Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 24

Una vez que el ser grotesco de Madofen pereció despellejado sin oportunidad de adelantar su cena, una compuerta superior se abrió nuevamente y la luz del sol entró como en un tragaluz: la Muerte de Madofen tenía recompensas para los niños. Las ataduras del pavor cedieron y se ablandaron, por lo que los niños pudieron salir airosos de una situación comprometida.

Adiel venció al hipo luego del susto: un susto terrible pudo aliviarlo por completo. Estar al borde de la muerte era la única forma de extinguir su Hipo inoportuno. Entre tanto, Elisa se puso de pie y fue a ver por última vez el cadáver de Patxi que permanecía maltrecho y tieso en el rincón. Su torso ya había sufrido los rigores del tiempo y de la muerte. Yacía morado y despedía un hedor penetrante.

—Adiós, Patxi. Gracias por ayudarnos —dijo Elisa llena de aflicción.

—¡Elisa, tenemos que irnos...! —dijo Adiel nervioso. 

Nuevamente en la intemperie, la atmósfera no había sufrido cambios, a excepción del sol que venía y se iba cuando quería. Las calles se cubrían de una desolación que alcanzaba niveles tétricos. Las horas mataban el poco rastro de luz que intentaba vivir. La mañana se convertía en un atardecer lúgubre por las nubes que no se decidían por el buen tiempo o la lluvia intempestiva. 

Los niños se movieron con celeridad por la calzada buscando la calle que Patxi les había dado y que conducía al palacio de Séragon. Los murmullos se mantenían en todo momento, como si los muertos se negaran a dejar en paz a los dos niños. El peligro aún era latente y se respiraba por todas las arterias. Los baches afeaban cada cuadra y acera. Patxi no hubiera tenido paciencia con unos de ellos. las precarias edificaciones estaban para una implosión.

Luego de lapso de tiempo y de una ardua búsqueda, sus esperanzas se desvanecían. Pero como una ilusión vieron, a lo lejos, un palacio bastante fastuoso y colosal. Algo que, en principio, sus ojos no habían notado. Ahí estaba el hogar de Séragon, detrás de unos muros gigantescos y rejas gruesas. Demasiada seguridad para un dios que ha creado un mundo. Los niños no debían desechar la posibilidad de que Séragon viviera ahí o sus esbirros.

—Hum, ¿será el palacio de Séragon? —preguntó Elisa con toda la inseguridad del mundo.

—Yo creo que... No lo sé —replicó Adiel muy confundido—. Si el asunto no fuera importante yo me iría de inmediato...

—Crucemos los dedos, hermanito —dijo Elisa y se encogió de hombros—. Es nuestra única salida y no podemos volver atrás.

Al pie de la mansión, la entrada principal consistía en rejas enormes de acero que parecían ser irrompibles y le daban toda la protección que un ser como Séragon necesitaría. No hacía falta escoltas fornidos ni convoyes que protegieran a un dios encarnado y sibilino. Las rejas necesitaban más protección que el propio dueño. 

—¿Es un dios viviendo en un palacio? —dijo Elisa viendo las inmediaciones con detenimiento.

—Espero que no tenga monstruos como mascotas y también que no me de náuseas estar dentro —Adiel masculló y su voz se hizo tenue—. Si él nos ayuda no sé a qué vamos a pedirle ayuda.

—Yo espero que nos deje hablar antes de comernos… —Adiel suspiró—. Extraño a mi mamá.

El suelo tembló y, a lo lejos, los niños se percataron que una horda considerable de Neumanos se iba acercando al palacio, abarrotando las calles de la ciudad de Séragon. Conforme avanzaban, más Criaturas se iban uniendo a ellos. Muchas de esas inmundas criaturas con las que los niños habían lidiado antes de llegar al palacio. A la cabeza, Cranon caminaba a paso rápido. El T-Jack hacía sentir sus pisadas y venía en compañía de dos gigantes a los costados.

—Elisa... Creo que tenemos más problemas —farfulló Adiel sin pestañear.

—¡No, no....! ¡Espera, son nuestros amigos!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro