababa de morder un zapato.
Fue una mala decisión. Me di cuenta tarde de que reír era una acción que requería de mucho aire, cosa que yo no tenía en ese momento debido al fuerte agarre de Grace que aún se mantenía sobre mí.
Tosí, intentando buscar aire.
—Grace, suéltalo —repitió la voz de Sienna—. Lo estás asfixiando, lo vas a matar. ¿Quieres matar a tu ídolo, Grace?
El agarre de Grace se deshizo por fin y sentí un gran alivio cuando pude respirar con normalidad otra vez. Me tomé unos segundos hasta que mi respiración se reguló por completo, después le eché un vistazo a Grace.
Era una maraña de pelos rubios que imaginaba serían difíciles de desenredar más tarde. En sus labios se dibujaba una sonrisa un tanto escalofriante y no gustaba para nada la forma en la que me miraba, como si fuera un dulce que no podía esperar para probar.
Me removí un poco incómodo, acto que captó la atención de Sienna, que se aclaró la garganta antes de hablar.
—Grace, él es Con... Taylor —se corrigió.
Grace se empezó a abanicar su cara con una de sus manos.
—¡Pues claro que es Taylor! Sería una mala fanática si no lo supiera —habló con rapidez mientras sacudía a Sienna por los hombros sin ninguna clase de misericordia. Se veía doloroso—. Oh por Dios no puedo creer que esto esté pasando. Creo que me voy a desmayar en cualquier momento.
—Por favor no lo hagas —rogué.
Capté de inmediato la atención de Grace.
—¿Por qué? —se acercó peligrosamente a mi cara y me miró alzando una ceja—. ¿Te preocupas por mí?
Dudé por un momento antes de responder. La respuesta era más que obvia, yo amaba y me preocupaba por cada una de mis fans, pero estaba casi seguro de que si le decía que sí a Grace, ella me daría otro de sus brazos asfixiantes, y de momento eso era algo que no me apetecía demasiado.
—Por supuesto —me atreví a responder después de unos segundos. Sus ojos brillaron—. Yo me preocupo por todas mis fans —añadí.
El brillo en sus ojos no desapareció como yo esperaba que lo hiciera. De hecho, solo se hizo más potente.
Soltó otro chillido y la vi con intenciones de acercarse a mí para darme otro de sus abrazos estranguladores, pero Sienna la detuvo tomándola de la cintura. Le agradecí con la mirada.
—¡Sienna, suéltame! —demandó ella.
Sienna solo hizo más fuerte su agarre sobre la cintura de sus amiga. Grace daba patadas y manotazos intentando librarse de los brazos de Sienna, pero ella no cedía a pesar de los golpes.
—Ey, Grace, cálmate —intenté hablar con tranquilidad mientras me acercaba a pasos lentos hacia donde estaba ella. Levanté mis manos delante de su rostro.
Mi acción tuvo la reacción contraria a la que yo esperaba. Se removió con aún más fuerza entre los brazos de Sienna.
—¡Sabe mi nombre! Oh, joder —le dio un codazo a Sienna en el estómago que la dejó sin aire por unos segundos. Grace aprovechó ese momento de debilidad por parte de sus amiga para soltarse de su agarre y correr hacia donde yo me encontraba parado para saltar a mis brazos.
Creo que este es un buen momento para mencionar que no era la persona más fuerte del mundo; era cantante, no levantador de pesas. Así como Grace no era la persona más liviana del mundo.
Ambos caímos inmediatamente al piso después de que no fuera capaz de mantener el equilibrio. Ella quedó sobre mí y aprovechó eso para sentarse a horcajadas sobre mí e inmovilizarme con sus piernas.
Entré en pánico.
Sienna aún se retorcía de dolor, por lo que no era muy probable que pudiera ayudarme.
Tendría que lidiar con el intenso fanatismo de Grace yo solo.
Tragué saliva.
—¡Oh, joder! ¡Oh, joder! —exclamó ella mientras que con sus manos tomaba mi rostro y lo inspeccionaba minuciosamente. Sentí que mis derechos eran violados—. ¡No puedo creer que sepas mi nombre!
—Pues claro que lo sabe —habló Sienna desde la esquina de la habitación. Su mano se encontraba en su estómago y veía a su amiga con un poco de recelo—. Te dije que era él, el chico con el que me intentaste emparejar en el parque de diversiones.
Grace ignoró las palabras de su amiga y continuó mirándome como si fuera un bonito trofeo.
Yo de cierta forma me sentí halagado de saber que ellas habían tenido una plática sobre mí. Sonreí con egocentrismo, olvidándome por un segundo que Grace seguía sobre mí.
—¡Santo cielo! —volvió a chillar Grace. Estaba seguro de que mis oídos lamentarían más tarde que ella hablara tan alto y de forma tan aguda—. ¡Tú sonrisa es realmente linda! Creo que en este mismo momento podría morirme y no me importaría nada porque con ver tu sonrisa siento que ya tengo mi vida completa. Se te forman unos hoyuelos tan lindos que dan ganas de estrujarte los cachetes.
Esperaba que no lo hiciera.
Pero claro que la vida no era como yo quería y le encantaba llevarme la contraria siempre. Grace se inclinó aún más sobre mí, me agarró con fuerza de mis mejillas y las jaló de un lado a otro como si fueran de hule.
Me sentí como un juguete.
La puerta se abrió de repente, captando inmediatamente la atención de todos. Jonah entró a paso despreocupado a la habitación, con la mirada pegada a su tableta, como de costumbre, por lo que no se percató de la escena que habíamos montado nosotros tres.
—Oye, ¿por qué se tardan tanto? Pensé que nada más iban a... —se detuvo abruptamente cuando despegó su mirada del aparato y se percató de cómo estaban las cosas.
Para empezar estaba Sienna, que estaba en la esquina más alejada de la habitación. Ya no se retorcía de dolor, pero varias partes de su cuerpo estaban empezando a ponerse rojas debido a los golpes que su amiga le había dado mientras intentaba librarse de ella.
Luego estaba Grace, con su maraña de pelos rubios que bien podría confundirse con un nido para pájaros. Sus ojos aún conservaban ese brillo de locura y tenía el maquillaje corrido. Jonah se removió un poco incómodo al notarlo.
Y luego estaba yo, tacleado en el piso e inmovilizado por las piernas de Grace. Estaba bastante seguro de que mis mejillas estaban de un color rojo demasiado intenso después de los apretones de Grace.
Jonah se quedó parado, inmóvil por unos segundos. Los tres lo mirábamos expectantes.
—Eh, Brad —gritó hacia el pasillo, sin moverse de su lugar y solamente moviendo mínimamente su boca; probablemente pensando que si se movía, el caos volvería a desatarse—. ¡Necesitamos tu ayuda por aquí!
Brad se asomó por la puerta tan solo segundos después. Una rosquilla se encontraba en su mano y su boca estaba llena de chocolate.
—¿Mhm? —preguntó viendo a Jonah, esperando que le dijera qué hacer.
Brad no hizo ninguna expresión demasiado notable cuando vio la situación en la que nos encontrábamos, como si fuera algo normal que veía cada día.
Jonah con un sutil movimiento de cabeza de cabeza señaló a Grace, movimiento que no pasó desapercibido por la chica sentada encima de mí, que se aferró como una garrapata a mi cuello.
Brad se acercó con cuidado hasta donde estábamos, casi como si temiera que Grace fuera una bomba a punto de explotar.
—¿Te acuerdas de mí? —Grace veía a Brad como si fuera un señor que quería quitarle su dulce favorito. Los pasos de Brad eran lentos y calculados, o eso quería creer, el agarre de Grace me estaba dejando sin aire.
—Alguien por favor quítemela de encima —rogué mientras sentía como mis pulmones eran aplastados por el peso de la chica sobre mí.
Brad apresuró sus pasos y agarró a Grace por la cintura. La rubia empezó a moverse como una posesa cuando mi guardaespaldas la alejó de mí. Sienna le dio una mirada de compasión a Brad, probablemente porque sabía lo que sentía él en ese momento ante los golpes de ella.
De repente, todas las luces del lugar se volvieron a apagar, dejándonos a todos a ciegas. Se oyó un golpe realmente potente y los chillidos de Grace se callaron.
Las luces volvieron a prenderse y la mirada de todos cayó sobre el cuerpo ahora inerte de Grace al lado de Brad.
Jonah estaba cerca de ellos y Sienna se encontraba cerca del interruptor, por lo que supuse que había sido ella quien había vuelto a prender las luces.
Sienna señaló a Jonah con incredulidad.
—¿La mataste?
Fue en ese momento en el que me percaté de cómo Jonah mantenía su tableta alzada encima de sus brazos y en lo acelerada que su respiración se encontraba.
—¿La mataste? —repetí yo también con incredulidad mientras me ponía de pie con precaución.
—¿A quién han matado? —preguntó Brad, un poco perdido.
—¡No he matado a nadie! —explotó mi representante—. Solamente le he dado un golpe en la cabeza que la ha noqueado un poco —se encogió de hombros.
—¡¿La noqueaste?! —Sienna sonaba realmente ofendida.
—¡¿La noqueaste?! —repetí yo. Sienna me lanzó una mala mirada y yo me encogí en mi lugar.
—Si Rapunzel puede noquear a Flynn Rider con un sartén, ¿por qué no puedo yo noquear a una loca fanática que atentaba en contra de tu seguridad? —remarcó mientras me señalaba.
Yo me encogí de hombros y me llevé una mano a la boca, entendiendo su punto.
—¡Porque esto no es una jodida película animada! —respondió Sienna.
Bueno, también entendía ese punto.
—Pues lo siento —le gritó mi amigo de regreso—. Pero no vi a nadie más haciendo nada e hice lo que creía correcto.
—¿Noquear a alguien con un artefacto tecnológico te parece hacer lo correcto? —bufó Sienna.
—Sí cuando está atentando contra la seguridad física de mi cliente —contraatacó un alterado Jonah mientras me señalaba.
—Ey, ya es suficiente —intervení, parando su drama.
—¿Sigue respirando? —se metió Brad—. Su pecho ya no se mueve.
—¿De qué carajos estás hablando, hombre? —Jonah frunció el ceño—. Mírala —señaló el inerte cuerpo de Grace que se mantenía en una curiosa posición sobre el suelo—, por supuesto que está... ¡Oh joder! ¡No está respirando!
—¡¿Cómo que no está respirando?! —Sienna se arrodilló a su lado y tomó su pulso. Abrió sus ojos desorbitadamente, pero no dijo nada.
Le empezó a dar palmaditas en las mejillas a su amiga, lo que solo nos puso aún más en la expectativa a todos los demás.
—Vamos, Grace, despierta —los leves golpes en sus mejillas se habían convertido ahora en algo parecido a cachetadas. Y a pesar de eso, Grace seguía sin reaccionar—. ¡Grace! —ella la agarró por los hombros y la empezó a sacudir con fuerza.
Los demás nos manteníamos expectantes, conteniendo el aliento y viendo todo con un poco de temor.
Entonces, Grace abrió los ojos y empezó a toser dramáticamente.
Se escuchó como todos soltábamos el aire y volvíamos a respirar con normalidad al mismo tiempo.
Grace se agarró del brazo de su amiga, y a juzgar por la mueca que se dibujó en el rostro de Sienna, Grace lo estaba haciendo con más fuerza de la requerida.
—Oh, Sienna, ¡no tienes idea del suelo que tuve! Fue fantástico —miró al horizonte con aire soñador y, por seguridad propia, decidí retroceder un paso—. Soñé que conocía a Taylor y que lo tocaba —soltó un suspiro.
—Mhm, si —Sienna se rascó la cabeza con su brazo libre y pensó un poco en sus palabras antes de decirlas—. Tal vez no hayas sido un sueño del todo.
Los ojos de Grace se abrieron desmesuradamente y vio a su amiga como si le hubiera dicho que los alienígenas estaban en la tierra y habían venido a conquistarnos.
—Esto no es algo con lo que puedas jugar, Sienna.
—Créeme que para mí también es difícil de creer —fue su respuesta, pero por alguna razón,sentí que no iba dirigida hacia Grace.
Lo comprobé cuando la mirada de Sienna buscó la mía. Le di una sonrisa un tanto nerviosa que ella evitó volviendo su atención a su amiga que se encontraba en alguna especie de shock.
—Sienna, ¿de qué estás hablando?
Sienna no dijo nada y me señaló. La cabeza de Grace se movió de forma rápida y escalofriante como la del exorcista y yo me encogí en mi lugar.
—Vaya, mierda, si esto es un sueño que nadie me despierte —susurró mientras me veía con la boca abierta.
Podía jurar que un hilo de baba se estaba empezando a formar en la comisura de su boca, pero no fui capaz de prestar mucha atención en eso, porque se puso de pie de una forma tan fácil, que era difícil de creer que hace unos minutos había sido noqueada por la tableta de Jonah.
Temí cuando volvió a acercarse a mí a toda velocidad. Afortunadamente, Brad reaccionó rápido y derribó a Grace antes de que fuera capaz de tocarme.
Me acerqué a ella lentamente y me agaché a su lado.
—Shh, tranquila, Grace —era poco probable que se tranquilizara a juzgar por el brillo que sus ojos centelleaban, parecido al que tenían los niños después de comer mucho azúcar—. Necesito que te tranquilices, ¿puedes hacer eso?
Ella intentó decir algo, pero lo único que salía de su boca eran balbuceos sin sentido.
—Asiente si entiendes —la ayudé. Ella movió su cabeza en un gesto afirmativo y yo continué—. Respira. Inhala y exhala.
Ella hizo lo que le pedí y yo sonreí con aprobación.
—¿Ya estás calmada? —ella asintió y yo le hice un gesto con la mano a Brad para que se quitara de encima del cuerpo de Grace y él lo hizo lentamente—. Ahora, Grace, te vas a parar lentamente y...
No me dejó terminar porque se puso de pie de un salto y volvió a lanzarse sobre mí. Caímos al piso porque, nuevamente, no fui capaz de mantener el equilibrio. Volvió a aprisionarme con sus piernas y yo sentí ganas de llorar.
—¡Grace! —la reprendió su amiga.
Sienna hizo amago de acercarse, pero Grace le lanzó una mirada que hasta a mí me congeló de pies a cabeza. Sienna retrocedió y volvió a su lugar inicial.
Moví mis labios y gesticulé un «cobarde» en su dirección.
Ella se encogió de hombros y gesticuló un «al menos no soy en la suela», aunque probablemente podría haber sido un «suelo» en vez. Sí, creo que era eso. Entre mis habilidades tampoco se encontraba leer labios.
Volví mi atención hacia la chica que se encontraba encima de mí y me topé con su mirada sobre mi rostro. Era espeluznante, ni siquiera parpadeaba.
Brad también hizo un intento de acercarse, pero Grace se abrazó a mí con una fuerza que resultaba casi asfixiante y él retrocedió también.
Grace empezó a deslizar sus dedos por cada parte de mi cara y yo me removí, incómodo.
Se inclinó de manera peligrosa hasta mi cara y no me gustó para nada que sus ojos estuvieran clavados en mis labios. Intenté alejarme, pero el piso no tenía más profundidad.
Podía sentir como su aliento chocaba contra mis labios y cerré mis ojos con fuerza, esperando que si no veía, no ocurriría. Pero las cosas claramente no funcionaban así.
Los labios de Grace rozaron los míos y yo ya me había resignado a la idea de ser besado por una fan un poco loca. Entonces, sentí como el cuerpo de Grace se dejaba caer sobre mi pecho y abrí mis ojos.
Jonah se encontraba ahí, otra vez con su tableta en las manos.
—¿Alguien pondrá ahora alguna protesta en contra? —todos nos quedamos callados—. Bien —él se alisó su camisa y se aclaró la garganta. Me tendió una mano, yo la tomé y me puse de pie—, porque ahora tienes que ir a ver a las chicas que sí compraron un boleto para un pase tras bastidores y ya vamos tarde. Puedo ver a un montón de chicas comiéndose las uñas con ansiedad porque no has llegado —hizo una mueca.
Busqué con la mirada a Sienna y le sonreí.
Esperaba que no se fuera en lo que yo estaba ocupado. Aún teníamos muchas cosas de las cuales hablar.
──── ♫ ────
Perdón xd, sé que dije que iba a subir esto ayer, pero me dio alta pereza
A parte de que no quería que la actualización se perdiera entre las de todos los autores que actualizaron ayer por ser catorce.
Pero aquí estamos*manos de Jazz*
¿Qué hicieron ayer?
Yo vi una película de acción y me estresé con mi tarea de matemáticas :D
Y pues ya. Pasando a otro tema, ¿qué creen que haga Sienna?
¿Se va a ir?
¿O se va a quedar?
HAGAN SUS APUESTAS, DAMAS Y CABALLEROS. Y QUE ARDA EL MUNDO
No olviden que nos volvemos a leer el próximo jueves *cara pervertida*
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