Cientos de historias comienzan en la noche, con tragedias bajo la tormenta, con desesperadas persecuciones en la oscuridad, con la luna como único testigo, pero esta no.

Esa noche la luna no se veía entre las espesas nubes, la lluvia le arrebataba el poco calor corporal a cada gota, un frío casi invernal amenazando tomar la pequeña vida que sostenía entre sus brazos. Era como si el mismo cielo atentara contra ellos, y no estaba solo

Metros atrás los rastreadores buscaban medio perdidos en el bosque, la lluvia también aturdía sus sentidos, acostumbrados a la ciudad pocas veces se movieron entre la maleza. Rin era la más empeñada en avanzar, ni la humedad o el aroma a marcado de perro la detendrán

Un par de pasos al fondo Ravi miraba constantemente detrás, Eli permanecía donde perdieron el rastro, confundido veía alrededor, El golpe que el fugitivo le dio le dejó un extraño moretón que comenzaba a extenderse por su rostro— ¿A qué esperas? —pregunto Ravi, joven extranjero de inusual manera de hablar, seguramente influenciado por tantas películas españolas

Sigue aquí murmuró Eli, mirando arriba, a la copa de los árboles

Ravi volteó del mismo modo

— ¡¡Esto no es una maldita película de ninjas!! —grito Rin volteando atrás, furiosa de ir sola por delante, pero Ravi ya no estaba, Eli se convulsionaba en el piso cuando ella sintió sobre toda la mierda y maleza el metálico aroma, sangre, cerca de ella, caliente y fresca, fluyendo

Su ritmo cardíaco subió, tensa y en guardia miró a su alrededor— Esta no es una maldita película de terror —se repite para sí, tomó la pistola de entre su ropa, exhaló despacio para calmarse y permaneció tan quieta que el agua de la lluvia escurría por su rostro como si fuese un árbol más

La tierra guardó silencio un instante, otra vez, como si esa fuera la forma de susurrarle algo al oído, pero Rin le debe la vida a alguien y por nada del mundo le va a fallar

— Habla cuanto quieras perra, No One Cares —apretó el gatillo y oyó el llanto, le ha dado

Si Deva pudiera verla seguro sonreiría, seguro sonreiría...

La fuerte punzada atravesó el pecho de Rin, el llanto del recién nacido se volvió un zumbido a la distancia

— Madre dijo "Es una trama" —la voz de su presa la atravesó la cabeza, el ferroso sabor le lleno la boca, y sin lograr procesar que acababa de suceder se perdió en la bruma. Solo deseaba ver a Deva sonreír

Onix no tenía tiempo para descansar, preparar aquella trampa le costó mucha energía pero tan pronto los demás noten sus bajas enviarán más rastreadores, y ya no tenía un señuelo. Por suerte aquellos tres eran muy novatos, no escuchaban de todo la tierra y cayeron con los trucos más básicos, sin embargo, había oído que Deva tiene entre sus filas al menos 10 tipos que pueden hacerle frente a su hermano, y no quiere conocerlos.

La red de conexión universal se cimbraba violentamente, las recientes incorporaciones opacaban las pérdidas, en especial aquella diminuta luz que hasta hace un par de horas era un fulgor sonoro. Nadie podía saber dónde estaba, o en qué punto del mapa fue su última ubicación, fue una esperanza que no llegaría a tener nombre, y sin embargo...

A pocas horas del "Bosque el Encino", en un hospital del gobierno cualquiera, una joven pareja arropó a su recién nacida. Llenos de ilusión debatían su futuro nombre mientras disfrutaban el sonido de la suave lluvia, ignorando todo lo que esta nueva vida les traería.

En esos momentos todos ignorábamos la verdad.