Cherry's POV.

En el momento que escuche la puerta de la cafetería abrirse, el temblor de mis manos aumentó. No era una forma muy grata de conocer al chico que llamaba tu atención por primera vez, en la situación que me encontraba. Tampoco es que me molestaba, tenía muchas ganas de conocerlo pero a la vez no podía dejar de tener miedo por el giro que todo daría luego. ¿Seguiría su interés en mi? ¿Estoy realmente dispuesta a abrirme a otra posibilidad después de todas las cosas por las que he tenido que pasar? Ha sido mucho por asimilar en tan poco tiempo. Hace tres meses que hablaba con Justin, no había día que no habláramos y eso me gustaba, me gustaba que fuera la primera persona con quien hablaba por la mañana y la última por la noche. Y a pesar de que nunca me gustaron los chicos que eran extremadamente empalagosos, con Justin era diferente. Su forma de ser conmigo era especial. Nunca nadie se había preocupado tanto por mi y siempre estaré agradecida con él por eso, ni el papá de mi bebé tuvo esos detalles en el tiempo que estuvimos juntos. 

Todo pensamiento se esfumó al verlo acercarse a mí con algunas arrugas en su frente demostrando preocupación. Forme una sonrisa en mis labios para asegurarle que estaba todo bien e instantáneamente él la devolvió, reluciendo sus hoyuelos. Cuando estuvo frente a mí, lo escuche murmurar mi nombre y sentí sus brazos a mi alrededor. Su perfume invadió mis fosas nasales y cerré mis ojos disfrutando de este momento. Hay todo tipo de abrazos, unos de despedidas, otros de amistad, familiar, abrazos que entregan miles de sensaciones a la vez. Y este era uno de esos. Pero sobre todo, me sentía cómoda, sentía que estaba en el lugar correcto por primera vez. Cuando se separó, inmediatamente eche en falta su tacto. 

— Hola... — Murmuró sin dejar de mostrar esa blanca sonrisa. Me sonroje como una niña y solté una risa nerviosa. — Mucho gusto conocerte, Cherry. 

— El gusto es mío, Justin. — Pasé un mechón de cabello por detrás de mi oreja, bajo la mirada atenta de Justin. Hice contacto visual con sus ojos, hasta el punto de ver mi reflejo en ellos. Sus pestañas eran larguísimas y tenía los ojos color pardo con algunos destellos verde producto de la luz del local. — El gusto es de nosotros, en realidad. — Dije unos segundos después de haber vuelto a la realidad. Justin bajó la mirada al bulto que se formaba en mi abdomen, una ligera sonrisa apareció en su boca.

— ¿Qué paso? 

— No lo sé, de pronto me sentí sofocada y no me di cuenta cuando ya había perdido el conocimiento. — Moví la cuchara que estaba en el té ya casi frío. — Se supone que los mareos disminuyen al tercer mes pero nada de eso ha ocurrido, tengo miedo de que algo esté yendo mal. — Mordí mi labio inferior evitando romperme frente a Justin. Ya era suficiente con que viniera a buscarme, no quería rematar la tarde conmigo llorando. 

  — Oye. — Sentí su mano sobre la mía. Estaba cálida, al contrario de la mía que tenía los dedos congelados por el frío. Su dedo pulgar acaricio mi palma suavemente. — Todo estará bien, confía en mi. — Susurró como si estuviera contando un secreto para los dos. — Nada malo ocurre con semillita, debe haber otra razón por la que paso lo de hoy. 

— Eso espero. — Miré su mano sobre la mía en el momento justo que entrelazo sus dedos con los míos y besó mis nudillos, luego de hacer fricción para que entraran en calor. 

— Lo estará, lo prometo. Ahora lo mejor será que nos vayamos de aquí, debes tener frío y ninguno de los dos quiere que te resfríes. — Sonreí. Me gustaba la forma en la que incluía a mi bebé en nuestras conversaciones. En realidad, comenzaba a gustarme todo de él y me asustaba no encontrarle algún defecto que me hiciera desilusionar. 

Cuando le di las gracias a las trabajadoras de la cafetería por toda la ayuda ejercida, abandonamos el lugar e inmediatamente sentí el frío colarse sobre mis huesos. Justin lo percibió, porque en un acto de proteger a semillita, tal como el lo mencionó, me dio su suéter gris, quedando solo con su chaqueta azul. 

— Te vas a congelar. 

— Eso da igual. — Me dirigió hasta el auto, sin apartar la mano de mi espalda para llevarme hasta este. Una vez dentro del coche, me permitió elegir cualquier álbum que tenia allí guardado. El ultimo álbum de Zayn estaba allí y chille de alegría. Se había convertido en mi disco favorito del año.  

— Justin, este no es el camino para llegar a mi casa. — Me di cuenta que habia tomado otro camino al ver la dirección equivocada. 

— Es muy tarde para llevarte a casa Cherry, además de que la lluvia se prolongara y será mas intensa, lo mejor será que te lleve mañana a tu casa. 

— ¿Me estás raptando? — El asintió y pude ver la sonrisa juguetona de sus labios. — ¡Justin! — Reí y golpee su brazo. 

— Dime ahora que no te agrada la idea de estar solos. — Movió sus cejas de arriba hacia abajo. — Podrás ver estos abdominales en vivo, ya que según tu la foto que te mande no te produjo nada. — Volví a golpearlo suavemente y no pude evitar sonrojarme. 

— Te recuerdo que hay un menor presente. — Advertí apuntando el pequeño bulto de mi barriga. 

— Lo lamento semillita, olvide que estabas presente. — Con su mano libre, acaricio mi panza. Normalmente me incomodaba que otras personas desconocidas hicieran eso, pero Justin... Justin hacia que todo se volviera de otra perspectiva. — Tus hormonas pueden estar tranquilas, iremos a casa de mamá que queda mas cerca. 

— Apenas nos conocimos y ya me invitas a conocer a tu madre, que viene mañana, ¿proposición de noviazgo?

— No por ahora, aún tenemos tiempo.