Capítulo 7
Un hombre corpulento pasó corriendo con una enorme manguera blanca que acababa de conectar a la conexión de hídrica cruzando la calle.
El calor del fuego lamía sus rostros, y el naranja coloreaba el ambiente azulado nocturno. El barullo y la estridente sirena de los bomberos, rompía sus tímpanos, pero no parecía molestar a Jungkook, quién miraba absorto contando con sus dedos. Se dio la vuelta y movió los labios, pero ni Jimin ni Taehyung pudieron entenderle, por lo que tomó sus manos y los llevó a la esquina, dónde el ruido era menor.
— Lorca vivía en el departamento que se está incendiando...
— Todavía podría estar bien, quiero decir, puede ser solo un incidente y que él esté bien.
Jimin estaba a punto de agregar algo más, pero una voz gruesa los interrumpió.
— Caballeros, soy el oficial Park JaeSang, voy a invitarlos a quedarse, la zona ha sido asegurada ahora, esto se considera una escena del crimen y deberán... —El oficial hizo silencio cuando la luces rojas y azules de un patrullero, iluminó por completo la escena. — ¿Señor Park, señor Kim?... ¿Señor Jeon?
— Oficial Park... ¿Qué está sucediendo?
— Sabes que no puedo discutir muchos detalles...
— Lorca B. Caun... estamos aquí por él ¿Está bien?
— ¿Le conocían?... el señor Caun está muerto...
JaeSang continuó hablando y Jungkook miraba como sus amigos asentían, pero a él ya no le importaba nada, la única pista que podría haberle guiado hacia lo único que Yoongi le había dejado, había desaparecido, sus esperanzas por volver a escucharlo se desvanecieron, su alrededor comenzó a tornarse oscuro, y los colores se fueron perdiendo lentamente.
Ignorando todo lo demás, comenzó a caminar hacia el edificio aún humeante pero ya sin llamas, su estado disociado parecía servir de manto para todos allí, porque nadie lo registraba, era como ser invisible, vacío como estaba así se sentía.
Subió las escaleras, pausadamente, rozando con sus yemas las rugosas costras de moho de las paredes, contando en su cabeza los escalones que faltaban para llegar al lugar. Los bomberos que comenzaban a bajar con cosas en sus manos lo ignoraron por completo, al igual que él hizo con ellos.
Caminó hasta la puerta abierta del pasillo, y a pesar de que el fuerte olor a cabello y carne quemada se hacía cada vez más fuerte, Jungkook simplemente no lo percibía, una ligera capa imaginaria lo cubría de la realidad y su cuerpo actuaba por sí solo en busca de la verdad.
Entró al lugar, el humo negro y espeso flotaba sobre su cabeza y el hollín se adueñaba de las paredes y los muebles de toda la casa. El departamento era grande, aunque estaba destrozado por todo lo sucedido. Jungkook se detuvo unos segundos y sus ojos se dirigieron al fondo del pasillo.
Un Yoongi vestido completamente de blanco y con un halo de brillo incandescente, estaba parado allí, señalando con un dedo una habitación. Jungkook no se asustó, tampoco le pareció extraño que su prometido fallecido le indicara dónde debía ir.
Caminó hacia la puerta negra e ignorando el pomo de latón aun ardiendo, la abrió con sumo cuidado, parecía un espectáculo de televisión, la habitación estaba impoluta, completamente ordenada, completamente limpia, era una escena bizarra en comparación al caos y muerte que había dejado atrás, pero nuevamente no le pareció extraño.
Caminó sumido en ese trance guiado por un insistente Yoongi que señalaba una caja. La caja de madera con un extraño símbolo en ella. Tomó el objeto y lo escondió entre sus ropas.
La mano enguantada y sucia de un bombero lo hizo reaccionar, la habitación se tornó negra de golpe, y la tranquilidad que había reinado allí se volvió un infierno, las llamas se alimentaban de la habitación quemando todo a su paso, y todo parecía un desastre infernal.
El bombero tiró de él, alejándolo de las llamas, y acercándole una máscara de oxígeno a su cara, fue cuando el aire puro se metió en sus pulmones que comprendió que había estado ahogándose todo ese tiempo, la falta de oxígeno le había hecho verle de nuevo, o al menos eso se metió en su cabeza.
Fue acompañado hasta afuera del edificio, dónde unos muy preocupados Jimin y Taehyung lo miraban. En cuanto se acercó, Tae lo rodeó entre sus brazos y el pelinegro se relajó, su alma helada volvía a sentir calor cuando el rubio hacía esto.
Ninguno le dijo nada y se alejaron de la escena, habían dado declaraciones y les habían permitido marcharse. Subieron al coche, Jimin delante y Tae y Jungkook detrás. El menor se acomodó contra el cantante, quién lo recibió a gusto y acarició sus cabellos sucios para tranquilizarlo y arrullarlo para que durmiera.
— ¿Crees que se ha dormido? —Susurró algo fuerte para que Jimin lo oyera. El pelirrojo miró por el espejo retrovisor.
— Eso parece... Tae, creo que debemos internar a Jungkook
El rubio entrecruzó el entrecejo, no parecía comprender por completo porque sacaba el tema en ese momento.
— Creo que exageras Jimin.
— Se metió a un maldito edificio en llamas ¿Por una estúpida búsqueda del tesoro?
Taehyung miró a Jungkook y acarició su rostro, limpiando las manchas negras en su piel blanca.
— ¿Qué pretendes? ¿Abandonarlo en una institución psiquiátrica? Te recuerdo que tu plan de dejarlo por su lado durante el último año no funcionó para nada bien.
El pelirrojo detuvo con brusquedad el coche y se dio la vuelta para mirarlo.
— Desde que hemos llegado no has hecho más que justificarlo, una y otra y otra vez
— Jimin... no puedes juzgarlo, tú no sabes lo que es perder a la persona que amas
El pelirrojo se dio la vuelta y golpeó el volante del coche con fuerza, haciendo que el claxon sonara asustando un perro que cruzaba la calle.
— Quizá nadie mató al hombre que amo, pero es como si no estuviera... podría estar muerto y el dolor sería el mismo.
El semáforo se puso en verde y Jimin aceleró, Tae lo miró atento por el espejo, para luego mirar el paisaje por su ventana.
— Nunca me habías dicho que estabas enamorado.
Jimin giró el carro y subieron a la carretera principal, estaba enfocado hacia adelante.
— No es como si fuera contándote todos mis secretos Taehyung
El enojo del pelirrojo se metió en el pecho del rubio, no terminaba de entender la ira y la razón por la que no paraba de lastimarlo.
— ¿Qué nos pasó Jimin?
— Él...
Taehyung no necesitaba mirarlo para saber de quién hablaba. Instintivamente llevó a Jungkook más cerca de su pecho.
— Jungkook ha tenido un año difícil, no tienes derecho de enojarte con...
— ¿¡Sabes qué!? Estoy cansado de cuidarte, estoy cansado de proteger tu puto corazón esperando que te des cuenta de que, ese idiota que abrazas, jamás te amará como yo lo hago...
El carro se quedó en silencio, mientras pequeñas lagrimas comenzaban a caer de los ojos del rubio.
— Nadie te pidió que lo hicieras, puedo hacerme cargo de mi corazón
— ¿No vas a decir nada? Taehyung te amo, ¿Es que no merezco al menos una respuesta?
El rubio lo miró a los ojos, algo en ellos le dijeron lo que ya sabía.
— ¿Qué quieres que te diga? Sabes cuales son mis sentimientos. Amo a Jungkook desde antes de conocerte, y lo seguiré haciendo hasta morirme.
Jimin apeó el coche sobre el costado de la carretera, se quitó el cinturón de seguridad y salió del vehículo. Taehyung siguió llorando metiendo su cabeza en el cuello de Jungkook. Jimin había sido su mejor amigo, le dolía que el amor que sentían, fuera algo que terminara lastimando su relación.
La mano de Jungkook se cerró en la suya, ignorando el hecho de lo que eso implicaba, Tae se dejó acariciar por él.
Pasó algo más de media hora, Jimin no volvía y Tae empezaba a preocuparse. Intentó moverse, pero la mano de Jungkook se lo impidió.
— Él estará bien Tae
— ¿Lo sabías?
Preguntó acomodándose contra el respaldo del asiento y mirando al pelinegro. El pintor levantó la vista para mirarlo a los ojos, parecía estar pensando la pregunta, pero finalmente desvío la mirada y se detuvo a admirar la oscuridad de la noche.
— ¿Qué Jimin sentía algo por ti?... Sí, desde el primer día.
— Oh, ¿Por qué no dijiste nada?
Jungkook sonrió, aunque el gesto no llegó a sus ojos, parecía incluso hastiado de hablar de eso.
— ¿Por qué debería meterme yo en sus asuntos? No me correspondía decirlo
Taehyung miró hacia la oscuridad también, intentando en vano poder encontrarlo.
— ¿Sabías lo mío?
Susurró más bajo. La oscuridad del auto hacía el lugar perfecto para preguntar algo tan estúpido como es, era estúpido porque Taehyung sabía la respuesta, o creía saberla.
— ¿Cambiaría algo si te dijera que sí? —Taehyung se mordió el labio inferior, pero no evitó que las lágrimas volvieran a salir. Su corazón se resintió y todo su pecho dolía enormemente. —Pero por favor no te vayas... no me dejes solo, no podría hacer esto sin ti.
Susurró el pelinegro recostándose contra su pecho. Y a pesar de que acababa de ser rechazado, Taehyung se quedó, quizá debía sentirse usado, quizá debía sentirse como un mero pañuelo descartable, porque a fines prácticos eso era para Jungkook pero a pesar de todo, no podía dejar de amarlo, incluso aunque doliera tanto.
— No me iré de tu lado nunca Jungkook, no tienes la culpa de no corresponderme
La puerta más cercana a Taehyung se abrió de golpe, lo único que alcanzó a ver fue un halo rojo y unos fuertes brazos que los rodearon a ambos.
—Lo siento Tae
Dijo la voz rota de Jimin. El rubio se dejó acariciar por él, al menos no estaba enojado.
Continuaron el viaje, el pelinegro volvió a dormirse, por lo que Tae se lo cargó a la espalda y lo llevó a su habitación, luego de arroparlo y darle un beso de buenas noches salió del cuarto.
Fue al dormitorio que compartía con Jimin y simplemente se acostó llorando. En algún momento de su angustia, los delicados dedos del pelirrojo acariciaron su rostro, quitaron sus lágrimas y lo miraron con amor.
— Me rechazó Jimin, y no puedo decirle nada porque lo amo y porque me necesita
— Ya mi niño, sé que duele... —El pelirrojo, sin poder evitarlo, tomó sus mejillas y besó sus labios.
Taehyung lo miró asustado, pero antes de decir nada más, Jimin volvió a besarlo, esta vez más profundo, más salvaje. Se subió sobre él y comenzó a besar su mandíbula, siguiendo el camino a su cuello, mordiendo, chupando, arrasando con cada parte de su piel.
—Ji...Jimin pero yo no... te amo —Gimoteaba el rubio, desesperado por lo que los dientes del pelirrojo le hacían sentir.
Jimin recorrió el camino de vuelta hasta llegar a su oído.
—Cállate Taehyung, déjame mostrarte cuanto amor tengo para ti
— Jim...Jimin
El aludido tapó su boca.
— Necesitas descargar tu frustración Taehyung, déjame decirte algo, esta noche voy a cogerte, y si mañana te arrepientes simplemente lo olvidaremos y ya
Quitó la mano de la boca del chico y para su sorpresa, Taehyung abrió sus piernas.
— Solo quítalo de mi mente por hoy...
— ¿Me estas dando permiso para lo que sea?
Taehyung lo tomó de la camiseta y tiró de él, sus labios chocaron bruscamente, y sus lenguas comenzaron a explorar la boca ajena. Mientras Jimin exploraba, mordía y chupaba, su mano comenzaba a meterse por debajo de la camiseta de Tae. Sus dedos dieron con sus pezones, a los cuales no dudo en pellizcar y tirar.
Taehyung gemía, y aunque ahogaba sus gritos en la boca de Jimin, podía oírlos claramente. El pelirrojo cortó el beso apasionado, y tiró de la ropa de Tae para desnudarlo, primero la parte de arriba, aprovechando para morder los pezones cafés con leche que tenía el rubio.
— Más... necesito más
Jimin mordió su labio inferior, pero comprendió a lo que se refería su amigo. Se levantó de la cama, y luego de quitarle las zapatillas y los calcetines, arrancó el pantalón y la ropa interior del chico. Se acercó a su oído.
—Muerde la almohada, no querrás que los vecinos te escuchen
El pelirrojo se terminó de desnudar, acomodó a Tae al filo de la cama, se arrodilló frente a él y metió el miembro ajeno a su boca. Los sonidos a succión, la saliva cayendo por la comisura de su boca, comenzaban a excitar al rubio, quién extendió su brazo, enredando sus dedos en el cabello de Jimin y con fuerza, marcó un ritmo violento, escuchando las arcadas que le producía al tocar con su punta el fondo de la garganta.
Los gemidos del rubio iban en aumento, desesperado por acabar. Pero el pelirrojo no se lo dejó tan fácil. Dejó de chupársela para subir nuevamente por su cuerpo, mordiendo su vientre, sus pezones hasta llegar a su oído.
— ¿Quieres que te haga el amor esta noche? ¿O prefieres que te rompa en dos sin piedad alguna?
— Lo segundo
— No tendré compasión y lo sabes
Jimin se alejó de Tae, tomó de la mesa de luz los preservativos, y puso uno sobre su miembro duro y grueso. Le dio la vuelta a Tae con fuerza, y sin prepararlo, lo metió hasta tocar su próstata.
Taehyung lloraba, y Jimin aprovechando esto, enredó él esta vez sus dedos en el cabello del chico y tiró de su cabeza hasta hacer que arquee su espalda.
— Mira lo cerdo que te ves mientras te cojo Taehyung
Le susurró al oído mientras lo obligaba a mirarse en el espejo frente a ellos. Con su otra mano, clavó los dedos en las caderas del rubio y comenzó un mete saca cada vez más violento. Taehyung seguía llorando mientras Jimin golpeaba su próstata sin piedad.
Las paredes de su culo comenzaron a apretar el miembro de Jimin, y el pelirrojo supo que estaba cerca.
Sin aviso, y aún con su miembro dentro, lo hizo girar hasta tenerlo boca arriba. Puso sus piernas sobre sus hombros y volvió a penetrarlo violentamente, con su mano libre comenzó a masturbarlo. El rubio desesperado y a punto de correrse, simplemente se dejó llevar, pero cuando alcanzó su orgasmo, dejó escapar el nombre de Jungkook.
Jimin aceleró sus embestidas, oírlo gemir su nombre lo llenó de ira, haciendo que acelerara más, castigando la próstata del rubio hasta que acabó con fuerzas dentro del preservativo.
— Gracias Jimin
Tae se dio la vuelta, con un pañuelo de papel limpió su semen y simplemente se quedó dormido.
Jimin hizo un nudo en la punta del profiláctico, lo arrojó al cesto de la basura y se recostó en la punta opuesta a la de Taehyung.
— Buenas noches
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