Capítulo 30
Victoria:
Y aquí estaba yo, con los nervios a tope, y repitiéndome una y otra vez que estoy haciendo lo correcto.
No debía arrepentirme.
—Mi amor, tranquila, yo confio en ti.
Mis ojos se encontraron con los suyos. A veces no se necesitaban las palabras.
No importa cuánto ha crecido mi novio, Jacobo no deja de ser ese pequeño bebe de 5 años con sus ojos color cielo y su pelo tan suave.
—Solo espero que no se compliquen las cosas a tal punto que no logre aguantar.
Y de esa manera terminamos la conversación.
El jefe de policía me informó que me quedara en la estación, porque habían encontrado a mi padre escondido y con documentos falsos.
Yo supongo que se enteró de que le dañó su hija aquel plan y optó por huir.
«Me dolera mucho despedirme de mi papá».
Flashback
Papá no llegó a casa temprano; mamá inocentemente creyó que se demoraría por alguna reunión, pero él había tenido un accidente de coche.
Muy asustadas salimos hacia el hospital en el que se encontraba.
Ahí estaba él con sus ojos cerrados y su semblante relajado.
Despacio se aproximó mi mamá y le plantó un tierno beso.
—Nunca te dejaré solo, por favor. Reacciona.
Obedientemente, mi papá se fue despertando y nos regaló su típica traviesa sonrisa.
—Me despertó mi beso encantador— papá entrelazo su mano con la de mamá..
—Dime qué fue lo que sucedió.
—Un tipo manejó con alta velocidad, se cruzó el semáforo en rojo y me interceptó por el costado izquierdo; no me dio tiempo a reaccionar.
Mi pequeña voz logró formular la siguiente pregunta.
—¿Era un tipo muy malo, papá?
—Quiero pensar en que no lo es cariño.
—Pero debemos denunciar a la policía, enfrentarlo; los buenos siempre ganan.
★★★★
La piel se me puso de gallina cuando lo vi entrar por aquella puerta, con la cabeza agachada y las esposas en sus manos...
«Porque no seguiste siendo bueno, papá».
—Omar Tamariz, tendrás derecho a un abogado, mientras tanto permanecerás encerrado por intento de secuestro.
—Oficial, espere un segundo.
Se detuvieron y yo caminé hasta estar frente a frente. Mis manos se posaron en sus mejillas y mis pulgares le acariciaban despacio.
—Me siento orgulloso de ti, qué alivio que no te parezcas a mí y que tengas el corazón puro de tu madre.
La voz se me entrecortaba y mis ojos empezaron a cristalizarse.
—Tiene que servirte esto de lección, no lo debes hacer, papá.
Negó y poco a poco retrocedía.
Mientras que yo me quedé estática, no logré moverme ni un centímetro.
Antes de entrar en aquella sala, alcanzó a decirme.
—Dile a Irene que me perdone.
Eso me sorprendió, y cuando les cuente no me lo van a creer...
—Se lo diré, adiós, papá.
Debido a mis emociones, preferí salir de aquel lugar. En el parqueadero me esperaba Jacobo. Apreté mis puños para cortar el hormigueo que sentía.
Ahora lo que me esperaba era buscar a mi mamá, porque en todos estos días no ha aparecido.
Ya en el carro y con el sol como nuestro mayor acompañante, mi novio manejaba sin un rumbo fijo...
—Sabes, cuando le vi a tu padre sentí muchos escalofríos; estoy seguro de que sí sabía lo que estaba haciendo y al verte se puso como "el pobrecito" al que le culpaban de algo que no ha hecho.
—Espero que no haya actuado conmigo.
Por favor, corazón, resiste a más desdichas; no te rompas tan rápido.
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