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[Glosario]
Daesang: mejor premio.
Baeksang Art Awards: Tambien conocidos como Paeksang Art Awards, es una ceremonia de premios anuales de los más destacados en película, televisión y teatro surcoreano. Pueden compararse con los Globo de Oro estadounidense.
Generación Sampo: Frase para describir la renuncia a tres cosas; cortejo, matrimonio y crianza de hijos.
Capítulo 14
Decir que este día había empezado mal era poco. Estaba siendo una catástrofe.
Para empezar, no había podido dormir mucho, o casi nada. Las sabanas se me pegaban todo el tiempo por el calor, el aire acondicionado no parecía funcionar y la preocupación de que Byung–Chan despertase estaba dejándome peor. El remate final fue que mi mene estaba siendo masacrada con el recordatorio de Minho abriéndole la puerta a Taeyeon mientras ella lucia provocativa y dispuesta. La chica se había vestido con su mejor actitud seductora.
El verdadero problema para mí había sido saber que él estaba en celo y siendo un delta, uno que tomaba supresores para que su olor e instintos primarios no fueran notados por otros, hacían que el estado de ayer, se desencadenara como nunca. Entonces sí, él me había llamado y había pedido que estuviera con él y, sí, me puse verde al descubrir que no podía disentir entre ella y yo. Al parecer su parte salvaje no discriminaba en quién le daba la 'ayuda'– me dolió el pecho de rabia, toda la noche.
Dejé al pequeño niño con Suzy porque no quería que oliese mis feromona alteradas y tristes. Apestaba a despecho. Además, no quería que se aburriera mientras me veía trabajar, pero claro, nada estaba resultando hoy.
–Taemin, por favor, si no vas a concentrarte y hacer tu trabajo te pido que no estorbes. –regañó el director de la película que se estaba rodando. El tipo era un grano inquieto y malhablado con sus subordinados. Todo el staff y los actores lo odiaban, pero se mantenía en la industria gracias a su talento en producir Daesang en los Baeksang Art Awards.
Le hice una reverencia. –Me disculpo, no volverá a suceder.
Y aun no comprendía porqué tenían a un guionista haciendo trabajo de staff. Mi contrato no estipulaba ocuparme de verificar si el sonido era el correcto o si la melodía seleccionada estaba acorde con el momento en rodaje, para eso estaban los sonidistas. Tampoco era mi incumbencia si el vestuario e iluminación funcionaban con el concepto. Entendía a Eun–Hye cuando me obligó a participar en esto para evitar que me encerrara en mi habitación y continuara 100% aislado del mundo. La entendí esa vez, pero ya esto se pasaba de los límites.
Definitivamente, los inversores de esta película debían supervisar más el estudio. Iban a perder su dinero algún dia si confiaban en que las personas a las que se les paga por hacer su trabajo no lo hacían cuando y como debían.
Y pensando en todo esto, de alguna forma me llevó nuevamente a Minho. Uno de los inversionistas. Estaba jodido tener que trabajar con él. Por suerte, no había muchas entrevistas de las que tuviese que ocuparme. No tenía que preparar un guion de preguntas y respuestas, ni comentarios de prensa. Odiaba desviarme de lo que hacía. Odiaba tener que chocar con él aquí. Odiaba el hecho de haber cedido como un idiota ante su suplica del día anterior. Me odié por ser tan débil y dejar que me afecte el pensar que estuvo con Taeyeon en vez de conmigo.
Pero otra vez, yo estaba siendo iluso y egoísta. Él estaba en su derecho de acostarse con quien quiera. Yo le estaba volviendo loco al intentar siempre alejarlo y luego besarlo en el estacionamiento. Estaba haciendo las cosas difíciles para ambos.
– ¡Taemin, concéntrate o sale del estudio! –apreté los dientes. Si escuchaba una vez más su grito, iba a decirle que cogiera su megáfono y se lo...
– ¿Taemin? – como siempre mi salvadora Eun–Hye al rescate me agarro por los hombros y me dio esa mirada de preocupación que decía 'ten calma, respira hondo'.
– ¿Por qué no sales un rato a la cafetería y tomas algo que te levante el ánimo? – asentí con fuerza y serio. Apreté mis manos alrededor de los papales que sostenía y giré rápidamente para irme.
Por supuesto, no di dos pasos antes de encontrarme con Minho. Chico, en serio. Estaba flanqueando la puerta y debo decir que daba más miedo que el de seguridad. Su postura afirmaba enojo por doquier. Brazos cruzados sobre su pecho, postura erguida, hombros tensos y pies separados. Si a eso, le agregaba la cara de enojo, sí, estaba hecho una furia. Pero no me importó, o al menos no lo dejé notarlo. Quien debía sentirse así era yo.
De hecho, lo hacía. Lo rodeé evitando mirarlo a los ojos y salí a toda prisa del estudio de rodaje.
Saliendo, un hombre de traje negro se acercó a mí. –¿Lee Taemin?
Asentí dudoso, observando cómo la gente a mí alrededor se detenía de su camino mirándome fijamente, algunos cuchicheaban y me miraban con recelo. ¿Estaban huyendo? Ni que tuviese una enfermedad contagiosa.
–Soy Kang Min Hyuk. – el hombre me estaba viendo con el escrutinio que solo recordaba haber visto hace años, cuando salió a los medios mi relación con Moon–hyung. Casi parecía ver el asco en sus ojos. Tragué en seco sin saber qué decir.
–Le traigo una citación. Usted está demandado por exhibicionismo público.
– ¿Qué? ¿De qué está hablando? –dije casi arrebatando el sobre amarillo que me ofrecía. Saqué los papeles para leerlos rápidamente.
–... estacionamiento. – leí en voz baja. Mis ojos casi se salen de sus cuencas, y justo antes de que tuviera la oportunidad de decir algo más, Park Min Hyung habló.
–Entonces, está citado para dentro de tres días. Me retiro. –y se marchó tan rápido como llegó. Dejándome con las palabras en la boca y un nudo en el cuello, como una corbata invisible estrangulándome.
Necesitaba algo para calmar los nervios ahora mismo. Fui a una de las máquinas expendedora más cercanas al hotel y metí las monedas para sacar unos Banana Milk. Los bebí casi del tiro y aun así no me tranquilizaba. Mientras más leía los papeles, más me estresaba.
Fui a una cafetería como había planeado y me senté para terminar pidiendo lo mismo. Nada, seguía peor que al inicio. Como decía, este día se había tomado la tarea de maldecirme. El karma actuaba rápido.
Y hablando de karma.
–Hola, Taemin. –tragué con esfuerzo. Cuando pensabas que no se podía poner peor...
–Choi. –dije a modo de saludo. No sabía si enojarme más o llorar. Lo mejor era quedarme callado y dejar que Minho hablase primero. Lo que fuera que tuviese para decir.
– Taemin, te esperé ayer. ¿Te parezco una broma? –se reclinó en el asiento. Pasó una mano por su cabello y suspiró frustrado mirando fuera del ventanal de cristal. Fruncí el ceño. No lo entendía.
– ¿De verdad no piensas decir nada? ¿Ni una mísera cosa? Te digo que estuve como un bobo llorando de dolor junto a la puerta, esperando a que llegaras porque dijiste que irías a ayudarme. – silencio. No esperaba dignificar su engaño con mis lágrimas, porque estaba al borde de ellas. De solo imaginarme una escena de sexo entre él y Taeyeon...
–Dijiste que me ayudarías y estarías para mí. Sin embargo, no fuiste. Una vez más soy el que espera moviendo la cola. –puso sus manos cerradas en puños sobre la mano. Apretó e hizo una mueca. Como si en verdad quisiera gritarme. Quizás su parte delta lo hacía, quizás demandaba una respuesta, obediencia. –No es justo, Taemin.
Musité entre dientes con el susto de mi mitad gamma rascando por sumisión. –Bien, hablemos de lo que es justo. Justo hubiese sido el que esperaras por mi cuando te dije que iría, justo sería que no dejaras entrar a nadie más a tu habitación solo porque estabas necesitado de liberación, menos si esa persona iba con la intención de saltar sobre tus huesos. Arrugué nuevamente los papeles en mis manos. Necesitaba algo con lo que mantenerme en tierra, consciente de mí alrededor. –Justo, hubiese sido que no me llamaras a mí con promesas y palabras dulces si ibas a abrirle la puerta a cualquiera, no, cuando por fin había decidido intentar otra vez ser feliz sin huir de ti. Eso, Choi Minho, es lo que creo que es justo.
Repitió el gesto de despeinar su cabello lanzándose hacia el espaldar del asiento. –¿Se te ocurrió pensar alguna vez que abrí la puerta sin oler ni preguntar porque mi lado salvaje estaba ansioso por tu llegada? Bien, me viste abrir la puerta, ¿y qué? No es como si la hubiese dejado entrar.
Su respuesta me sorprendió. Mis ojos no superaron ese hecho y me delataron, bajé la mirada. –Mírame cuando te hablo, Taemin. –demandó, gruñendo bajo.
–No me diste el beneficio de la duda, tampoco esperaste a ver qué hacía. Para ser guionista, tienes muy poco sentido común. Debiste esperar, así como yo estuve anoche porque ¿qué crees? Mi lado delta, al que consideras salvaje e incapaz de diferenciar entre tú y otra persona, te reconoce aun cuando tomas esos supresores de alta calidad.
Abrí la boca para decir algo, cualquier cosa, pero nada salió de ella. Estaba un poco en shock, avergonzado e incrédulo por mi falta de visión. Era obvio que Minho no la dejaría entrar. Me había equivocado, como tantas veces y dejé que los celos me cegaran. ¿Celos? Oh, tierra trágame y escúpeme en Egipto.
–Cuando estés dispuesto a dejar tus demonios e inseguridades del pasado atrás, búscame. Tal vez podamos hablar como adultos. –dijo como despedida y se marchó. Se repetía en menos de una hora, me dejaban como tonto sin saber qué decir o hacer. Era evidente que ninguna de mis acciones los últimos días estaban siendo las correctas.
Miré los papeles una vez más. Bueno, ahora tenía algo importante en lo que pensar; en tres días tendría un juicio por mi estupidez. Por dejarme llevar. Estaba comenzando a pensar que era realmente lo que describían los medios de mí. Todo volvió a dar vueltas en mi cabeza, los medios, las críticas, la gente dándome la espalda, la decepción de mi familia, la perdida de aquello que más amaba. Un escalofrió me recorrió. Esto no era bueno. Debía llegar al hotel, a la seguridad de mi solitaria y fría habitación.
¿Qué creen ustedes?
¿Los dejará ir?
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