02
Yoo JiMin, heredera del clan del Sol, es conocida por su gran belleza y amabilidad, así como también por su curiosidad. Aquel dato sobre MinJeong, la había hecho despertar su lado travieso.
—Es hora de la venganza por todos éstos años de burla, ¿No crees, Aeri? —sonrió JiMin de manera macabra.
—Tienes cara de chivo loco en éste momento... Me gusta. ¿Qué haremos? —sonrió igualmente.
—Tú sígueme la corriente —se levantó de los arbustos, y con paso seguro se acercó a las chicas—. Buenos días, señoritas —saludó con una sonrisa.
—¿Alguien ha llamado para pedir una idiota a domicilio? —dijo MinJeong, lanzando su veneno.
—Oh, le aconsejo que debe dejar de ser tan bravucona conmigo, Kim —sonrió con superioridad.
—¿De qué mierda hablas, tonta? —se levantó, mientras se acercaba a ella, queriendo golpearla.
—Oye, Aeri... ¿No sientes olor a Omega? —dijo JiMin, sin quitar la sonrisa de su rostro. En cambio, el rostro de la rubia palideció, y se alejó un poco.
—De hecho, creo que viene de... —fingió olfatear— MinJeong... —y ahora fingió sorpresa— Sí, JiMin. Efectivamente huele a Omega.
—¡Par de idiotas, no sé qué planean con eso, pero no me dan miedo! —gritó con furia, mientras su rostro comenzaba a tornarse rojo.
—Oh, vamos, MinJeong. ¿Te avergüenza ser una Omega? —se burló la pelinegra.
—¡¿De qué mierda hablas?! —gritó MinJeong. No permitiría jamás que alguien se enterase de eso, y menos JiMin.
—Deja de fingir, Omega. Ya sé toda la verdad... Creo que toda la escuela debería de enterarse de ésta gran noticia —tomó su celular.
—¡Es mentira! ¡Soy una Alpha de pies a cabeza! —continuó defendiéndose, aunque los nervios comenzaran a ganarle poco a poco.
—¿En serio? Demuéstralo —guardó nuevamente su celular—. Si eres un Alpha, deberías tener lo que todo Alpha tiene, ¿No? —apuntó hacia abajo.
—¿Planeas que te muestre mi intimidad, pervertida? —a toda costa necesitaba convencer a ese par de que ella era una Alpha.
—Vamos, no es tan complicado —se subió la falda, dejando ver su bóxer con un bulto en él. La rubia se sonrojó tanto, que el color se mezcló con el color que le había hecho tener la furia—. ¿Ves? —volvió a bajarla— Te toca —le sonrió de una forma burlona.
—No voy a hacer eso. Si a ti te encanta ser exhibicionista y te excita, no es mi problema. No me relaciones con tus fetiches enfermizos —iba a irse, hasta que sintió que unos brazos la rodeaban—. ¿Qué mierda? —era la pelinegra.
—Vamos a ver si eres tan Alpha como dices... —y bajó su mano sin pudor alguno— Oh, que triste... Eres una Omega —se separó.
La rubia no podía moverse, y se había quedado muda. Apenas parecía que respiraba.
—Genial, JiMin, la rompiste —golpeó Aeri su brazo.
—Imbéciles —gruñó Ning, quien no había dicho nada desde que aparecieron ambas chicas—. MinJeong, vamos —intentó que reaccionara, pero la chica no se movía.
Y sin que nadie se lo esperara, la rubia cayó desmayada.
—¡Ayúdala! —gritó Aeri, haciendo reaccionar a JiMin, quien no lo dudó y tomó a la rubia entre sus brazos mientras la llevaba a la enfermería.
—No se te ocurra manosearla de nuevo, Yoo —amenazó YiZhuo, mientras iba caminando a la par de ésta.
—Ni que me hubiera agradado —contestó sin más.
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