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Twenty-Six Centimeters

— A-ah... uf, mierda, Zhan...— Yibo suspira, entrecortado, apretando la sábana bajo su cuerpo entre sus dedos. Zhan lo mira, atento, hambriento, deleitándose con la excitada expresión que poseía el castaño en su rostro. Por su frente descendían gruesas gotas de sudor, sus ojos estaban entreabiertos, más oscuros de lo usual, sus labios se encontraban muy húmedos y con porciones rojizas por las mordidas que él mismo se proporcionaba. Estaba hecho un auténtico y hermoso desastre, y él era el causante y eso le encantaba.

Acuna en el interior de su boca los testículos de Yibo, succionando intensamente fuerte y haciéndole apretar la expresión de su rostro, soltando una maldición al aire, bastante fuerte.

Los lamió un poco antes de arrastrar su lengua por la larga extensión del miembro hasta llegar a la punta y mimarla con devoción, dándole pequeños besos calientes y un par de succiones que hicieron levantar a Yibo las caderas del colchón.

— Trágatela toda...— demanda Yibo, llevando sus manos al cabello de Zhan. Este sonríe levemente e ingresa solo una pequeña parte en el interior de su boca, haciendo sisear al menor. — Sé que puedes meterla más profundo, vamos... —

Zhan gime alrededor del grueso falo en su cavidad bucal, aumentando la profundidad con la que lo succiona. Los sonidos húmedos hacen que, para Yibo, todo sea casi demasiado. Zhan sumerge el gran miembro hinchado del menor en su boca, hasta donde más puede y con las dos manos, abarca lo que no alcanza a entrar, masajeando con esmero y buscando hacer acabar al castaño en su boca lo más pronto posible.

Se moría por sentir el orgasmo de Yibo en su boca, viajando por su garganta e inundando sus papilas gustativas con el amargo sabor de su esencia. Quería sentir esa caliente semilla derramándose a lo largo de su lengua y quería que fuese abundante.

La sensación de ahogo y mareo al no poder respirar correctamente por las furiosas y nada complacientes embestidas de Yibo a su garganta lo hacían sentir como si fuese una puta, pues sólo se excitaba mucho más.

Intentó llevar una de sus manos a su propia erección, buscando un poco de alivio, sin embargo, al notar aquel detalle, el menor gruñó, mirando a Zhan con los ojos líquidos en lascivia y muy enojados.

— Si quieres correrte, hazme correr primero. — le advierte, con la voz ronca como el infierno. Zhan gimió en desaprobación, pero aquello le hizo querer hacerle terminar mucho más rápido, así que, tomando aire profundamente, logró meter un poco más de la mitad en su boca, sintiendo arcadas. La saliva se acumulaba en abundancia en sus manos, las cuales masturbaban a Yibo efusivamente.

Siguió chupando más fuerte y empalando su boca en la gran dureza del menor hasta que este movió abusivamente las caderas, dejándose caer del todo en la cama. Zhan pensó, entonces, que se correría, pero Yibo se sentó de repente y le empujó de los hombros, apartándolo por completo de su erección.

Xiao le miró confundido. Yibo se limitó a besarle en los labios con necesidad. Una vez logró juntar suficiente fuerza de voluntad para apartarse de la boca del pelinegro, Yibo le obligó a ponerse de espaldas.

— Ponte en cuatro. —ordenó, con la voz grave. Zhan obedeció, un poco aturdido. El menor se ubicó debajo del cuerpo de Zhan, completamente acostado con su cabeza en la almohada y dejando el culo empinado de este justo en su rostro. Zhan entendió lo que el castaño pretendía hacer cuando este empujó su erección contra su boca, indicándole silenciosamente que siguiese chupándolo.

Y estuvo a punto de hacerlo, pero, en ese momento, Yibo ahondó en su entrada con su lengua de repente, como en la madrugada y Zhan se retorció, arqueando la espalda.

— ¡A-ah, Yibo! —grita Zhan, pues el menor no sólo le prepara con su lengua, moviéndola expertamente en su apretado interior, sino que también acerca sus grandes y talentosas manos a su erección, atendiéndola.

Zhan intenta seguir con la felación que estaba llevando a cabo anteriormente, volviendo a meter el pene de Yibo en su boca y embistiendo su propia garganta mientras juega traviesa y escuetamente con los calientes y cargados testículos de Yibo.

En ese momento, ambos escuchan como la puerta principal se abre y un par de voces ingresan, riéndose, a la casa. Zhan frena en seco, de inmediato, intentando ponerse de pie. Yibo, al darse cuenta de aquello, masturba más rápido y mete uno de sus dedos en la entrada del menor.

— ¡Yi – Yibo! Ah... m-mierda...— reclama, con temblorosos gemidos saliendo de su garganta. — ¿E-es tu... o-oh, demonios... t-tu hermano? —

— Supongo. —murmura el menor, concentrado en su trabajo. A Zhan le tiemblan los brazos y los muslos, quiere detener todo, temiendo que su hermano y sus acompañantes los escuchen, pero no puede. Yibo sabe más que a la perfección donde tocarle para que su clímax se expanda por todo el cuerpo, haciéndole erizar cada vello y que después se vaya, pero lo vuelve a llevar allí tan fácilmente. Y lo peor, era que Yibo se estaba esforzando cada vez más por hacerle gritar.

— ¡Yibo... m-me... me van a oír! ...— suplica Zhan, aferrándose desesperadamente a los muslos del menr y empujando contra el rostro de este inconscientemente.

— No sabes lo mucho que eso me pone... —

Zhan tira la cabeza hacia adelante, buscando respirar con más tranquilidad.

— P-pervertido...—murmura el pelinegro, apretando los ojos y soltando jadeos desesperados. — Rápido... m-más rápido... —

— ¿Te gusta que te oigan? —le pregunta el castaño, esbozando una maléfica sonrisa, dejando caer duramente su palma abierta en una de las nalgas de Zhan. — Te encanta la posibilidad de que ellos te oigan mientras te hago correrte... —

— N-no... no es verdad...— miente el mayor, su voz se perdía por momentos, debido a que debía respirar por la boca para no ahogarse.

— Mentiroso. — Yibo murmura y vuelve a nalguearlo. Zhan pierde la fuerza en sus brazos y cae, al tiempo que su estómago se revuelve y su cuerpo se relaja, pues el orgasmo le toma desprevenido y se corre en la cara del mayor, gimiendo su nombre.

Yibo suelta un gemido ahogado y Zhan se da cuenta que lo ha provocado él, pues está acostado sobre su erección, aplastando su miembro contra su pecho.

El menor sonríe y gatea de modo que su culo queda sobre la gran hombría erecta de Wang y se deja caer sobre ella, embistiéndose.

— Te juro que nunca me cansaré de sentirte entrar, Yibo...— confiesa Zhan, cerrando los ojos. Yibo hubiese contestado de no ser porque se encontraba completamente consumido en la sensación de estar dentro de Zhan nuevamente.

Se tomó la libertad de apretar entre sus dedos las nalgas del pelinegro, separándolas para observar el preciso momento en que ese exigente y exquisito culo se tragaba enteramente su enorme miembro, calentándose más de lo humanamente posible con la imagen.

La voz de su hermano y sus acompañantes seguía rondando por la casa, solo que ya no era tan fuerte y podía entenderlo; ¿quién demonios se concentraría en otra cosa que no fuese Zhan, Xiao Zhan, si en esos precisos momentos lo tenía saltando fervientemente sobre su polla?

Palmeó la piel de Zhan un par de veces más, divirtiéndose de sobremanera ante la forma en que el mayor se estremecía por la fuerza de sus golpes, pero aquello le incitaba a saltar más fuerte, empalarse más rápido. Yibo estuvo más que a punto de agradecer a quien quiera que le hubiese dado tanta resistencia a Zhan en las piernas, pues le estaba cabalgando como si tuviese toda la energía del mundo.

— Muévete más rápido Zhan, vamos... muéstrame todo lo que tienes.

Zhan se detuvo con el pene de Yibo completamente adentro, meneando sus caderas lenta y cautivadoramente, sin sacarlo ni un poco, dejando al menor sentir con detalle su apretado interior, inundándose de ese distintivo y exquisito calor que envolvía por completo su polla y le tenía a punto de correrse.

Sin embargo, Xiao tenía otros planes y aunque le gustase demasiado la idea de tener goteando el semen del menor en su interior, justo en ese momento, anhelaba exprimirlo con sus labios hasta la última gota.

Salta un par de veces más sobre la poderosa erección, sintiendo como se estremece en el interior de su culo, lo que le indica que no está a demasiado de correrse. Así que, sin dudarlo, se levanta del empalme de Yibo y se aleja, haciéndole gruñir.

Zhan se apresura a apresar el pene del castaño entre sus labios para que este no tenga forma de tomarlo y obligarlo a montarle de nuevo y simplemente se rinda a sus caprichos y se venga en su boca.

El mayor succiona fuertemente, haciendo a Yibo arquearse por completo. Lame el glande húmedo y con sabor a pre semen por dentro de su boca, acariciándolo delicadamente con su lengua, como si mereciese mucho cuidado. Y de este modo, consigue hacer que el orgasmo de Yibo se dispare y chorree por toda su cara en su descuido. Se lo mete a la boca y lo succiona, como si de leche tibia se tratase. Siente el calor que emana la semilla del mayor y gime alrededor de la extensión cuando la polla palpita contra su lengua y suelta todo lo que había estado aguantando.

Zhan lo traga con una mueca de satisfacción que Yibo no observa por tener los ojos cerrados, intentando recuperarse del orgasmo.

— Tan abundante, BoDi...—ronronea Zhan, limpiando sus mejillas con el semen caliente y llevándolo a su boca, chupando sus dedos. — Joder, he querido tragarme tu semen desde la primera vez que vi tu polla.

Yibo suelta una risita ronca.

— Eso me quedó claro desde la primera vez que hablamos. – murmura, aún con los ojos cerrados. Siente a Zhan sentarse sobre su abdomen y agarrar sus manos para posarlas en su pecho. El menor abre los ojos y comienza a acariciarlo por su cuenta, llegando a su erección y masturbando rápidamente.

— A-ah... mmh... Oh, Yibo, me encanta como me tocas...—gime Xiao, moviendo sus caderas contra la mano del castaño.

El menor empuja el culo de Zhan incitándole a acercarse a su boca y una vez su pene está acariciándose contra los labios, se sujeta del cabecero de la cama, viniéndose en el rostro del castaño.

Yibo no tiene la oportunidad de beber más que un poco, pues la mayoría se esparció por el resto de su rostro.

— Agg, demonios, está caliente. —se queja Wang, pasándose una mano por el rostro para limpiarse. Zhan ríe flojamente ante la queja de Yibo y le ayuda a quitarse el semen de la cara con los dedos, llevándolos después a la boca del menor y haciéndole succionarlos.

Ambos se besan una vez se han recuperado de la euforia del orgasmo, tirándose en la cama y abrazándose como una pareja.

Zhan se aparta del acalorado beso, dejando pequeños piquitos en los labios de Yibo y haciéndole esbozar una bobalicona sonrisa.

— A-Zhan, quiero salir contigo. —suelta Yibo de repente, acariciando la cintura desnuda de Xiao con sus dedos.

— Eso debiste pedírmelo antes de estar revolcándonos en tu cama y la encimera de tu cocina. —se burla el pelinegro, pellizcando la mejilla del contrario.

— ¿Eso es un no? —pregunta el menor, desilusionado.

— Eso es un: "si sigues dándome orgasmos como los cuatro últimos, me caso contigo".

Yibo ríe y besa la punta de la nariz de Zhan.

—¡Wang Yibo! —grita alguien desde afuera. Unos pasos apresurados se oyen a la distancia, Zhan el nombrado se apresuran a cubrir sus cuerpos con un par de sábanas.

— Es tu hermano, mierda... ¡qué vergüenza! —murmura Zhan, metiéndose bajo las cobijas, con las mejillas completamente rojas.

— Relájate Zhan. YiZhou ya está acostumbrado. —le tranquiliza Yibo, haciendo un ademán con la mano para restarle importancia. Zhan se indigna profundamente.

— ¡¿Quién demonios crees que soy?! ¡¿Otra de tus putas?! ¿Eh? ¿Eso crees? ¿Así me ves? —empezó a gritar el mayor, saliendo de debajo de las sábanas para golpear a Yibo con la almohada en el rostro. — ¿Y cómo infiernos es eso de que está acostumbrado? ¿Haces esto cada fin de semana? ¡Me usaste!

— ¡Claro que no, Zhan! —exclama Yibo, deteniendo los almohadazos. — Me refería al hecho de oír gemidos y eso. Pero no por mi parte. Te recuerdo que hace más de dos años que no tenía sexo con nadie...

Zhan está a punto de hablar, pero la puerta es abierta abruptamente.

— ¡Wang Yibo! ¿Qué demonios...? —YiZhou se detiene de golpe al ver el rostro familiar. — ¿Zhan, Xiao Zhan?

— Hola...—saluda el pelinegro con la mano, sonriendo de forma incómoda.

— Oh, vaya. No sabía que tú y mi hermano...

— Es reciente. —le interrumpe Yibo, acariciando la espalda desnuda de Zhan con una de sus manos.

— Oh...eh, vale. Está bien... creo. —articula el mayor, rascándose la nuca. — Oh, por cierto, YuChen y ZanJin han salido volando al escuchar su pequeño espectáculo.

La cara de Zhan se pone roja por completo.

— Demonios, lo siento mucho... ¡Todo es culpa de Yibo! —acusa, señalando al menor.

— Sí lo sé, lo conozco. — YiZhou rueda los ojos. — Bien, como sea, no me molesta nada de esto... pero, si van a seguir, les pido que me avisen para poder irme.

Las palabras de Zhan son interrumpidas por la mano de Yibo, quien ha tapado su boca.

— Busca donde quedarte esta noche, YiZhou Ge. —Yibo sonríe ampliamente al decir aquello, haciendo a YiZhou y Zhan abrir los ojos desmesuradamente.

— Es... bueno saberlo. Bien, suerte Xiao. Adiós, hermanito. —se despide rápidamente y segundos después de que ha cerrado la puerta de la habitación de Yibo, se oye como se cierra la puerta principal.

— ¿Qué pensará de mi tu hermano ahora? —se queja Zhan, dándole la espalda al castaño. Este sonríe y le abraza por la espalda, besando sus hombros.

— Qué importa lo que mi hermano piense.

— Es importante para mí porque ahora salimos. —farfulla el pelinegro.

— No sé qué pensaría yo si lo primero que oyese salir de la boca de la pareja de mi hermano menor fuese: "Oh, sí, más fuerte". —exclama Zhan, tapándose hasta la cabeza con la sábana, nuevamente. Yibo suspira.

— ¿Qué tu hermano menor es bueno en la cama y por lo tanto hará feliz a su pareja? —articula Wang, encogiéndose de hombros. Zhan le golpea en la cabeza.

—Sí... mejor hagamos otras cosas. —ronronea el menor en el oído de Xiao, apretando una de sus nalgas.

— Relaja el pene un momento, te recuerdo que no eres tú el que recibe. —le frena Zhan, poniéndose cara a cara con el castaño, para evitar que este haga algo indecente con su trasero mientras está distraído. — Oh, por cierto, tengo curiosidad... ¿cuánto mide?

— ¿A qué te refieres? —inquiere el Yibo, enarcando una ceja.

— A este amigo de aquí. — murmura Zhan, dándole un caluroso apretón a la polla del mayor.

— Veintiséis. —gruñe el menor, a mitad de un gemido.

— Santo infierno... qué delicia, BoDi. —canturrea el mayor, acariciando con más vehemencia.

— Ah, ¡Zhaaan!... a-acabas de decir que esperara p-porque no soy yo quien recibe... p-pero estás...

— Shh, bebé... hay más de una manera de correrse. —murmura el pelinegro, dirigiendo su pulgar al glande y dándole prolongadas caricias. — Demos por finalizada oficialmente tu ridícula abstinencia. —Zhan se sube a horcajadas sobre el estómago del castaño. — Dile hola al sexo nuevamente, cariño.

Esa noche Yibo tuvo que cambiar las sábanas de su cama y Zhan no logró caminar correctamente hasta tres días después.

Porque veintiséis centímetros sí son suficientes...

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Ya saben: Relaja el pene 🤣🤣🤣🤣

Bueno, así damos por terminada esta  historia. Espero que se hayan divertido como _Heebtz y yo.
Admito que recién leo el final, y voy por una ducha, hace mucho calor aquí 🔥👀

Les dejo otras historias en mi perfil para que pasen por ahí y le den mucho amor.

✨ Immolation - En curso
✨El amor no es como lo pintan - En curso
Hero
✨ True Love
✨Ahora tú
✨ Ámame tanto como puedas
✨ Eres Mío

Los espero por ahí 😉

Gracias una vez más!!! 🥰

L@s quierooo 💚❤️

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