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Parte 14 "Ultimo experimento"

El conejo acerco aquel guante, simplemente se lo paso al cabrío, quien lo observaba como si mirara una obra de arte, se puso aquel guante de cuero con cuidado, que reposaba una pequeña pantalla con cables metálicos y botones que desconocía cuál era su función. Pequeñas correas rodeaban al guante para evitar que se caiga al portador.

- ¿Podrá llevarnos a los tres? -pregunto el cabrío confundido,

-Sí, tiene un límite de 3 personas incluyendo al portador- respondió el conejo que se acercaba y empezaba a escribir en aquella pantalla.

-¿Y cómo se llama esto?-

- ¿A qué te refieres? - pregunto el conejo.

-Al guante-

-No se me paso por la cabeza crearle algún nombre, podría ser guante universal- respondió el conejo indiferente, en aquella pantalla escribía el nombre y seleccionaba la portada de un libro.

-Es un nombre algo ridículo profesor- Respondió el doberman entre leves risas.

-Que tal... ¿Watthand? -Dijo el cabrío.

-Niñato, que tiene que ver los "Watts" con esto?- Respondió el conejo.

-A mí me parece un nombre genial- respondió el doberman con una sonrisa, a lo que el conejo solo giro sus ojos a un lado.

-Lo que sea- dijo el conejo que puso una mano en el hombro del cabrío y el doberman hizo lo mismo con el otro hombro, Isaac apretó un botón en aquella pantalla.

No pasaron ni 2 segundos y ya se encontraban en aquel túnel de colores, espejos y incógnitas como los anteriores viajes, sin tiempo de que alguno de los tres dijera algo, aquel túnel había finalizado, encontrándose en una pradera llena de flores blancas y el cielo pintado de un color celeste suave. El cabrío recordó aquel momento que fue encontrado por el cuarteto de caballeros en ese mismo mundo, un escalofrió recorrió todo su cuerpo.

-eso fue más rápido de lo normal...- dijo el cabrío, al mirar a sus dos acompañantes se percató que aún tenían sus vestimentas con sus colores originales, Adriano no era la excepción. El conejo se acercó al guante y miro unas coordenadas.

-Jeremy debe estar en un pueblo no muy lejos, será mejor no perder el tiempo- dijo el conejo, el trio empezó a caminar por aquel paisaje similar a un cuadro pintado con delicadeza para un solemne espectador.

-escucha niño, tienes que aprender a cómo funciona esto, por si ocurre algo- dijo el conejo, empezándole a indiciar cual era la función de cada botón y como la pantalla mostraba los diferentes universos, mundos dependiendo de qué libro buscases en aquel guante.

Su caminata era tranquila y relajante, el aire limpio era hasta cierto punto relajante, el sonido de las aves y el viento mover el pasto, flores contribuían con el espectáculo natural.

-Con este botón se calculará diferentes coordenadas en tu alrededor y este te tele transportará hasta que tú le indiques que se detenga-

-Chicos miren- dijo el doberman, ya al subir una pequeña colina podían ver un pequeño pueblo, casas de madera que en su techo yacían diferentes plantas, los habitantes eran decorados por prendas de animales y telas suaves. Felinos, canes, y cabríos, esto sorprendió Adriano.

Al acercase a ese pacífico y acogedor pueblo, los habitantes miraban con sorpresa al trio, pues sus prendas eran coloridas y de materiales desconocidos para los pueblerinos. Gran parte eran de un pelaje a naranjado similar a la de un zorro. Empezaron a seguirlos hasta llegar a una pequeña casa de madera, el conejo toco la puerta hasta que el gato que el cabrío había visto en este mundo salió, frotándose los ojos dijo.

-Quien es..- sus palabras se detuvieron al ver al conejo, su cara cambio mostrando una expresión de rabia e impotencia, arremetió un golpe certero en la mandíbula, rápidamente el doberman tomo al gato tratándolo de tranquilizar.

-¡¿Sabes cuánto tiempo estuve aquí?!-dijo el gato enfurecido.

-¡Cálmate Jeremy!- dijo el doberman aun sujetando al gato, que después de uno segundos sintió como pequeñs gotas de agua caían en su brazo, Jeremy se desplomo en el suelo mientras empezaba a ser víctima sus sentimientos, llorando de rollidas al pensar cuanto tiempo abra pasado sin ver a su familia, desconocía si se encontraban bien y todo lo que ha dejado atrás por haber quedado atrapado en ese mundo.

El cabrío por su parte solo era testigo, no sabía que hacer o cómo actuar, pensaba en acercarse, pero el doberman lo interrumpió.

-Dejémoslos solos, el profesor tiene que explicar todo, ven sígueme muchacho- a lo que el cabrío empezó a seguir al canino, caminaron por un pequeño camino de tierra, que a un costado era decorado por árboles que eran atravesados por la luz del sol, tal camino los llevo hasta una colina algo alejada donde podían observar aquel pueblo, los niños jugaban tranquilamente, algunos practicaban con el arco, otros simplemente ayudaban aportando en hacer comida o vestimenta en aquel pueblo.

-Ahora que recuerdo... hubo un tiempo que había carteles de que se buscaba un gato blanco perdido- Dijo el cabrio pensantivo.

-Tiene motivos para estar así.... Otra cosa te note bastante feliz cuando abrió la puerta- dijo el doberman, a lo que el cabrio miro a otro lado, dio un suspiro y cambio de tema.

- ¿Te puedo preguntar algo? -

-seguro-

-Que haces cuando necesitas buscar algo? O algún propósito para seguir- pregunto el cabrío, a lo que el doberman miro arriba y cruza los brazos pensativo.

-Hubo un tiempo que también me preguntaba lo mismo, pero supuse que uno mismo le da ese propósito ¿No? Y si no lo encuentra entonces será disfrutar la vida - dijo sonriendo de forma amistosa, realmente el canino desprendía un auroa de tranquilidad y despreocupación, el cabrío simplemente asintió y quedo pensativo ante tal respuesta, más dudas llegaban a su cabeza <<¿Debía buscarlo o en algún punto lo encontrare en mi vida?>> se preguntó Adriano, sus pensamientos fueron interrumpidos por el canino.

-Sera mejor volver, estarán preocupados- dijo mientras se levantaba del pasto, ambos emprendieron el viaje de vuelta al pueblo, empezando a atardecer, el cielo ahora era pintado por el color anaranjado, las nubes tomaban una tonalidad grisácea. A la hora de llegar vieron al gato sentado sobre una piedra mirando al suelo, mientras que el conejo seguía explicándole como habían vuelto. Jeremy tenia los ojos hinchados de tanto llorar, sin molestarse en mirar al dúo los señalo, a lo que el conejo volteo.

-Creo que ya es tiempo de irnos profesor- dijo el doberman.

-Antes de eso... sabes dónde encontrar a...- dijo el profesor dirigiéndose al gato, este último se quedó en silencio unos segundos y señalo una colina no muy lejos.

El grupo empezó a seguir un pequeño camino de piedra, hasta subir a una colina, un panorama de lapidas era lo que observaban, en silencio el conejo tomo unas cuantas flores del suelo, simplemente el gato se limitó a señalar una tumba adornada de flores y decoraciones. Lentamente Isaac se acercó, el viento movía su bata blanca que intentaba imitar el mismo color de su pelaje, viendo aquella lapida con melancolía, suavemente dejo las flores y se arrodillo.

-antes de que se fuera... ella quería agradecerte, y que no cambiaras, aunque ella no estuviese...-dijo el gato, se quedaron esperando al conejo que parecía contemplar aquella lapida, Isaac era consciente del cambio de personalidad tan brusco que tuvo, apretando su puño dio un suspiro.

-Ya es hora de irnos- dijo el conejo, quien aún seguía viendo aquella lapida.

Ya preparándose para ir, un pequeño lobo corrió hasta Jeremy moviendo su vestimenta bruscamente, llorando dijo.

-Por favor ven ayudarnos- dijo aquel pequeño lobo desesperado, el gato estaba confundido, al levantar la mirada pudo ver como un incendio estaba consumiendo el pueblo, rápidamente empezó a correr.

https://youtu.be/rOjWfmKOLj4

-Espera Jeremy!- dijo el doberman, pero sin recibir respuesta, el gato ya se encontraba por llegar al pueblo, rápidamente el canino y el cabrío fueron tras su búsqueda.

Al llegar al pueblo vieron a todos corriendo de un lugar a otro, pero no era por el incendio, una estampida de caballos se acercaba a lo lejos, las brillantes armaduras se veían a la distancia, el cabrío reconoció aquellos emblemas que portaban los combatientes, sintió como el mundo se venía abajo, empezando a ser víctima de sus miedos.

-¡No podemos perder el tiempo muchacho! Hay que buscar a Jeremy- dijo el doberman al ver como estaba en estado de shock el cabrío.

Varios animales fornidos y preparados tomaron sus escudos de madera de forma redondeada, al igual que sus cascos de metal que llegaba hasta sus cejas, algunos llevaban hachas, otros lanzas. De forma bastante desorganizada esperaban el ataque, era una diferencia abismal 200 contra 1,200 caballeros organizados que parecían saber qué formación era la correcta para la victoria, levantando el polvo y destrozando las flores con sus caballos ya estaban por llegar, pero para sorpresa de todos los atacantes se detuvieron a poca distancia del pueblo, de en medio de los caballeros salió aquel ratón con sus vestimentas blancas. Preparandose como si fuera a presentar una ópera, empezó su discurso.

-¡Hoy!, Terminaremos la blasfemia que el mismo demonio creo con estas criaturas, aunque manchemos las flores con sangre, lo haremos para limpiar nuestro ser, nuestra pureza!- Dijo aquel ratón con una fuerte voz que se podía escuchar en el pueblo.

El cabrío impactado cayó al suelo atónito, pero su sorpresa fue más al ver cabríos preparándose para el ataque, parecían decididos, aunque supiesen que su muerte por mano de los caballeros de los cruzados era inevitable.

-Por el nombre de dios!, ¡enviaremos a estos seres al abismo de donde vinieron y a los barbaros que los protegieron! - Finalizo el ratón, los caballeros alzaron sus espadas listos para el ataque.

El conejo llego hasta donde se encontraba el cabrío, ambos se percataron como en las filas un gran caballero de armaduras más oscura era acompañado por otros caballeros felinos, no poseían aquella característica tela con la cruz roja.

-Ese no es...- dijo el conejo.

-Sabía que estarías aquí! - Dijo el tigre de armadura oscura.

Los guerreros de casco redondeado dieron un fuerte grito de batalla, los caballeros cruzados alzaron sus espadas contra el pueblo, la fuerte estampida había retomado su curso, como si dos fuerzas imparables chocaran. La sangre, las lanzas, espadas y escudos chocaron, era una amalgama de muerte y pelea incesante.

-Ustedes vayan por Jeremy ¡les daré tiempo para que puedan irse ¡- Dijo el conejo.

-No lo dejare doc...- Dijo el Cabrío desesperado, mientras se acercaba, pero fue detenido por el doberman.

-Solo puedes llevar 2 personas Adriano, solo váyanse- dijo el conejo quien tomo una espada del suelo y miraba la batalla encarnizada.

-Doc... - el Adriano intentaba zafarse del doberman, pero fue en vano. Al ver por última vez al conejo, este le sonrio, la segunda vez que vio al conejo sonreír, una sonrisa honesta. –Fue un gusto conocerte niñato!-

Los dos corrieron hasta llegar a una de las casas incendiándose, Jeremy intentaba apagar el fuego, pero fue interrumpido por el doberman y el cabrío que estaba en estado de shock.

-Tenemos que ayudarlos Jeff!- dijo el gato desesperado, mientras se veian a las familias intentando detener el feroz fuego.

-Jeremy, tenemos que irnos!, ahora- Dijo doberman quien tomo al gato, rápidamente presiono unos botones en el guante de Adriano, a los segundos el trio de jóvenes se había ido de aquel mundo.

Mientras la batalla encarnizada seguía su curso, Isaac veía como unos cuantos caballeros se desprendían de la batalla, acercándose a él. Apretando la espada espero lo peor.

-Pero si tenemos a la rata de orejas largas...- Dijo el tigre con su imponente armadura mientras cabalgaba acercándose al conejo.

-Entiende Richard, fue un maldito accidente- Respondió el conejo sosteniendo la espada.

-¡Que tal si vamos con tu esposa, ahora que sientes el daño que me hiciste!- dijo el tigre de forma amenazante, blandeando su espada, era acompañado por otros caballeros felinos.

-No dejare que toquen su tumba...- Dijo el conejo enfurecido apretando su espada.

Adriano, Jeffrey, Jeremy. Llegaron al laboratorio, el cabrío golpeo el suelo con impotencia de no poder ayudado al doc, llevo su mano al guante para volver, pero el doberman lo detuvo.

-No lo hagas... lo hizo para darnos tiempo, si volvemos su muerte habrá sido en vano- dijo el doberman.

-¡Que demonios te pasa! Todos perdieron su familia, niños perdieron sus padres y volvemos como unos cobardes- Dijo el gato enfurezido, el tiempo que había pasado en ese mundo, había empatizando con los habitantes de ese pueblo y su cultura nórdica.

-No hubiéramos podido hacer nada Jeremy, solo cálmate- dijo el doberman.

-El doc no le.- Dijo el cabrio pero fue interrumpido por el gato-

-Y tu no hiciste nada!, maldita sea solo te quedaste parado todo el rato mirando, me diste falsas esperanzas cuando viniste la primera vez ¡Sabes lo que tuve que pasar! Tal vez si no hubieras ido el profesor estaría aquí- Dijo el gato enfurecido, quien rápidamente se fue del laboratorio dando un portazo, el doberman rápidamente salió para tranquilizar al gato, quedando el cabrio solo en aquel laboratorio.

-yo....- Dijo el cabrío antes de los dos se fueran, <<Si no hubiera ido... si tan solo me hubiera negado... el estaría aquí...>> se dijo a si mismo el cabrio, quien miro al suelo. Miles de emociones lo golpeaban.

-Yo... lo siento...-

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