11
MinJeong no sabía qué estaba sucediendo, pero era tan tentador seguirle el beso, que no pudo aguantarlo.
Sus labios siguieron el orden que trazaba JiMin, y aunque al principio era un poco torpe, después se convirtió en algo muy vicioso. Necesitaban más...
JiMin pegó a MinJeong a su cuerpo, y ésta sintió aquel miembro endurecido, siendo testigo de cómo sus bragas se mojaban al sentirlo.
MinJeong se aventuró a introducir su lengua en la cavidad bucal de su contraria, siendo recibida exitosamente por la misma. ¿Por qué su sabor era tan dulce y embriagador? Era adictivo...
JiMin, para ir un poco más allá, bajó sus manos y apretó su trasero, ganando un pequeño gemido por parte de su contraria, el cual le resultó muy sensual y tierno a la vez.
Deslizó sus manos hasta detrás del muslo, y con fuerza, la levantó, para que se recostara en la colchoneta, la cual era lo suficientemente grande y alta para que MinJeong quedase a una altura considerable.
Hizo presión con su propio cuerpo, sintiendo humedecer sobre su falda. Unas cuantas embestidas falsas, y no pudieron más. Necesitaban tenerse cueste lo que cueste.
JiMin abrió aún más las piernas de MinJeong, mientras no dejaba de besarla. Fue bajando poco a poco sus bragas, y levantó su falda. Ahora bajó un poco sus bóxer, dejando libre su miembro, que parecía palpitar fuertemente por necesidad. Acercó su miembro a la entrada de MinJeong, y antes de introducirlo, fue detenida por la misma.
—¡E-espera! Yo... yo soy virgen —confesó con vergüenza.
—Yo también —admitió JiMin con una sonrisa.
Ninguna de las dos quería parar, porque sus cuerpos lo necesitaban. Pedían a gritos ser satisfechos.
JiMin se aventuró a introducirse de nuevo, y ésta vez sin ser detenida. Sus cuerpos se adaptaban cada vez más.
MinJeong comenzó a sentir aquel dolor en su parte baja, pero decidió callar, puesto a que sabía que era normal. Aparte, JiMin estaba siendo muy delicada, por lo que lo hacía aún más fácil.
—L-llegué al fondo —mencionó. MinJeong asintió, con una vergüenza increíble al escuchar sus palabras.
Comenzó a retroceder, y luego a volver a introducirse, creando un vaivén perfecto de caderas. Embestía con la fuerza necesaria para que fuera placentero, casi pareciera que fuera una experta en ello.
El dolor pasó a ser un pequeña molestia para la rubia, y con cada embestida, pasaba a ser aún más placentero, hasta que ya no quedó rastro de dolor ni molestia alguna. Ahora se sumergía en el placer...
MinJeong sentía que sus gemidos venían desde su garganta, provocando que fuera imposible taparlos.
JiMin aumentaba la fuerza, con desesperación. Sus labios gozaban del cuello de la rubia, y luego subían hasta los carnosos labios. Se besaban, y se acariciaban.
Poco a poco, JiMin sintió como estaba a punto de venirse, y la rubia estaba igual. Sacó su miembro con rapidez, respirando profundamente para que el fluido no logre salir, pero éste, desgraciadamente, cayó sobre la colchoneta.
MinJeong no se quedó atrás, puesto a que también manchó la colchoneta, con sus fluidos, y un poco de sangre.
Simplemente se miraban directamente a los ojos, sin saber qué diablos habían hecho.
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