
Prólogo
Señor Kim:
Usted queda cordialmente invitado a la boda de Jungkook y Yoongi.
Con amor: Gukie
Taehyung forzó una sonrisa enorme mientras su mejor amigo saltaba por todos lados.
— ¿Qué te parecen TaeTae? Han quedado preciosas ¿A que sí?
El rubio dejó la tarjeta sobre la mesa de la cocina, sonrió ampliamente y finalmente se fundió en un cálido abrazo.
— Jungkook... debes dejar de firmar como un niño, vas a casarte en un mes, al menos imprime las invitaciones con tu nombre completo
El pelinegro perdió la sonrisa, se mordió su labio como siempre hacía cuando se ponía nervioso y en voz baja susurró.
— Es que... es que ya las imprimí todas... eres el primero en recibirla, bueno tú y Jimin, que viven en la misma casa y son mis mejores amigos... y mis padrinos de boda.
—Técnicamente soy el padrino de bodas de Yoongi, no el tuyo
Dijo la voz del pelirrojo desde el sillón. Los miraba entre gracioso y serio, aunque Jimin nunca podía estar serio.
—Oye, no es justo, los considero a ambos mis padrinos...
—Esto de que tus dos mejores amigos se casen entre ellos... es raro, no voy a mentir
Jungkook le sacó la lengua, sin importar que tuviera treinta años, seguía siendo un niño. Los tres estallaron en una risa fresca y desinteresada.
El teléfono de Jungkook comenzó a sonar, y sus ojos se iluminaron por completo, nadie tenía que adivinar, los dos amigos presentes sabían quién llamaba.
—Yoongi hyung —Gritó el pelinegro mientras tomaba el celular y corría al jardín delantero para poder hablar en privado con su prometido. La puerta se cerró tras él, y por primera vez desde que el pelinegro había llegado, Taeshyung se sentó derrotado en el sillón junto a Jimin.
—Esto está sucediendo demasiado deprisa... Jimin temo que no aguantaré mucho tiempo más sonriendo así.
El rubio rompió en llanto mientras su mejor amigo acariciaba su cabeza y lo abrazaba con fuerzas.
—TaeTae, ya lo hemos hablado, no es justo ni ético meterse con el prometido o novio de tu mejor amigo...
—Lo sé, jamás sobrepasaría a Yoongi, además Jungkook lo eligió a él... ¿Es muy egoísta de mi parte si a veces deseo que algo pasara para que ellos terminen?
Jimin golpeó la cabeza del chico y luego le dio un pequeño beso para que no se enojara.
— Tae ten cuidado con lo que deseas porque el universo te escucha
El rubio le sacó la lengua justo en el momento que un Jungkook sonriente entraba nuevamente.
—Yoongi Hyung tiene un regalo para mí... me dijo que luego de la boda me llevará a verlo ¿Pueden creerlo? Dijo que estaba ultimando los detalles... ¿Creen que existe alguien más perfecto y lindo que él?
— No lo creo Kook
Dijo Taehyung poniendo los ojos en blanco. Que aceptara que no podía luchar por el amor de Jungkook, no significa que se quedaría sentado cruzado de brazos escuchando lo perfecto que Min Yoongi era.
El pelinegro hizo un pequeño puchero al oír el nombre que solían decirle cuando lo regañaban, pero antes de poder decir algo más, su teléfono volvió a sonar.
—Jeon Jungkook futuro Min Jungkook al habla —Dijo rebosante de alegría mientras oía lo que fuera que sucedía detrás de la línea. Cortó luego de algunos intercambios cortos y miró a sus mejores amigos.
—Hubo un problema con el traje de Yoongi... espero no se entere que me llamaron a mí, se supone soy el contacto de emergencia por las dudas que no conteste... seguro lo llamaron cuando hablaba recién conmigo. En fin, aprovecharé a darle una ojeada, no le digan nada ¿Sí?
—Ve a solucionar el problema señor Min Jungkook
Dijo el rubio sonriendo mientras se levantaba para acompañarlo a la puerta.
—¡No te olvides de enviarnos una foto! —Gritó Jimin desde el interior, ni si quiera a él le había permitido Yoongi ver su traje.
Jungkook salió feliz, un mes... un mes y ya sería de Yoongi por completo. Su corazón revoloteó de solo sentir los nervios de la espera. Mientras se subía a su coche los recuerdos invadieron su cabeza.
Flashback: Siete años atrás
Jungkook se apoyó contra la columna de concreto, su primera galería de arte, toda para él, llena de sus más recientes pinturas.
La gente revoloteaba desde la primera a la segunda y a la tercera. Susurraban asombrados en voz baja, "Refleja el dolor que siento" Había dicho uno mientras admiraba la pintura negra con gotas de pintura chorreando por doquier. "¿Estás loco? Claramente muestra la alegría y el gozo de estar vivos" Le dijo su acompañante bastante frustrado.
Jungkook sonrió y se acercó a los que discutían.
—En realidad mi lienzo se manchó casi al terminar y tuve que improvisar algo
Las dos personas rompieron en risas, y luego de pedirle un autógrafo, se perdieron siguiendo la exposición.
—En realidad muestra la yuxtaposición opuesta que puedes obtener al juntar el dolor de la inexistencia con la felicidad de la vida eterna
Jungkook levantó la cabeza para encontrarse un hombre alto, peliblanco, vestía de traje oscuro y zapatos de vestir, demasiado formal para su galería, daba aire de millonario snob, que pensaba que las sabía todas.
—Te lo has sacado de la manga ¿A que sí?
El peliblanco sonrió, su sonrisa torcida y socarrona produjo cosquillas en su estómago. Pero las ignoró, tenía un corazón sensible, y siempre que se había enamorado, había terminado con el corazón partido y horas de terapia.
— Se lo escuché al viejo de allí
Jungkook se dio la vuelta para ver un anciano con una larga barba falsa, probablemente a punto de entrar al escenario que había cruzando las puertas de vidrio del final de la galería, para dar alguna obra de teatro.
—¿Y que ganas fingiendo que sabes algo de arte?
El peliblanco sonrió mostrando sus perfectos dientes.
—No lo sé... ¿Tú número?
Jungkook se puso bordó y desvió su cara de la atosigante mirada del peliblanco. Sintió entonces un dedo bajo su barbilla.
— ¿Qué dices si te invito a mi presentación y si te gusta, me das tu número? —El pelinegro sonrió, a la mierda la sensatez, dejó a su corazón ilusionarse una vez más.
—Trato hecho blanquito
Ambos rieron y el de pelo blanco estiró su brazo como buen caballero, invitando a Jungook a pasar el suyo por el agujero que se formaba.
Fin del flashback
Jungkook sonrió, ¿Qué hubiera sido de su vida si Yoongi no se hubiera animado a hablarle? Probablemente estaría solo, con su arte, como siempre había sido.
Puso el pie en el acelerador y luego de encender el carro, salió pitando hacia la tienda de trajes. El camino era algo peligroso, la tienda de trajes Cifonelli e hijos, era de los mejores de la zona, pero el lugar quedaba en la otra punta de la ciudad, y por la hora y el ruego desesperado del señor Cifonelli, lo llevaron a apresurarse, debía ir por la autovía de las montañas, aunque fuera riesgoso.
Encendió la radio, riéndose al descubrir que el último DVD de Yoongi aún seguía dentro, decidió dejarlo, la forma que tenía su casi esposo de acariciar las teclas del piano, le resultaban extremadamente hermoso.
La segunda canción del disco se terminó, pero en vez de comenzar con la tercera, como era lo lógico, la voz de Yoongi sonó con fuerza.
Si estas escuchando esto significa que te he dado la primera sorpresa de muchas para nuestra nueva vida de casados. Eso o estas tocando de nuevo mis cosas... ¡Jungkook si es así no sigas escuchando!...
El Yoongi de la grabación comenzó a reírse, su risa desternillante, fresca y llena de vida iluminó los ojos del pelinegro, que decidió que podría arruinarle una de las tantas sorpresas, no pasaría nada si escuchaba eso ¿Verdad?
El día que te conocí fue el día que mi vida comenzó de nuevo, por muchos años me había dedicado a tocar, empezaba a odiarlo ¿Sabes? Las hermosas melodías que todos amaban... a mí solo me causaban dolor... lo que a todos les hacía ver un universo de colores, yo solo lo veía blanco y negro. Entonces entraste tú... más bien me colé a tu galería, pero dudo que vayas a acusarme con el dueño... espera tú eras el dueño.
Jungkook volvió a reír junto con Yoongi, era increíble que justo segundos antes había estado pensando en ese mismo día, las mejores mentes piensan iguales.
Tengo que confesarte algo... solo entré allí para hacer tiempo hasta que tuviera que presentarme, y me aburría a morir, vi la exhibición al menos quince veces... escuché a muchos críticos hablar con palabras raras, pero cuando te vi interactuando con las personas me pareciste el conejito más hermoso que jamás había visto.
Jungkook frenó mientras esperaba que el semáforo se pusiera en verde, no podía creer que uno de los regalos fuera recordar el mejor día de su vida, juntos de alguna manera.
Pero ¿Cómo alguien como yo podría animarse a hablar a alguien como tú? Perfecto... pulcro, inocente... estaba claro que no te conocía para nada si pensaba que eras inocente o pulcro.
—Eres un idiota
Dijo el pelinegro haciendo un puchero como si Yoongi estuviera allí con él, aunque luego estalló en risas al oír las del peliblanco.
Así que se me ocurrió repetir un par de palabras que le oí a alguien, de esas complicadas que ahora sé que detestas tanto... creo que funcionaron muy bien porque por alguna razón unos meses más tarde me dijiste que sí a ser mi novio... Feliz día número 30 antes de nuestro casamiento mi amado Jungkookie, cada día te daré una pista nueva para que encuentres otro de estos mensajes, a ver si los coleccionas todos. Te veré al llegar a casa, te amo mi conejito travieso... Por cierto, la pista es: dos corazones.
Jungkook sonrió, detuvo el auto frente a la tienda del señor Cifonelli y se bajó, su corazón saltaba de alegría, Yoongi a veces parecía muy callado, pero era el hombre más romántico y bueno de todo el planeta Tierra.
Miró a los dos lados antes de cruzar, hizo contacto visual con el dueño, el cual le sonreía agitando un brazo.
Jungkook dio un paso hacia adelante, nada de lo que siguió pudo haber sido previsto por nadie, el día había sido perfecto, la sorpresa había sido la ideal para ese día, todo había sido como los rayos del sol, claros, amarillos y llenos de alegría, nada lo habría preparado para esto.
El celular de Jungkook comenzó a sonar, lo que lo detuvo de cruzar la calle.
—Jeon Jungkook futuro Min Jungkook al habla ¿Con quién tengo el gusto de comunicarme?
El silencio detrás de la línea tendría que haberle dicho que algo andaba mal, pero Jungkook era demasiado inocente para suponer eso.
—Señor Jeon, soy el oficial Park JaeSang... ¿Qué relación tiene con el señor Min Yoongi? —El pelinegro se quedó helado, su cabeza no lo entendía, pero su cuerpo lo comenzaba a presentir.
—Soy su prometido...
—¿Hay alguien con usted en este momento?
—Señor Park, ¿Qué está sucediendo?
—Señor Jeon, voy a necesitar que se calme, necesito que se acerque a la comisaría primera...
—¿Por qué un oficial le pediría a alguien que se acerque a la comisaría luego de preguntar si conoce a otra persona?
—Señor Jeon, le pido encarecidamente con llame a alguien más para que lo acompañe.
—¿Yoongi está bien?... ¿Qué hizo?
—Señor Jeon, no puedo tener esta conversación por este medio, le pido que se acerque a la comisaría primera, es urgente.
La línea se cortó y la adrenalina se disparó desesperada alcanzando cada parte de su cuerpo, las lágrimas se agolparon en su rostro y sus piernas no fueron capaz de sostenerlo, no entendía que pasaba, no entendía porque se sentía tan pesado, tan angustiado ¿Por qué le dolía el pecho de esa forma? ¿Por qué a pesar de estar respirando, no sentía llenarse sus pulmones?
—Señor Jeon ¿Se encuentra bien?
Dijo el señor Cifonelli, el cual, al verlo caer, había cruzado la calle corriendo, pero Jungkook no respondía a sus preguntas. Finalmente se sentó junto a él, tomó el teléfono del rubio y marcó el contacto Hermano TaeTae. Al tercer tono la voz agitada y gruesa de un hombre sonó con fuerza.
—Jungkook ¿Qué sucedió? ¿Arreglaste lo del traje?
—Amm, mi nombre es Han Cifonelli, dueño de la sastrería, no estoy seguro que sucedió, pero su hermano cayó al suelo y no responde, está consciente pero no responde.
—Mierda iré a buscarlo, gracias señor Cifonelli
El camino que debió tomarle al menos treinta minutos, le tomó quince, Jungkook jamás dejaría que alguien tomara su celular, algo grabe debió pasar.
Estacionó el carro detrás del de Jungkook, allí seguían sentados en la calle, el señor Cifonelli era un hombre grande y no podría haber levantado al musculoso muchacho, aunque quisiera.
Taehyung se bajó de un salto y se acercó a Jungkook, el chico temblaba como una hoja. El rubio le hizo un gesto al sastre, el cual se levantó y se despidió con otra seña, en el estado que estaba Jungkook, no podría ayudarlo con el traje, lo dejaría para mañana.
Taehyung se arrodilló y abrazó a Jungkook contra su pecho.
—Hey Gukie, ¿Qué sucedió? ¿Te asustaste por lo del traje? Veras que el señor lo arreglará sin problemas y...
—Un oficial de policía me llamó... dijo que fuera a la comisaría con alguien, pero se negó a decir por qué por teléfono
El corazón de Taehyung se aceleró, pero no podía suponer lo peor.
—Hey, quizá debes algunas multas y no puedes casarte si no las pagas
Jungkook sonrió, quizá era eso nada más. Los dos chicos se subieron al auto de Jungkook, Tae iría a buscar el suyo a la salida. Con cuidado de no ir demasiado a prisa, llegaron a la comisaría sin demora.
Entraron de la mano, porque cuando Jungkook tenía miedo, era la única forma de hacerlo avanzar. Se detuvieron frente a la oficial que recibía a las personas.
— Mi nombre es Kim Taehyung, a mi mejor amigo Jeon Jungkook lo llamaron, dijeron que era urgente.
La comisaría quedó bajo un sepulcral silencio, Taehyung podía oír susurros ininteligibles, pero captó una palabra que fue dicha demasiado fuerte "escena". Era una palabra curiosa, en un lugar no tan extraño para eso, pero su llegada había desatado esa palabra ¿Por qué empezaba a sentirse cada vez peor?
—Por favor, el oficial los espera abajo
Mientras caminaban el corazón de Jungkook y el de Taehyung se aceleraron violentamente, en la parte de debajo de la comisaría solo hay dos cosas: celdas y morgues. La cabeza de ambos gritó al cielo la misma palabra.
Fueron conducidos hasta una puerta de metal frio, cada paso que daban estaba más claro que no estaban yendo a las celdas. Un hombre alto con bigote los esperaba allí, el hombre despachó a la oficial y sólo quedaron allí ellos tres.
—¿Jeon Jungkook?
El chico asintió, no podía hablar.
—El oficial Park, hablamos por teléfono. Lo que estoy a punto de pedirle es algo que me niego a pedirle a los familiares, si usted...
— Kim Taehyung
—Señor Kim, puede entrar sería lo mejor
—¿Entrar a qué? —El oficial Park parecía incómodo, pero era un oficial y era su deber.
— Esta tarde se dio el aviso de que un arma fue disparada reiteradas veces en el domicilio 109 de la calle Bahía, frente a la playa dos corazones... Los oficiales al presentarse al lugar han encontrado el cuerpo de un hombre adulto, lo único que llevaba encima era su celular, no quiero dar más descripciones, lo llamé para que reconociera a su esposo...
Jungkook estaba en shock, su visión se volvió en tubo, como las antiguas televisiones a color, esas que debes golpearlas a veces para que vuelvan a arrancar. Pero en este caso, ni el golpe más fuerte del mundo habría hecho arrancar el corazón del pelinegro de nuevo.
Se vino abajo, todo su mundo se vino abajo, no sintió las manos de Taehyung intentando evitarlo, ni al oficial Park ayudándolo, tampoco se dio cuenta en qué momento fue sentado en una de esas odiosas sillas plásticas.
Los dos hombres lo miraron, estaba allí sentado, una mujer se sentó a su lado y tomó su mano, aunque parecía no notarlo. Taehyung temblaba, pero se mordió su labio inferior.
—Iré yo
El oficial asintió y se acercó a la puerta de metal, el olor penetrante a desinfectante y alcohol en gel entró por sus fosas nasales, pero lo ignoró. Frente a él había una camilla, del mismo material que la puerta, metal sin vida, muerto.
El médico les hizo un gesto, y como si nunca hubiera hecho eso antes, sin advertir sin avisar, quitó la sábana blanca que cubría el cadáver.
Y aunque el rubio era fuerte, o pensaba que lo era, ver al hombre que por siete años había amado con locura a su mejor amigo, pálido y sin vida sobre esa camilla lo destruyó. Sabía que era él, incluso aunque le hubieran quemado el rostro hasta hacerlo irreconocible, incluso sin el característico tatuaje de una rosa que llevaba en el cuello, sabía que era él, el hombre que había prometido cuidar el corazón de su hermano de otra madre, el hombre que se había convertido en su amigo, le gustara o no.
El médico volvió a tapar el cuerpo.
—Es... es él, es Min Yoongi...
Taehyung explotó en llanto, un llanto continuo que no parecía poder frenar. El oficial apoyó su mano en su hombro.
—Voy a necesitar que respire profundo, veo que también era cercano suyo, pero allí afuera está un futuro esposo que ya no se casará
El llanto de Taehyung fue cortado por un enojo profundo, ¿Cómo tenía el descaro de hablar de esa forma? El enojo fue tal que hizo que finalmente dejara de llorar.
—Le diré yo
Si dejaba que ese bruto le diera la noticia, Jungkook jamás se recuperaría... no es que se fuera a recuperar tan fácil... hasta él tenía problemas para encontrar una razón por la que parar de llorar.
Respiró hondo por última vez, se secó las lágrimas y salió de allí. Al salir, levantó la vista, y cuando su mejor amigo lo miró, cuando esos ojos marrones se cruzaron con los ojos celestes del muchacho, se apagaron por completo.
Un grito devastador rompió la garganta del menor mientras la luz desaparecía de la mirada del pelinegro. Jungkook cayó de rodillas al suelo mientras todo su mundo explotaba y caía a pedazos, no necesitaba escuchar nada, lo había sentido desde que el oficial le había hablado, su amado Min Yoongi ya no estaba en con él en ese mundo.
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