Capítulo 10
Cranon había dejado más dudas que respuestas. Dudas que no se irían por lo pronto. Con los últimos suspiros, aquel ser no pudo darles más información a los niños, que morían de intriga. A ambos les producía escalofríos pensar que podría haber más criaturas aberrantes dispuestas a acabar con ellos. Las interrogantes estaban en el aire y no había indicios de respuestas. En un lugar desconocido la supervivencia vencía a la razón.
Luego de atravesar la zona rocosa y árida, los niños cruzaron por una extraña y espesa vegetación. Enormes y colosales paredes vegetales acompañaron su recorrido. El color verde oliva reinaba por los alrededores. No había rastros de seres vivientes en el lugar. La vegetación era la antesala a la rivera.
Luego de batallar con el tiempo y el camino escabroso y accidentado, los niños llegaron a las orillas de una gran extensión de agua salada. Las palmeras, la arena, las piedras y las plantas se extendían por doquier. Los niños se detuvieron para descansar y para buscar algo que les animara a seguir caminando. En el lugar ya no había vasijas con alimentos y el hambre azotaba a Adiel que estaba a punto de comerse los bombones de su hermana.
—Quisiera poder beber esa agua… —dijo Elisa mostrando cansancio.
—Creo, creo que si bebemos esa agua moriremos antes de llegar —contestó Adiel mirando al suelo.
—Hum... ¡No me digas eso! Estoy harta de pensar que me moriré.
—Elisa, yo estoy que me muero por dentro...
—¿Qué haremos ahora? —Elisa inspeccionó la tierra.
—No lo sé, creo que... —Adiel se calló sintiendo que el aire le faltaba.
—¿Cruzar el océano? —preguntó Elisa.
—No... Yo pensaba en comer algo primero…
—Si seguimos avanzando tal vez encontremos comida —dijo Elisa—. Cranon dijo que más allá del océano encontraríamos una respuesta, eso recuerdo.
—No estoy seguro, Elisa... Solo quiero comer algo.
—Hermanito, debemos hacer algo para cruzar.
—¿Cómo qué?
—Por ejemplo… Buscar la balsa de Cranon.
—No creo que lo encontremos... Pero si buscamos comida tal vez hallemos algo.
—¡Ay, no seas así!
Elisa se adelantó a Adiel en busca de la balsa que Cranon había abandonado antes de encontrar a los niños. Las plantas acuosas no fueron rival antes sus ojos. Su búsqueda duró unos minutos y la balsa descansaba hundida en un surco de agua lodosa: dos ramas gruesas eran los remos de dicha balsa. «¿Será la balsa de Cranon?», se preguntó Elisa y se volteó.
Cranon había construido la balsa hace años con el fin de atravesar el océano para pedir ayuda a Séragon, pero por las prisas la balsa no se terminó y él no pudo con su enorme peso y sucumbió, cayendo al agua junto a su tripulante, pero lo que pasó después fue algo indecible que Cranon se llevó con la muerte.
Los niños caminaron hacia la balsa, pasando por un lodazal intimidante que podía ofrecer superficies más profundas, y un paso desafortunado podría ser el último y la balsa se quedaría sin haber atravesado el océano otra vez. Solo la perseverancia podría superar cualquier inconveniente, algo que Cranon aún no conocía, por lo que desistió y pereció.
Tardando más de lo esperado llegaron a la balsa de madera. Para el difunto Cranon, era una balsa común, pero para los niños era un recipiente rectangular de troncos sin cortar. Con recelo, se acercaron a la balsa que se hallaba en buen estado y sin haber cumplido aún su objetivo. El tiempo y los rigores de la naturaleza habían coloreado a su antojo la balsa de colores oscuros y verdosos. Tenía musgo en la parte superior.
—Hum, está muy sucio. —dijo Elisa con renuencia.
—Sí... No creo que aguante —replicó Adiel moviendo la cabeza.
—Pienso igual, pero deberíamos ponerle algunas hojas para sentarnos, ¿no crees?
—¿Acaso usaremos esas cañas como remos?
—Oye, eso es genial. Gracias hermanito por usar la cabeza.
—Pero...
Con un poco de hojas húmedas, del tamaño de un cobertor, la balsa quedó apta para Adiel y también para Elisa, aunque sintiera deseos de rezongar antes de subir. Aquí el tiempo valía más que oro, por lo que partieron rumbo a la siguiente territorio en busca de Séragon, teniendo en cuenta las palabras del difunto Cranon.
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