Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

XXVII. Nelumbo Nucifera

Historias. Son ellas las que nos hacen decir que formamos parte de la historia de la humanidad. En su mayoría se podría decir que son terribles, y pese a ello, hay sus excepciones.

Los siguientes días al suceso del hospital, Aron sigue sin asistir al Instituto, aunque como le hice saber a su madre, cada día le entrego los apuntes necesarios para que esté al corriente, así como de las clases que ni siquiera compartimos, ya que me he dispuesto a preguntarle a sus compañeros y profesores sobre estos.

A Graham e Ivan ya no les tengo tanto miedo, aunque sé que ellos están furiosos porque los delaté con Fiona y esta los llevó con el director, fui con él para decirle lo que nos habían estado haciendo a Aron y a mí. Esto fue la gota que derramó el vaso, pero sirvió de ejemplo para que los que eran acosados por estos dos tuvieran la valentía de confesarlo. Por ello, el director hizo un cambio extremo, ya que ahora hay guardias por los pasillos y cámaras de seguridad en cada aula. No salió nada barato, y aun así los padres estuvieron dispuestos a colaborar.

Ni siquiera sé de dónde obtuve la valentía de decirlo, sólo sé que quiero que estemos tranquilos.

La obra de Evelyn al fin se ha realizado, y aunque Aron no pudo estar presente, Evelyn ya le ha asignado el papel principal desde hace semanas.

En cuanto a mí, sigo asistiendo con la doctora Mackenzie, lo cual me ha hecho bastante bien. Es extraño para mí, porque después de tantos psicólogos, con la doctora Mackenzie puedo decir que estoy teniendo un efecto positivo. No diré que ahora ya me siento feliz y liberada, o que abrazo a George y a Elizabeth como se supone debería hacerlo, pero sí es cierto que hablar con ella ha resultado reconfortante.

—¿Cómo va la obra en el Instituto? —cuestiona mi psicóloga.

—Bien. Evelyn quiere que esta vez cantemos algunas cosas porque será acerca de El cadáver de la novia, y Aron es el protagonista.

—¿Y quién es Victoria?

La miro mordiendo mis labios.

—Evelyn dijo que yo podía serlo, sólo que preferí ser la novia, así por lo menos, si tengo que cantar, estaré pintada de azul y será como llevar una máscara.

Sonríe.

—¿Y con tus padres? ¿Cómo va todo con ellos?

Trago saliva y me detengo.

—Sé que quiere que responda pero, antes de eso, tengo una pregunta: ¿algún día podré ser capaz de acercarme a ellos sin temer porque sufran por mi causa? Sé que llevo cuatro meses con usted, que no es demasiado tiempo como para poder avanzar tan deprisa, es sólo que... Últimamente los veo de otra manera.

—¿Quieres explicarte?

—Durante todos estos años, lo único que quería en el fondo era una madre y un padre de verdad, unos que me amaran y me cuidaran, que hicieran lo que se supone que Olivia y Marcus debieron haber hecho.

» Cuando George me rescató, estaba feliz porque por fin tendría lo que tanto había deseado, pero eso cambió cuando las terapias comenzaron, el intento de quitarme las cicatrices... Todo. Sólo veía a ambos llorar por mí, y fue entonces cuando tomé la decisión de alejarlos, de no hacerlos parte de mí porque sufrirían más si seguían dándose cuenta de lo mucho que dolía. Era algo que no comprendía del todo, pero, mi dolor era su dolor.

—Eras una niña de 8 años, y aun así entendiste eso, cuando se supone no debiste saberlo.

—Ahora, me doy cuenta que aún quiero una madre y un padre, que ya no quiero sentir miedo, y que a pesar de mis deseos, no sé cómo amarlos; tampoco sé si puedo sentir amor.

—Escucha, Jane —se detiene y se coloca frente a mí, subiendo sus manos hacia mis hombros, cosa que me obliga a elevar la mirada —, el querer protegerlos como lo has hecho todos estos años a pesar de ti, eso que sigues haciendo, es amor. Hay amor en ti, es uno de los sentimientos más puros, y eso eres tú.

—¿Entonces qué hago?

—Depende mucho de ti, Jane. Aunque... Sí, sí vas a ser capaz, sólo que te costará. Es como un niño que está aprendiendo a caminar, si el niño no pone de su parte, no lo hará.

—¿Y si no sé cómo acercarme? Si después de tantos años que los he evitado, ahora no sé qué hacer. ¿Y si ellos me rechazan?

—No lo hará, Jane, de eso estoy segura. Te aman, eres su hija, y todos estos años lo único que han deseado es estar contigo, hacerte feliz.

Asiento, y a continuación seguimos caminando.

Nuestra charla continua, al final de la mañana sé qué puedo hacer para comenzar a acercarme a ellos. Después de tantos años, una parte de mí siente que ya es demasiado tarde, que ellos ya han esperado demasiado; sin embargo, la doctora Mackenzie me convence que no es así, jamás es demasiado tarde.

. . .

Durante los siguientes días, Aron West se vuelve mi cómplice, ayudándome a hacer manualmente flores de loto para Elizabeth.

—Gracias, por ayudarme, Aron —le hago saber uniendo una gran tira de lo que llevamos en estos días.

—De nada, Hale. Es un buen distractor y también ayudo a mi amiga —dice sonriendo.

—Nunca te lo he dicho pero, me gusta cuando sonríes.

—En ese caso, ¿debo sonreír más? —cuestiona sonriendo de nueva cuenta, y sus ojos se iluminan, como la Luna proporcionando luz al mar en la noche, y Aron es el mar, brillante y resplandeciente.

Niego con la cabeza.

—¿Sabes, Jane? Durante todos estos días, no he tenido la decencia de detenerme a decirte: Gracias. Has estado cuando más necesitaba a un amigo, y me has ayudado a no seguirme hundiendo. Mis padres y tú han sido lo que necesitaba.

—Bueno, tus padres tienen más crédito en esto que yo —aseguro.

—Cierto, no puedo subestimarlos porque ellos siempre han estado en las buenas y las malas, pero, mi madre, una vez me dijo que llegaría el día en que alguien entraría en mi vida para cambiarla, quien me ofrecería algo bueno, y yo querría ofrecerle algo igual. Creo que esa persona eres tú. —No puedo evitar mirarlo mientras me dice todo esto. Por un momento pienso que miente, que está jugando, pero si algo he aprendido durante estos seis meses con Aron West, es que él no juega, no bromea cuando su voz es tan seria, y mucho menos cuando te mira tan fijamente como no ha parado de hacerlo desde aquél día en el hospital.

Antes de que pueda mover los labios para emitir palabra, él me interrumpe.

—Lo siento, es sólo que... —aparta su mirada, bajando la cabeza hacia las flores que se encuentran sobre sus piernas. —Quiero ofrecerte algo bueno, Jane.

—Ya lo haces, Aron West —hablo casi en un susurro. —Me... me estás ofreciendo algo increíble, y quiero ofrecerte lo mismo.

—Ya lo haces, Jane Hale —asegura con una sonrisa. Entonces me mira, y sonrío, lo hago abiertamente por primera vez desde que lo conocí, y debo admitir que se siente muy bien.

. . .

Esta noche, después de estar con Aron toda la mañana y gran parte de la tarde, decido hacer una ardua investigación, una que involucra el orfanato Green House, el pasado al que ha tratado de dejar en el pasado, y al que siempre regresa de una u otra forma.

Debo confesar que hay bastante información de ese lugar, incluso fotografías. Por lo que veo, la mujer a la que llamaban La Protectora, aún se sigue pudriendo en prisión, aunque ahora ya es una anciana.

Entonces busco informes sobre la Morgue de Oregón, tratando de encontrar registros del hermano de Aron.

No tenía esperanza de nada, o al menos eso creía, sólo que lo que termino encontrando abre un enorme dilema en mi cabeza, y no estoy segura de qué debería hacer.

. . .

Hoy es el día, he hecho que Elizabeth vaya al centro comercial por algo que necesitaba urgentemente, así que lo que me queda de tiempo, adorno el patio trasero para una comida. Mi idea de acercarme a George y Elizabeth es comenzar con ella y posteriormente con él, ya que creo que con cada uno necesito un tiempo para poder decir todo lo que he escrito con ayuda de Aron, a quien se le dan mejor las palabras que a mí. Yo transmito todo a través de mis dibujos, y también he hecho uno para ella, pero, es cierto que en a veces es necesario decir algo, hacer algo, porque las palabras son la fuente más inagotable de magia, y yo las he usado para alejarlos, así que esta vez será todo lo contrario, ahora quiero acercarlos y remediar el daño que les he hecho durante 8 años.

Espero a su llegada hasta que escucho el pestillo de la entrada moviéndose.

Cuando voy hacia ella, Elizabeth entra con una bolsa sujeta a su pecho.

—Encontré lo que me pediste: pintura azul para el cuerpo, para la obra, aunque no entiendo por qué...

. . .

(Soundtrack sugerido: Into The Cave –Antonio Pinto)

Mi reacción interrumpe su oración al abalanzarme sobre ella para rodearla en un fuerte abrazos, mientras que su reacción no se hace esperar y pronto sus brazos me corresponden.

Nadie dice nada por unos minutos, permanecemos en quietud, y siento como si el tiempo, por primera vez, se detiene, dejándonos a ella y a mí dentro de una burbuja inquebrantable, una que quisiera mantener así.

Cuando me separo de ella, una de sus manos me acaricia el rostro, apartando mechones de cabello que sobresalen.

—No sabes cuánto he esperado este momento, Jane. —Las lágrimas comienzan a descender por sus mejillas, y a estas alturas yo también siento cómo las mías salen cual arroyo, mientras que un nudo en mi garganta se forma a tal grado de no dejarme tragar saliva.

En el momento en el que abro mis labios para hablar, la mano de Elizabeth me calla.

—No necesitas decir nada, lo sé —asegura, pero sé que sí necesito hacerlo, por ambas. Así que aparto con delicadeza su mano y la miro, haciéndome recordar el día en que la conocí, y pensé que era la mujer más bella que había visto, como las princesas que imaginaba que había fuera de las paredes del Ogro y la Bruja.

Ella lo entiende, y sobre todo, lo respeta, por lo que me deja continuar.

—Durante lo que llevo de vida con ustedes, siempre he tratado de alejarlos porque sentía que así no sufrían más de lo que ya lo hacían. Creí que, si dejaban de quererme, mi sufrimiento no los arrastraría a un pozo del cual ni siquiera yo era capaz de salir.

» Ahora entiendo que si hubiese dejado que se acercaran como querían hacerlo, las cosas tal vez fueran distintas. Pero, tengo miedo, Elizabeth, porque... Ya no quiero hacerte llorar como cada vez que asistimos a aquellos psicólogos, o cuando descubriste las marcas en mi espalda.

—Jane... —Me abraza, y entonces me acurruco sintiéndome una niña de nuevo. —Sigues siendo la niña que vi aquél día atemorizada, aquella que sólo quería amor; era lo único que pedías.

Ya no puedo controlar mi llanto, así que dejo que se escape mientras me aferro a la calidez de su abrazo.

—Yo no sufro por tu causa, no era tu culpa y nunca lo ha sido —continua—, porque al igual que tú, lo que he pedido todos estos años es que me dejes entrar, y así hacer menos tu sufrimiento.

» Nunca te forcé a nada porque sabía que el día que tú me dejaras acompañarte en el proceso de sanación, sería porque estabas lista, porque sentías que era parte de ti y entendías que lo único que he querido es amarte, no por lástima, sino porque de verdad lo siento, porque siempre me has importado.

—Mamá —es lo único que puede salir de mis labios, esa única palabra que he mantenido cautiva a pesar de haber querido muchas veces.

Nuestros llantos continúan, ya no hay más palabras porque con lo que hemos dicho y lo que sentimos basta. A veces, los sentimientos son tan fuertes, que en un simple abrazo somos capaces de transmitirlos, sin necesidad de añadir nada más.

Hoy, por fin me siento feliz de poder aceptar la madre que siempre he anhelado, y que por tanto me esperó.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro