«Perra no, perrisimas»
La primera noche en Leumas, exactamente la noche antes del primer día de clases. Era según el horario que nos dio Leonor, la fiesta de Bienvenida a todos los estudiantes que ingresaban por primera vez en la institución. La mismísima directora había dicho por los altavoces que los demás estudiantes también tenían derecho a participar. Esta celebración, como cada año, era para lograr integrar con mayor facilidad al nuevo estudiantado. No lo veía mal. Solo raro porque la primera noche ya estábamos rompiendo una regla. La regla que conllevaba a no emborracharse. No obstante, eso no me parecía para nada mal.
Mi reflejo en el espejo mostraba una mujer con tacones altos, pantalones ajustados y camiseta de botones que debaja un poco de escote al descubierto. También vestía un pañuelo amarrado en mi cuello, una chaqueta de cuero y el cabello suelto. ¿Qué?. Lo sé, no es nada del otro mundo pero no podía mostrar lo mejor de mí en la primera noche. No tendría gracia.
Mi hermana se acercó al espejo para aplicarse un labial rojo mientras que yo preferí un brillo labial que combinara con mi maquillaje oscuro.
- Te ves bien – Le hice saber.
Hazel también iba a jeans y una camisa de cuero a juego con la mía, calzaba botas de tacón y el cabello suelto un poco revuelto para hacerlo ver más salvaje. Lo que más me gustaba, eran sus ojos celestes que resultaban con el maquillaje oscuro.
- Tú también.
- ¿Crees qué encuentre al muchacho de antes?. Mi amor a primera vista.
- Tal vez. Nadie sabe. ¿Y qué pasó con Exel?. ¿Así de rápido ya lo olvidaste?.
Hice una mueca. No, no había olvidado a Exel. Era buen chico pero tenía claro que no era mi tipo ideal, además la idea de la relación abierta fue suya. Todo va para su cuenta.
- Ya te dije, bueno, ya leíste mis pensamientos. Sabes de sobra que somos como amigos con derecho.
- Que brava eres – Se burló a la par que volteba a verme – ¿Nos vamos ya?.
Tarareé una afirmación y moví dramáticamente mi cabello hacia un lado. Mi hermana echó a reír con mi estupidez, enganchó su brazo al mío y salimos de la habitación a pasos en lo que cabe de "sexys".
- Perras no, perrisimas – Cantamos a coro cuando dimos un pasó fuera de las habitaciones.
Una vez más me encontré dando la vueltasa para llegar al patio de Leumas. Esto era repugnante, al menos para mí, arruinaba la perfecta pulcredad de mis tacones con el rocío.
De noche se veía como un jodido cementerio. Las escasas flores estaban opacadas con el velo de la oscuro de la noche, había neblina sobre la hierba como en una película de terror, el retumbido de las bocinas se oía acá, y se escuchan pasos por todas las direcciones. Sino fuera porque sabía de sobra que los pasos eran por los estudiantes que caminaban alrededor, me habría puesto plan tipo Sherlok para descubrir su procedencia.
A unos metros la música se podía distinguir. Música del tipo perreable que a todos los de nuestra edad les gustaba. Solo faltaba la canción de fondo cuando ingresamos en la fiesta.
Al instante por las bocinas sale la suave melodía de “Unholy” de San Smith. El ritmo, junto a la letra, las voces de los cantantes y el nuevo compás que toman las caderas femeninas, captan la atención de todos.
Mami no sabe que papi se está poniendo caliente en la tienda de cosméticos, haciendo algo impuro.
Él está sentado mientras ella se deja caer, ella lo meterá, sí, y baja lentamente.
Nosotras bailamos espectacular, modestia aparte. Ahora mismo lo estábamos demostrando una vez más con el vaivén solo un poco sensual al que estábamos adaptadas a hacer.
Luego comienzo a pasar las manos por todo mi cuerpo llegando a la parte que más me gusta de la canción, de manera lenta y objetiva.
Papi, si lo quieres, pasa tu ubicación, dame amor, dame Fendi, mi papi Balenciaga, vas a necesitar ahorrar porque estoy gastando para cabalgar, puedes ver como te lo compensó, ya me habré ido por la mañana.
Y él, él me consigue Prada, me consigue Miu Miu como Rihanna, él siempre me llama porque no haga ningún drama.
Y cuando quieras, cariño, sé que te tengo cubierto.
Y cuando lo necesites, cariño.
Usualmente quedamos en el centro de un circulo, un circulo de todos los estudiantes. Hazel tomó una dirección y yo otra para dirigirnos al público. Sí, ser los centros de atención era algo muy especial para nosotras, pero principalmente para mí.
Me encantaba todo lo que uno podía causar con los movimientos de mi cuerpo. La libertad que me transmitía no tiene comparación, solo bailando me sentía yo misma. La Hestia del pasado, presente y futuro, toda mi yo lo podía sentir representado. El sudor más placentero que conocía era este. Y claro, lo divertido que era ver las reacciones de las personas. ¿Cómo olvidar esa parte?.
Definitivamente bailar era mi mayor hobi.
Mami no sabe que papi se está poniendo caliente en la tienda de cosméticos, haciendo algo impuro.
Él está sentado mientras ella se deja caer, ella lo meterá, sí, y baja lentamente.
Entré tantas miradas y tantas personas, siento algo extraño, fue como si entre todas había una que ardía contra mi cuerpo con su presencia. Casualmente mientras ladeo la cabeza encuentro una mirada fría sobre mí. Un extraño escalofrío junto a un hilo de calor recorren mi cuerpo. Era ese chico de oscuros ojos, mirándome fijamente, con una mirada que era imposible de descifrar.
Lo tengo que admitir. Esa mirada no era lujuriosa, ni siquiera transmitía algo. Era como mirar a la completa nada, como cuando te quedas mirando al techo en un examen intentando descifrar la respuesta.
Era incomprendible. Él era enigmático. Eso me encantaba. Por eso me le quedé mirando el rostro, ojos contra ojos un rato hasta que le sonreí encantaba.
El escalofrío se había extinguido, solo quedaba ese calor y no, no era por ninguna fatiga de estar cansada bailar, porque sí, repentinamente comencé a bailar un poco más sensual. ¿Acaso me había pre-exitado solo con su mirada?. Ayyydioooomiooo.
El pelinegro estaba en bar, sentado al lado de otro chico mientras bebía una copa. Ni siquiera miré al otro muchacho. Solo me dediqué a observar como él que me miraba llevaba la copa de vino a su boca en un lento movimiento, sus labios picaron el líquido y luego lo trago, causando que su nuez de Adán bajara y subiera. La separó y relamió los labios.
Con una simple acción el calor aumento mi cuerpo, de pronto las piernas me temblaron y yo únicamente pensaba en cómo se sentiría esos labios en otro lugar.
La conexión fue rota de la nada, él chico que lo acompañaba le habló y lo distrajo. Ahí fue cuando caí en cuenta que, a diferencia de mi hermana, era la que estaba bailando cerca del público y que había un chico que me miraba con una sonrisa descarada.
El muchacho era altísimo y eso que mi tamaño era un poco más alto que la medía mundial de mujeres. El cuerpo le era bastante atlético, tanto que los bíceps quedaban marcados en las mangas del suéter gris que vestía. Por cierto, su tono de piel era blanco un poco quemado, no llegaba a moreno. Ese color de piel iba a acorde de mi tipo ideal.
- ¿Me concede bailar con usted?
- Por supuesto – Fue mi respuesta mientras le devolvía la sonrisa socarrona – ¿Cuál es tu nombre?.
- Johnny, señorita, ¿y el vuestro?.
- Hestia, señorito.
- Creo que vamos a ser grandes amigos.
- ¿Así? – Inquirí enalteciendo una ceja.
- Tu nombre lo dice todo. ¿La diosa Hestia, no? ¿La del fuego? – Asentí aunque realmente no parecía una pregunta – Como índica tu nombre debes ser candela.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro