Capítulo 23 (Ultima parte)
Leonardo:
—Sí, cielo, no pasa nada —logré responderle con un hilo de voz. — ¿Qué te parece si le decimos a Irene que juegue contigo?
Ahí estaba el problema, ya que la señorita no se encontraba con nosotros, mejor dicho, no estaba en ninguna parte.
Sentí que la preocupación de Lili crecia
—¿Y si le paso algo, Leito? ¿Si de la nada le dolía su barriguita? O puede ser que se haya perdido
Miles de preguntas surgieron y no tenía respuesta para alguna de ellas...
—Vamos hacia la salida Corazon
Asintió y se colocó cerca mío para poder observar por donde caminaba y no dejar que se me pierda entre tanta gente.
Estando ahí noté más carros que personas...
—¡Dónde miercoles estás, Irene!
—¿Tal vez no le hiciste enojar y por eso ella se fue?
—Hay, Lili, si supieras que muchas veces ella es la que me hace enojar.
No entiendo por qué siento todo este huracán de emociones, es la primera vez que me pasa y ya me está asustando.
¿Tenía mi mamá razón? ¿Me da miedo enamorarme de nuevo?
Con ella todo era cuestión de microsegundos. En el primer momento estoy alegre y mis mejillas se pintan de rosa. Después siento como mi panza se llena por las famosas "mariposas".
Demasiado cursi para muchos, y, para otros como yo, es super romántico.
Volviendo al tema, es como si a Irene la Tierra se le hubiera tragado
¡No aparece!
—Y si me llevas a mi casa, Leito, no te preocupes; mi papá aún no ha de llegar.
—Bueno, mi cielo.
De regreso a casa nos pusimos a conversar de Verónica y las bromas que le hacíamos, desde lo más pequeño hasta bromas más pesadas.
—Ahora que lo recuerdo, mi hermana sabia tener una frase medio extraña.
—Ella sabía decir; a lo mejor la respuesta está en danzar con las sombras hasta que el universo nos responda.
—¿Buscaba una respuesta en el Universo? ¡Que tonto!
—Para las personas que les gusta filosofar no les parece nada tonto; yo creo que ellas no siguen un patrón, sino que abren la mente.
Nos despedimos y vi como entraba a su casa.
Sé muy bien que es la última vez, pero también sé que mi amistad con las Parra no terminará nunca ni estando muerto, simplemente se transformará.
La luna se instalaba poco a poco en el cielo y unas traviesas estrellas le acompañaban.
—Brr sí que comienza hacer frío
Aumente la velocidad para llegar pronto a mi casa y evitar que el nuevo castigo que me ponga mi mamá sea tan pesado.
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