Capítulo 33 (parte última)
Irene:
Este día en el colegio sí que estaba fuera de lo normal.
Llegué como de costumbre; subí al salón a dejar mi mochila y cuando iba a pasar una chica del paralelo B se me acercó.
—Hola, lamento lo que te paso; si llegas a necesitarme estaré para ayudarte.
Ni siquiera me dio oportunidad de contestarle porque dio media vuelta y se fue.
¿Cómo le pediría ayuda más adelante, si ni siquiera sé su nombre?
Bajaba las gradas y sentía la mirada de cada chico y chica.
Metí las manos en los bolsillos del saco para no notar mis nervios.
Por suerte me encontré con Karen y Emilio.
Ambos me hicieron señas de que les espere, así que no me tocó más que esperarles.
Ahora uno de 3er curso se me acercó, pero en sus manos llevaba unas rosas.
— ¿Hola? Eres Irene Moscoso.
— Si... porque
Me entrega un pequeño ramo de rosas.
—Te manda estas flores un buen amigo mío, espero que te guste.
Desapareció por arte de magia aquel chico y yo comenzaba a asustarme.
Mis amigos se aprovecharon de eso para gritar cerca de mis orejas.
—¡Irene y esas flores! —gritaron al unisono ese par de novios.
—Me van a dejar sorda, oigan... Yo no sé quién me las manda; simplemente me las entregó un chico de 3er curso y ya.
Emilio, con lo que conte, solto una gran carcajada.
—Y qué pasó cuando te despertaste —Karen le dio un pellizco —Au, oye, tostita no me pegues.
—No seas malo con la pobrecita.
Estos dos no me creyeron en absoluto.
Tocó el tiembre y nos fuimos a formar.
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10 y 15 de la mañana
Sacaba mi refrigerio cuando ahora el tercer personaje que aparecía misteriosamente era Jacobo.
Primero la chica sin nombre que se ofreció a ayudarme.
Segundo, el chico de las flores
Espero que no sea lo que estoy pensando.
—Jacobo, espero que no seas tú el chico que me manda las flores.
Él me iba a contestar pero me sorprendió con lo que me dijo.
—Yo no fui, es regalo de Leonardo. Irene.
Ahora sí que el mundo se puso patas arriba.
Masajee mis sienes para no perder el control y decir alguna locura.
—¿Cómo me va a enviar Leo las flores si ni siquiera puede salir de su casa por la silla de ruedas? Jacobo, sé coherente, por favor.
—¿Te hablo en serio o es que quieres pruebas?
—Me gustaría ver que pruebas tienes.
Jacobo se acercó hasta su mochila, abrió el primer cierre y de ahí sacó una carta. Luego se volvió a parar frente mío y me la entregó.
—Irene, este papel es la prueba que buscas, de nada.
Y salió muy molesto del aula.
—Señor, dame paciencia, por favor... —comence a abrirlo— veamos que es lo que dice.
Tome asiento y prosegui a leer.
De: Leo
Para: Angelito o la niña que ya se robó mi corazón
Antes de seguir quiero que sepas que no sé cuáles son tus flores favoritas, así que por favor, no te enojes si es que no te gustaron las rosas.
Ahora sí prosigo con todo lo que tengo que decirte.
Recuerdo el día que te conocí por primera vez en aquella fiesta. Tu forma de bailar me cautivo y tu sonrisa robó mi corazón. Irene
Desde ese momento te volviste especial.
En tus ojos bellos, veo un futuro lleno de promesas y sueños. Tu risa es la música que llena mi corazón y tu valor y fe en mí es lo que inspira a seguir.
Ya no quiero ser el chico al que simplemente cuidas.
Tampoco quiero ser solo tu amigo.
Quiero ser tu compañero y tu amor.
Quiero compartir contigo cada momento, cada risa y cada lágrima.
Porque ya estoy listo para volver a amar.
Porque al no haberte tenido estos días conmigo aprendí a valorar tu lucha para que yo vuelva a ser feliz.
Como dice Jaime Sabines en su poema,
"La vida no es fácil"
"La vida no es fácil, mi amor;
Pero contigo es posible.
En tus brazos, mi corazón
encuentra su refugio."
Como el día de ayer que no supe decirtelo, pero me recargaste con tan solo abrazarme...
Y me conmoviste como cuando me dijiste tu sueño de verme caminar nuevamente...
Sabes, cuando miro el cielo estrellado, pienso que la primera estrella brilla solo para mí. Ahora estoy más que convencido de que eres tú. Eres mi guía, mi fortaleza para vivir.
Tú eres la estrella que ilumina mi camino en la oscuridad del universo; tú eres mi luz.
Te amo más allá de las palabras, más allá de las miradas...
Te ama tanto mi corazón que ya no quiere alejarse de ti.
Con todo mi amor
Leo
—Esto no puede ser cierto.
Un escalofrio recorrió mi cuerpo al sentir su aliento acariciando mi cuello.
—¿Quieres ser mi novia, mi angelito?
Al girarme, me encontré con su mirada que me enamora y esa sonrisita que me derrite completamente.
Aparte, muchos de nuestros compañeros llevaban en sus manos girasoles y rosas de diferentes colores.
—Estás seguro de que ya olvidaste a Verónica; no te arrepientes de lo que haces.
—Como diría una gran amiga, ella fue parte de mi pasado al que siempre recordaré con cariño, pero ahora tú eres mi presente y futuro. Irene
Me acerqué a él, nuestros labios casi rozándose y nuestras frentes juntas
—Entonces acepto ser tu novia, mi amor.
Y rompí esa distancia besándolo; ahora sí aproveché deleitandome con el sabor de su boca.
A lo lejos escuchaba los gritos de alegría de cada uno de los chicos.
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