Capítulo 41
Leonardo:
Sí que debía pasarme las tardes escribiendo, ya que con todo lo que hoy han dictado los profesores entre clase y clase me ha provocado dolor de manos.
«Dios, ¿cuánto falta?».
«Ya me cansó».
Irene me daba ánimos para que no decayera, mientras que mis amigos escribían de forma veloz.
—Necesito su sabiduría, les ruego, porque estoy que no aguanto.
Emilio levantó sus cejas y me lanzó una mirada divertida.
—Y falta la profesora de francés, que es bien quisquillosa; esa mujer te tendrá escribiendo ¡planas! de las conjugaciones de los verbos en pasado, presente y futuro.
Me llevé las manos a la cara y fingí que sollozaba.
—Amor...
Quité las manos y me encontré con la mirada de mi novia; esta niña tiene unos ojitos super adorables.
—Si te portas bien y no haces tantos berrinches, te puedo dar un premio.
—Alguien creo que no dormirá esta noche. —dijo en susurros Karen.
Mi novia y yo nos pusimos rojos como tomates.
—¡Oigan eso, no! —les contesté de forma veloz—. Cochinos mentes pecadoras
—Eres un exagerado, amigo —contestó entre risas Emilio.
Ahora se atrevía a llamarme exagerado. ¿Qué estaba pasando por la cabeza de estos dos?
—¡Qué! ¿Acaso ustedes...
Mi mejor amigo carraspeó un poco, pero Karen supo cómo abordar mi suposición...
—Hace mucho... por eso es que nuestra relación es más complicada que la suya.
✹ ✹ ✹
Eran las 12 del mediodía y yo estaba ya muerto del sueño; a estas horas mamá me dejaba darme unas pequeñas siestas.
—Mañana haremos un viaje al orfanato de las hermanas de la caridad; ahí conocerán a muchos niños y podrán inspirarse para hacer su proyecto de grado.
Me quedé con la boca abierta.
—Pero con cuánto tiempo contamos, Licen, para el proyecto...
—Todavía cuentan con tiempo, pero siempre es bueno prevenir.
Solté el aire poco a poco; ya me estaba angustiando en vano.
O tal vez no...
—Es todo por hoy, jóvenes; ya pueden retirarse.
Mis compañeros comenzaron a levantarse y a dirigirse hacia la puerta de salida, cosa que me llamó mucho la atención, ya que nuestra jornada se terminaba a las 13:00.
—¿Y eso? ¿Cómo así salimos temprano?
—Es que va a ver los debates de las listas para el consejo estudiantil...
Sí que no me había enterado de nada acerca de esto.
—Me imagino que está postulada Victoria, ¿no?
—Negativo, amigo mío, está postulado Jacobo.
¡¿Jacobo?! Eso sí que no significa nada bueno.
Irene, que se había dado cuenta, me dijo con un tono preocupado:
—Por la cara que pones, significa que habrá sangre en ese debate.
—No tienes ni idea de cómo es Jacobo al rato de debatir, parece político.
Y ninguno de sus padres es político.
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