La Guerra...

La Guerra jamás cambia.

Existiendo únicamente para satisfacer las necesidades y deseos egoístas de muchos a base del sufrimiento de muchos otros.

Dejando tras de sí nada más que perdida, dolor y mucha sangre derramada.

En la guerra no hay buenos contra malos.

Solo hay criminales, asesinos, inocentes que se ven arrastrados a un conflicto que no querían en primer lugar y aquellos que simplemente buscan sacarle el máximo provecho a la situación.

--- Finalmente, un lugar donde refugiarme de la Lluvia Negra ---. Suspiro un unicornio de pelaje gris, ojos color avellana, melena y cola plateada, vistiendo un sencillo pero ligeramente elegante traje negro, dirigiéndo a sus tres toros y seis vacas que jalaban la carreta al interior de la caverna.

Mal momento para que un par de imbéciles se pudieran a jugar con unas bombas olvidadas de la guerra.

No obstante, toda esa tranquilidad inicial que sentía al llegar a un lugar medianamente seguro se desvaneció apenas percatarse de que algo le observaba desde el rincón más oscuro de la caverna.

--- Eh... Oye, ¿te encuentras bien? ---. Cuestionó el semental observando

Sin embargo, no obtuvo ningún tipo de respuesta por parte de la criatura que observaba desde las sombras de la cueva, pero para evitar cualquier represalia agresiva por parte de esa cosa, decidió iluminar su cuerno para poder verle mejor.

Lentamente, el brillo que emanaba el cuerno de aquel unicornio comenzó a iluminar la zona de la cueva desde la cuál aquellos ojos verdes le observaban, sorprendiéndose bastante al ver a la criatura. Se trataba de una pony jóven, probablemente una potra que no debía tener más de doce años, color gris, crin y cola largas de color dorado, ojos verdes y, lo más llamativo, un par de alas.

No cabía duda de que tipo de pony se trataba.

--- ¿U-U-Una... Pegaso? ---. Se cuestionó a si mismo con notable sorpresa ante tal hallazgo, después de todo, ningún pony había visto pegasos desde que estos terminaron de cazar a aquellos que decidieron quedarse en Equestria tras el final de la guerra.

--- ... ---. La pony de melena dorada se limito a mirar al contrario con miedo, bajando sus orejas mientras pegaba sus alas y cascos aún más a su cuerpo a modo de proyección..

A pesar de la poca visibilidad que el cuerno le brindaba, aquel unicornio podía intuir que algo no estaba bien, puesto a que el comportamiento que la yegua mostraba se asemejaba al de un animal herido.

No fue hasta que vio que una parte de la melena dorada de aquella pony estaba medio pintada de un color rojizo que sus sospechas se confirmaron.

--- ¡Oh cielos! ---. Exclamó mientras se acercaba a ella con la intención de revisarla.

Al principio, la joven pegaso intento levantarse para alejarse de aquel extraño, pero debido a la debilidad que su cuerpo presentaba por la falta de comida era incapaz de mantenerse en pie o mínimo arrastrarse, lo que facilito las cosas para aquel unicornio.

En efecto, tenía una fea herida bastante infectada en su cabeza,

--- Se ve mal... ---. Susurro en voz baja, aunque sin dejar su expresión de asombro, era increíble que siguiera viva con una herida infectada. --- ... Creo que tengo un botiquín y algunas vendas en mi carreta... Ah, tendrás que venir conmigo... ---. Dijo usando su magia para hacer levitar a la jóven.

Pesé a sus intentos por intentar escapar, el unicornio logró llevarla dentro de su carreta para darle los cuidados necesarios.

En cuestión de minutos, la joven pony tenía su herida desinfectada y cubierta de vendas.

--- Mejor ¿no? ---. Cuestionó el semental observandola, usando su magia para acercar un plato de avena caliente hacia ella. --- Lamento que no sea algo tan ostentoso, son tiempos difíciles y aún no encuentro un buen lugar para asentarme junto a lo que queda de mi ganado ---.

A pesar de tener dudas, el hambre impulso a la joven pegaso a comer. Al parecer no le disgustaba la comida puesto a que su expresión facial no reflejaba desagrado o algo parecido.

--- Je, me alegra que te gustará... --. Sonrió levemente al verla. --- Eh, quizás esto pueda serte algo incómodo... Pero necesito saber quién eres y porqué decidiste regresar a Equestria... Se supone que los tuyos decidieron dejarnos a nuestra suerte antes de que la Guerra Civil estallará... ---.

Desafortunadamente, lo único que este tuvo por respuesta fue una mirada de confusión por parte de la pequeña pony.
Todo indicaba que el golpe en la cabeza había sido más grave de lo que esperaba.

--- ... Bien, eso me deja claro que ni tu misma lo sabes... ---. Fue lo primero que aquel semental fue capaz de pronunciar. --- ... Un alma perdida y sin rumbo... Igual que yo... ---. Susurro desviando la mirada.

Estaba claro que no podía dejarla sola en este lugar, mucho menos en el estado en que se encontraba.

--- Em... Esta claro que no puedo dejarte aquí, pesé a que técnicamente eres una enemiga de Equestria, sé que a la Princesa Twilight no hubiera dudado en ayudar a alguien que lo necesitaba... Así que... Vivirás conmigo por un tiempo, con algo de suerte podrás recuperar tu memoria y explicar todo... ---. Le sonrió levemente. --- Hasta entonces, tendré que darte un nuevo nombre... ---. Dijo tomándose un momento para pensar. --- ... Ah, creo que tengo el indicado para ti...

Tessa.