08
La azabache al leer aquel artículo que había subido el diario escolar, se sintió mal, no por ella, sino por MinJeong.
—Mira, yo no he sido la que ha pasado el rumor. Te ayudaremos a encontrar al culpable... —sentía que debía hacerlo, puesto que ella había chantajeado a la rubia con decirlo a toda la escuela, y es la primera sospechosa.
—No te creo ni una puta palabra que dices —dijo, con una furia que lograba traspasar la mirada—. ¿Qué diablos quieres lograr con ésto?
—¡Ya te he dicho que yo no he sido! No juzgues sin antes saber. Te estoy ofreciendo mi puta ayuda, y nada más se te pasa por la mente inculparme.
—¡Eres la única que sabe! —pareciera que fuera a estallar en algún momento.
—¡Vete a la mierda, MinJeong! —salió disparada de aquel lugar. No permitiría que la inculpen por algo que no ha hecho.
—¡Ven aquí, maldita mentirosa! —iba tras de ella.
—¡Miren! ¿No es MinJeong? ¿No es la Omega que pretende ser un "Alpha superior"? —dijo uno de los estudiantes que rondaba en los pasillos. Aquella frase había hecho parar en seco a ambas chicas.
—¡Hijo de puta! —iba directo a golpearlo, de no ser porque la azabache la detuvo— ¡Suéltame! Todo ésto es tu culpa —podían verse sus lágrimas, pero no se atrevían a salir de sus ojos.
—¡La Omega quiere llorar! —se burló una chica, uniéndose.
—¡Cállense de una puta vez! —gritaba MinJeong, quién aún era sostenida por JiMin.
—Calma, MinJeong —le aconsejaba, pero ésta no la escuchaba. Estaba siendo herida por las burlas de sus compañeros.
—¡Débil! Una Alpha como JiMin es alguien digno de admirar, no como la Omega MinJeong —y cada vez se unían más.
—¡Basta! —gritaba MinJeong, con sus lágrimas desbordando de pura rabia. Pero no era escuchada...
—¡¿Quieren cerrar la puta boca?! —JiMin ya había perdido los cabales. Todos se quedaron en silencio, pues nadie se atrevía a desafiar a la gran Alpha— ¡Si escucho a alguien más burlándose de MinJeong, les partiré la boca de una pura paliza! ¡¿Me oyen?! —todos asintieron, y se fueron dispersando, hasta que se quedaron solas en el pasillo— ¿Estás bien?... —le preguntó a la rubia, que se mantenía en sus brazos.
—¡Suéltame! ¡Todo ésto es tu puta culpa! —y salió corriendo.
JiMin sintió morir al escuchar su voz quebrada. La mirada que le había entregado, aún con lágrimas, era de odio puro... ¿Cómo podría hacerle entender que ella no había sido la que esparció el rumor?
—JiMin —dijo Aeri detrás de ella—. Yo... yo sé quién fue la persona que esparció el rumor...
JiMin la miró, sorprendida por aquel hecho.
—¿Quién fue? —preguntó, esperando la respuesta de Aeri.
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