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ᏟᎪᏢᏆ́ͲႮᏞϴ ᏟᎪͲϴᎡᏟᎬ

ʍɨʀa զʊɨéռ ɛstá ċaʋaռɖօ sʊ
քʀօքɨa tʊʍɮa.”

Mis ojos estaban centrados en la casa que se alzaba frente a mi, un pequeño pasto recientemente cortado adornaba el patio, junto a un pequeño camino de rocas planas. El área estaba acordonada con la típica cinta amarilla que se encuentra en las escenas de crimen. Las ventanas eran tapadas por sus persianas impidiendo ver el interior. La casa parecía como cualquier otra, lo único que la diferenciaba del resto era lo solitaria que se mostraba.

Parecía como si una nube oscura había envuelto la casa, dándole un toque sombrío y triste, posiblemente hasta melancólico.

Gire a mi alrededor esperando que nadie me viera. Extrañamente el vecindario parecía estar vacío, tal vez las personas se encontraban en sus trabajos, aún así resultaba extraño todo ésto.

Me arme de valor y comencé a caminar por el camino de rocas, al llegar al pórtico, antes de subir unas pequeñas escaleras encontré una gran mancha en el piso, una mancha muy oscura.

Dios mío, es sangré.

Un jadeo involuntario escapó de mis labios, es tan triste que las personas decidan acabar con su vida de esta forma, la vida no es tan mala.

Apreté mis ojos un segundo.

Tranquila, respira. Eres fuerte.

Abrí mis ojos y atravesé con cuidando de no pisar esa mancha, para luego subir las escaleras.

El aura de la casa era tan deprimente que podía notar como algunas plantas que adornaban la casa estaban completamente marchitas, casi quemadas. Me acerque a una planta, sus hojas estaban algo quemadas de las puntas, y las pequeñas flores que parecía comenzar a crecer se habían marchitado.

Me aleja un poco de ella, observando la altura del sol y hasta donde llegaba a tocar la planta.

Me quedé en blanco al darme cuenta de que el sol no alcanzaba a la planta, ni un poco, sin importar en que ángulo se encuentre el sol, era tan poco probable que alcanzara a quemar la planta. No tenía más respuestas o argumentos para eso, solo me quedaba ignorarlo.

Resoplé.

Ésto es tan extraño...

Saque un pequeño pasador de mi bolsillo y procedí a intentar abrir la puerta.

Vivir encerrada en el orfanato 24/7 deja grandes enseñanzas.

Una sonrisa atenuada se formó en mi rostro, la puerta se había abierto; el segundo paso estaba hecho. El primero había sido llegar aquí, ahora el tercero es encontrar alguna respuesta y tal vez también a la persona que contesta la llamada.

Al entrar me encontré con algunos muebles movidos, cubiertos con una sábana, todo estaba apagado, no había ni una sola chispa de energía positiva. La casa estaba tan sola que asustaba.

Recorrí toda la planta baja, no había mucho, solo una habitación vacía, un baño limpio, en la cocina aún quedaban trastes sin lavar y su refrigerador solo contaba con pocas cosas, como cerveza, comida para microondas y sobras de comida rápida. Nada saludable por cierto.

No hay nada abajo, ahora sigue arriba.

Subí con cautela las escaleras, no tenía nada con que protegerme, solo me quedaba no hacer ruido.

Tome el rumbo de la derecha al estar arriba de las escaleras, solo había un pasillo horizontal con distintas puertas. Abrí la primera, era un pequeño armario con cosas de limpieza, seguí con el segundo y encontré una habitación de descanso, había un par de libros, televisor, un sillón a un lado de la ventana. Nada importante.

Cómo eran las únicas dos puertas de la derecha salí de la habitación y camine a las del otro lado. La primera era una habitación, estaba segura que era la de él, estaba completamente limpia y ordenada. Revise estante por estante, encontrando papeles, recibos, documentos personales, leí cada uno de ellos.

Seguí sin tener éxito.

Procedí a querer revisar su armario, tal vez encontraría algo. Al abrir las puertas encontré sus prendas de vestir colgadas, las corrí a un lado despejando el piso.

Una caja algo pequeña acaparó mis ojos.

—Bingo —murmuré centrada en la caja.

Tome la caja y me senté sobre el piso, cuándo la abrí encontré fotografías.

Comencé a estudiar cada una de ellas.

No eran muchas, estoy segura que no pasaban de las veinte, algunas eran de él portando su uniforme de policía, otras eran él estando en la academia de policía. Le di vuelta esperando encontrar algo escrito.

Así fue.

—La mejor etapa de mi vida —mi voz salió apagada, era absolutamente triste la manera en la que sucedieron las cosas.

Al terminar de observar las fotografías deje la caja en su lugar y procedí a entrar a la siguiente puerta.

Al entrar me encontré con papeles regados en el suelo, me acerque a recogerlos y de pasos estudiarlos.

Me sorprendí al ver que los papeles mostraban fotografías del chico que supuestamente asesinó al profesor Young. Algunas muy viejas.

Identidad: Desconocida.

Año de nacimiento: Desconocido.

Lugar de nacimiento: Desconocido.

Tipo sanguíneo: Desconocido.

No había información del él, para todos sus datos el terminó era el mismo: Desconocido.

Había sido fotografiado en la calle, en un desfile, algunos otros lugares, las fotografías no parecían ser por él, parecía más bien que él había aparecido en las fotografías por accidente. Sus ojos en ningún momento vieron la cámara, lucía despreocupado. Había algo malo en él, se podía notar desde las fotografías, algo parecía no cuadrar. No logré descifrar que era.

Cuclillas sobre el piso seguí observando los papeles mientras lo recogía. De pronto un graznido se escuchó muy cerca de mis oídos y algo revoloteó muy cerca de mi rostro. Accidentalmente deje escapar un pequeño grito, mi corazón se aceleró rápidamente.

Caí hacia atrás.

En un vistazo rápido observé como el ave se escapaba por una ventana abierta del pequeño despacho.

—Demonios —mascullé con una mano en mi pecho intentando calmar el susto.

Tonta ave, casi me mata del susto.

Me puse de pie con los papeles en mano, tome una donde aparecía una fotografía algo clara y la doble para guardarla en mi bolsillo.

No creó que se den cuenta.

Me acerque a la ventana dispuesta a bajarla, la brisa fresca se colaba por la ventana, erizando mi piel. El cielo comenzaba a pintar el de colores rosados con morado, era algo simplemente hermoso de ver.

Suspire y seguido baje de golpe la ventana, tenía que darme prisa, nunca se sabe si la policía puede aparecer en la escena del crimen ¿no?

Me gire al escritorio y comencé a observarlo detalladamente, papeles, carpetas, una fotografía hacia bajó, un teléfono...

¿Un teléfono?

Me acerque a paso lento, el sudor corría por mi frente, mi labio estaba muy mordido de los nervios que sentía, la picazón de mis antebrazos comenzaba a aparecer. Eso sólo significaba miedo y nervios en mí.

Tome el teléfono y lo encendí, inmediatamente aparecí en una app de notas. Estaba segura de que necesitaría un chocolate después de ésto, al igual que estaba segura de que el azúcar se me había bajado.
En el teléfono estaba escrito algo pequeño, solo dos palabras, cinco letras, pero que asustaba como el infierno.

Te veo —mi voz temblaba, mi cerebro gritaba que huyera, las alarmas estaban encendidas y chillando.

Rápidamente deje el teléfono de dónde lo tomé y procedí a alzar la fotografía, inhalaba y exhalaba, trataba de deshacerme del miedo, no podía huir. Eso solo me haría más cobarde de lo que ya era.

—Maldición —murmuré sin poder evitarlo, la fotografía estaba en mis manos.

Tal vez por eso se suicidó...

Me sentía algo culpable, después de todo el mensaje que apareció con el profesor Young parecía estar dirigido a mí, si no lo hubiera ido a buscar posiblemente él estaría vivo —tal vez el oficial también—.

La fotografía mostraba tres hombres, pude reconocer a los tres, no fue difícil.

En la fotografía estaba el profesor Stevens, el profesor Young y el oficial. Sonreían a la camara, pero no era una sonrisas falsa ni forzada, era la sonrisa que alguien hace cuando se encuentra con personas muy importantes, personas a las que se les guarda un cariño muy especial.

Oh diablos, esto es tan fuerte.

Dejé la fotografía en su lugar, completamente pálida, seguido de eso marche.

Me marche sin respuesta, solo con más preguntas...

🔺⛤🔺

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