ᏟᎪᏢᏆ́ͲႮᏞϴ ͲᎡᎬᏟᎬ
"sɨ ɮɨɛռ ɦɛ ċօʍքʀɛռɖɨɖօ, tʊ aʟʍa ɛs
քʀɛsa ɖɛ ռíʍɨa ċօɮaʀɖía."
7 de mayo, 2021
Me sobresalté al sentir una mano tocar mi brazo.
—¿Te encuentras bien? —la extrañeza cubría su rostro.
El aire que sin saber contenía salió por mis labios, aliviando mi estómago, mi pie se movía sin parar, al igual que rascaba mi pulgar con mi tercer dedo, ansiosa y preocupada.
Mis ojos seguían pegados en él, luche para no ir a dónde estaba sentado y preguntarle quién lo había golpeado hasta dejar su ojo izquierdo morado, junto a su labio inferior como superior partidos, con un pequeño rastro de sangre seca. Se supone que es un ángel ¿cómo terminó lastimado?
—Everly —la dulce voz de Becka volvió a llamarme.
Me ojos se movieron hasta encontrarla, su entrecejo estaba arrugado, sus ojos levemente cerrados. Estoy segura de que intenta explicarse mi comportamiento, pero ni yo tengo una respuesta clara para éso.
—¿Si? —apreté mis labios e intenté sonreír.
—¿Estás bien?
No lo sé, ¿debería de estarlo?
—Que va, claro que sí —la tranquilice.
Sin poder evitarlo mis ojos volvieron a Belial, encontrándome con la sorpresa de que él también me veía, una pelea interna en mi cabeza no sé decidía si ir a preguntarle si se encontraba bien, la otra deseaba mantener ese pedido del distanciamiento.
—Es mi turno de preguntarte —sonrió—. ¿Quién te gusta?
Inmediatamente deje de ver a Belial para centrar mi vista en Becka y analizar esa pregunta de la que no tenía respuesta.
Todo el tiempo estaba centrada en mis estudios o en Belial, nunca había tenido amigos, la universidad quitaba más tiempo de lo aparente y con esos acontecimientos extraños que me han sucedido lo último en lo que he pensado es en los chicos.
Estoy segura de que no hay nadie que me atraiga de esa forma, es el siglo veintiuno, la mayoría de los adolescentes prefieren divertirse a tener una relación estable.
Pensé durante unos segundos más, buscando en mi cabeza una respuesta para su pregunta y tal vez, solo tal vez también en mi corazón.
Aún así nada resultó.
—Nadie —respondí con simpleza.
—¡¿Qué?! Eso es imposible, a todas las personas les gusta alguien —refunfuño.
¡Mentira!
—Pues a mí no me gusta nadie.
Decidí interrumpirla al ver como su boca se abría para protestar.
—Mi turno —pensé por unos segundos mi pregunta—. ¿Por qué has elegido Golden Hill para vivir?
No es que Golden Hill fuera un pueblo feo, en realidad, es muy hermoso, mantenía su toque vintage y lo que sin duda más atraía de este pueblo eran sus pequeñas colinas que se encontraban algo retiradas de las casas y personas. Esas colinas son una gran atracción turística no solo para los habitantes de este pueblo, también del resto del mundo.
Más allá de la belleza que muestras, también hay muchas historias, rumores y hasta leyendas sobre ellas; la única razón por la que no hay casas en las colinas es por qué desde hace décadas se ha dicho que cualquier persona que se adentré a ellas, nunca, nunca regresa.
Una de las tantas historias sobre las colinas tiene que ver con el nombre del pueblo, algunas personas dicen que las personas que se adentraron a las colinas encontraron mucho oro, tanto que no regresaron. Al parecer las personas son atraídas por el oro lo suficiente como para quedarse ahí hasta el resto de sus días, sin importar que.
A mí en lo personal me parece tonto y poco creíble esa historia, ya que el oro que encontraron no sirve de mucho ¿Por qué quedarse en ese luga? Morir ahí solo observando oro, sin disfrutarlo gastando? No es lógico.
Salí de mis pensamientos al notar como el rostro de Becka decaía con mi pregunta.
—Mi madre tenía un gran amigo, era un bueno hombre. Nos mudamos aquí al enterarnos que él... — pauso por un segundo—. Nos enteramos que él había decidido acabar con su vida sin explicación. Mi madre estaba muy devastada, se tenían un cariño muy fuerte, casi como el que tienen los hermanos, y, decidimos mudarnos por qué él siempre hablaba de lo mucho que amaba Golden Hill y lo hermoso que era.
Al finalizar forzó una sonrisa, manteniendo su vista pegada a sus manos.
Becka...
Tomé su mano intentando darle fuerza.
— Lo siento mucho Becka, es algo muy difícil de vivir. Espero que te encuentres mejor y si necesitas desahogarte en cualquier momento, llorar, lo que sea, estaré ahí —le sonreí.
—Gracias Everly.
Apretó mi mano.
—¿Cómo se llamaba? —curiosee, no había escuchado ninguna noticia al respecto.
—Harold, Halord Kircheer. Era el jefe del departamento de policía, fue muy tristes y dolorosas su muerte —seguía cabizbaja.
El escuchar su nombre mi pie dejo de moverse, la mano con la que mi tercer dedo rascaba mi pulgar se detuvo, quedé estática, sorprendida.
Todo el lugar en el que me encontraba estaba silencioso, al menos no escuchaba nada, pareciera que mi cabeza se había sumergido al agua y apaciguado mi audición.
Mi boca se seco, el aire no entraba a mi nariz, todo en mi se había detenido. El oficial estaba muerto. ¿Cuando sucedió? ¿Por qué lo hizo?
Desde que colgó mi llamada había decidido olvidarlo, no quería molestar, decidí dejar todo en manos de la policía, pero ahora resulta que está muerto. No sé exactamente qué pensar o sentir. Lo único que se es que no podía llenar de preguntas a Becka, algo en el fondo tenía miedo de que lo que le sucedió al oficial tenía que ver conmigo, tantas cosas extrañas que me han estado sucediendo que no dudo que su muerte tiene que ver conmigo.
Solo me queda investigar por mano propia, llegar al final de todo esto.
Me sobresalté al escuchar el timbre de las clases reanudar. Parpadeo un par de veces saliendo de mi ensoñación.
—¡Vamos a clases! —sé puso de pie sonriente.
Asentí sin poder gesticular palabra alguna, tome su mano y me deje guiar a clases por ella, olvidando a Belial, pensando en el oficial y en todo lo que tenía que investigar.
🔺⛤🔺
Uno, dos, tres, cuatro...
Caminaba de regreso a casa mientras contaba los cuadros que pisaba de la banqueta. Estaba algo cansada, deseaba solo llegar y dormir, pero tenía que investigar todo lo que pudiera del oficial.
Me sentía algo estúpida, no me di cuenta de lo que había sucedido, estaba tan centrada en Belial, su secuestro, era mucho que superar. No podía pensar en todas y cada una de ellas, no me sorprende terminar en un hospital psiquiátrico un día dé éstos.
Lana Del Rey, sonaba en mi audífono derecho, no podía permitirme utilizar ambos, tenía que estar alerta de mi alrededor caminando sóla, especialmente en estos momentos.
Las casas de alzan sobre la vereda a mi derecha, todas similares, con pequeñas diferencias. Del otro lado de la calle hay un pequeño parque, el cual parece estar vacío.
Posiblemente Golden Hill es un pueblo seguro, pero el ser mujer, estar al tanto de todos los casos de desapariciones que terminan muy mal, no te deja muy tranquila al caminar sola en público.
Seguí caminando hasta llegar a casa, solté un suspiro al tenerla frente a mi, el cielo está despejado, dejando ver un sol potentemente caliente.
Agradecí tener mi casa con ventilación, al entrar al aire fresco impacto con mi cuerpo causando una sonrisa de satisfacción, desapareciendo el calor de la caminata. Corrí a mi habitación donde tome mi laptop para después bajar, estaba algo hambrienta.
Estando en la cocina deje la laptop sobre la mesa y procedí a sacar fresas del refrigerador, no tenía la energía para cocinar, necesitaba buscar ahora mismo información de la ocurrido con el oficial.
Tomé una fresa esperando que cargará Google, masticaba con lentitud disfrutando su dulce sabor, tratando de no dejarme llevar por la ansiedad del momento. Al ver como aparecía la página cargada tecleé con rapidez.
« Oficial Harold Kitcheer »
Al momento de presionar la pequeña lupa de búsqueda un par de páginas aparecieron.
Quise desear estar soñando.
« Oficial de la policía se suicida afuera de su casa »
« El jefe del departamento de policía se quita la vida »
« Jefe de la policía se quita la vida »
« Una noticia impacta Golden Hill: Policía se quita la vida »
Esas y más notas aparecieron. Decidí presionar la primera.
—Harold K, de 35 años, utilizó su arma de cargo para dispararse a la altura de la cabeza, cuando se encontraba afuera de su casa... —leí en voz alta para mí.
Al no ver mucha información seguí con la siguiente nota.
—El jefe de la policía de Golden Hill utilizo su arma para quitarse la vida afuera de su casa...
Seguí leyendo buscando algo más de información, línea por línea.
—... sin duda, cosas extrañas comienzan a suceder en Golden Hill, primero la muerte misteriosa del profesor Stevens Dickens, después la muerte del profesor Leonard Young y ahora el suicidio del jefe del departamento de policía. Algo extraño sucede, como dicen: Pueblo chico, infierno grande.
Pasé mi mano por mis ojos algo fatigada, encendí mi móvil encontrándome con la notificación de tres llamas pérdidas. Presione la pantalla sobre la notificación, al segundo aparecí en mi registro de llamadas.
Solté un bufido al ver como cada una de ellas pertenecía a un número privado.
—Tal vez es las compañía móvil —murmuré.
Bajé en mi registro de llamadas, indagando en todas mis llamadas recientes, aparecía un número desconocido, el nombre de Belial y Becka, baje un poco más encontrándome con un número distinto, no lo recordaba. Al leer la fecha descubrí que fue el mismo día que el oficial Harold se suicidó.
Es el número del oficial.
Recordé que una nota decía que su muerte rondaba entre las siete y ocho de la noche. Inmediatamente me preocupe al ver como la llamada con el oficial había terminado justamente a las siete doce.
Joder...
Quise ver más información de la llamada, pero accidentalmente terminé llandolo. Agrande mis ojos sorprendida y asustada.
Estaba a punto de colgar, cuando la llamada fue aceptada. Note como mi estómago se revolvía.
Tal vez su teléfono está con un familiar o con la policía, es estúpido que sea él oficial quién conteste. ¿Qué más puede ser? ¿Su fantasma? No seas boba.
Lentamente tome con cuidado mi móvil y lo lleve a mi oreja.
Estaba inquieta, del otro lado se escuchaba una respiración lenta y calmada.
Apreté mis labios y tragué en seco, esperando que mi voz no saliera temblorosa.
—¿Bueno?
No había respuesta.
Espere por unos segundos, tal vez más. Nadie respondía, solo estaba esa respiración.
—¿Hay alguien ahí?
Sucedió lo mismo, note como mi estómago se apretaba del pánico que presentaba.
Quise volver a hablar, pero el sonido de la llamada colgar me irrumpió.
Eso fue... tan escalofriante.
Sostuve mi móvil frente a mi, tratando de encontrar una explicación lógica y coherente para lo sucedido.
Un deseo por ir a casa del oficial creció en mi interior, posiblemente encontraría respuestas, tal vez había alguien intentando robar su casa y escucho el móvil.
Si Everly, un ladrón contestaría un teléfono mientras roba.
¡Nada tiene sentido! Todo esto es tan tonto, solo quiero ser un adolescente normal.
Lo siguiente que hice fue tomar mi móvil, las llaves de la casa, algo de dinero para después salir dispuesta a visitar la casa del oficial.
El pueblo no era tan grande, sabía dónde vivía.
🔺⛤🔺
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