Capítulo 10
Leonardo:
Llegamos a casa.
Papá me ayudó a salir del auto y cuando avanza hacia la entrada, ambos nos asustamos porque la chapa de la puerta está rota.
Sus manos temblaban y en sus ojos noté que, al igual que yo, quiere correr a buscar a mi mamá. —Pero... ¿si cuando nos fuimos quedó todo en orden?
Lo peor que me pueden hacer es agredir a mi madre, uno de los seres que más amo.
Mi adorada mamá no merece pasar por dolor cuando ella solo ha brindado amor.
—¿Papá? ¿Está todo bien?.
Al no tener respuesta, la única idea que se me cruzó a la cabeza fue caminar por sí solo.
Me levanté de mi silla, eso me provocó un fuerte dolor en el coxis y un hormigueo en mi pierna izquierda.
Sé que lo más probable es que luego reciba un fuerte regaño.
Internamente me di ánimo.
«¡Vamos, Leonardo! ¡Acuérdate dónde está el bastón!»
—Gracias, abuelita, porque si no se hubiera quedado tu "fiel amigo" este maravilloso objeto no me sirviera ahorita.
Balance mi peso corporal y con todas las fuerzas logré avanzar unos pequeños pasos. Ese hecho tan pequeño generó el miedo a mi padre.
Se abalanzó para sostenerme.
—¡Estás loco, Leonardo! ¿De dónde sacaste el bastón de la abuela? Vamos, tienes que regresar a sentarte.
—Más luego contesto todo lo que quieras, pero necesito saber dónde está mi mamá.
—Ya le llamé y me dijo que ya está en camino, gracias a Dios no estuvo en el momento del robo.
—Así que estos "amiguitos del ajeno" buscaron la mejor forma para atracarnos.
—Mejor te regreso a tu silla y esperemos como reacciona tu mamá y qué decisión se tomará
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