Fuck me again, please
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Chaeyoung reposó su cabeza en el hombro de Mina, con los ojos cerrados, esperando que el éxtasis del momento se extinguiera por completo.
El problema fue que, cuando logró estabilizar su respiración, fue que entró en razón. ¡Se había follado a su propia dongsaeng, por la mierda! Y no a cualquier dongsaeng, sino la única que tenía, y la que le gustaba.
Jungwoo estaría muy decepcionado de ella si se enteraba... eso no iba a ser nada bueno, mierda. No se supone que debía dejarse llevar por las provocaciones de Mina y desatar su lado salvaje con ellas. Sabía que, en el fondo (y quizá no tan profundo), Mina deseaba una cosa como aquella... y quizá, había hecho bien cumpliendo su fantasía (de ambas, de hecho) pero eso no quería decir que el hecho de que haya perdido el control, de modo que ni siquiera la llevó a la cama, le demostraba que no se encontraba del todo "curada".
Mierda.
Parpadeó un par de veces para enfocar su visión, encontrándose con la bellísima imagen de Mina medio dormida, mirándola con una lánguida sonrisa de autosuficiencia. Joder, quería hacerlo de nuevo.
Pero no. No estaba bien. Debía convencer a su cuerpo de que estaba satisfecho con una sola vez. Solo una, solo una, solo una...
—Chae... —Susurró Mina. Chaeyoung le miró con la vergüenza a flor de piel. No era su intención dejarse llevar de ese modo, de hecho, lo tenía rotundamente prohibido.—Quiero hacerlo otra vez.
Los ojos de Chaeyoung se abrieron tan grandes, que temió dejar de ser Coreana.
—No. —Demandó, completamente firme. Mina enfureció.
—¡¿Por qué?!—Exclamó, moviéndose en protesta, lo que ocasionó que el falo de Chaeyoung se deslizase por su interior, haciéndolas gemir a ambas.
—N-no sabes... lo que estás pidiendo...—Balbuceó Chaeyoung, con la intención de salir cuanto antes de esa caliente cavidad. Pero Mina no quería ceder.
—E-estoy c-completamente consciente d-de lo que te pido, Chae... —Susurra Mina, meciendo letárgicamente sus caderas. La pelinegra se retorció, cerrando los ojos y dejándose llevar por un momento. Mina amó la forma en la que la polla de la mayor endurecía nuevamente en su interior, haciéndola sentir llena. De repente, se percató de un no tan importante detalle que la dejó inquieta. -¿Dónde están tus lentes?
Chaeyoung abre los ojos de forma dificultosa, intentando procesar la pregunta para así intentar responderla.
—L-los he dejado en el auto.—Responde, tomando en cuenta por primera vez desde que llegó a casa, que los había olvidado allí dentro. Mina mueve sus brazos atados y los pone frente al rostro de la mayor, con una súplica silenciosa en la mirada. —No te voy a desatar.
Mina hizo un puchero.
—¿Por qué no?—Inquiere, a punto de empezar una pataleta. Chaeyoung frunce el ceño.
—Me gusta tener el control y tú eres muy inquieta... —Le hace saber Son, empujando dentro de ella, robándole un gemido profundo de la garganta. Chaeyoung sonríe y suelta un suspiro. —En especial cuando estás ebria.
—Mmh, Chaeyoung-ssi es una controladora...—Murmura Mina, lamiéndose los labios. —Me gusta.
—Mierda, deja de provocarme.— Gruñe la mayor, embistiendo nuevamente.
—Oh, Chae... más duro... —Suplica la menor, completamente indiferente a las palabras de la más alta. Chaeyoung suelta un bufido cuando se da cuenta que está siendo cruelmente ignorada y se limita a cumplir la petición de Mina.
La mayor obliga a la rubia a que ponga sus manos nuevamente donde las tenía antes y agarra con fuerza sus nalgas impulsándose para entrar y salir nuevamente.
Mina deja caer hacia atrás su cabeza, exponiendo su blanquecina y sudada piel, a lo que Chaeyoung no puede resistirse. Se lanza a atacar el delicioso cuello de la japonesa sin remordimiento alguno, pues la sensación de la blanda carne en sus dientes y el salado sabor en su lengua le provoca un pálpito en la polla que Mina siente con claridad y que la hace apretarse, gimiendo un par de veces el nombre de la mayor.
Chaeyoung se juró a sí misma que nunca volvería a correrse tan rápido como la primera vez que lo hizo con la menor, sin embargo, ésta era tan jodidamente estrecha, tan caliente y sus caderas se movían con una precisión que la ponía a delirar en cuestión de segundos, que la forma en que los dedos de sus pies se curvaban insistentemente, anunciándole que pronto estaría soltando su segundo orgasmo en el interior de la chica, la estaba empezando a cabrear.
¿Cómo era remotamente posible que Mina la excitara al punto de hacerle correr como si nunca en su vida hubiese tenido sexo?
No era como si le molestase el hecho de que le gustaba la menor, pero la dejaba bastante inquieta que la rubia jugase con su resistencia de ese modo sin siquiera enterarse del efecto que tenía su sensual vagina en ella.
—Chae... Chae...- Gimió Mina, curvando su abdomen de modo que sus caderas se enterraban profunda pero lentamente en la polla de Chaeyoung, haciéndola jadear al perder todo el aire en sus pulmones. Esa dongsaeng realmente no era buena para su salud. —M-me vengo...
Chaeyoung reaccionó de inmediato, saliendo de su ensoñación para palmear el culo de Mina y embestir golpeando su punto dulce tan fuerte que la menor gritó, viniéndose por segunda vez empapando sus piernas con su orgasmo que escurría de su cavidad vaginal, sacudiendo sus caderas involuntariamente.
Son no permitió que Myoui se recuperara cuando ya estaba embistiendo con más fuerza, en busca de su propia liberación, tomando en su boca con la lengua la de Mina y enredándolas juntas aunque la menor pareciera estar a punto de quedarse dormida.
Chaeyoung derramó su esencia en Mina por segunda vez en la noche, estremeciéndose entera y gimiendo por lo bajo, aprovechando el éxtasis del momento para morder el cuello de la rubia por última vez, asegurándose de dejar una marca en el lugar.
Una vez Mina sintió que los temblores en su acompañante se detenían y que el flujo del semen se volvía menor, se permitió relajarse al punto de dejar todo su peso en brazos de la mayor, haciéndola sobresaltar.
Chaeyoung levantó la mirada rápidamente, encontrándose con los ojos de Mina herméticamente abiertos y sus labios ofreciéndole una agotada sonrisa.
Era normal que se sintiese cansada después de tanto bailar y brincar de un lado a otro por toda la discoteca cuando evitaba que Jaehyun y los demás la atraparan para ir a casa, pero Chaeyoung no quería que se durmiese. En parte porque sabía que si Mina estaba ebria, era posible que, cuando despertase, no recordase absolutamente nada de lo que había sucedido entre ellas, lo cual era más que una incómoda situación, pues Chaeyoung no creía tener el autocontrol suficiente de sus propias acciones después de lo que acababa de suceder entre las dos.
Además, ella se había encariñado profundamente con la menor desde que se habían convertido en amigas, a pesar de haber entrado en auténtico pánico la primera vez que esta le dirigió la palabra en las duchas. Y no hacía falta decir que su cariño iba más allá de lo fraternalmente permitido.
—Mierda, no te duermas. —Susurra la pelinegra, más para sí misma que para la menor. Sale de su interior de forma un poco brusca, sacándole un pequeño gemido que se esfuerza en ignorar para ponerse los pantalones y ponerle los pantalones a Mina. Sin embargo, cuando termina de subirle su braga y empieza a subir la tela del jean, la menor se queja.
—Quítame esa cosa, Chaeyoung, hace calor. —Murmura la rubia, pataleando para sacarse el pantalón, y desabrochar su sostén para tirarlo a quién sabe dónde mientras lleva sus manos al dobladillo de su blusa blanca, sacándosela por la cabeza. Chaeyoung traga saliva duramente al ver los pálidos pechos de Mina expuestos ante sus nada virginales ojos que no dudaron en comérselos enteros cuando terminó de sacarse toda la ropa.
Mina le sonríe e intenta acercarse para besarla nuevamente, pero Chaeyoung se aparta.
—No sigas con esto, te juro que me muero por hacértelo miles de veces más, pero no creo que sea... adecuado.— Confiesa Chaeyoung, recogiendo la ropa de la menor del suelo —Debemos hablar.
—Puedes hablar mientras te la chupo.—Insinúa la rubia, jugando con la bragueta del pantalón de Chaeyoung.
—No creo que eso sea humanamente posible. En serio debo hablar contigo.—Dice la mayor, poniéndose lo más seria posible.
—Estoy cansada, Chae unnie...—Murmura Mina, tallando uno de sus ojos con su puño cerrado. Chaeyoung suspira, dándose por vencida. Era imposible hablar con la rubia en ese estado... supuso que debía esperar hasta el día de mañana, con la esperanza de que Mina no se olvidase de lo que pasó aquella madrugada.
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