Irene:

Estoy con el corazón comprimido, no quería meterme en algo que no me incumbía, pero ¿Cómo explico ese sentimiento de querer saberlo?

Pero tampoco quieres estar en una burbuja de mentiras.

En estos días en que he conocido a Emilio, me parece un chico de sentimientos puros, me fije que mira a su novia; sus ojitos siempre tienen el brillo de alegría y de amor.

Si le consideran realmente como su mejor amigo, necesitan darle un tiempo para que procese toda la información.

En este caso creo que aplicaría una frase del poema Horal de Jaime Sabines.

«El mar se mide por olas, el cielo por alas, nosotros por lágrimas.»

—Ahora lo mejor que puedo hacer es actuar como si nada pasaba.

El sol ya se había ocultado por completo y las estrellas aparecían poco a poco.

«Las estrellas calman nuestras almas.» 

Pense para mis adentros.

A veces tengo el anhelo de comprarme un telescopio y pasar horas mirando el cielo y todas sus facetas.

Con la mente en eso seguí caminando rumbo a mi casa. Las personas de mi alrededor entraban a las tiendas y fruterías a comprar productos para llenar sus alacenas.

—Será que mi abuelita estará preparando la cena o mejor compro algo sí, en caso lo necesita...

Entré a una de las tiendas y con el dinero que llevaba en mi pequeña mochila logré comprar arroz, queso, dos fundas de leche y pan.

Lo guardé superbién y continué con mi trayecto.

Pasé por el parque y los vellitos de mis brazos se erizaron gracias a la brisa traviesa que apareció.

Al llegar, mis fosas nasales se inundaron de un olor maravilloso.

De puntillas me acerqué hasta donde estaba mi mamá y le rodeé con los brazos.

—Buenas noches, mami.

—Mi preciosa niña, ¿Qué tal te fue hoy?

Colgué mi mochila en el espaldar de una de las sillas y me senté.

—Digamos que no también

Mi mamá frunció el ceño ante mi respuesta.

—Ahora, ¿qué es lo que piensa tu cabecita loca?

—No es solo lo que piensa, sino las órdenes que da.

—O sea que voy a necesitar un buen tanto de canguil, ya que el chisme va a estar bueno.

Me provocó mucha risa lo que dijo mi mamá; cuando quería estar de buen genio, sí que se reía por cada cosa que decía.

Estando lista, comencé a contarle cada detalle del día de hoy, sus expresiones variaban cada 5 minutos.

Al final de toda la narración llego lo que tanto quería

Sus sabios consejos

—Pues sí, se nota que te gusta, pero, te agarraste de un tema pasado, un tema quemado que al final les afectó a ellos como amigos.

—Pero...

—Sin peros, tienes que estar tranquila y no exigir que Leo te haga caso porque lo que vas a provocar es que él se aleje y te rechace; como dice mi mamá, la mujer tiene que ser como las violetas, buscada pero no exhibida.

Las violetas son unas plantas de color morado, grandes, con bastante perfume.

Pero nunca están escondidas sus hojas, ¿a qué se refería?

—¿O sea que tendré que disculparme con Karen? ¿Y no andar de buscona con Leonardo? ¿A eso te refieres?

—Exactamente

—Y con las flores... no te entendí.

Se secó las manos y se volvió a sentar.—La flor de la violeta está escondida por sus hojitas, nadie las ve con facilidad a menos que les busquen, a eso me refería, nosotras debemos ser tranquilas, vestirnos acorde y actuar como tal.