Irene:

Me levanté temprano para tener tiempo de arreglarme y poder llegar a la casa de Leo.

Necesitaba contarle lo que me pasó con Verónica.

¿Él me podría dar una respuesta?

Cuando me dispuse a bajar el rostro sombrío de mi madre, me inquieto.

—Buenos días mamá ¿que pasa?

—Buenos días cariño, son noticias acerca de los Parra... y no tan agradables.

«Por favor, que no sea real lo de la muerte de la Sra. Claudia, que todo lo que pasó en la madrugada haya sido producto de mi imaginacion.»

Mi abuelita se encontraba a espaldas mías escuchando atenta a lo que diría mi mamá.

—Me confirmaron que a las horas de la mañana la Sra. Claudia se desmayó en su trabajo y en el trayecto al hospital ella falleció.

Abuelita se llevó sus manos a la cara lamentándose.

—¡Dios Santo! ¡Pobre mujer!

La tomé del brazo para que me haga caso—Mamá , ¿y su hija pequeña? ¿Dónde está?

—Me imagino que su padre la fue a buscar a la escuela para avisarle.

Qué tristeza saber que sería la última vez que la vería con vida.

Escuchar su risa

Compartir el último desayuno juntas...

—No es justo que una niña tan pequeña tenga que vivir la amargura de perder a su familia— mi voz intentaba traicionarme junto con esas inquietas lágrimas que buscaban escapar—. Es tan solo una niña.

Me rompí en llanto al imaginar perder a mi mamá.

Mi compañera desde que nací.

—Cuando lamentablemente tienes una enfermedad terminal, la consecuencia es morir.

Mi abuelita se acercó despacio y me plantó un cálido beso en mi frente.

—Podemos rezar un rosario para que el alma de Claudia tenga un poco de paz.

«Será por eso que su hija se me aparecio.»

Mientras rezaba cada misterio, buscaba que este acto sea un regalo para Lili, para que mi paz interior logré transmitirle a ella.

Ahora el que me preocupa es Leonardo.

—En el tercer misterio glorioso recordamos la venida del Espíritu Santo.

Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor está contigo.

bendita eres entre todas las mujeres

Y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

— Abuelita ahora a mí me toca rezar la segunda parte.

Nos demoramos exactamente 10 minutos, con la tranquilidad de haberlo hecho con el corazón, eso es lo más bonito que hemos podido realizar.

                                                   *           *        *

Salí rumbo a la casa de Leonardo; a este paso ya le habrán contado acerca de los Parra.

Estaba en el jardín conversando con su padre.

No buscaba interrumpir el momento, pero mi presencia obligaba a saludarlos.

—Buenos días.

Leo me respondió con una sonrisa de lado, mientras que su padre me hizo una reverencia.

—Buenos días, Irene — entre ambos se cruzaron miradas— les dejo un momento a solas.

Se retiró hacia el interior de la casa.

Estando los dos nos dimos cuenta de que las palabras no fueron necesarias ya que nuestros ojos se hablaron con tan solo mirarnos.

Si me lo preguntan para mí la sorpresa en todo esto es muy grande, ya que en este poco tiempo compartiendo con él, he logrado sentir un mar de emociones.

La voz de Leo interrumpió mis pensamientos.

—Supongo que ya te enteraste de lo que pasó con la mamá de Vero.

—Sí, me lo contó mi mamá a la hora del desayuno.

—Mis padres no me dan permiso... pero— suspiro, evitando que sus ojos derramen lagrimas. —Necesito hablar con Lili.

Más vale que le diga de la aparición de Verónica.

—Ayer tuve en la madrugada un sueño con ella.

—¿Hablas en serio? ¿Qué te dijo?

En todo este tiempo me encontraba de pie frente a él, así que me senté en el suave pasto, luego entrelace su mano con la mía.

—Ella me había confirmado la muerte de su madre... además

«Solo espero no equivocarme con lo que voy a decir.»

Hasta el momento Leo me escuchaba con atención y no decía palabra alguna.

—Además me dijo que tengamos cuidado ya que alguien buscara acosarme y los pondré a todos en peligro.

Personalmente, pienso que lo último que me dijo Verónica no es tan importante; sin embargo, cumpliré con avisar al chico de mis pensamientos.

—Gracias por decirme, con más justa razón sé que debo hablar con Lili y a su vez debo protegerte.

Qué bonito, se le escucha decir que quiere protegerme.

De veras está buscando que pierda la cabeza.

—Cambiando de tema, Irene, te cuento que antes de que vengas fui al doctor con mi mamá.

—¿Y cómo te fue? Me imagino que te hablo, ya que varios días no hemos hecho tus ejercicios.

—Por suerte, no me dijo nada de eso.

Se quedó en suspenso para que yo me ponga más curiosa.

—¿Qué? ¿No preguntarás qué me dijo?

—¿Es algo malo?

Por Dios, su sonrisa hace que mi corazón quiera salir de mi pecho, esas hermosas comisuras...

—Tienes que ser positiva, mujer, mira, existe un poco de sensibilidad y movilidad en mi perna derecha.

¡Qué gran noticia ! ¡Eso significaba que pronto volvería a caminar!

—Tierra llamando a Irene... ¿hola?

—Llámame loca, pero quiero besarte de nuevo

Y por segunda ocasión sus labios y los míos se juntaron en un maravilloso compás.