Capítulo 7 (Última Parte)
Leonardo:
Pues si sabe lo que hace, porque de verdad estoy cansado
He sudado hasta la última gota.
Exhausto y con enojo, me cruzo de brazos y dejo de hacer la actividad que llevaba haciendo por 1 hora
Con el rabillo del ojo, Irene nota y me dice:
—¿Pasa algo Sr Mentiras?
¿Cómo que señor mentiras? de verdad que si antes le llamé angelito
Pues estaba súper equivocado
¡ Dios! Está niñita es tan.....
Ruedo los ojos antes de que le responda lo primero que se me ocurra.
Quisiera poder callarla robándole un tonto beso.
Aprieto los ojos y muevo la cabeza por la imagen que divisé internamente, para nadie es bonito hacer 1 hora de ejercicio.
—Por dios Leonardo, ni que estuvieras corriendo Quito-Guayaquil ida por vuelta.—Indirecta pero tan directamente me acaba de llamar perezoso.— Claro que en avión te haces 2 horas, pero en carro exactamente te demoras 5 horas con 48 minutos.
Después de decir eso se sienta y de su bolsa negra saca un taper, donde ahí están unas deliciosas papitas salteadas con trocitos de queso.
No es de imaginar, que, ahorita mi boca está hecha agua con tan solo desear el sabor de dicho manjar.—Glotoncito, si tengo más... por si quieres comer.
Mi estómago a gritos pide que acepte, pero mis orejas se sorprenden al escuchar como rompen cosas.
¿Están robando? ¿Por qué nadie tan siquiera grita?
Por nervios ella guarda rápido sus cosas, se acerca donde mi y me agarra fuerte la mano.—Leo... ¿tal vez estoy escuchando mal o..?
Sutilmente aprieto su mano y con la otra le doy una caricia a su mejilla— Si estoy oyendo lo mismo que tú
Mis ganas de averiguar que es lo que pasa ahí dentro, crecen a pasos agigantados
Pero a su vez, el miedo que da al pensar pueda pasar a una situación más grave, hace que por primera vez me vuelva cobarde..
La siguiente imagen que vemos es como dos encapuchados sacan a dos señores.
Les apretaban los brazos.
Supongo que la esposa del señor estaba poniendo resistencia, ya que no quería moverse del lugar.
En un susurro logro decirle a Irene que se dé media vuelta y no les esté mirando tanto, porque llamamos la atención de ellos y estando en esta condición ...no puedo defenderla.
Me da mucha tristeza porque no fui correcto... yo que siempre he detestado a las personas que delante de alguien demuestran sus actos de bondad.
Pero cuando están solos se trasforman en los seres más oscuros
A ellos, yo los llamo hipócritas
Nos sentamos cerca, y el silencio llegó a reinar en el ambiente
Tengo miedo de los señores
Lo más feo que se puede hacer es agredir a otra persona sin motivo alguno.
Tanto estaba zumbido en mis pensamientos que no noté cuando Irene se puso a llorar.
Mis manos se dirigieron a sus mejillas, y, para tener su atención movía mis pulgares haciendo pequeños circulos — Tranquila ya se fueron ¿Irene?
Leonardo Leonardo
¿En que estabas pensando cuando le brindaste un poquito de ternura?
Que dolor me dio la gran bofetada que me plantó.
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