☂️28☂️
Este capítulo está en edición....
Han-sol había insistido. Lo odiaba. Odiaba esa mascara de bondad absurda que colocaba en sí para agradarle a la gente. Yo conocía su verdadera cara. Pero no tenia pruebas.
Habiamos hecho el brindis entre la familia de Minho, yo y los nuevos prometidos. Han-sol había servido un vino escogido por él. Al darme mi copa puso una espluznante sonrisa que me recordaba que no debía bajar la guardia con él.
El tintineo de los vasos chocando se repitió una y otra vez cuando di el primer sorbo. Lo que fuera que hubiera en ese vaso, hizo que me sintiera caliente de repente, mis sentidos se agudizaron y mi piel se erizó con una sensación eléctrica. No pude evitarlo; estaba entrando en celo.
- ¿Qué has hecho?- dije casi en un gruñido, mi voz ronca de repente, llena de una furia que no podía controlar. Han-sol solo sonrió, disfrutando del caos que había desatado con su acción maliciosa; cambiando su cara a la preocupación antes las miradas ajenas.
Provocaciones. Recuerdos dolorosos que brotaban como espinas en su mente. Estaba perdiendo el control, sus manos temblaban de ira y dolor acumulado. Han-sol había encontrado la manera perfecta de hacerme estallar.
Por años desde que que debuté como idol había logrado regular mis feromonas con inhibidores del olor, incluso mantuve a raya mis celos con supresores agresivos. Entonces no entendía cómo... abrí los ojos como platos ante la revelación. Agarré la copa como pude, aferrándome a ella en un intento desesperado de sacar evidencias.
No iba a durar despierto mucho tiempo, mi visión se estaba nublando y mis piernas fallaban a cada instante. El sudor frió me recorrió las sienes y estiré la mano para buscar a tientas a Minho, quien, siempre atento a mí observó el estado descontrolado de mis feromonas. Sin pensarlo, se acercó y me envolvió en sus brazos.
-Amor, ¿qué sucede? Taemin no me hagas esto, responde.- la desesperación en su voz sonaba casi a un llanto. Fue desgarrador escucharlo. Susurros suaves y caricias que intentaban calmar el torbellino de emociones que atormentaba al gamma.
-Taemin, cálmate. Estoy aquí. Todo va a estar bien. - murmuró Minho, su voz una mezcla de preocupación y ternura, como si tuviera miedo de apretarme y romperme. En mi inconsciencia me llevó al hospital.
Cuando desperté, la doctora en la habitación parecía estar comprobando mis signos vitales. Por lo general, los enfermeros se encargaban de supervisar a los pacientes, así que no quería imaginar el escándalo que pudiera haber hecho Minho a nuestra llegada.
-Doctora Jung.
-Oh, señor Lee, por fin reacciona. -la calidez en su voz me recordaba por qué era tan conocida en ese lugar. -Pronto vendrán a ponerle la segunda dosis del medicamento y podrá vez a su familia.
-Gracias. -ella asintió girándose para marcharse. -Espere. ¿Dijo familia?
La doctora Jung volvió a su lado sonriente como siempre. -Así es, su esposo e hijo están allí afuera dando tantas vueltas que creo que desgastarán el suelo en algún momento.
Familia. Sí, sonaba tan lindo como me lo imaginaba. Minho debe haber mentido para que le permitieran estar cerca y que no llamaran a Yoon noona.
Ambos reímos. Estaba feliz de que ella volviera de su misión en el extranjero. Me gustaba su forma de trabajar. Además, solo confiaba en ella y en el doctor Seo para atender mi sistema defectuoso.
-Lo siento.
Jung palmeó mi hombro. -Está bien, solo prepárese para la demanda por dañar la alfombra. -bromeó un poco antes de irse.
Tal y como dijo, una enfermera novata entró con su superior para poner en mi intravenosa la segunda dosis del anti-compresor que tomaba. Lo sabía porque conocía muchos procedimientos y ensayos en gammas, algunos los habían probado en mí. No hablan funcionado. Los celos seguían siendo tan dolorosos como siempre, no mejoraban ni empeoraban.
De un momento a otro, Byung Chan entró, sorprendido por la escena, yo acostado en una cama de hospital con una aguja en mi brazo y un tanque de oxigeno ayudándome a sostenerme. Byung Chan, aún temblando bajo el tacto reconfortante de Minho, se giró hacia mí con los ojos llenos de lágrimas y un susurro entrecortado mientras se acercaba con pasos lentos.
-Hyung, ¿estas bien? ¿No vas a morir? -preguntó tan claro como pudo a su edad.
-Ven aquí. -abrí los brazos un poco, ignorando el dolor por el esfuerzo. El niño echó a correr, escalando a mi camilla como si su vida dependiera de ello. Entonces me abrazó con cuidado y se quedó tan quieto como pudo.
-Estoy bien, Channie. Solo un poquito enfermo, nada de qué preocuparse. Me tendrás a tu alrededor por mucho mucho tiempo.
- ¿De veras? ¿No mientes? -negué sonriendo. No sé quién podría negarlo pero yo no. Este niño era tierno que derretia y enternecía hasta las almas menos puras. Como la mía.
Enseguida Byung-chan se durmió cómodamente, tal parecía que estaba esperando verme para poder caer rendido ante Morfeo. Entonces, el eco de los sonidos de las maquinas fueron lo único que podía escuchar en la sala hasta que Minho lo rompió.
-Estás enfermo.- entonces lo miré por primera vez al escuchar sus palabras. Había estado ignorando su presencia desde que llegó. Sabia que no podía mentirle esta vez. Tenia miedo, en cuanto supiera mi condición se espantaría y saldría corriendo.
-Lo estoy. -dije, una confesión que me dejó vulnerable ante el prolongado silencio que me estremeció tanto como su mirada fija sobre mí. -Lo siento, de veras.
-Lo sientes. -asentí triste. No sabia en ese instante si el dolor que comenzaba a sentir era porque los medicamentos por fin dejaban de hacer efecto o si era por lo que estaría desencadenando la verdad que le oculté tanto tiempo a Minho.
- ¿Qué es lo que sientes, Taemin? -y por si fuera poco, los gestos de Minho denotaban el enojo y la frustración: pasando su mano por el cabello y cara, cambiando de un pie a otro, no se acercaba y, sus feromonas agrias estaban apareciendo.
La realización estaría golpeando a Minho como un puñetazo, lo sabia. No habían usado protección cuando habían tenido relaciones y yo no presentaba síntomas diferentes a pesar del tiempo que llevábamos juntos. Sentí un escalofrío recorrer mi espina dorsal mientras las lágrimas brotaban libremente por mis mejillas.
-No puedo... -balbuceé entre sollozos. "No puedo tener hijos. Soy infértil", era incapaz de terminar la frase. El dolor físico y emocional me estaba aplastando la vida en segundos.
Y como si me estuviera escuchadno, la vida me demostraba que podía ser peor. Los medicamentos dejaron de hacer efecto en mi cuerpo y comenzaron los espasmos de dolor recorrían, convirtiendo mis músculos tensos en nudos que parecían querer desgarrarme desde adentro. Apreté los brazos contra mi pecho, las uñas romas marcaron mi piel con sus propias mientras la desesperación me consumía.
No miré hacia Minho antes de susurrar y casi gritar -Llévate a Byung-chan de aqui.
Minho no se movia, sorprendido por la escena de la persona que amaba retorciendose ante sus ojos, o sea, yo. -¡Ahora! -mi grito lo sacó de su paralisis y corrió a sacar a su hijo. Suyo, no de ambos. Esa verdad por alguna razon que desconocia me hizo llorar mas fuerte. No entendia si era porque no podia darle un hijo, si era porque no podia tenerlos en general o porque era Byung-chan de otra omega y no mío.
Cuando la puerta volvió a abrirse esperé ver a los enferemros corriendo hacia mí, en cambio, era Minho, quien no dudó esta vez en tomarme en sus brazos.
El alivio se hizo eterno.
Podía embriagarme en sus feromonas, aspirarlas y grabarlas en mi mente. Cuidadosamente, me acunó en sus brazos, susurros tranquilizadores escapando de sus labios mientras intentaba calmarme.
-Taemin, respira. Estoy aquí, contigo gamma. Vamos a encontrar una solución. -murmuró Minho, sus dedos acariciando mi cabello desordenado y húmedo con una ternura infinita.
Minho me envolvió en mantas suaves esperando a que pasaran mis sollozos y la pérdida de control sobre mi propio cuerpo. Finalmente, agotado por la intensidad de las emociones y el dolor físico, me dejé llevar por el abrazo reconfortante de Minho. El alivio temporal de estar en los brazos de alguien que me quería me llenó de esa seguridad que anhelaba desesperadamente en ese momento oscuro.
-Minho, -susurré, mi voz apenas un hilo, entrecortado por la fatiga. -No puedo... no puedo darte hijos...
Minho apretó los labios con fuerza, y sentí como su corazón comenzaba a latir con mas fuerza, asustado. Sabía lo importante que era para él la posibilidad de tener una familia conmigo. Pero más allá de lo que esperaba, sus palabras posesivas dichas en gruñidos fueron reconfortantes.
-Está bien, gamma. Incluso si no puedes hacerlo, no voy a dejarte escapar. Estás atado conmigo para siempre. Y si no te ha quedado claro, lo harás en poco tiempo. -aseguró con voz firme, haciéndome verle a sus ojos, los cuales reflejaban una obsesión enloquecedora de su delta que trataba de salir y ser libre de desgarrar cuando estuviera a su paso.
-Descansa, amor. Estaré aqui cuando despiertes. -murmuró Minho, inclinándose para besar mi frente.
Agradecería un comentario por parte de ustedes para saber qué tal va: Sí os gusta o no, qué pensarán que suceda, lo que deseen...
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