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Shit!, Yibo

ZanJin y JiYang no tardaron absolutamente nada en empezar a murmurar cuando divisaron a Zhan ingresando en la cafetería acompañado de, nada más y nada menos que Wang Yibo.

— ¿Qué mierda les pasa a ustedes dos? Parecen dos viejas chismosas. —se queja ZhuoCheng dirigiendo su mirada hacia sus dos amigos, quienes le miraron estupefactos y después, señalaron hacia donde Zhan se encontraba acompañando a Yibo por algo para almorzar. — Oh, miren, Zhan está con el niño anaconda. —

ZanJin soltó una carcajada.

— ¿Le contaste a ZanJin? —inquirió ZhuoCheng, mirando acusadoramente a JiYang.

— De hecho, fue Zhan quien me contó. Estaba tan desesperado de que el niño anaconda lo perdonara, que nos contó a todos su... hermosa y romántica primera charla. —respondió ZanJin con tranquilidad y sarcasmo. JiYang estuvo a punto de regañarlo.

— Hola, chicos. —saludó Zhan, sonriendo con un poco de tensión. Sabía que sus amigos podían ser algo... extraños, y a él no le importaba, sólo que, esta vez, no quería asustar a Yibo. — Eh... él es Wang Yibo. Va a ser nuestro amigo ahora. —

Los tres amigos se miraron entre sí con un poco de sorpresa.

— Yo soy Song JiYang, encantado de conocerte. —saluda, estirando una mano hacia Yibo. El contrario le corresponde el saludo con timidez.

— Un gusto... —susurra, sonriendo.

— Mi nombre es Wang ZhuoCheng y tú... ¡eres una ternura! —ZhuoCheng exclama, apretando una de las mejillas de Yibo. Este se queja por lo bajo, pero sonríe avergonzado.

— G-gracias... —

— Soy Zhu ZanJin. —murmura el último, sacudiendo levemente su mano. Asiente en forma de saludo. — Así que... tú eres el niño anaco... —

Las palabras de Zhu fueron interrumpidas por las manos de ZhuoCheng sobre su boca y las histéricas risas de JiYang.

— Yibo, no le hagas caso al enano de Zhu, no sabe lo que dice. —le asegura el pelinegro, sonriendo tranquilizadoramente. — Y dime, ¿qué estudias? —

Zhan casi se siente morir de un infarto. Si no fuese por ZhuoCheng, ZanJin habría dicho algo verdaderamente estúpido e imprudente, lo que habría desencadenado un ataque de pánico en Yibo y de seguro habría salido huyendo.

Iba a ser un poco complicado que el castaño y sus amigos se llevasen bien, pero esos idiotas estaban advertidos: tenían que ayudarle a entrar en confianza con Yibo para conseguir su objetivo o Zhan se vería obligado a hacerles pasar vergüenza con sus novios, ya que ser el consejero de todos sus amigos y su cofre de secretos tenía ventajas con aroma a chantaje.

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— Ah... Mmh... —

De nuevo Yibo empujaba en su interior, más duro, más rápido. Oh, joder, podía sentir todas y cada una de las hinchadas venas sobresaltando y palpitando por la carne caliente... o al menos, eso era lo que se imaginaba.

Zhan no podía entender porque, pero cada vez que pasaba más tiempo con Yibo, sus fantasías se volvían mejores. Más realistas, más deliciosas.

Movió su mano con más rapidez, buscando llegar lo más rápido posible. No tenía demasiado tiempo, pero no había podido evitarlo.

— M-mierda... Yibo...—susurró, intentando vanamente morder sus labios para acallar sus quejidos placenteros. Pero, en el fondo, se sentía insatisfecho. Aunque la potencia de su vibrador estaba al máximo y aunque se encontraba moviéndolo fervientemente adentro y afuera en su entrada, no se sentía del todo satisfecho.

Porque lo que Zhan quería no era masturbarse pensando en Yibo, lo que él quería era que el menor lo masturbara mientras le metía ese gran y deseable pedazo de carne que cargaba entre sus piernas y al que, al parecer, no le daba uso alguno. Zhan siempre pensó que eso era un absoluto desperdicio.

Sacudió sus caderas un par de veces más antes de correrse ruidosamente y en abundancia sobre su propia camiseta.

Otro orgasmo más a la lista de "Pajas que me hago pensando en Yibo", se dijo Zhan a sí mismo, riendo sin gracia una vez se hubo recuperado un poco de la euforia de su corrida.

Habían pasado alrededor de tres semanas desde que incluyó a Yibo en su grupo de amigos y, ¿quién lo diría?, todos se llevaban de maravilla. Aunque el castaño seguía siendo la criatura más tímida del planeta, lograba hablar sin tartamudear con ZhuoCheng y se reía de los chistes de ZanJin y JiYang. Incluso ZhuoCheng los había invitado a cenar en su departamento, donde Yibo tuvo la oportunidad de darse cuenta de que HaiKuan, su compañero de equipo, era pareja de su amigo.

Zhan bufó al darse cuenta de que había manchado su camiseta, la que recién se había puesto para salir.

No estaba en sus planes ponerse caliente antes de salir con sus amigos, pero estaba hablando con Yibo y a este no se le ocurrió mejor idea que enviarle una foto de cómo iba vestido.

Si había algo de lo que Zhan se arrepentía, era de haberle presentado a Yibo a su amigo ZhuoCheng. Pues este había obligado al pelinegro a cambiar por completo su armario, de modo que Wang ahora vestía como un jodido fuckboy demasiado caliente para la cordura de cualquier persona con la capacidad de verlo.

Zhan se sentía un poco enojado consigo mismo por no poder controlar los impulsos y las reacciones de su cuerpo, pues su polla respondió a la foto antes de que sus manos pudiesen escribir un mensaje concreto que no implicara rogarle a Yibo que lo follara hasta perder la consciencia.

— ¡Zhannie! —gritó Xuan Lu desde abajo, haciéndole sobresaltar. Soltó un bufido ante el apodo, no porque le molestara, sino porque Yibo (quien, probablemente, estaba abajo esperándole porque se supone que irían juntos al encuentro con sus demás amigos) lo había escuchado y eso le avergonzaba. — ¡Apresúrate que tu novio te espera! —

Zhan no pudo evitar dejar escapar una risita al oír aquello. Si Yibo estaba allí abajo y había escuchado a Lu decir aquello, de seguro estaba por morirse de la vergüenza.

Se cambió con rapidez a una camiseta blanca con otra a cuadros por encima, dándose una última chequeada en el espejo para agarrar su teléfono y salir corriendo de la habitación.

Una vez abajo, se encontró con la adorable escena de Yibo completamente ruborizado ante las insistentes preguntas de su amiga castaña.

— ¿Desde hace cuánto sales con Zhannie? —la sonrisa de Zhan se borró en el momento en que el adorable apelativo salió a la luz.

— Bien, ya basta. Lo estás acosando. —se quejó el pelinegro, caminando hacia el par y agarrando a Yibo del brazo para apartarlo de su amiga, quien hace un puchero ante la actitud de su mejor amigo.

— Sólo conversábamos, Zhannie, no es para tanto. —responde Lu, cruzándose de brazos.

— Te conozco. Sí. Es. Para. Tanto. —pausa Zhan, señalándola acusadoramente. Se dirige hacia el perchero para tomar su chaqueta de cuero favorita y sus llaves. —No me esperes despierta. — se burla el rubio, lanzándole un beso en el aire. Xuan Lu ríe, sarcástica.

— Los chicos vendrán hoy, será mejor que no vuelvas. —la amiga le sonríe ampliamente, despidiéndose con la mano. — Un gusto conocerte, novio de Zhan. —

— Se llama Yibo, estúpida. —

— Ya lo sabía. Él se presentó solito cuando llegó, Zhannie. —le hace saber su amiga, sonriendo con inocencia. Zhan rueda los ojos.

— U-un gusto. —murmura Yibo, sonriendo tiernamente. Lu suelta un ruidito molesto.

— Oh, Zhannie, es tan adorable que, si no lo cuidas, me lo robaré. —le advierte su amiga, haciendo el amago de estirarse para apretar las mejillas del castaño.

— Mejor concéntrate en tu novia y aleja tus garras de él. Nos vamos. —gruñe Zhan, jalando a Yibo hasta su cuerpo y saliendo apresuradamente del departamento.

Una vez fuera, se priva a sí mismo de observar a Yibo detalladamente, pues una erección era lo que menos quería en ese momento, así que simplemente se limita a sonreírle y empezar a caminar hacia el ascensor.

— Te ves bien, Zhan—murmura Wang, esbozando una sonrisa cohibida.

— Gracias, Yibo. —

Ambos ingresan en el ascensor y el descenso comienza, incómodamente silencioso.

"Infiernos, ¿por qué huele tan bien?", gruñó Xiao en su mente, haciendo una mueca de fastidio.

— E-es adorable que tu hermana te llame Zhannie...—habla Yibo, rompiendo el silencio y tomándose un gran trago de valor para mirar al chico a los ojos.

— No es mi hermana. —le aclara Zhan, apresuradamente, soltando una risita.

— Oh, lo siento, pensé que... —

— No importa. —le resta importancia. Zhan, porque sabía que, si no lo hacía, Yibo estaría disculpándose lo que quedaba de transcurso. — Es mi mejor amiga. —

Wang asiente, atento a las palabras del mayor.

— ¿Es divertido compartir departamento con ella? —inquiere, genuinamente curioso.

— Cuando no hace perversiones con su novia, sí, claro. —suelta Zhan, sin percatarse de con quien estaba ni qué clase de comentarios se debían decir en su presencia, pues el chico se avergonzaba por todo.

Yibo, en cambio, simplemente preguntó:

— ¿Xuan Lu tiene novia? —

Zhan se toma la molestia de mirarle sorprendido por unos segundos antes de responder con una sonrisa:

— Síp. Y si crees que Lu está loca, pues no has conocido ZiYi. —Zhan niega con la cabeza, parecía estar recordando algo. — Se merecen la una a la otra. —

Y la conversación da por finalizada en ese momento, pues el ascensor se detuvo en la recepción, salieron de él y se dirigieron hasta el auto de Yibo.        

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