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7 de Abril de 2007
En un municipio dentro del distrito de Daegu la gente miraba con curiosidad a una niña de cabellos rojizos y piel casi tan pálida como la nieve que se produce en temporada de invierno.
Niños y adultos la miraban expectantes, a pesar de que en Corea la gente no solía prestar atención a los transeúntes que pasaban por su lado ya que siempre se sumergían en sus propios pensamientos. Nunca habían visto a un tiziano. El aspecto de Abigail era relativamente llamativo para algunas personas.
La menor no pudo evitar sentirse observada por tantas miradas sobre ella. Abigail era una niña bastante centrada y seria en su totalidad, carecía de emociones y no sabía como expresarse ante los demás. Nunca lo hacia.
Dobló la esquina tratando de no cruzar su mirada con alguien más, llegando así a su nueva escuela de danza, donde pasaría los próximos 5 años de su vida, hasta que aplicará el examen para ingresar en una academia que con un poco de suerte. Pudiera hacerla debutar.
Entró por la gran puerta de metal que en su interior guardaba grandes árboles de cerezo que hacían más notoria la presencia de la primavera.
Fue directo hasta una mujer de uniforme casi tan perfecto como el que su padre se había esmerado tanto en planchar a su pequeña hija. Sin importarle que alrededor de ella habían al menos diez niños que se lo quedaban mirando y algunas hasta se atrevieron a observarla con cada movimiento que daba.
recordó las palabras que su padre le había dicho antes de salir de la casa que ahora estaban alquilando.
"Se amable con tus superiores y enfócate en lo que hagas"
Ya habría tiempo de socializar con alguna de sus compañeras, ahora lo que tenía en mente era presentarse ante su directora. Se había esforzado mucho para aprender a hablar, leer y escribir en coreano durante al menos seis meses antes de que partiera con su padre de Pretoria hasta llegar a Daegu.
—Hola, usted debe ser la profesora SooHye, es un gusto. —la mujer que estaba delante de ella la miro con inmensa amabilidad.
—Pero que niña tan más linda, tu debes de ser Abigail — Ella estiro su mano hasta la pequeña niña delante y sin dudarlo la acepto —. es todo un placer tenerte aquí pequeña, ven te voy a llevar para que hagas tu registro y de inmediato te pasen al salón de danza.
La mujer estaba encantada con la niña y no era para menos, era bastante educada, su aspecto era impecable y además era inteligente. No podía esperar menos de una pequeña de nueve años.
Tan pronto como llegaron a la oficina de la profesora Soo, Abigail no dudo ni dos segundos en pasarle la carpeta con todos los datos necesarios para su registro en la escuela de sus sueños.
—Bien pequeña, es hora de que conozcas a tu profesora y compañeros.
Salieron de vuelta al patio sólo para poder entrar en una de las aulas, esta contaba con un piso de madera e inmensos espejos a los lados. La inocente niña miraba todo a su alrededor como lo más fantástico que sus ojitos hayan visto jamás.
Pero esa ilusión pronto sería su propio martirio.
Una mujer de cabello castaño atado en una coleta muy bien hecha entró y detrás de ella un grupo de al menos quince niños.
—Profesora Hee-Sook, ella es la nueva niña que se integrará a su clase, Abigail ella es tu maestra.
La niña hizo una reverencia.
—Abigail Abernathy mucho gusto profesora Hee-Sook.
La mujer miraba atenta a la niña, delante suyo, no se esperaba para nada que pudiera hablar tan bien el coreano.
—Encantada de tenerte en mi clase pequeña Abi —la castaña sonrió.
—La dejo en sus manos profesora —La directora se despidió haciendo una reverencia y así lo hicieron todos los presentes con ella.
El día había comenzado bastante bien para Abigail, todo hubiera sido perfecto de no ser por la repentina aparición de aquella niña.
—Tu no deberías de estar aquí, mi mamá dice que las personas con tu color de cabello son malas.
Abigail se giró para verla, estaba tan concentrada haciendo sus estiramientos que no se había percatado de que un grupo de tres niñas la miraban con repulsión.
—Mira esa cara, esta llena de puntos marrones — La niña hizo una mueca desagradable — HyuRi es más bonita que tu.
Abigail no les dio mucha importancia, su padre decía que a las malas personas nunca se les diera tanta atención, cosa que ella estaba tomando muy en cuenta en ese momento.
Pero aquel grupo de niñas no se detuvieron al ver que Abi no las estaba tomando en cuenta.
—Alguien necesita darle una lección a esta tonta, Hye-won, Jin-joo a ella.
Las mencionadas comenzaron a acercarse más a Abigail, pero en ese justo momento la profesora volvió a entrar al salón.
—Hoy tuviste suerte, mañana no serás tan afortunada—HyuRi y sus dos amigas se retiraron de Abi.
Bueno a decir verdad no tenía muchas esperanzas de conseguir amigas, pero tampoco esperaba tener problemas con nadie. Siempre había sido una niña solitaria y para nada problemática.
Abigail ni se percató de las miradas de varios de sus compañeros cuando comenzó la música, una tonada suave por la que se había dejado guiar. La profesora también la observaba maravillada.
Esta niña tiene mucho potencial.
Pensó la profesora mientras sonreía orgullosa de tener alumnos tan apasionados. Aunque en realidad se sentía orgullosa de esa niña en particular. Confiaba en que su talento y dedicación le llevarían a un gran futuro.
Más el infierno que Abigail estaba por vivir nadie se lo imaginaba. Al fondo de la clase, una niña de cabellera castaña y ojos achinados miraba a la pelirroja con envidia y molestia, Estaba claro que no se la iba dejar para nada fácil a la nueva y llamativa niña. No le quitaría su puesto como la número uno.
Y de eso se iba encargar ella misma.
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