«𝔏𝔞 𝔞𝔫𝔞𝔠𝔬𝔫𝔡𝔞 𝔡𝔢 50𝔪»
En un abrir y cerrar de ojos ya llevábamos una semana en Leumas. El colegio no era la gran cosa pero era soportable. Mi hermana se había empezado a acoplar mejor al ambiente de ser mágica. Yo conseguí, justo como me lo imaginé, a dos confidentes. Huening Kai y Beomgyu. Ambos igual de cercanos, solo que con uno me atrevía a cosas que con el otro no. Con Beomgyu tenía hasta la confianza de desnudarme y saber que no pasaría nada, pero con Kai, sabía que podía hablar de cualquier cosa por sería que sea, él era el único en la escuela a parte de mi hermana que conocía mi don y mi infancia oscura. No, realmente esos chicos no era la clase de “amigo” que Exel. Eran verdaderamente mis mejores amigos.
Ahora me encontraba en el suelo haciendo la portada de un trabajo escolar en equipo. Kai y Beomgyu eran los otros integrantes. El profesor de hiftoria decía que “eramof el trio infoportablef”, insoportable eran sus clases que no se le entendía nada con su pronunciación a la “f”.
Aunque mi color predilecto sea el negro me encantaba ponerle color a todo. Mi cara llena de pintura era la clara demostración de ello para hacer una portada. Kai estaba en mi escritorio transcribiendo lo que habíamos resumido entre los dos, y Beomgyu, pues ni idea a dónde fue.
- Esto está terminado – Habló Kai, poniéndole el punto final al trabajo.
- ¡Quedó estupendo, Kaisito! – Lo abrace eufórica para hacerlo sonrojar ¿Ya mencioné que me encanta subirle los colores? Se ve tan tierno así – Escribes de maravilla. Yo jamás podría escribir así. Mi hermana Hazel fue la que sacó buena caligrafía de las dos. Por cierto, ¿y Gyu a dónde se metió?.
- Seguro sigue escondido en el baño para dejarnos todo el trabajo – Soltó el chico mientras volteaba los ojos.
- Y lo consiguió – Suspiré.
- Ojala se haya caído por la tasa para abajo – Gruñó.
- Ya llegó por quien lloraban, babys – Canturreó el chico mientras hacia una entrada dramática abanicándose el rostro.
Huening Kai lo miró sin paciencia mientras que a la par soltaba una gran exhalación, por mi parte, decidí aventarle una almohada a la cara.
- ¡Eres un mal amigo, mala yunta, mala persona! – Le acusé enseguida.
- Sorry – Fue su disculpa risueña.
Kai como siempre hacia por las acciones de su amigo, volvió a suspirar, recogió el trabajo como teníamos planeado que se lo quedara y se puso de pie ¿Por qué él? Porque definitivamente era el único con cerebro de los tres. Ambos muchachos se despidieron de mí alzando los puños hasta su corazón como habíamos dicho que eran nuestro saludo. Sonreí e imité su acción.
- Hasta luego.
Con la despedida volví la vista a la presentación. Me faltaba solo un poco para terminarla y me puse manos a la obra. Hazel entró al poco rato maldiciendo a Jungkook, el chico que pagó mi mala puntería con su cara y albóndigas. Se veía realmente enojada. Apretaba tanto la mandíbula que en cualquier momento se rompería un diente. La ignoré porque no hay cosa más mala que Hazel Jacobs con su mal genio. Desde que entró mi tranquilo ambiente se volvió pesado. Y yo calladita porque así me veo más bonita, capaz que dijera “Pio” y la cogiera conmigo.
- ¡Eres una puerca, Hestia Jacobs!
Su grito repentino me hizo dar un respingo y soltar una palabrota. Volteé hacia ella con una expresión extrañada tras entender su acusación poco razonable ¿Qué se había fumado esta? Ah nonono, conmigo no la coja. Yo no tengo la culpa que ella y ese Jungkook sean como un matrimonio mal llevado.
- ¡Puerca ni mierda, puerca tú asquerosa! – Grité igual de alto.
- ¡Sí, puerca tú, que fuiste al baño a lavar tu trasero y dejaste esa cosa ahí! – Apuntó en dirección al baño – Yo la tuve que descargar ¡Y no se fue! Mira, aquello parecía una anaconda de cincuenta metros, hinchada de la cantidad de agua que había… – Tardó unos segundos en procesar la palabra en su cabeza –… Aspirado.
En mi cabeza hubo un corto circuito. Una lucecita se encendió junto con la idea de quien engendró esa cosa y yo estaba pagando las consecuencias. Hasta me dieron ganas de echarme a reír, lo hubiera hecho, pero como yo era la incriminada tenía que mantenerme fuerte.
- Yo boto porque fuiste tú que eres una marranita – Soltó mientras alzaba el brazo.
- Y yo porque fue Beomgyu que también es un marranito – Hablé imitando su acción.
- ¡¿Dejaste entrar un chico a la habitación?!
- En realidad fueron dos, pero ¿quién lleva la cuenta? – Ironicé.
- Hestia Jacobs – Aseveró.
- ¿Qué, Hazel Jacobs? – Intenté sonar como ella pero me fue imposible. Las carcajadas que se me escaparon fueron los primeros cimientos para un ataque de risa.
- ¿Sabes que por eso te pueden castigar?
- Eso me entró por un oído y me salió por el otro – Miré el reloj detrás de ella. Diez y media, hacía media hora que el toque de queda comenzó. Era la hora – Me voy, Zel. Nos vemos luego.
Agarré la chaquetica que había usado esta mañana para asistir a clases, le lancé un beso volador a Hazel y salí de la habitación con gran flow. Yo soy antisistema, no importa decirlo. Para mí las reglas se crearon para que alguien las rompiera. Seguirlas era de las niñas perfectas sin atención. Aquellas que la falta de adrenalina en su sangre las hacían desconocer lo que realmente significaba estar vivo. Yo soy el alguien que nació para romperlas, para demostrar que la vida es mucho más que el miedo al qué pasaría… Aunque alguien era más antisistema que yo.
De pronto en mi campo de visión apareció Taehyun. Su aura misteriosa seguía siendo un imán para mí a pesar de todo. Todo en él me atraía, desde su porte hasta sus gesticulaciones. Resumiendo rápidamente, era mi tipo ideal. Bueno eso ya lo había mencionado antes.
Tae había acabado de salir del ascensor y tomaba camino hacia el patio trasero de la escuela. Mis ojos escanearon su anatomía de arriba abajo, deteniéndose en la pálida piel de su rostro debajo de una capucha. ¿Tenía apegación a las prendas que cubrieran su rostro? Nunca lo había visto sin algo que no lo hiciera.
El chico que llevaba siguiendo unos días retornó su caminata como de costumbre. Saltó la cerca de Leumas y se adentró a las profundidades del bosque ¡Esta vez no lo perdería de vista! Yo tenía que descubrir qué se traía entre manos.
- Maldición – Me quejé como siempre al saltar ¿Es qué no podía caer de pie como gato? ¡¿Por qué a él si le salía?!
Por mi parte podía soportar el frío, la oscuridad, el rocío en la pegajosa hierba y los ruidos de bicharracos. La neblina era otra cosa. El bosque estaba tan adornado por su espesor que causaba no ver nada más haya de ocho metros.
Había encontrado un lugar tranquilo en el bosque con su ayuda. Era una cabaña abandonada donde él entraba, sacaba a rastras una pala y una maleta para tomar camino a las profundidades del bosque. Luego venía la parte donde lo perdía de vista. Muchas veces se me ocurrió la idea de traer una linterna, pero no era tan estúpida para dejar que me viera. No tengo idea qué tipo de percepción del espacio tiene para no perderse.
Esta vez cuando salió lo seguí más de cerca. Sé que las posibilidades de verme eran mayores, pero había que arriesgarse. Era todo o nada.
Llegamos a un prado del bosque en el cual comenzó a cavar. No era la primera vez que cavaba aquí, los agujeros en muchas partes lo demostraban ¿Para qué cavaba? ¿Estaba buscando algo? Este hobbie suyo no me daba buena espina.
Taehyun se arrancó la capucha, mostrando todo su pecho. Las gotas de sudor resplandecían sobre su piel blanca bajo el brillo de la luna. Nunca pensé que alguien cavando se vería sexy, pero ahí estaba él, demostrando que en esta vida todo se podía.
Por el tonificado pecho le corría sudor, los músculos se le contraían con cada paleada y su labio inferior era apresado por sus dientes a causa del trabajo. Eso me removía el mundo.
Ay Jesús, María y José.
- ¡Ah! – Chillé cuando algo frío cayó en mi mano ¡Era una maldita rana!
- ¿Quién anda ahí?
Mierda. Mierda. Mierda ¡Mierda! ¡No podía ser en otro momento!
Me escondí detrás de un árbol. Taehyun comenzó a caminar en reversa justamente en mi dirección ¿Esto tenía que ser una broma? ¡Todo yo! ¡Todo a mí! ¡¿Qué mal le hice a este mundo?!
- Voy a matarte cuando te encuentre.
La seriedad que utilizó para sacar esa ronquedad de su voz me hizo estremecer. Tragué en seco y me pegué al árbol como si quisiera traspasarlo.
Ni en las mejores películas escuché tan tenebroso a un asesino ¿Podría ser un homicida? ¿Podría estar aquí escavando una tumba? ¿Podría matarme por descubrir su pequeño secreto?
Tenía miedo.
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A medida que valla editando iré subiendo. Un datido, lo de la anaconda fue basado en hechos reales 🤣🤣
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