☂️10☂️
La mañana llegó rápidamente, al menos para mí, así fue. El sol que entraba por los cristales golpeó mi cara y me removí, realmente no era lo que se dice madrugador, pero si quería estar listo para cualquier evento del día, debía tener como mínimo una hora de preparación. Odiaba mi vida.
Ese fue mi primer pensamiento pesimista. Abrí los ojos e intenté recomponerme sobre el sofá. Jodidos infiernos, jamás volveré a beber tanto. Mentiroso. Cállese subconsciente, la vela de este entierro está en mis manos. Sentí crujir mi cuerpo, mis músculos tensos y la piel más que maltratada por todo el alcohol consumido anoche. Aghh, desearía que, aunque fuese un poquito, me hubiese ayudado a olvidar. Pero no, la vida no me trataría tan bien después del daño que he hecho.
Como cada día, fui al baño. Y maldición, ese olor me delataría si no hacía algo al respecto. Pasar por el espejo y ver las ojeras y mis poros fue un horror. Me metí a la ducha caliente usando el gel más aromático que tenía, lavé mis dientes y pasé la maquinilla por mis tres tristes pelos llamados barba. Me envolví en una toalla para luego detenerme ante mi guardarropa y decirle: veamos que tenemos para hoy. Como siempre, opté por algo discreto, pero unos pensamientos llegaron a mi cabeza.
Si Minho o aquellas chicas se vuelven a cruzar en mi camino, quiero que piensen que estoy genial y más que eso. Quité la ropa sencilla de mi campo de visión y busqué algo más. Unos jeans negros, los cuales más apretados ni mandado a hacer, me costaba trabajo enfundarme en ellos, pero valían la pena, realzaban la belleza de mis piernas y delineaban mi trasero, una camisa celeste, unas botas negras y como no, mis gafas redondas. Por supuesto, mi cabello tenia brillo saludable y estaba lacio. Y listo estaba para arrasar. Viva el ego mañanero.
Mi móvil sonó bajándome de la nube de autoayuda que me estaba dando para sentirme mejor y convencerme de que estaba de muerte mi look de hoy.
–Habla Lee Taemin. –Anuncié al contestar sin saber de quién era el número que llamaba y no tenía registrado. Coloqué el altavoz para seguir con el maquillaje.
-No necesitas más maquillaje que una sonrisa, Tae. –Anonadado, miré al móvil con cara de incredulidad como si tuviese las respuestas a mi ceño.
-Lo siento, pero ¿quién eres y cómo sabes lo que hago recién?
-Wow, no sé si sentirme decepcionado o pasar directo a enojarme. Mi mejor amigo olvidó mi voz, creo que voy a llorar. –Rodé los ojos. Que dramático, no cambia. Igual eso me hizo sonreír.
-Hola, Kai. No sabía que habías regresado de América. Vi unas presentaciones de tu grupo, como siempre lucían espectaculares. ¿Cuándo vendrás a ver a tu amigo abandonado?
-Um, gracias y ya estoy acá en el estudio de grabación. Park noona me hace compañía.
-Entonces, dame unos minutos y llego. –Dije emocionado. No había muchas cosas que me alegraran el día, pero ver a las pocas personas que realmente se preocupaban por mí, era pura felicidad.
Mi mejor amigo, Kai, surgió de la nada, ni siquiera estábamos en la misma agencia. Solo fue un día común en una gira de su grupo que coincidió con el mío. Estuvimos n el mismo hotel y por azares del destino terminamos hablando en el spa, intercambiamos contactos y el resto es historia. Cada que tuvimos tiempo nos encontramos para celebrar cualquier tontería, chateábamos a menudo y teníamos llamadas nocturnas eternas, hasta que uno de los dos caía rendido.
Cuando no tuve más ocurrencia que dejar a todos vivir sin mis fallas, él no fu la excepción. Dolió, como con todos a los que quería, pero no vi otra salida. La diferencia era que moverse en nuestro mundo de manera silenciosa fue un logro de poco más de dos años. Tiempo después, él apareció para tirar de mis orejas con regaños interminables. Me hizo darle mi nuevo número, dirección de trabajo y decirle en qué hotel y habitación me quedaba. Y todo volvió a ser como antes entre nosotros e incluso peor, ahora es como un hermano menor sobreprotector para mí.
Agarré mi billetera, el teléfono y la llave de la habitación antes de salir. Casi corrí a tomar un taxi, pues el mareo del tren que me aplacó llamado resaca estaba aún vivo en mi cabeza. No lograría manejar ni media cuadra antes de que un policía me detuviese. Llegué en 15 minutos al set y entré buscando esa cara conocida. En cuanto le vi, me lancé a abrazarle. Ambos sonreímos por la alegría del reencuentro.
Nos separamos del abrazo, pero no tomamos asiento. Me miró de arriba abajo evaluándome. No se sentía mal, de hecho, era de los pocos alfas con los que podía mantener una relación cordial sin sentirme ultrajado por una mirada y sin necesidad de sacar mi parte marcial de patadas en la zona. –Mírate, estás deslumbrante hoy. ¿Sucedió algo mientras estuve fuera?
El movimiento ondulante de sus cejas me decía lo que estaba pensando, algo impuro. Absurdo. Reímos con total comodidad. –No seas tonto, sabes que no soy así.
Hizo una mueca. - ¿En serio? Pensé que ibas bien con el repartidor.
-Ex repartidor, Kai. También tiene nombre, Timoteo y, es mi amigo. –Fui y besé a noona en la mejilla como saludo y volví a mirar a Kai. -Si no fuese por él...
-No estarías vivo y coleando, Taemin. –Me interrumpió. No iba a mentirme, esos celos de amigo en él lo hacían adorable. Gracioso. –Lo has dicho como un millón de veces y sigo sin tragarme el cuento de que es buena persona y desinteresada por naturaleza. Ningún alfa es así de sencillo.
Los hombres dominantes son sencillos por naturaleza. Pero eso no era algo que fuera a decirle. Después de tanto tiempo de no vernos, no necesitábamos entrar en más discusiones.
Le golpeé en la nuca. –Basta de discriminar al chico, es agradable y punto. No tienes que ponerte celoso, tengo amor para los dos. –Me burlé besando su mejilla varias veces. Él intentaba quitarme de encima pero no lo lograba.
Un carraspeo a nuestras espaldas sonó audible. Intentando llamar nuestra atención. O solo la mía.
Giré en busca de quien fuera y me congeló saber que era Minho. ¿Por qué no me sorprende? Sintiéndolo mucho, iba a hacer algo de lo que no estaría orgulloso jamás, pero un mal necesario para mí. Alejarlo. Dejarle en claro que no podríamos ser más que conocidos del pasado y compañeros forzados de trabajo. Nada más.
Aunque mi parte gamma se desesperase por restregarse contra su cuerpo, mis manos picaran por recorrer esos pectorales y mi lengua... Necesitaba dejar de desviar mi sangre hacia el sur. ¡Piensa con la cabeza superior, Taemin! ¡Entra en razón!
Solté las mejillas de Kai, en cambio, lo rodeé por el cuello. Lo sé, estaba siendo infantil, no podía evitarlo. Lo siento, Minmin.
-Buenos días, Choi. –El nombrado cruzó sus brazos sobre su pecho en un acto imponente que me estremeció; y qué pecho, su camisa estirándose y delineando cada curva, cada montículo... Concentración, Taemin, ¿recuerdas?
Plantó su mirada sobre mí alzando una ceja en total seriedad. Su mandíbula rechinó con fuerza. Había captado el mensaje equivocado, pero no iba a corregirlo si eso lo hacía marcharse.
-Tengan buen día. –Escupió las palabras. Algo en su mirada me dijo que esto no había acabado.
Todo el día intenté quedarme cerca de las personas, evitando las oportunidades de que Minho me interceptara. No sabía qué haría si me quedase a solas con él. Tal vez terminaría cediendo y derramando mis secretos. No dejaría que sucediera.
Eso pensé.
En un momento en que Park noona y yo nos dirigíamos a casa, más bien, yo iba a llevarla a casa en mi auto, Minho apareció. Jodidamente elegante, se había cambiado de atuendo, este estaba mejor que el anterior a pesar de que eran parecidos. Pantalón caqui, ajustado de diseñador, camisa azul celeste y zapatos marrones. Listo para la cámara.
Deseé que Kai estuviese aquí a mi lado, así podría usar la carta egoísta de mejor amigo y obligarlo a parecer que iríamos juntos a casa. Mi amigo se había marchado a medio día por sus compromisos laborales, su agencia requería su presencia en los momentos menos esperados. Por primera vez quería tener a alguien que me cortejara con tal de alejar a Minho. No podía seguir con estas emociones confusas. Lo nuestro, por millones de motivos no podía ser.
El recuerdo de Moon-gyu oppa llegó, pasando fugaz, pero el tiempo suficiente como para recordar quién era yo y lo que había hecho. Asesino.
Pasé de largo a su lado, pero como no, Minho agarró mi brazo. Destilaba enojo e impaciencia. Y yo estaba loco si eso me parecía sexy en él. Patada mental. Deja de hacer eso, gamma ofrecido.
-Necesitamos conversar, Taemin. –Fruncí el entrecejo. No señor, no iba a ceder.
-Yo... -antes de que tuviese la oportunidad de negarme, noona sonrió y me interrumpió mi tartamudeo.
¿Estabas dudando, Lee?
Calla tus arrebatos, gamma.
-Oh, bien. Yo puedo tomar un taxi a casa.
La miré rápidamente. El movimiento me hizo crujir el cuello. Hice una mueca y chillé. -¿Qué? No noona, yo te llevaré. Si dejo que vayas sola hyung me desollaría vivo.
-Tranquila, Shin-hye noona, te llevaremos. Tampoco es que sea urgente nuestra charla, no es como si fuese de vida o muerte.
-Lo ves, puede esperar, te llevaré.
- ¡No! –Dijo Minho ganándose nuestra atención y sorpresa. Había usado su voz, su voz delta en mí. Y como no, igual que la primera vez, obedecí. –Te meterás en el jodido auto ahora, llevaremos a Shin-hye noona y después, tu y yo tendremos una productiva plática. Ahora, por favor.
Ordenó abriendo la puerta del copiloto.
-Choi, no creo que sea necesario hablar así...
-Está bien, noona. –La detuve. No quería más espectáculos ni evasiones. Estaba harto. Odiaba ser ordenado y debía acabar con esto. –Él tiene razón. Debemos aclarar todo y así poder seguir cada uno con su propio camino. Primero te llevaremos, vamos.
Minho asintió sintiéndose obedecido pero confundido y algo alterado aún. No creía que mi palabra fuera a lo que él se refería.
Pd: No beban chic@s no hace bien emborracharse por alguien.
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