Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

DECEPCIÓN

Mirabel no podía quitarse de la cabeza lo que había pasado.

Camilo no había vuelto a cruzar ni siquiera miradas con ellas desde entonces y eso la estaba martirizando. El chico se había centrado en su trabajo, recogiendo los instrumentos, junto a todos los miembros de la banda de música, y luego, tras cruzar una mirada enfadada con ella, se marchó con ellos rumbo a la iglesia sin tan siquiera despedirse de ella o de Dolores.

Mirabel quería pensar que esa actitud era infantil por parte de su primo, pero cada vez que se acordaba el cómo se dieron las cosas, básicamente por su culpa, no se sentía con derecho a reprochar el comportamiento de su primo.

¿Por qué de todos los miembros de su familia, él era la persona con la que más le costaba abrirse?

Oh, sí, porque él fue el único que la vio huir de Encanto y fue el único testigo de la forma cobarde en que lo hizo.

Añadiendo el importante detalle de que le abandonó a su suerte con las lianas mágicas que, siendo honesta consigo misma, no sabía en ese momento si realmente eran inofensivas o podrían haberle hecho algo a su primo.

Si por lo que fueran, las lianas hubieran sido hostiles lo que hizo podría haber supuesto una sentencia de muerte a Camilo ¡¿En qué estaría pensando para hacer caso aquella voz salida de la nada?!

Mirabel dio un largo resoplido ante este último pensamiento y se alborotó su cabello, atrayendo la atención de Dolores que caminaba justo delante de ella, la cual estaba guiando el camino rumbo a la biblioteca, su siguiente destino para la siguiente tarea a realizar.

-¿Sigues dándole vueltas a lo que ha pasado antes?-cuestionó la mayor con las manos en el regazo, volteándose un poco para mirarla. Mirabel no respondió.-¿Vas a explicarme de una vez qué es lo que ha pasado entre mi hermano y tú?

Mirabel estuvo tentada con responderle un "nada" pero sabía que sería demasiado evidente la mentira luego de la escena que ambos habían hecho ante Dolores. Por la forma en que Dolores parecía interesada, supo que Camilo tampoco le había contado nada a ella, lo que le hizo preguntarse porqué ¿de verdad Camilo no le había dicho a nadie lo que pasó entre ellos aquel día?

-No vas a contármelo ¿verdad?-de nuevo, más silencio, Dolores suspiró, pero armándose de paciencia continuó.-Mirabel, sé que lo ocurrido hace cinco años no fue fácil para ti, para ninguno de nosotros, en realidad, y tu marcha y el tiempo que has estado fuera no hizo las cosas más fáciles.-Mirabel tensó los hombros, pero siguió sin decir nada.-Pero por si necesitas escucharlo, todos en esta familia siguen queriéndote.

-Dolores...-susurró la más joven levantando la cabeza de golpe, sorprendida por sus palabras.

-No sé por qué, pero tengo la impresión de que piensas que la familia ha dejado de quererte.-señaló Dolores entristeciendo la mirada ante lo que ella misma estaba diciendo.-Creo que por eso estás tan pegada a tu amigo Miguel y por eso estás evitando tan abiertamente a mi hermano.

-¡No!-exclamó Mirabel, horrorizada que su prima pudiera pensar en tal cosa, sin embargo, sus labios temblaron, no sabiendo realmente como refutar sus sospechas.-No es como tú dices, es solo que Camilo y yo...

-Si, es evidente que algo ocurre entre él y tú, pero Mirabel ¿realmente no te das cuenta de cómo de retraída estás?-preguntó Dolores-Dime ¿Por qué de todos nosotros decidiste quedarte conmigo en vez de pasarlo con tus padres?

-¿Tiene algo de malo que quiera pasar tiempo contigo...?

-Sabes a lo que me refiero, cielo.

Mirabel quiso responder con algo de "porque me apetecía estar contigo" pero si se paraba un solo momento a pensarlo, en realidad lo había hecho porque su abuela era la que le había sugerido empezar a reconstruir lazos con los nietos Madrigal en vez de con los mayores, y Dolores era la opción que consideraba suficiente en un punto neutral como para pasar un día más cómodo.

Mirabel no podía evitar echarse a temblar al pensar en que, si hubiera estado con sus padres, no se habrían despegado de ella en ningún momento y que la hubieran hecho sentir agobiada con el contacto físico.

Pero ¿por qué? ella amaba a sus padres y era muy fan de sus mimos, así que...¿por qué se sentía tan incómoda con la idea de que fueran pegajosos con ella, tanto como para elegir quedarse con Dolores?

-Tus padres fueron los que más sufrieron, y es extraño que no eligieras estar con ellos antes que con nadie.-señaló Dolores.-Y respecto a mi hermano...no sé si hay algo más cociéndose entre vosotros, pero te pido que sea lo que sea, intentéis zanjarlo porque entonces no podréis estar en paz ninguno de los dos, y por experiencia, eso tarde o temprano acaba repercutiendo al resto de la familia y explotándonos en la cara.

Mirabel no se le ocurrió otra cosa más que asentir, ella ya sabía qué era lo que tenía que hacer, solo necesitaba un poco más de tiempo para mentalizarse y poder dar la cara a los problemas que tenía con su familia. Es decir...solo hacia 24 horas que estaba de regreso a Encanto y todo parece ir demasiado deprisa; Camilo todo el tiempo apareciendo a su alrededor buscando cualquier excusa para sacar el tema, o el aislamiento de Bruno del resto de la familia, el distanciamiento de Antonio con ella, Luisa y su misteriosa vida nocturna, y ahora Dolores con su mal de amores hacia Mariano y enfadada con ella por su indecisión.

La joven sabía que más pronto que tarde debería poner fin a la incómoda situación que estaba teniendo con sus familiares, pero si era sincera ni siquiera sabía cómo empezar. Pensó que acompañarlos en sus trabajos iba a tener oportunidades de poder iniciar conversaciones que se harían más cómodas conforme avanzasen y de ahí podría empezar a ser honesta de verdad y hablar con el corazón. Sin embargo, estaba siendo más difícil de lo que pensaba.

Y su situación con Camilo solo hacía sentir que todo era aún más difícil.

Odiaba recordar la mirada de su primo, triste y furioso, alejarse de ella cuando vio que no estaba dispuesta a hablar las cosas con él.

Oh, dios, si es que parecía que solo sabía meter la pata cuando intentaba hacer las cosas bien.

Aunque...

-Dolores, hay algo que me gustaría preguntarte.-Dolores emitió su característico "hm" para hacerle saber que tenía su atención.-Esas cicatrices que Camilo tiene en su cara...¿cómo se las hizo?

Dolores se quedó callada durante unos segundos, como si estuviera meditando su respuesta, pero finalmente se encogió de hombros.

-La verdad, es que no lo sé.

-¿No lo sabes?

-Camilo apareció un día con varias heridas repartidas por la cara y el resto del cuerpo.

-¡¿El resto del cuerpo?!-exclamó ¿en serio su primo tenía mas cicatrices como esas además de en la cara?

-Eran pequeñas pero muchas.-asintió Dolores-Pero Camilo solo nos contó que se había caído desde un sitio alto mientras ayudaba en la construcción de Casita y aterrizó en un montículo de tejas que estaban usando para construir un tejado.

Mirabel apretó los labios, eso significaba que esas heridas se las hizo después de que ella huyera de Encanto, durante la reconstrucción de la casa así que las lianas no tuvieron que ver con eso.

-Sin embargo, no me creo esa historia.-continuó Dolores, llamando la atención de Mirabel.

-¿Por qué?

-Porque nadie recuerda haber visto a Camilo caerse ni hacerse esas heridas.-medio siseó ante la frustración de reconocer que su hermano mintió al respecto.-Si, se cayó unas cuantas veces, pero en ninguna ocasión se hizo esas heridas. Nunca se quedó solo trabajando en la reconstrucción, siempre había alguien cerca, y nadie, absolutamente nadie recuerda que Camilo se hubiera hecho todas esas heridas por una caída.

-Entonces dices que ha mentido...

-¡Como un bellaco! Y a pesar del tiempo que ha pasado, nunca ha confesado el cómo se las hizo. Solo apareció un día con ella, cuando fue a pedirle a la tía Julieta que le ayudara a tratarlas, pero desde entonces, nunca le ha dicho a nadie cómo se las hizo. Ni siquiera a mí, que soy su hermana.

Bien, todo eso es extraño, sin dudas...

-Has mencionado que ha pasado tiempo desde que se las hizo ¿Cuánto tiempo exactamente?

-Hace cuatro años, un año después de que desaparecieras.-contestó la mayor con un suspiro de irritación.-Apareció la noche del Día de las Velitas con todas ellas, no sé qué estuvo haciendo ese día, pero algo hizo de eso estoy segura...

Mirabel parpadeó al escuchar eso, recordando que Bruno le había mencionado que había visto a Camilo pasearse por las afueras del pueblo, cerca de donde él vivía varias veces, especialmente en el día de las velitas.

¿Qué narices estuvo haciendo su primo...?

-Mira, ahí está tu hermana.-avisó Dolores despertando a Mirabel de sus pensamientos que, alzando la cabeza, pudo ver a su hermana mayor de pie junto a la puerta de la biblioteca mirando hacia los lados.

Mas contenta de lo que hubiera esperado por verla, y olvidándose un poco del asunto de Camilo, Mirabel trotó hacia Isabela adelantándose a Dolores. La primogénita de los Madrigal, al verla, solo esbozó una sonrisa y la atrajo a su cuerpo en un abrazo en cuanto estuvo a su alcance.

Mirabel tenía que reconocer que ese gesto era agradable, y eso que Isabela nunca fue de darle abrazos.

-Tengo que hablar contigo.-susurró Mirabel.

Isabela se separó un poco de ella para mirarla de manera interrogante, entonces Mirabel hizo un gesto con la cabeza hacia Dolores, que se acercaba a paso tranquilo a ellas. Isabela entendió que su hermana quería hablar con ella a solas, y asintió.

-Hola, prima.-saludó Isabela separándose por completo de Mirabel para recibir a su prima.-¿Qué tal con los niños?

-Ruidosos y llenos de energía, como siempre.-contestó dándole una significativa mirada a la menor, haciendo que ella se encogiera de hombros como si estuviera siendo regañada.-Ya sabes, Mirabel es la novedad del pueblo y todos los niños se han vuelto locos al tenerla tan cerca.

-Oh, hermanita ¿Qué se siente siendo tan popular?-preguntó Isabela de buen humor dándole un amistoso golpe con la cadera a su hermana, que solo pudo reír.-Si sigues así voy a sentir que me estás robando el puesto ¡voy a estar muy celosa si eso llega a ocurrir!

-Me parece que lo que más les desconcierta son el verme en pantalones como si fuera un hombre.

-¿Prefieres ir a cambiarte y usar una falda?-preguntó la más mayor.

-¡Ni en broma! ¿Has visto lo bien que me quedan? Ellos son el amor de mi vida.-exageró señalando sus pantalones para diversión de las otras ¡¿es que quién podría rechazar las caritas de Baymax?!

-Dolores, por lo que me ha dicho el señor Manuel, necesita que las secciones de historia, fantasía y arte sean limpiadas y ordenadas.

-Yo me ocupo de la sección de historia.-se adelantó Dolores yendo a paso rápido en dirección al interior de la biblioteca, encantada de poder aprovechar aquella tarea para poder abstraerse en leer libros de historia de la música para la siguiente clase con los niños.

-Entonces, hermanita, tú y yo tenemos una cita con las secciones de fantasía y arte-entrelazó un brazo con el de Mirabel para guiarla dentro de la biblioteca.-Pero supongo que antes de ponernos a trabajar, hay algo que quieres que hablemos y por eso has querido quitar de en medio a nuestra prima. Dime ¿hay algo más de los chicos del exterior que no me hayas contado?

Divertida al ver que su hermana seguía impresionada con aquel tema, Mirabel se río de buena gana, olvidándose un poco de los problemas que tenía.

-En realidad, de camino aquí Dolores y yo nos hemos encontrado con Mariano.-Isabela bajó la comisura de sus labios al escuchar el nombre de su antiguo pretendiente.-Solo vino a saludarme y estuvimos hablando un poco, pero antes de marcharse me ha pedido que te diera esto-le entregó el trozo de papel que el Guzmán le había dado cuidosamente doblado. Isabela abrió mucho los ojos y miró a su hermana con evidente ansiedad reflejándose en sus orbes.-No lo he leído, no te preocupes, aunque si tengo que decirte que recibir notas del hombre que casi fue tu prometido cuando al parecer le rechazaste bien feo es algo que me resulta raro de ver.

Nerviosa porque sabía el cómo se podía ver el asunto, Isabela maldijo por lo bajo a Mariano y su indiscreción antes de arrebatarle el trozo de papel a Mirabel de la mano y presionarlo contra su pecho como si quisiera protegerlo.

-No es como si yo estuviera cuestionando tu relación con Miguel como hacen los demás, así que, por favor, no cuestiones lo mío con Mariano.-susurró a la defensiva, aunque a Mirabel le pareció que su hermana se sentía más avergonzada que amenazadora o enfadada así que, dando un paso hacia ella, apoyó la cabeza en el hombro ajeno y la miró con ojos grandes esforzándose en parecer una niña.

-Isabela...-susurró parpadeando lentamente, sintiendo un enorme regocijo en su interior al notar que su hermana apretaba los labios intentando resistirse a su innegable adorabilidad.

La ventaja de ser la menor, que nunca la dejaban de ver como la menor, eso, y que, aunque Isabela no lo reconociera, se parecía a su madre más de lo que aparentaba, y todo el mundo sabía que la gran debilidad de Julieta no era otra que su pequeña niña Mirabel.

-I-sa-be-la-pronunció con lentitud, usando su mejor voz chillona para verse más aniñada.

Un divertido tic en el ojo se notó en la mayor.

Mirabel emitió un leve gemido de cachorro.

Y aquello fue demasiado para Isabela.

-¡Está bien! ¡Está bien! ¡Te lo contaré!-claudicó la mayor con exasperación, haciendo que Mirabel esbozara una enorme sonrisa de victoria ¡si es que no había nadie que se resistiera a los ojos de cachorrito! ¡La de veces que se había salido con la suya cuando quería que Hiro le diera permiso para algo!-Primero dime qué es lo que te ha contado ese bocazas de Mariano.

-Si te soy sincera, no mucho y ni siquiera estoy segura de cómo interpretar lo que me ha contado.-se encogió de hombros.-Me dijo que entre tú y él las cosas estaban bien, a pesar del rechazo que le diste, pero por la forma en que me lo dijo parece que el que hayáis hecho las paces es algo que ha quedado entre vosotros porque su madre y la abuela no se han vuelto hablar ni a quedar en Casita.

De nuevo, Isabela apretó los labios, ansiosa mientras su hermana hablaba, haciendo que Mirabel sintiese la sospecha de que había algo importante que Isabela no habría querido que se enterara por boca de Mariano.

-Pero la verdad, hermana, es que entre que vuestra reconciliación es algo que ha quedado entre vosotros y el que me haya pedido pasarte esa nota, hace que piense que estáis reanudando vuestro cortejo ¡pero!-alzó la voz en eso último al ver que Isabela abría la boca para replicar.-por la forma en la que te estás tomando esto me deja con dos opciones; o sois de verdad una pareja que está viéndose en secreto, que me parece que es la opción menos probable, o bien, Mariano está de alguna manera ayudándote con algo aunque no termino de entender con qué ¡pero que sepas que para cualquiera, y más en este pueblo, la primera opción sería el pensamiento colectivo!

Incapaz de no sonreír, Isabela relajó los hombros ante la forma en la que se expresaba su hermana, sin querer ocultar el brillo de orgullo que manifestó en sus ojos al sentir que Mirabel era tan perspicaz.

Miró la nota de Mariano por unos segundos antes de desdoblarla y suspiró con anhelo al leer el contenido, para confusión de la más joven.

-Creo que va a ser mejor enseñártelo que contártelo.-dijo Isabela antes de tomar de la muñeca a Mirabel para empezar a subir las escaleras al segundo piso de la biblioteca.

¿Uh...? Mirabel se extrañó de que su hermana la guiara al piso de arriba, hasta donde ella recordaba la sección de fantasía y arte estaban en el piso de abajo, a no ser que durante su ausencia la biblioteca se hubiera reorganizado.

Aunque al parecer, no se trataba de eso pues Isabela directamente las metió en el interior de la sección de zoología. Mirabel conocía bien esa sección, había pasado muchas veces por ahí para conseguirle libros de animales a Antonio cuando era pequeño, antes de que obtuviera su don, la cantidad de libros con ilustraciones que había ahí fue una de las cosas que hizo brotar en Antonio su amor por los animales, incluso fue lo que le motivó aprender a leer para poder conseguir mayor conocimiento de sus queridos animales.

No entendía qué era lo que su hermana pintaba en una sección así...no es que a ella le desagradase los animales, pero debido a que estuvo casi toda su vida jugando al papel de niña de oro para su abuela el evitar a los animales había sido parte de su papel para no ensuciarse el vestido o que desordenasen su cabello y cosas así.

Entonces, para su sorpresa, Isabela le dio un tirón del brazo y ambas quedaron con la espalda pegada contra una de las estanterías de la sala, una en la que parecía ser de temas de lagartos y aves.

Mirabel se quedó unos segundos parpadeando en el sitio, sin entender qué hacían ahí o de qué se estaban escondiendo. Miró a Isabela, viendo que ella se inclinaba para poder asomarse a lo que fuera que hubiera al otro lado de la estantería.

-Isa ¿puedes explicarme...?

-¡Shhhh!-chistó la mayor haciendo que instintivamente Mirabel apretara los labios, impidiendo que cualquier sonido saliera de ellos.

Con una sonrisa extraña, Isabela le hizo un gesto a Mirabel para que se le acercara y viera también lo que había al otro lado de la estantería, pero que lo hiciera despacio y en silencio.

A cada vez más curiosa, Mirabel la obedeció y, prácticamente de puntillas, se acercó al borde de la estantería y se asomó, viendo aquello en que su hermana parecía tener tanto secretismo.

Pero todo lo que vio fue un hombre.

Era un hombre más o menos de la edad de Isabela, de grandes gafas semi cuadradas, pelo moreno peinado hacia atrás, un ligero bigote, piel trigueña, una nariz gruesa y vestido con una camisa marrón con estampados de bambú, pantalones oscuros cortos y unas sandalias.

No estaba haciendo nada interesante más que estar con la nariz metida en un grueso libro que, al parecer, era de temática animal, concretamente de la socialización de las manadas de lobos por lo que podía apreciar desde la distancia. Y el chico parecía intensamente concentrado en lo que leía, casi parecía que estuviera fuera de este mundo.

Mirabel parpadeó confundida ¿Qué estaban mirando exactamente...? Miró de manera confundida a su hermana, llevándose la sorpresa de lo que vio.

Isabela miraba aquel chico con la mirada más cariñosa y llena de anhelo que alguna vez pudo ver en alguien.

Miró al chico y a su hermana varias veces, procesando lo que todo aquello podía significar, pero, viendo cómo Isabela seguía con esa sonrisa de boba sin quitarle la vista al chico no pudo evitar soltar un profundo y sonoro:

-¡Nooooooooo...!

El chico pareció escucharla porque estaba levantando la mirada, justo al momento en que Isabela despertó de su mundo de sueños para agarrar a su hermana por la boca y volver a ocultarla con ella detrás de la estantería, justo cuando el chico estuvo a punto de descubrirlas.

El joven ladeó la cabeza, confundido. Había jurado haber escuchado la voz de una mujer cerca, pero no había entendido. Miró hacia los lados y, al ver que estaba solo, se encogió de hombros y volvió a su lectura.

Isabela, nerviosa por haber estado a punto de ser descubierta, estaba totalmente rígida en su escondite mientras continuaba presionando su mano sobre la boca de Mirabel, la cual luchaba contra su inamovible figura para tratar de liberarse.

Solo pudo notarlo cuando Mirabel, a punto de desmayarse por la falta de aire, tuvo que empujarla para que le dejara espacio.

-¡¿Es que estás loca?!

-¡SHHHH!-chistó Isabela con un dedo sobre los labios.

-Perdón...pero en serio ¡¿es que estás loca?!-repitió esta vez como un susurro.

Isabela solo rodó los ojos fastidiada antes de volver asomarse al borde la estantería para contemplar por unos segundos más al chico, que estaba de nuevo inmerso en su lectura. Ella volvió a sonreír al verlo...

-Isa...-susurró Mirabel viendo de nuevo el panorama.-Ese chico...

-¿Le reconoces...?-susurró Isabela sin perderlo de vista, a lo que Mirabel solo ladeó la cabeza, realmente no estaba segura si reconocer al chico, no era amigo de ninguna de sus hermanas o primos.-Él es Bubo Márquez.

Como si le hubieran activado un interruptor, a Mirabel le vino por completo la identidad de aquel hombre. Bubo Márquez, un joven no muy agraciado, pero con un corazón amable que siempre había ayudado a su padre en los trabajos de carpintería del pueblo. Tímido, torpe y poco dado asistir a las fiestas del pueblo, alimentaba a gatitos de la calle y recordaba que siempre le recomendaba a Pepa o a Félix los libros de animales más acordes a la edad de Antonio, como si fuera todo un erudito en la materia, para que fueran un regalo en cada cumpleaños del niño desde que se interesó por el contenido de los libros.

-Hermana ¿estás...-hizo una pausa para que Isabela la mirara.-...enamorada de ese hombre?

Isabela, lejos de escandalizarse, avergonzarse o enfadarse, solo esbozó una sonrisa genuina y feliz, antes de asentir con la cabeza.

Mirabel sentía que se caería de culo y que no lo notaría.

¿Bubo Márquez...? ¿De todos los hombres de Encanto, Isabela se sentía atraída por ese chico?

Desde luego, Mirabel no se lo esperaba, pese a ser conocedora del corazón que tenía el chico, era consciente que no era el tipo de hombre que le gustaría a Isabela.

Aunque, si era sincera consigo misma, no tenía ni idea de qué tipo de hombres le gustaban a Isabela, no al recordar que ella había rechazado a un hombre que físicamente era una belleza y bastante cotizado dentro de Encanto.

-Inesperado ¿verdad?-preguntó la mayor viendo con diversión la expresión desconcertada de su hermana.-No eres la única que tiene su historia con chicos, hermanita.

-Ok, hermana, empieza a soltar por esa boquita porque no puedes soltarme una bomba como esta y luego dejarme con mil y una preguntas.-exigió Mirabel tomando a su hermana del brazo y tirando de ella para hablarle por lo bajo.

Soltando una risa, Isabela se acomodó en el suelo junto a su hermana y, echando un último vistazo al hombre por el que bebía los vientos, se dispuso a contarle a Mirabel su historia.

-Si, ya sé lo que esto parece ¡una total locura! Yo nunca le había hecho caso a Bubo y, de hecho, él parece ser el último hombre de este pueblo en el que me fijaría ¿verdad?-Mirabel, con cierta reticencia asintió.-Pues hace tres años yo habría pensado como tú, pero ese hombre...ese hombre me cuidó de una manera en que jamás pensé que alguien haría, además de papá y el tío Félix.

-¿Cómo es eso...?-preguntó Mirabel acomodándose en el sitio para mirar a Isabela interesada ante su mirada soñadora.

-Ya sabes que luego de tu desaparición, corté el cortejo de Mariano de la manera más tajante y poco refinada posible, no estoy nada orgullosa de lo que hice.-suspiró poniendo un mechón de cabello tras su oreja.-Pero estaba tan enfadada con todo el mundo...había perdido mi don justo cuando descubrí que podía tener otras maneras de explotarlo, nuestra casa se había venido abajo y, lo peor de todo, mi hermana pequeña había desaparecido.

Mirabel no pudo evitar mirar hacia otro lado ante eso último, no importaba cuanto lo escuchara en boca de sus familiares, siempre le dolía oír ese tono de voz desgarrador que había en ellos cada vez que le mencionaban su desaparición. Era consciente de que ellos habían sufrido, pero escucharlo de ellos no lo hacía más fácil...

-Pasé por una época horrible...-continuó Isabela.-Aunque logramos reconstruir nuestra casa con todo el pueblo unido yo me quedé destrozada y no sabía a quién podía recurrir. Mamá y papá estaban siempre decaídos, y Luisa me necesitaba entera para ser su apoyo. Te perdí a ti y me daba miedo dejarme llevar por mis sentimientos y que de alguna manera también pudiera perder a Luisa. Pero con el tiempo la carga empezó a ser insoportable. Me irritaba por todo y espantaba a todo el mundo. Parecía una loca amargada y me aislé del resto.

"Un día me harté de todo y me alejé de todo para poder encontrar un sitio en el que pudiera tener un poco de paz. Solo un poco. Llegué a las praderas, en donde la hierba era fresca en la mañana y que me permitía relajarme. Me quedé ahí y, cuando quise darme cuenta...Bubo estaba ahí"

-¿Bubo se te acercó así sin más?-en respuesta, la mayor asintió.

-Se sentó a dos metros de mí y se puso a leer uno de sus libros. No me dijo ni una sola palabra, ni siquiera me saludó, solo se sentó en su propio espacio y ya está. Pero luego de un rato, empezó a leer en voz alta. En ese momento pensé que lo hacía para molestarme, pero cuando le miré vi que solo estaba concentrado en su libro, no estaba pendiente de mí, al menos, eso era lo que me parecía. No hablaba demasiado en alto como para perturbar la paz, pero luego de unos minutos...me empecé a dar cuenta de que intentaba escuchar lo que él estaba leyendo.

-¿En serio...? ¿Cómo con los cuentacuentos?

-¡Si, exactamente como los cuentacuentos!-exclamó divertida Isabela.-Él estaba leyendo una obra de teatro llamada Los Dos Hidalgos de Verona...

-...de William Shakespeare.-terminó Mirabel y, al ver como su hermana la miraba, sonrió.-Te sorprendería la cantidad de cosas que se aprende en las escuelas del exterior, hermana, este dato es conocimiento de cultura general.

Asintiendo, pero sintiéndose azorada porque su hermana supiera tantas cosas, continuó con su relato.

-Acabé totalmente enganchada a la historia, no solo por la trama, la manera en que él contaba la historia, con diferentes tonos de voz para cada personaje, la manera en la que describía cada escenario, era como verle vivir a través de esa obra y me encantó verle de aquella manera. Pasamos horas así, él leyendo y yo solo escuchando. Entonces, cuando el sol estaba a punto de irse, cerró su libro y me miró, y todo cuanto me preguntó fue "¿te encuentras mejor ahora...?"-Isabela soltó una risa ante su propio recuerdo que, al parecer la llenaba de emoción.-Me dijo que no quería ser entrometido pero que esperaba que con nuestro rato de lectura hubiera podido ayudarme a evadirme de lo que fuera que me estaba molestando, y que se alegraba de verme tan tranquila en ese momento.

-Vaya, el señorito Márquez ha ido raudo a ti como un caballero de brillante armadura dispuesto a rescatarte de la tristeza y la soledad.-sonrió Mirabel, sin ningún tono de burla en su voz ante la mirada enamorada de su hermana, aunque gratamente sorprendida de la consideración que Bubo había manifestado hacia su hermana de aquella manera tan altruista.

-Le dije que si de verdad quería verme mejor hacía falta más que una sola tarde lectura para conseguirlo y, dado que aún no había terminado de leer la historia, le pedí que, al día siguiente fuera también a la pradera, al menos quería saber cómo terminaba la obra y ya me había enganchado a su forma de interpretarla. Y lo hizo...pero la cosa es que después, cuando acabó la obra, al día siguiente trajo otra, y cuando terminó esa, trajo otra, y así durante meses...

-Vaya, justo como en el cuento de las Mil y Una Noches-comentó Mirabel.

-Y cuando quise darme cuenta, supe que nunca quería que se callara, quería seguir escuchando su voz interpretando aquellas obras que tanto le gustaba leer. Quería poder escucharle para siempre, y entonces, fue cuando supe que me había enamorado de él. Su voz, su pasión por la lectura consiguió que la ira y frustración que tenía dentro poco a poco se disipara, aun sentía dolor, pero él era el único que era capaz de darme paz en un mundo donde todo parecía estar siempre haciéndose pedazos. Sé que no es el hombre más guapo ni el más alto, pero te aseguro que tiene ese algo que me hizo caer muy fuerte por él y yo lo considero el hombre más guapo que alguna vez haya visto.

Mirabel soltó una tierna risa al escucharla decir eso en voz alta ¡vaya! ¿Quién iba a imaginarse que su hermana mayor era una romántica a la que se le conquistaba por leerle libros? Pero aun había algo que no encajaba en esta historia.

-¿Donde entra Mariano en todo esto?

Isabela se rascó la mejilla con una pequeña risa nerviosa.

-Cuando tomé confianza con Bubo me atreví a contarle qué era lo que me tenía tan molesta, aunque bueno, todo el pueblo sabía qué era lo que me pasaba pero solo se quedó escuchando toda la verborrea que le solté ¡menuda paciencia de santo!-se carcajeó al recordar como Bubo había abrazado sus propias rodillas aquella vez y se quedaba escuchando atentamente cada cosa que ella decía como si fuera un asunto de suma importancia.-Cuando terminé de contarle me dijo "los problemas deben resolverse uno a uno, despacito y con buena letra", él hizo de intermediario para que Mariano y yo pudiéramos volver acercarnos. Bubo siempre estuvo aconsejándome y animándome a ser solo honesta con Mariano, me hizo ver que él nunca me hizo nada malo y que al menos se merecía saber que no tenía nada en su contra.

"Tardamos un tiempo y muchas conversaciones, pero finalmente, Mariano y yo pudimos dejar las cosas claras entre nosotros y cada uno pudo seguir su camino. No es que nos hayas vuelto amigos, pero nuestra relación es bastante cordial, aunque todavía no hemos resuelto la tensión entre su familia y la nuestra"

-Pero ¿Qué hay de las notitas? Si no os estáis viendo en secreto, pero ahora me dices que tampoco es que seáis amigos ¿Qué significan las notas?

El gesto de Isabela decayó y Mirabel supo que ahora era cuando venía la parte de los problemas.

-Pasó que me declaré a Bubo.

Mirabel se quedó rígida en el sitio ¿Cómo...? ¡¿Isabela declarándose?!

-Oh...no debería decir que me sorprenda por lo que he vivido fuera, pero tratándose de ti y de la forma de vida de Encanto ¡sí, esto es sorprendente!

Era cierto, las mujeres rara vez eran las que declaraban abiertamente sus sentimientos por los hombres que les interesaban. El patrón de comportamiento habitual era como el de Dolores, permanecer cerca de su hombre de interés y hacerse notar de la manera más sutil posible, usar los vestidos y maquillajes más favorecedores, tener algún detalle, una conversación, tal vez lucirse en el arte de la danza en alguna de las fiestas que organizaba el pueblo, hacer gala de algún talento que se tenga como costura, canto, escritura...todo eso con el objetivo de que el hombre repare en la mujer y tome la decisión de cortejarla.

Mirabel hacía tiempo que había dejado ese tipo de mentalidad atrás cuando comenzó a interesarse en los chicos, la forma de cortejar y conseguir pareja era muy diferente pero también era bastante más rápida que en Encanto y la mayoría de las veces no acababa en un matrimonio. Ella había aprendido a gustar y a que le gustaran. Ella también tomaba la decisión de ser la que dé el primer paso de acercarse al chico que le gustara. Mirabel era consciente de que ella era atractiva, contrario a lo que siempre había pensado al compararse con Isabela, pero cuando vio que los chicos se interesaban en ella poco a poco fue cuando empezó atreverse actuar como cualquier mujer de la era moderna. Si le gustaba un chico y le apetecía estar con él haría el intento de ser ella quién le cortejara, y si era correspondida ¡estupendo! y si no ¡pues a otra cosa, mariposa! Pero si era al contrario y era ella la cortejada, podía decidir si le interesaba el cortejo o no ¡y también estaba bien! Un cortejo no significaba compromiso.

Pero lo cierto es que ver a Isabela confesándole haber hecho algo así de atrevido para alguien que se ha criado y que sigue viviendo en un pueblo tan tradicional como Encanto era algo que a Mirabel la descolocaba.

-Pero por la forma en la que estás aquí escondida viendo a Bubo desde la distancia, supongo que algo salió mal en tu confesión...

Un largo gemido de frustración salió de los labios de Isabela, que el solo pensar en su situación amorosa, la hacía querer tirarse del pelo.

-Bubo no se ve a sí mismo como yo le veo. -susurró con tristeza.-Él piensa que un hombre tan poco atractivo y tan torpe como él no es un partido aceptable para mí, cree que no tiene nada útil que ofrecerme y que no es buena idea que le vea como un pretendiente ¡intenté hacerle ver que no tiene que ofrecerme nada! Yo solo quería estar con él, pero Bubo me dijo que una relación va más allá del solo querer estar con una persona, que si le veían conmigo todo el mundo se burlaría de nosotros o que la familia no le aceptaría por ser tan poca cosa para estar con la nieta primogénita, la niña de oro, de la familia Madrigal.

Conforme iba diciendo eso, el tono de voz de Isabela iba haciéndose cada vez más amargo y bajo, sin duda, afectada de que el hombre que amaba tuviera tan mal concepto de sí mismo y que creyera que no era suficiente para ella.

-Él me ha cuidado de la manera en que nadie se le ocurrió hacerlo, respetó mi espacio, y él solo quería aligerarme mis penas cuando ni siquiera se lo pedí y que no tenía por qué hacer ¿Cómo no iba a querer estar con alguien que ha mirado por mi bien de manera tan desinteresada?-suspiró-Desde entonces, Bubo ha puesto distancia entre nosotros y sentí que me rompía el corazón, pero nunca rechazó mi confesión y a veces he notado que me miraba, así que...pensé que podía tener una oportunidad si lograba hacerle ver que él es mucho más de lo que se piensa y que es el más digno de estar conmigo. Y bueno...Mariano fue el que se ocupó en eso...

-¿Mariano...? ¿Cómo es que se ha visto involucrado en el lío amoroso que tiene su ex con el hombre que le interesa?

-¡Hey! No lo digas así, Mariano y yo no llegamos a comprometernos, no hemos sido pareja por tanto no es mi ex.

-Hermanita, la relación que tu tenías con Mariano fuera todo el mundo lo consideraría tu ex...

-¡Como sea! ¡Escúchame!-se exasperó-Mariano fue el que se dio cuenta de que Bubo se había distanciado de mí y se me acercó para preguntarme qué era lo que estaba pasando. Bueno, luego de un tiempo, fue cuando le conté todo lo que había pasado.

-Oh, no...

-Oh, si, para mí tampoco fue cómodo tener esa conversación con mi antiguo pretendiente.-el rubor bochornoso en su rostro fue bastante para dejar claro que aquello no le era agradable de recordar.-Mariano, por alguna razón que aun no entiendo, decidió por su cuenta que debía darme su apoyo y se afanó en ayudarme a volver acercarme a Bubo y estas notas.-mostró el trozo de papel que aún tenía en su mano.-son para decirme dónde está Bubo para que pueda aprovechar el momento y hablar con él.

Mirabel sintió un tic en el ojo.

-Vamos a ver si te he entendido...¿tu ex novio...?-Isabela la miró casi soltando un gruñido.-¡Vale, lo entiendo! ¿Tu anterior pretendiente está ayudándote básicamente a que acoses al chico que te gusta?

-¡No le estoy acosando!

-¡Isabela! Mariano te está manteniendo al tanto de dónde está Bubo en vez de solo dejar que los encuentros sean normales. Provocar repetidamente encuentros con una persona luego de buscarle es lo que comúnmente se llama acosar a alguien, especialmente si no ha aceptado tu confesión.

Enfadada por las palabras de su hermana, Isabela mordió sus labios.

-Sé que puede parecer eso, pero es que...es que Bubo no me ha rechazado, él solo ha dicho que cree que no es suficiente para mí.

-¿Y se lo has hecho ver?

-¡Ese es el problema! ¡Ese gato asustadizo no me deja demostrarle nada!

-¿Cómo es eso?

-Mira...

Isabela se levantó, sacudiéndose su vestido y, para sorpresa de Mirabel, salió de su escondite con paso seguro para dirigirse hacia Bubo sin ningún temor en su figura. Estaba claro que Isabela, aun enamorada, no era para nada tímida.

-¡Hola, Bubo!-saludó con alegría cuando llegó hasta el hombre.

Bubo, en reacción al sonido de su voz, se puso rígido e incluso su cabello se erizó como un, bueno, un gato asustadizo llegando a lanzar un chillido que más bien se parecía al de un ratón.

-¡Isabela!-exclamó sorprendido, tratando de levantarse rápidamente, totalmente a trompicones y haciendo malabares con el grueso libro que tenía entre las manos, solo para al final, por miedo a que se cayera lo atrapó en el aire y lo pegó a su pecho.-B-Buenos días...¡TARDES! ¿Ya es por la tarde...? ¿Q...que te trae por aquí?

Mirabel se palmeó la frente ¡ay, pobre hombre!

Pero Isabela, solo le dio una sonrisa tranquila.

-Hoy me tocaba el orden y la limpieza de alguna de las secciones junto a mi prima, por eso estoy aquí, era de esperar que tú también estuvieras aquí. Este sitio es tu lugar favorito.

Nervioso por lo que la Madrigal le hacía sentir, Bubo bajó la mirada con una risa nerviosa, intentando ocultar su rubor de ella.

-¿Y dónde está Dolores?

-En la sección de historia, aprovechando de documentarse para su clase en el colegio.

-Oh, eso es tan ella...-comentó, pero entonces, mirando a la joven de pelo largo, Bubo rascó detrás de su cabeza y se atrevió a preguntar.-¿Que tal todos en tu casa...? Sé que tu hermana menor ha vuelto...¿estáis todos bien? ¿tú estás bien?

Mirabel, desde su escondite, pudo ver que a Isabela se le iluminaban los ojos ante las palabras de Bubo, claramente conmovida de verle preocupado por ella.

-¡Estoy muy contenta de volver a ver a Mirabel!-asintió Isabela.-Ella está bien, ha crecido mucho y ha visto tantas cosas que casi no puedo reconocerla ¡pero ahora es toda una mujer, fuerte e independiente! Estuve preocupada por si ella en todo este tiempo estuviera mal o algo, pero y...¡pero ella ahora está en casa y no puedo estar más feliz por ello!

A Bubo le brillaron los ojos ante el entusiasmo de Isabela y, esbozando una sonrisa alegre, contestó:

-No sabes cómo me alegro por ti, Isabela ¡Te mereces respirar tranquila! Espero que lo celebréis a lo grande.

-De hecho, Bubo, hoy mi hermana me ha acompañado, está abajo con Dolores.-mintió en esa última parte para que su chico no se pusiera nervioso.

-O-Oh...tal vez no deberías hacerla esperar, seguro que tendrá muchas ganas de estar contigo.

-Si, seguro-asintió estando de acuerdo haciendo que Mirabel se le escapara una risa divertida en su escondite.-Pero ella ahora está con toda su atención en Dolores, así que tengo un ratito ¿te importaría acompañarme un rato mientras ordeno las secciones? Me vendría bien algo de tu compañía y...

Como si le hubieran pinchado en el trasero con una aguja, Bubo casi dio un bote en el sitio en el momento en que Isabela había comenzado su proposición.

-¡Lo siento, Isabela, pero...! ¡C-Creo que no es buena idea, pueden verte conmigo y...!

-Bubo, solo te pido un poco de compañía, como antes, no estoy....

-¡Oh, y es muy tarde! Cuando leo se me pasa la hora y debería volver a casa, estoy convencido de que mi familia debe estar esperándome ¡lo siento, Isabela! ¡Hablamos otro día! De verdad, estoy feliz por que hayas encontrado a tu hermana. ¡Nos vemos! ¡te quiero...! ¡TE QUIERO VER BIEN!-gritó prácticamente de carrerilla mientras huía de la escena sin darle oportunidad a Isabela de decirle nada más.

Mirabel se arrinconó en el sitio para que Bubo no la viera, sin embargo, el hombre iba tan aturullado en su propia vergüenza que ni siquiera se percató de ella. Aunque Mirabel pudo ver que estaba con la cara totalmente enrojecida e iba murmurándose a sí mismo que era un idiota.

Una vez Bubo se alejó, Mirabel salió de su escondite y al mirar a su hermana, se encontró con que la pobre estaba con la cabeza agachada con los ojos anegados en lágrimas y las manos en su regazo, apretando para esforzarse por no derrumbarse.

Rauda, Mirabel fue a ella a estrecharla en sus brazos y, en respuesta, Isabela se apoyó en ella pero no se permitió llorar.

-¿Ves lo que sucede? Bubo se pone tan nervioso que ni siquiera quiere acompañarme-susurró con un hilo de voz.-No me deja demostrarle que le quiero y que quiero estar con él. Y lo peor es que tengo ojos en la cara y yo solita me doy cuenta de que él también tiene sentimientos por mí pero...

-Él tiene miedo de ser una decepción...-susurró Mirabel, dándose una idea de para donde iba aquello.

-Y yo no le he dado ni un motivo para que piense que podría decepcionarme. Yo le he elegido a él, quiero estar con él pero no puedo hacerlo si él no me deja demostrarle que yo...-Isabela, incapaz de terminar la frase, estrechó a su hermana menor.

-¿La familia sabe algo de todo esto?

-No, solo lo sabéis Mariano y tú...-se separó lentamente de ella.-Bubo se volvería loco si nuestra familia supiera que él me gusta, él trabaja a veces con papá y Camilo, no se sentiría capaz de estar cerca de ellos porque creería que se le echarían encima.

Mirabel volvió abrazar a su hermana, estrechándola fuerte contra ella sintiendo que se le rompía el corazón cuando el primer sollozo abandonó los labios de Isabela.

Entonces, la comprensión la golpeó en ese momento...

Ella misma estaba tratando a Camilo exactamente igual que Bubo a Isabela.

-Oh, dios...soy lo peor...-susurró para sí misma.

Y la telenovela colombiana sigue sumando temporadas y clichés a su trama ¡maldita sea la gracia!

CONTINUARÁ.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro