«𝔑𝔬 𝔥𝔞𝔟𝔩𝔬 𝔠𝔬𝔫 𝔡𝔢𝔰𝔠𝔬𝔫𝔬𝔠𝔦𝔡𝔬𝔰 𝔮𝔲𝔢 𝔠𝔬𝔫𝔬𝔷𝔠𝔬»
Los pasos de Taehyun eran firmes, certeros y rudos. El sonido que ejercía su calzado al tocar el suelo era tan fuerte que hacía crujir las hojas y ramas secas como si fuera zonificado a bocina. Cada vez se acercaba más y más. Ya solo nos separaba tres metros de distancia ¡Tenía que escapar pronto!
El suspenso me estaba matando más rápido que el miedo. Tenía que correr. No había otra salida.
Me saqué la chaqueta y la coloqué en la parte trasera de mi cabeza para evitar que descubriera mi identidad. Eché a correr como si mi vida dependiera de ello, puede que así sea verdaderamente.
- ¡Demonios! – Maldijo comenzando a correr tras de mí.
Sabía que me iba a alcanzar tarde o temprano, no era rápida y él se escuchaba bien veloz con el sonido de cada zanjada.
Cuando me di cuenta estaba tomando camino contrario a Leumas, pero ya era tarde y la solución de adentrarse más al bosque era la única que quedaba.
El corazón martillaba contra mi pecho, el aliento lo veía salir por el vaho de mi boca seguidamente como si de una chimenea se tratase, y ya estaba sintiendo el cansancio en mi cuerpo poco atlético. No me quedaban muchas fuerzas. Estaba a punto de desfallecer.
Los agujeros en el suelo comenzaron a abundar mucho más. Casi me era imposible esquivarlos por culpa de la niebla ¿Desde cuándo cavaba? Dudaba que en una semana pudiera hacer él solito todos esos orificios ¿Y si tiene un cómplice?
Justo cuando estuve a punto de saltar un hueco, su cercanía me hizo voltearme.
- Te tengo – Soltó a un paso de mí mientras estiraba su mano para alcanzarme.
- ¡Kya!
Lo esquivé tan bruscamente que nada impidió que cayera en aquel hoyo ¡Mierda! La adrenalina en mi cuerpo me llevó a pararme rápidamente para escapar. Gravé elección. Un latigazo de dolor recorrió mi tobillo derecho. Se había virado.
El hueco tenía dos metros de altura aproximadamente y su grosor era bastante fino. Mi cuerpo cambia malamente.
Estaba atrapada y no podía escapar.
El sonido seco de algo impactando detrás de mí, heló mi cuerpo, incluso mi corazón creo que dejó de latir.
El descubierto pecho de Taehyun pegó con mi espalda, uno de sus brazos me arrinconó al muro de tierra y su respiración agitada chocaba contra mi nuca ¡Ahora si moriría!
- ¿Vas a seguir encendiéndote?
Inhalo antes de cumplir su demanda. Dejé caer la chaqueta al fondo y luego me di la vuelta poco a poco hasta quedar uno frente del otro.
- Holis – Puse la mejor sonrisa que tenía entre las tiernas.
- Tú...– Su rostro se mantuvo inexpresivo, solo alzó una ceja y luego suspiro – ¿Por qué será que no me sorprende? – Ironizó.
- No sé qué decir.
- ¿Por qué no empiezas por la parte en que me acosabas, te descubro y caes en un hueco? – Ironizó.
- ¡No te acoso! – Chillé.
- ¿En serio?
- No, yo solo te persigo con insistencia y mucho empeño.
Se limitó a darme esa misma mirada despacientada que hacía mí hermana cuando la hartaba. Yo le sonreí encantaba como respuesta. Me encantaba tanto hacer perder la paciencia a todos que si por eso graduarán, yo tendría un título de oro en ello.
El minuto de silencio me dio la oportunidad de detallar bien su rostro, verlo sin capucha y nada que lo cubriera era magnífico bajo la luz de la luna y el resplandor de su pálida piel. Algo en sus ojos me llamó más la atención que nunca. De cerca podía verse como solamente uno de sus ojos rasgados tenía doble párpado. Ese detalle nunca lo había visto en nadie más, aunque yo no era de las que miraran demasiado a un chico de ojos rasgados.
- Deja de mirarme como si fuera un helado de chocolate, cerda – Gruñó con molestia.
- ¡No te miraba! Solo veía en tu dirección ¡No te creas el centro del mundo! Hay mucho paisaje en esa dirección ¡Y tampoco soy una cerda! – Aclaré ofendida.
- Sí, claro, tantos horizontes como mi iris y el blanco de mis ojos.
- Buen punto.
- ¿Ya te duele la lengua? – Asentí sin entender muy bien a lo que se refería ¿No he hablado tanto, no? – Ahora podrías dejar el papelito de niña estúpida que no te va y decirme por qué demonios me seguías.
Valla, descubrió mi plan en menos de un minuto. Que bravo es.
- Mi mamá me enseñó a no hablar con desconocidos, Taehyun.
- Dices que no me conoces pero sabes mi nombre mientras yo no tengo idea del tuyo ¿Sabes qué estás a mi merced? Podría hacerte cualquier cosa sin que nadie se entere – ¿Por qué su amenaza tan oscura me hizo imaginarme otros escenarios? Ay mi mente sucia desactívate por favor.
- Mi hermana sabe para dónde estoy y que estoy haciendo – Pequeña mentira piadosa.
- Sí ese es el caso no te debe importar que me valla.
El chico se agarró de una torre de tierra del hueco y de un salto estuvo fuera ¿¡Me dejaría atrapada realmente!?
- ¡No te vayas! No puedo caminar, mi pie está virado y... ¡Oye!
- Me vale un tres hectáreas de mierda. Hubieras pensado eso antes de perseguirme. Ahí tienes tu merecido.
- ¡Taehyun!
- Tranquila, nada se perderá si te mueres. Total, eres una mujer de quinta como muchas más.
- ¡Taehyun!
Con las pocas fuerzas que me quedaban di un salto con mi único pie sano, le agarré el tobillo y tan rápido como lo toqué, caí sobre mí trasero mientras mi alrededor se empañaba. La percepción de la realidad se me fue de las manos con el primer tacto. Me había desmayado.
¿Al final Taehyun sí se marchó dejándome sola bajo el frío de la noche, desmayada, con una pierna virada y en las profundidades de un bosque que no conocía? Es un malnacido.
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