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Capítulo 28

D abrió los ojos sin comprender lo que había sucedido, estaba todo oscuro y por un segundo pensó que se había dormido, pero el olor a basura comenzó a meterse bajó su nariz.

Se movió bruscamente cuando algo con patas chiquitas y finitas rozaron su mano, y como si fuera perseguido por el diablo mismo, saltó y salió de aquel lugar, un enorme tacho de basura.

Estaba lejos de la casa de Jin a juzgar por la dirección de las calles que en la esquina, gruñó. Había sido mala idea seguir allí, lo de Jimin le iba a caer encima y el idiota de Jin siempre elegiría lo correcto.

Comenzó a caminar hacia su nuevo destino, había dicho la verdad, le gustaba el chico desde siempre, aunque lo único que le nacía cuando lo veía era poseerlo y hacerlo suyo, romperlo para que no fuera capaz de amar ni ser amado nunca más, ese rojito iba a ser suyo de nuevo, pero primero tenía que asegurarse de estar del lado ganador, si Jin no lo ayudaba iba a tener que soportar la tortura de JaeSang, porqué sabría que lo castigaría cuando supiera lo que había estado haciendo.

La central estaba en silencio, no se dirigió sin embargo a la entrada principal, caminó hacia la parte de atrás y golpeó la puerta de metal mientras hacía una seña a la cámara que lo estaba vigilando. La puerta se abrió y D entró, sabiendo que podría morir allí, si no se arriesgaba no conseguiría obtener el premio máximo.

Caminó hasta un pasillo oscuro dónde una mano se cerró alrededor de su boca y lo tiró a una habitación oscura.

— ¿Qué mierda hicieron tus nuevos amiguitos aquí?

JaeSang lo golpeó contra la pared y cerró su mano alrededor de la garganta, el aire comenzó a faltarle, pero no luchó contra eso, sería peor si lo hiciera. La fuerza comenzó a menguar y D por fin pudo hablar.

— Pensé que quizá podía ser un doble agente, averiguar que planeaban desde dentro...

JaeSang enredó sus dedos en el cabello del chico y estampó su cabeza contra la pared, la visión del chico se volvió doble, pero aguantó los golpes mientras el oficial le recriminaba que no tenía derecho a pensar por sí solo, que debió haberle contado del plan, que la próxima vez mataría a Yuna se si atrevía a mentirle de esa forma. El chico se mordió el labio inferior mientras dejaba que lo golpeara.

— ¿Qué sabes?— D escupió sangre intentando recuperarse, tenía su última jugada bajo la manga, JaeSang era el único que se le ocurriría que hacer.

— ¿Se te ocurrió acaso analizar el cuerpo de Yoongi cuando murió?

— No lo necesitamos, Taehyung confirmó que era él

D sonrió con socarronería, lo que le hizo ganarse otro golpe más.

— Hazlo y quizás podamos aun hacer algo

JaeSang reventó su cabeza contra la pared, D cayó desmayado al suelo y mientras le arrancaba los pantalones para abusar de nuevo de él, le gritaba que no volviera a ser tan prepotente o las pagaría muy caro.

Taehyung se estiró hasta que sonaron sus huesos, sin embargo cuando sus brazos tocaron la nada misma, toda la ilusión del día anterior desapareció, ¿Acaso había soñado todo aquello? Exhaló con tristeza, no le sorprendería si su mente lo hubiera hecho.

Se estaba por levantar cuando la puerta se abrió, Jungkook tenía en sus manos una bandeja con el desayuno, su corazón bombeó con fuerzas mientras la sonrisa del menor calentaba su alma.

— Buenos días Tae... pensé que quizás tendrías hambre

— Jungkook...

El chico se sentó en la cama junto a él y le sonrió, dejó la bandeja a un lado y torpemente dejó un beso en la mejilla del rubio, quién se ruborizó mirando hacia la bandeja.

— Emmm, en realidad no sabía qué hacer si te despertabas... es todo muy extraño

— Jungkook, aún estas a tiempo para retractarte si tú...

El pelinegro extendió su mano y tapó su boca mientras tomaba la mano ajena y la dejaba sobre su pecho, el corazón del chico estaba tan acelerado como el de Taehyung.

— No estoy arrepentido TaeTae... solo es extraño sentirme bien, suelo sentirme como si todos estuvieran detrás de un vidrio y no pudiera escuchar bien, como si me ahogara y nadie pudiera ayudarme, desde lo de la cabaña... contigo se hace sentido todo diferente

Taehyung estiró su mano y acarició la mejilla del chico, se sentía correcto, se sentía bien, era tan perfecto como sus sueños lo habían fantaseado. 

Jungkook se acercó más animado y esta vez le dio un corto beso en los labios, al rubio le gustó ver un pequeño punto de brillo en esos ojos, aunque aún podía percibir el dolor profundo que lo dominaba, supo que el chico no estaba mintiendo al decirle todo eso.

— Desayunemos entonces ¿Los demás?

Jungkook le alcanzó la taza de café y un trozo de pan con aguacate, parecía algo absorto en el tema por lo que tardó en responder la pregunta.

— Ammm, Jin dijo que quería seguir una corazonada que tenía, y como estabas cansado, Jimin y Nam lo acompañaron, y yo me quedé a cuidarte.

— ¿Corazonada?

— Sí, se le ocurrió luego de la charla contigo, dijo algo de... emm, la tumba de... de Yoongi, pero no tengo idea sobre qué iba

— Oh, entiendo...— El rubio entendió por qué el chico había decidido quedarse, era menos doloroso allí, junto a él, que enfrentarse de nuevo al cementerio.— Bueno, podemos hacer algo mientras los esperamos, podríamos mirar el mapa por si obtenemos algo ¿Quieres?

Jungkook sonrió mientras que sacaba de detrás de su espalda algo que venía escondiendo desde que había entrado, el trozo enorme de mapa que habían unido el día anterior. Mientras comían comenzaron a analizar el trozo de papel, lo miraron y lo revieron por todos lados.

— Es un mapa normal de la ciudad ¿Habrá modificado algo pequeño que pasamos por alto?

Jungkook intentó acercarse un poco más y parte de su café aún caliente, antes de poder pedir disculpas y querer secarlo, unas pequeñas grietas rojas aparecieron en el dibujo. Ambos miraron asombrados y gritaron a la vez.

— Tinta invisible

Se levantaron de la cama, con cuidado de no tirar nada más, y corrieron a la cocina, encendieron la hornilla y pasaron el mapa por encima, las grietas rojas se extendieron y lentamente la guía y algunas letras aparecieron en él.

Si a Dahír quieres encontrar, el camino deberás continuar

Jungkook si realmente estás preparado, la guía debes terminar

Solo te pido una cosa, cuando lo sepas, cuando te enteres... no me odies más

Piensa en lo que te enseñé, piensa en lo que sabes... el líder del sol poniente...

Pero la última frase estaba borroneada y lo que sea que Yoongi seguía diciendo no podía leerse.

— Mierda... ¿Qué está pasando?

— Claramente te estaba dando el poder de saber quién es el jefe de la mafia, solo que necesitamos los otros dos trozos para saberlo, en estos no obtendremos nada

Jungkook no podía ocultar su decepción, pensó que estaban tras algo, pero no habían conseguido demasiado. Dejó el trozo de papel sobre la mesada y abrazó a Taehyung escondiéndose en el pecho ajeno. El rubio lo rodeó con cuidado y lo hamacó lentamente al ritmo de sus corazones alocados.

— TaeTae... ¿Puedes prometerme una cosa?— El rubio besó la coronilla de su cabeza esperando que le dijera lo que necesitaba decir— No me dejes nunca... no te mueras antes que yo, no podría volver a recuperarme.

— Nunca más vas a tener que preocuparte por eso tontito, porque ni tú ni yo ni nadie va a tener que morir nunca más por esta estupideces ¿Si? Encontraremos a Dahír, nos enfrentaremos a JaeSang y todo volverá a la normalidad.

— Gracias... me haces sentir mejor

— ¿Crees que tardarán mucho más? Podríamos salir a comprar algo para el mediodía

— Me gusta la idea, creo que Jin dejó una copia de la llave en el mueble de la entrada

Caminaron hacia él, pero no había llave alguna allí, Jungkook miró el lugar vacío, estaba seguro que Jin le había dicho que dejaba la llave en ese exacto lugar, lo recordaba sonriéndole mientras la dejaba.

— Quizá al final se la llevaron ¿Qué te parece si salimos y vamos a buscarlos luego?

— En realidad... quería saber si podemos pasar por mi material de arte— El rubio lo miró asombrado, hacía unos días había expresado su deseo de retomar sus pinturas, pero no pensó que volvería a pedirlo, que Jungkook lo quisiera hacer era porque quería expresarse y eso implicaba sacar su dolor de encima, o mostrar su tristeza, su felicidad, era su válvula de escape y hacía mucho no lo hacía.

— ¿Sabes si Jimin dejó el coche?

— Si, ese sí, las llaves están en su chamarra, iré a por ella

Corrió hacia la habitación en la que Jimin se había estado quedando, y volvió riendo con las llaves en la mano.

— ¿Qué te sucede?

— Creo que Jimin y Nam se divierten mucho en las noches

Taehyung se rio, Jungkook no era un niño tan inocente como su mente le insistía en retratar, quizá había insistido por mucho tiempo en verlo como un niño, la realidad era que era todo un hombre ya.

— Vamos pervertido, quiero pasar por un helado a la vuelta

Taehyung se rio de la cara que puso el chico, pero tomó su mano y entrelazó sus dedos con los dedos del pelinegro. 

Caminaron hablando de lo que harían una vez todo eso terminara, Jungkook quería retomar su galería, quería intentar comenzar un programa de desintoxicación, porque a pesar de ser fuerte, había comenzado a sentir la abstinencia ya, el rubio dijo que lo acompañaría en todo lo que necesitara, que dejaría su trabajo demandante y buscaría algo en lo que le gustaba en realidad, quería componer música y algún día tocarlas, quería ser un cantante, aunque no le fuera bien.

El mayor encendió el coche y aceleró ligeramente doblando en la calle y dirigiéndose hacia la casa en la playa, Jungkook había dejado todo allí y aunque tenía algo de miedo por volver allí, estaba seguro que nada malo podría pasar, todo parecía estar tranquilo esos últimos días.

Le gustó que el pelinegro encendiera la radio y dejara una estación de canciones de blues, era de sus favoritas y que Jungkook lo recordaba le hacía tanto bien.

— Gracias por lo que has hecho por mí Tae... nunca te rendiste conmigo, siempre me cuidaste, siempre velaste por mí...

— Eso es porque tu cuidaste de mí cuando llegué al orfanato... lloraba en la noche y tú me abrazabas como si tuvieras miedo de que me rompiera, cuidaste de mi corazón antes de que yo pudiera cuidar el tuyo, soy yo el agradecido

El chico le sonrió feliz mientras miraba hacia la calle que tanto conocía y le resultaba horriblemente familiar. 

— Iré por mis cosas...

— ¡Espera, te ayudaré!

Corrieron felices mientras abrían la puerta, Taehyung se quedó encendiendo la luz mientras el chico corría hacia su cuarto, lo oyó mascullar un poco, como si le costara alcanzar las cosas, eso no era normal, las cosas de pintura estaban en un lugar accesible.

— ¿Jungkook?

Comenzó a caminar hacia la habitación, la temperatura en la casa había disminuido de repente, las luces comenzaron a parpadear y toda la felicidad fue reemplazada por un temor primario, salvaje, era como que toda la casa le gritaba que saliera corriendo, el aire frío ponía su piel de gallina y nada parecía darle buena espina.

— ¿Jungkook está todo bien?

Cerrando los ojos y tratando de ser valientes, abrió la puerta de la habitación principal, la sangre abandonó su rostro y sus piernas se aflojaron, tragó grueso y desafió lo que tenía en frente.

— Park... 

El aludido sonrió como si de un perro de caza se tratara, las ojeras bajo su rostro mostraban la psiquis quebrada que se notaba en su mirada, tenía a Jungkook tomado por el cuello y un arma pegada a su cabeza.

— Kim... si te hubieras quedado en el coche todo hubiera sido más fácil... y ahora tendré que matarte.

— No — La voz sonó algo opaca y disminuida, JaeSang apretó con más fuerza para que dejara de hablar.

— Es un testigo Jungkookie, tenemos que matarlo para que no de aviso a tus amiguitos...

— ¿Qué quieres con él JaeSang?

Mientras hablaba intentando comprar tiempo, mantuvo presionado el botón de subir el volumen, esto activó las teclas especiales y comenzó a llamar a Jimin.

— ¿Qué quiero?

— Si... vas a matarme de todas formas ¿En qué te modificaría contarme tu plan?— JaeSang comenzó a caminar con Jungkook de frente, valientemente el rubio le cortó el paso—. Estás loco si crees que te dejaré irte de aquí.

— Como quieras...

El hombre estiró su brazo y golpeó con la culata la cabeza del chico, no podía matarlo en realidad, si disparaba los vecinos se alertarían.

Tomó las llaves del auto del bolsillo del cuerpo del rubio y continuó caminando arrastrando a Jungkook con sus manos.

— Si gritas lo mato ¿Entiendes idiota?

El pelinegro asintió con las lágrimas en su rostro, se dejó llevar por los grandes brazos del oficial mientras por dentro rezaba que todo saliera bien.

JaeSang lo arrastró hasta el coche de Jimin, abrió el baúl y con un golpe lo noqueó para dejarlo dentro y cerrar con fuerza la puerta.

Caminó hasta la puerta del conductor, entró y arrancó el cacharro rumbo al lugar que tenía preparado. Seguía sin entender el por qué D se había roto y le había mostrado ese secreto, pero desde que todo se había alineado, había comprendido el gran misterio detrás de todo eso, la búsqueda, los mapas, el FBI, por fin haría pagar a la Kkangpae, cada aspecto de su vida había sido controlada por esa secta del demonio, habían matado a sus padres, habían masacrado a los suyos, le habían quitado a sus amigos y lo habían dejado solo frente a un mundo oscuro y hostil.

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