«𝔈𝔩 𝔫𝔦ñ𝔬 𝔡𝔢𝔪𝔬𝔫𝔦𝔬»
Sabía que donde me encontraba era una ilusión. La sensación era la misma que siempre después del primer tacto. Pero, ¿esto era una predicción del futuro o estaba viendo el pasado de Taehyun? Nunca podía descifrarlo bien.
Lo primero que vi fue una oscura habitación de hospital, tampoco era la habitación común que todos conocemos, las paredes estaban cubiertas de telarañas, polvo, tintadas de rojo, desgarradas y agujereadas. A simple vista era gigantesca, fría e tétrica como si estuviera abandonada desde hace años. Un ventanal abierto confirmaba la entrada de aire, poniéndome la piel de gallina. Al parecer había tres salidas, el ventanal, una puerta y una cortina al final de la pared.
A través de esa ventana no se veía nada, solo oscuridad.
Me acerqué para utilizar mi tacto sobre las tonalidades rojas de las paredes, estaba seco. La curiosidad que me caracteriza todavía seguía latente, llevándome a usar mi otro sentido, el olfato.
Mis fosas nasales se contrajeron con el olor metálico característico de la sangre. Esto era sangre seca. Los agujeros eran cementerios de balas. Y no quería ni imaginarme en qué estado una persona causó esas líneas desgarradas que eran arañazos, mi mano sobre las rayas lo confirmó cuando las realicé superficialmente y el espacio de cada dedo encajaba a la perfección con las manos de un humano.
Por todos lados se escuchaban sonidos de crujidos, pasos y voces. Mi cabeza trabajando como un autoproclamado ventilador mientras admiraba todo, me mantenía alerta. Quería descubrir de dónde provenía ese sonido.
Esto era jodidamente espeluznante.
- ¡Ahhhhh!
De pronto, ese grito desgarrador femenino me hizo dar un brinco en mi lugar. El gemido se repitió una y otra vez por el lugar. Venía de detrás de una ensuciada cortina, cada vez peor. Fue como si pasara de grito a aullido de un animal agonizando.
Fue como si saliera de lo más profundo del ser de una persona. Algo así nunca lo había escuchado.
Me inundaban las ganas de llorar de únicamente escuchar.
No tenía el valor de ver detrás de esa tela ¿Qué cosa tan inhumana le estará pasando a esa mujer? ¡¿Qué carajos podría llevarla a esos aullidos?!
Mi cuerpo se retorció al cesar los gritos, repentinamente todo se sucumbió en silencio.
- ¡Maldición, la mato! – La aparición de un hombre corriendo la cortina y encaminándose hacía la ventana, logró sacarme una palabrota – ¡Él la mató! – Gritó con la cabeza asomada en la ventana.
«Esto es una ilusión, Hestia. Nada malo te pasará. No tengas miedo. Solo es una ilusión. Has pasado un millón de veces por ellas». Me hablé a mí misma.
- ¿La mató? – Escuché repentinamente de alguien en las afueras – Solo es un niño. No podría hacer eso – Esa voz era de... por más que intentara el nombre del conocido no venía a mi cabeza.
- ¡Te estoy diciendo que la mató! – Rugió el hombre de la habitación nuevamente.
Me acerqué a la ventana para descubrir algo. La densa oscuridad seguía. Malamente la silueta humana se veía contorneada como la de un hombre bien fornido. Ni siquiera el color del cabello se podía distinguir.
- Sigo sin creerlo. Es un bebé que acaba de nacer.
- ¡Su habilidad la hizo enloquecer! Sé lo que te digo. Esa criatura sacó el mismo poder de mi clan. ¡Es un demonio!
¡¿Un bebé recién nacido logró causarle tal sufrimiento a una mujer?!.
- No digas esas cosas. Es tu propio hijo que acaba de nacer. El bebé no tiene la culpa de nacer con ese don.
El hombre del patio intentaba hacerlo entrar en razón, y por alguna manera, el timbre de su voz seguía punzando mi cabeza.
- ¡No es mi hijo! Mató a mi esposa desde que lo sostuvo en brazos ¡No es mi hijo, es hijo del diablo!
- Es tu hijo.
- Me desharé de él – Escupió hacía el hombre que no podía ver – No me importa que tenga mi misma sangre.
- También tiene la sangre de Emily – Zanjó el otro – Ella sabía que podía acabar de esta forma y siempre deseó que el niño naciera. Es muy egoísta de tu parte hacerle eso a ella.
- Emily...
La voz del hombre decayó a un punto que casi se quebró. Quizás verdaderamente amaba a esa mujer. Sin embargo, me dedique simplemente a seguir escuchando esa conversación. Algo me decía que no debía omitir mi oído a nada.
- Sí, Emily, ¿recuerdas que le puso un nombre desde que descubrió el sexo del bebé?
- Por supuesto. Ella quería ponerle igual que su difunto padre.
- No le hagas daño al niño.
- Está bien, no lo haré – Se calmó notoriamente – Pero tampoco puedo quedármelo. Un niño Boogeyman no puede quedarse con su padre. Mucho menos si es del mismo clan Boogie que él.
- Puedo llevarlo a un orfanato.
- Sí, eso será lo mejor – Accedió.
- ¿Qué nombre le dejarás inscrito?
- Kang Taehyun.
Y desperté.
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