https://youtu.be/N_ra_D8UxZc

*Les recomiendo leer la letra de la cancion u.u, ya que tiene que ver con los cap que vienen y este cap*

Yo soy Adriano Caprae, nací en Barcelona, aunque solamente estuve ahí hasta los dos años de edad, mi padre decidió irse a un viejo y alejado pueblo al norte España. "Cavetown" todos mis recuerdos han sido ahí, y aunque algunos... bueno bastantes no son muy agradables, ha sido parte de mí. Por donde empiezo... No tengo recuerdos de mi madre, la verdad en los intentos de hablar con mi padre de ella, el solo responde que simplemente se fue. Como supongo sabrán, mi especie tiene bastante fama emmm por su ausencia, aunque esto me desaliente de alguna forma, sé que estoy bien pues mi padre es bastante reconocido por su trabajo. Siendo algo estricto conmigo en algunas ocasiones, preocupándose por la formalidad y cosas que nunca me han interesado la verdad, lo que le agradezco han sido enseñarme sobre la lectura. Tal vez sea una forma de escapar de mis pensamientos pocos alentadores, este mundo... el mundo real, no hay pelajes de colores extraordinarios como se cuentan en algunas novelas, solo están los colores normales, tonalidades de café o gris, y por supuesto blanco y/o negro.

-Pero si tenemos a la corderita- dijo una voz que al momento de escucharla se me erizo el pelaje, no me dio tiempo para girar para ver, pues ethan el tiburón que a bueno... no me a tratado muy bien que digamos.

Había tomado uno de mis cuernos y me lanzo con fuerza contra uno de los casilleros, provocando que mi nariz sangrara. Caí al suelo y apoyé mi espalda con los casilleros tapando mi nariz, al girarme pude ver al tiburón acompañado por otros chicos, esto fue cuando tenía 14 años si no recuerdo mal. Intentaron asestar una patada, lográndolo, por suerte mientras me insultaban pude salir de ahí, tuve que escapar de ellos hasta perderlos. Intentando de controlar mi impotencia fui a un lugar secreto donde solía ir para poder leer. Esto siempre me pareció gracioso, ya que de alguna forma todos los protagonistas de las historias que leo, tienen un lugar donde despejar sus mentes. Me senté sobre una rama de un gran árbol, sacando un libro, que al momento de abrir a empezar a leerlo, sentí como empezaba a caer sangre y agua sobre este, ya no podía aguantar mas, una de las gotas de sangre estaba por caer en una de las hojas del libro, pero fue detenida antes de caer por una mano de plumaje blanco.

-¿Nunca te han dicho que las alturas son peligrosas amigo?- Al mirar a un lado pude ver a un cuervo blanco, sentado a un lado mío, creo que una de las especies más difíciles de ver.

-Por favor... déjame solo- dije mirando a un lado, intenté abrir el libro, pero mis manos se sentían sin ánimos igual que mi mente.

-Déjame adivinar, te topaste con ethan de nuevo ¿no? - dijo mientras acercaba su mano y limpiaba la sangre de mi cara con un papel que había sacado de su sudadera de un color azul similar a mi jersei, me sonroje levemente, a lo que el rio.

-Vamos a comer algo, que nos toca examen de matemáticas! Y seguro me pedirás ayuda-dijo el con una sonrisa, tal afirmación me provoca una leve risa, soy pésimo para las matemáticas y lo que tenga que ver con ciencias, mi fuerte son las letras y un poco la historia. Bajamos de aquel árbol mientras el trataba de animarme.

-Dudo que la comida que nos darán sea tan buena- dije mientras miraba asqueado como ponían una especie de sopa que desconocía en mi bandeja, a lo que el cuervo simplemente rio. Fuimos a comer cerca de unas escaleras, pues no pasaba nadie y podíamos hablar tranquilamente.

-¡Como haces para leer tanto? ¡Yo apenas puedo leer dos líneas y me duermo! - dijo el cuervo mientras comía, parecía que realmente estaba disfrutando del almuerzo. Lo que sonríe y respondí.

-Supongo que es algo que me relaja, mi padre siempre dice que los libros siempre te mostraran las diferentes caras de la vida- dije mientras daba un suspiro, me quede mirando al suelo un momento, hay momentos en que simplemente los golpes de malos ratos vuelven a mi mente.

-No sé qué hacer, me estoy cansando de que me sigan molestando- dijo cabizbajo recordando los malos ratos.

-Escucha cabrito, no tienes que escucharlos. Mi madre siempre dice, para llegar al paraíso, hay un camino en el infierno de por medio. - Dijo aun con la boca llena.

-N-no hables con la boca llena! Y no me digas cabrito- por tal respuesta él se hecho a reír, pues no me di cuenta que me había ruborizado, el ambiente era alegre, pero era obvio que no duraría mucho.

-Pero si tenemos a la parejita de prodigiosos! - dijo ethan a mi espalda, a lo que me levante, pero él me empujo haciendo que cayera por las escaleras, ya en el suelo pude ver la cara de rabia del cuervo quien ya había empezado la pelea, al levantarme intente ayudarle, pero el miedo impedía moverme, solo podía ver como lo golpeaban, mi cuerpo temblaba y simplemente me desplome en el suelo, sin recordar nada. Había despertado en enfermería, una vaca había sanado mis heridas.

-Ten cuidado a la hora de bajar las escaleras niño- dijo la vaca sin mucho interés mientras dejaba pasar al cuervo a la enfermería, estaba cubierto por moretones, su plumaje blanco tenia manchas de sangre. Me sentía incomodo al momento de que los dos salimos de la enfermería, me sentía un inútil.

-L-lo siento... no pude hacer nada, t-tú has hecho todo y...- el me interrumpió con una sonrisa a lo que me sorprendió.

-Tranquilo! Les di una paliza!, además tenían que aprender de alguna forma- respondió.

-No es eso... es que vi cómo te golpeaban y yo no hice nada... soy un maldito cobarde- dije cabizbajo, Fui somprendido pues el tomo mi hombro y hizo que lo mirara.

-No, no eres un cobarde, eres un guerrero, pero a tu modo. Entiendo que no pudiste ayudarme, pero es porque todos tenemos miedo algo, ser cobarde seria no reconocerlo- Dijo tratando de animarme abrazándome, no pude más y exploté en llanto.

Esos días fueron los más tranquilos que he tenido, pero una aguja entro en mi pecho, pues el cuervo me dijo tenía que irse, su familia se había quedado de vacaciones y que volarían a estados unidos, fue uno de mis peores días de mi vida. Los golpes habían vuelto. Ya la edad de 16 años conocí a Esteban, un oso polar bastante pequeño, algo distraído, se ha vuelto un gran amigo para mí.

Ya me he terminado los libros de asesinatos, me falta la tercera parte y me dirijo a la biblioteca por él, pero. Aunque las palabras del cuervo me han subido el ánimo en esos momentos, aun me siento como un cobarde... sé que en algún dejare de ser un miedoso.

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chau :P