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☂️15☂️

El constante y estruendoso 'ring' del móvil me estaba dando más jaqueca de la que podía soportar en el día. Lo peor es que tenía tanta disposición de contestar como de levantarme de la cama. Dejé que sonara y sonara hasta que las altas vibraciones hicieron que cayera al suelo con un limpio golpe que terminó por silenciarlo. Suspiré de alivio y me giré en mi lugar para retomar mi vago pensamiento.

Fue una noche larga, de las menos productivas de mi vida. Solo estar ahí tirado, dándole vueltas a todo lo que podría hacer y lo que podría ocurrir a consecuencia de aquella demanda.

Dos días. En 48 horas mi vida iba a sufrir un giro de 180 grados hasta quedarse de cabezas por completo, para no volver a enderezarse jamás. Porque tenía claro, aunque las personas de afuera piensan maravillas de esta sociedad, la verdad es que nada es color de rosas. Una vez fui juzgado por ser un omega que no soy seduciendo a mi excompañero de grupo. Aunque no fui a la cárcel y ni siquiera me interrogó la policía por la muerte de Moon-gyu hyung, las personas me plantaron la culpa sobre mis hombros. Para rematar, la empresa y fans en los que tanto confié, hicieron de mi carrera un borrón en la historia. Como si nunca hubiese ocurrido.

Entonces, no les iba a costar a los periodistas desenterrar mi pasado y hacerme infeliz. Más aún. Todo comenzaría una vez más. El terror de esconderme de todo y todos, cambiar de dirección, olvidar el contacto con las personas que conozco, encontrar un trabajo discreto y para el que sirva.

-Sí, mejor termino de prepararme antes de que ocurra.

Así era más o menos como habían transcurrido las siguientes 24 horas. Para cuando me armé de valor, había llamado a Ava para que el abogado de su restaurante acá, me representara. Por suerte, el hombre tenía talento y consiguió que fuera a puertas cerradas, sin testigos ajenos.

Esta sería la segunda cosa que le debía a Ava. Ella se había convertido en una especie de consejera cuando me mudé, como una amiga que no mencionaba a casi nadie, solo a Eun-hye y su esposo.

Ava Vox era extranjera, de un país de América que no recuerdo bien pero habla varios idiomas, aunque solo entiende algo del coreano, este no está en la lista de los que domina. Nos conocimos en su restaurante en Japón, chocamos por despistados y nos tiramos encima nuestros cafés. Entonces apareció su esposo con una mirada ceñuda, casi preocupado por quien tuvo un accidente grave. Luego de que estuve seguro de que el hombre de 1.90m no me iba a tragar, lo vi como una experiencia cómica.

A partir de ese día, nos llamamos a menudo y cuando viene en unos de sus muchos viajes, me invita a comer y nos ponemos al día. En japonés claro.

Me estaba alistando para el día final, había pagado la estancia del hotel, había pedido sándwiches para llevar a la habitación y había empacado mis maletas después de dejar una nota en recepción para que Eun-hye presentara mi renuncia y se encargara de los trámites que necesitara.

Llamé a la casera que me alquilaría el apartamento en otra ciudad hasta que supiera qué haría más adelante.

Terminé sentado en el sillón, tomando vino y viendo la lluvia a través de la ventana de cristal, por suerte, era una linda lluvia nocturna. La luz tenue de las lámparas creaba una atmosfera acogedora y triste que me llevó a sumergirme en una conversación profunda en mi mente cuando el tono del móvil nuevo invadió mi tranquilidad. ¿Quién sería a esta hora?

Estiré la mano hasta la mesilla a mi lado, pero el móvil no estaba allí. Giré a mis costados buscando el dichoso aparato, nada. Justo cuando me levanté del asiento, lo pisé. Suspiré sentándome otra vez.

El nombre 'Ava Vox' iluminaba la pantalla. Otro suspiro. Eché mi pelo hacia atrás para sosegarme.

-Hola, Avy. –dije nada más contestar. Se escuchó una leve inhalación al otro lado de la línea.

-Hola Tae, ¿qué tal estas? –respondió clamada, con ese acento asiático que siempre intentaba poner a propósito y que me hacia reír. Como ahora.

-No quiero mentirte así que saltémonos esas preguntas para cuando todo esto acabe. Este no es mi día entusiasta.

-Sabes que no podrás escaparte de todo para siempre, ¿verdad? –respondí con un simple 'hmm', no tenía más que decirle. Sabía que tenía razón.

-Bueno, entonces dime que estarías dispuesto a arreglarlo todo si tuvieras la oportunidad.

-Ava...

-No, dímelo Lee Taemin. –interrumpió con ese tono severo que me dejaba sin ganas de rebatirle nada.

Inspiré profundo. No quería mentirle y tampoco a mí, pero la realidad era que si no estuviera pasando por todo esto... -Sí, lo haría. Me daría la oportunidad de dejar de intentar huir de Minho y reharía mi vida.

- ¡Genial, porque tienes que hacerlo ya!

Bajé los pies del sillón, recalculando a qué se refería Ava con eso. No podía entenderla, tenía maquinaciones más allá de mi capacidad de entendimiento, y no solo de hoy. –Explícate, por favor.

Silencio en la línea. Solo escuchaba su respiración y una especie de risa contenida. Froté mi frente con la mano libre.

-Ava, dime qué has hecho. Y procura que no sea lo que estoy pensando.

Bueno... -podía escucharla alargando la palabra, encogiéndose de hombros y mientras hablábamos, por el amor de todo lo bueno, escuchaba besos del otro lado. ¡Besos! ¿A quién diantres se le ocurría tener un 'momento' cuando teníamos una conversación seria aquí?

-Dime de una vez qué hiciste para poder colgar y dejar de escuchar tus... cosas.

-Ay, Taemin, no seas tonto. Es solo mi otra mitad que acaba de salir del baño.

-Y, ¿por qué me cuentas eso? –podía sentir más vapor en mi cara hasta mi cuello del que podía salir del dichoso baño.

Ava rió y me hizo menos gracia la situación. –Me refiero, a algo sano, no lo que imaginas. Ahora volvamos a ti, deja de desviarme la atención.

-Oh, estoy seguro de que esa advertencia no fue conmigo. –dije con sorna.

-Tonto-Taemin. Como decía. –pero si no había dicho nada importante desde que contesté la llamada. –Mi amigo te llamó, pero se te olvidó decirle que cambiaste de número así que te envió unos papeles para que firmes y se los regreses mañana a primera hora. Están en recepción.

-Está bien, mañana cuando lo vea en el tribunal se los doy.

-No has entendido baby Tae. –negué para recordar que ella no podía verme. Tampoco es que le hiciera falta.

-El caso está resuelto y aunque me gustaría decir que todo fue gracias a Yo Han, no fue así. Alguien más se enteró del problema y, Taemin, ¿me estás escuchando?

No, por más que quisiera, me había apagado casi por completo. Alguien más. Alguien estaba al tanto de esto y simplemente me fui. Consideré las posibilidades, pero solo pude levantarme y buscar ropa para cambiarme mientras pensaba en el siguiente paso: -Una maleta, me llevaré una primero y el resto las mandaré con el carro de mudanza. De todas formas, la estancia aquí está pagada hasta finales del mes.

Me moví por todo el lugar, chocando contra las cajas en medio y mis propios pies incluso caí al suelo para escuchar finalmente lo que me decía Ava. –Taemin, fue Minho.

Estaba en shock, aunque esta vez sí escuchaba.

-Minho también fue citado. ¿Cómo es que no le dices algo tan importante a Yo Han? Es tu abogado, podía haberlos representado a ambos desde un comienzo.

-No lo sabía, nunca me lo dijo. –pensé unos segundos que perecieron horas. -¿Cómo que desde un inicio? ¿Ahn Yo Han lo representó también?

-Sí, es lo que intentaba decirte antes de que te pusieras a hacer lo que prometiste que no harías. No puedes huir más, Tae. Le debes eso a Minho. Él llegó a un acuerdo en privado con los demandantes y los dos sabemos cómo se lo puedes devolver.

-Dándole una oportunidad. –asentí consecuente. Pero aunque sabía qué debía hacer, no tenía idea de cómo. Por suerte, mi ángel salvador estaba al otro lado de la línea.

-Entiendo tus dilemas emocionales, Tae, pero es momento de crecer y tomar decisiones para ser feliz. Si huyes, no sabrás cómo se siente tener a alguien en quien apoyarse después de un día duro, y tampoco sabrás lo bien que hace tener un abrazador personal en la cama cuando lo necesites.

Odiaba su lado compasivo y toda miel. Si eso hacía el matrimonio, me lo estaba considerando en ese instante. También odiaba que fuera toda una mujer, sabelotodo y conocedora. La quería, pero la odiaba a partes iguales.

-Bien, es hora de que salgas del agujero ese donde estas.

-Oye, este hotel es bueno. –dije tratando de parecer indignado pero acabé riendo junto a ella.

-Eso también, pero me refiero a tu cabeza. Aunque me has dado una buena idea, varias en realidad. –no quería saber. Lastima.

-Lo primero que vas a hacer es mudarte tal como tenías planeado.

Volteé los ojos en blanco. –Me acabas de regañar por huir. Dale sentido a lo que dices porque me estas volviendo loco.

-Como sea. Ahora mismo tomas tus cosas y bajas, enviaré a alguien para que te lleve a un apartamento que amaras. El condominio tiene buena seguridad y el lugar es tranquilo. Te instalas en las 24 horas que ibas a emplear en escapar y luego me llamas.

Si supiera gruñir, lo haría. Solo podía refunfuñar. –Parces mafiosa con eso de 'enviar a alguien' y consiguiendo casas de la nada en menos de un chasquido de dedos. Además, eres más mandona que Eun-hye.

-Ay, por favor, me adoras. Chao. –con eso último, colgó. Ava me volvía loco, saltaba de un idioma a otro; japonés, italiano, inglés. No podía seguirle el juego la mayor parte del tiempo aunque quisiera. Era malo en inglés y del italiano solo me sabía: ti amo, lo cual usaba como español sabiendo que sería regañado por ello una y otra vez.

Y cualquiera pensaría lo mismo si las conociera a ambas. Por desgracia, la sociedad no les daría las mismas oportunidades de la misma forma. Ava seguía siendo extranjera y aun había lugares que censuraban a las personas con su misma procedencia. Lo que decía, en verdad, nada es tan bonito como lo pintan aquí. Yo inclusive tuve mis años de prejuicios antes de hundirme, y cuando salí al mundo, vi las cosas con otros ojos.

Horas y viajes después, me había instalado finalmente. Avy tenía razón, me encantaba el lugar que resultó ser una casa de dos pisos y no un pequeño apartamento como me dio a entender Ava.

Hablando de ella, me había mandado el QR con la dirección de un restaurante y supe al instante que era el suyo en este país. Sonreí leyendo el resto del mensaje:

Tráelo aquí, experimenta nuevas sensaciones y demuéstrale que confiarás en él. Recuerda, comunicación y paciencia. Ti amo, bye.

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