Me han dicho que pensar las cosas mucho es malo. Que no debemos hacerlo. Pero también me dijeron que no actúe sin pensar. Que medite todo antes de hacer algo. ¿Entonces qué debo hacer?.

Toda mi mente y todo en lo que pienso se ha vuelto un laberinto sin salida. No tengo idea cómo debo seguir. Mi vida estos últimos días se ha vuelta confusa. Solo estoy existiendo. Mi sueño, el misterio sin salida, las pocas ganas de seguir adelante. Todo es una lucha.

Con mi mano trazo incontables líneas sin rumbo ni organización mientras mi mente viaja por todo. Mi libreta de biología, mi asignatura favorita, es un desastre de rallones.

- Estas en las nubes - Claramente Johnny se iba a dar cuenta - Llevas así los últimos días.

- Lo siento, estaba pensando - Contesté detenido mi mano.

- Ignoraba que supieras pensar - Le da una mirada mi liberta - Ni has anotado el tema de la clase. Y eso que es tu biología.

- Y yo ignoraba que supieras leer.

Ensayó una sonrisa viéndome sonreír. Este tipo de personas son las que necesito en mi vida. Esas que te saquen una sonrisa en los malos momentos.

- Mañana es el cumple de Markie. ¿Vas a ir al bosque a eso de su posición?.

Cierto. El chico se encontraba ausente porque estaba trabajando en eso. Me había enterado ayer que la excursión era el mismo día de su cumpleaños. Reñí al muchacho por no contarmelo antes, aunque el pequeño dijo que con mi presencia bastaba. No me parecía bien eso tan simple, o sea, es mi mejor amigo, tengo el deber de hacer algo más grande.

- Claro - Joder, tanto que he pensado y no  lo he hecho en el regalo de cumpleaños - ¿Qué le damos?.

- Vergüenza.

- ¡No, idiota, por el día!.

- Y por la noche también.

- ¡Johnny!.

El muchacho llevó una mano a su mentón. Torció los labios como si estuviera pensando y entrecerró los ojos. Estoy segurita que solo estaba haciéndose pasar por la estatua del pensador porque si hay algún descerebrado en este mundo es él.

- ¿Qué tal si le hacemos tipo un karaoke? - ¿Tuvo una idea?. ¡Johnny tuvo una idea!. ¡Ay diosito dónde cayó la estrella!.

- ¿Un karaoke?. ¿Nosotros dos?. ¿En medio del bosque para Mark?

- Bueno, también los que se nos unan. Le sacamos una sonrisa a Lee, lo he visto muy tenso con eso de la posición. Duerme poco por las noches y ni sonríe.

- Vale, ese será nuestro regalo.

Me dispongo a salir de clases cuando el timbre suena. Johnny va a su habitación a hacer no sé qué cosa mientras que yo tomo camino contrario, derechito a la techo de las habitaciones, aunque para llegar tenía que ir a la mía. Ahí nunca había nadie y era perfecto para meditar un poco en paz. Medianoche se subió en mis brazos cuando me vio con intenciones de ir al tejado. Por lo menos tenía compañía.

La brisa arremete contra mi rostro. El helado aire me congela completamente aunque lleve abrigo de lana, bufanda y gorrito. Invierno ya esta a unos pasos. El bosque tal como creí comienza a pintarse de tonalidades amarillentas y las hojas a escasear. El cielo está cuadriculado de nubes blancas, el solemne sol no hace daño e puedo afirmar que en campos el ambiente es perfecto para volar cometas. Mi respiración comienza a verse en el vaho, Medianoche se acurruca buscando calor y así nos mantenos caminando hasta el lugar en donde lo conocí.

Solo que antes de llegar se comienzan a escuchar sollozos. Prudentemente me acercó a una distancia considerable y desde el lugar que me encuentro, descubro como una chica es mares de lágrimas en el suelo, abrazando sus piernas y con la cabeza entre ellas.

- ¿Celin?.

La morena levanta a una velocidad reducida la cabeza. Sus ojos negros están rojos y hinchados de llorar. Su nariz está encendida y me tardo en descubrir que es a causa del frío de aquí arriba. Esta desabrigada e tiembla, aunque esta última no sé si es a causa del frío o del llanto que asume su ser.

- Lo siento, no sabía que había alguien aquí - Me doy la vuelta dispuesta a irme.

- Espera - Me detiene su voz rota - Necesito compañía.

La miro dubitativa mientras canino hasta ella. Me hace una señal con la cabeza para que tome asiento junto a ella, y lo hago después de darle mi bufanda.

- Grachias - Hace una pausa de unos cinco minutos que consumimos en silencio sepulcral - ¿Sabes?. Me caes mal.

- ¿En serio? - Mofé.

- Pero no estoy llorando por eso.

- Me imagino.

- Es por Taeyong.

- ¿Rompieron? - Me atrevo a preguntar.

- No y no es porque él no lo quiera. ¿Él tampoco tiene familia?.

Voltea hacia mí, mira mi gato y comienza a escuadriñarlo con la mirada.  Demoré un tiempo en entender que su pregunta iba referida a él.

- No, lo encontré solo.

- Hay veces que es mejor no tener a nadie. Hoy en día la sangre pesa demasiado.

- Sé lo que dices, todos los hijos merecen padres pero no todos los padres merecen hijos. El mundo es así. No es justo. Te lo puedo asegurar yo misma.

- Exactamente - Respira profundamente - Quizás no me caes bien porque nunca te había hablado. Te malinterprete desde que te conocí porque creí que eras una prostituta.

- ¿De verdad piensas eso? - Negué con la cabeza - No conoces nada de mí. Sabes mi nombre pero no mi historia. Has oído lo que he hecho y no lo que he pasado. Sabes donde estoy pero no de dónde vengo. Me ves riendo pero no sabes lo que he sufrido. Saber mi nombre no implica que me conozcas. 

- Ya sé que malinterprete una situación y que gracias a eso nos hemos llevado mal - Sonrió grandemente y me extendió  la mano - ¿Empezamos de cero?.

- Vale - Extrañada tomé su mano. ¿Esta chica es normal?.

Desde ese entonces Celin y yo nos empezamos a llevar bien. Ella se abrió conmigo, me contó que su familiar la había comprometido por obligación con Taeyong desde que nacieron. Él chico no la amaba porque había pasado por la misma obligación que ella, nomás la trataba como una mejor amiga... pero ella si se había enamorado de él.

Celin no era mala chica. Era una chica que había pasado por cosas malas. Nos habíamos maltratado la una a la otra sin conocernos, solo porque a simple vista no nos caímos bien. Ese es un error del ser humano. Juzgar a los libros por su portada. Ahora más que nunca recordaba una de las tantas frases del principito, esa que dice: "solo con el corazón se puede ver bien, lo esencial es invisible a los ojos".