Irene se moría de la risa con tal solo imaginar a qué dirección le pedí que me llevara mi mejor amigo. —¿Tuvo que llevarte a un centro comercial? No lo creo, Karen, de verdad tú sí que eres una persona fuera de este planeta.

—Pues discúlpame, Darling, pero a mí me quitas el coraje haciendo compras. ¿Me dejarás terminar de contarte la historia o no?

—Está bien, continúa.

Flashback:

Los ojos los tenía muy abiertos como platos.

—Tu padre debe tener algún puesto fuerte, no sé... ¿Es un fiscal?

Fue muy evidente y notoria su pregunta, cosa que no logré decir alguna palabra y, por ende, no llegó a necesitar ninguna confirmación.

Nos bajamos del auto y caminamos hacia la entrada.

Me encanta "El bosque". Es un lugar súper tranquilo, puedes caminar sin que estés rodeada de personas, tampoco te mueres del calor.

Cada uno mantenía un poco de distancia y un silencio que para mi gusto estaba asfixiante, aunque no hubiera querido, me tocó romper el hielo.

—Este centro comercial lo conocí con mi mamá hace unos días... no soy de aquí.

—¿Enserio? eso significa que recién te mudaste a la ciudad capital, te doy una cálida bienvenida, Karen—quedé sorprendida con el espontáneo abrazo que me dio— Perdón.

Intento alejarme.

Lo cual no le permití y me aferré a él.

Su mentón le pegó en la coronilla de mi cabeza —¿Te sientes bien?

—Yo... no me siento bien desde hace mucho—mi débil y cobarde voz no me dejaba seguir hablando—. Tuve que salir de mi "hogar", inscribirme en un nuevo colegio, dejar mis actividades favoritas para venir a un lugar.

—¿Completamente diferente?

Tomo mi barbilla con su mano derecha, obligándome a mirarlo a los ojos.

—¿Alguna vez has escuchado el poema de Jaime Sabines?

Negué, era la primera vez que escuchaba un nombre así y mucho menos de un poeta.

—Aquí entre nosotros él es uno de mis poetas favoritos, fue un político en México pero su verdadero amor es la literatura — como no me había soltado tampoco busqué moverme, estaba ahí quieta... mirándolo con detalle—. Gracias a él es que tengo un amor a los libros y a la poesía.

—Wow, entonces, fan número 1 de Jaime Sabines, dime el famoso poema.

Y me la comenzó a decir.

Espero curarme de ti.

"Espero curarme de ti en unos días.

Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte.

Es posible.

Siguiendo las prescripciones de la moral en turno.

Me recetó tiempo, abstinencia, soledad.

¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante.

En una semana se pueden reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego.

Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado.

Y también el silencio.

Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada.

Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama.

Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo:

«Qué calor hace», «dame agua», «¿Sabes manejar?», «se hizo de noche»... Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho «ya es tarde», y tú sabías que decía «te quiero».

Una semana más para reunir todo el amor del tiempo.

Para dártelo. Para que hagas con él lo que quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura.

No sirve, es cierto.

Sólo quiero una semana para entender las cosas.

Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón."

Mi mirada se dirigió a una Irene muy sorprendida con toda la historia, ahora que me atrevo a recordar viejos sentimientos, me provoca alegría.

—Nunca pensé que fuera Leo tan romántico.

Es una completa  mentira cuando dicen que no puedes ser amiga de tu ex, o al menos a nosotros nos fue bien.

A él le agradezco desde el día 1 cómo me salvó de la pena que sentía, de la soledad y de lo frío que estaba mi corazón.

Con él viví mi primer beso.

Y mi amor le entregué en ese acto tan íntimo y puro que solo él y yo debemos saberlo.

Pero no todas las historias bonitas pueden terminar con un felices para siempre, o al menos en su tiempo tuve que escoger entre Verónica y él.

En su tiempo ella fue mi mejor amiga.

En su tiempo ella me confesó que estaba enamorada de ese chico que le presenté en la plaza de toros.

Y en su debido tiempo terminé mi relación con Leo.

—¿Aló? Tierra llamando a Karen.

—Te conté esto porque de veras quiero que Leo regresé, porque si él no es feliz nadie de su alrededor lo puede ser. — Era momento de cerrar mis labios y omitir lo que diría a continuación, pero fue todo lo contrario.

—Antes de que él fuera novio de Verónica, salimos juntos.... Irene, yo soy su primera novia, su primera ilusión.

Espero que logré entender y que no haya complicado las cosas con Leo.