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XVII. La llamada

—¿Hola? —Dice una voz gruesa del otro lado de la línea.

No es Aron.

Al saber que no es él en cierta forma me hace sentir aliviada. Si hubiese contestado él no sabría qué decirle.

Tardo unos segundos en responder, pero al final lo hago.

—Hola, ah... Soy... Jane, ¿está Aron? —cuestiono para no sonar como una maniática que ha llamado a un chico a...

Me fijo en la hora que marca mi teléfono y son exactamente las nueve con treinta, así que no debo parecer una maniática que llama a altas horas de la noche.

—Él está... Espera un momento, Jane—me dice el hombre al otro lado de la línea.

Se escucha que deja el móvil sobre algo y se aleja.

Mientras espero se cruza por mi mente colgar, y si Aron llega a preguntar por qué lo llame sólo diré que era para... ¡Diablos! Bueno, tendría que inventar una buena excusa, pero eso me llevará prácticamente toda la noche porque a) nunca he sido buena excusándome y b) ... No tengo otra cosa que me justifique.

El punto es que diré que la llamada se cortó precipitadamente, así que no será mi culpa.

Sin embargo, cuando quieres hacer algo las cosas no salen como lo planeas, y cuando me decido a colgar el teléfono es levantado de nueva cuenta, pero esta vez otra voz me responde.

—¿Hola? —pregunta sorprendido.

Me quedo callada por un breve momento golpeándome mentalmente por no haber colgado antes; ahora no sé qué decir.

—Eh... Hola—es lo que sale de mis labios.

—Jane, ah... Bueno, debes estar preguntándote por qué te di mi número, de nuevo, ¿cierto?

—Sí, la verdad es que sí. Yo... No sé por qué me lo diste.

Se escucha que suelta una leve risa y antes de hablar se aclara la garganta.

—Espera un momento.

Mientras tanto, decido dejar de estar de pie en medio de mi habitación y prefiero sentarme en un Puff junto a mi librero.

Mi mirada se pierde en los tantos libros que tengo, de todos los tamaños y grosores, así como de todos los colores y de diversos autores.

Es increíble cómo he llegado a tener una colección tan grande durante tres largos años. Parece que fue ayer cuando comencé a leer en forma—a la edad de trece años— y ahora, a los dieciséis, ya he leído casi doscientos cincuenta libros.

La verdad es que desde que tuve un libro en mis manos fue maravilloso. El olor de sus hojas, la profundidad de sus palabras y todo... Fue hermoso.

Esbozo una leve sonrisa fugaz perdiéndome en ese recuerdo. Si lo pienso, ese es el único recuerdo grato que he tenido.

Se escucha que el teléfono celular es tomado de nuevo y la voz al otro lado vuelve a hablar.

—Lo siento yo... Yo tuve que deshacerme de mis padres para que no me molestaran. Están demasiado entusiasmados con la idea de que alguien me llame y, bueno, supongo que es algo normal que estén así, pero...

—Pero a veces exageran —completo la oración.

—Exacto. Es incómodo.

El silencio reina por un momento. Nadie dice nada, y lo único que se escucha son nuestras respiraciones lentas.

Nunca he hablado con nadie por teléfono; en primer lugar, porque no tenía amigos para hacerlo y en segundo porque, aunque los tuviese, hablar por teléfono no es algo que me agradaría hacer. Se necesita responder rápido, no hay cabida para pensar bien lo que dirás, y sin embargo, lo estoy haciendo, justo ahora.

¿Qué diablos me está pasando?

—Te debo una explicación respecto al número —habla Aron después de otros segundos de un largo silencio—. Te lo di porque... No sé, si quieres que sea honesto, ni yo mismo sé por qué te lo di. Tal vez porque creí que nunca llamarías, no lo hiciste la primera vez, pero lo estás haciendo, justo ahora, y eso en cierta forma me hace sentir feliz y a la vez un tonto.

» ¿Por qué llamaste Jane?

Me quedo en silencio, analizando lo que acaba de decir. Es extraño escuchar a alguien ajeno a Elizabeth y George decir que se siente feliz por algo que he hecho, y el que lo diga justamente Aron, es aún más extraño.

No tengo respuesta para su pregunta. O más bien sí la tengo, pero es bastante absurdo.

Sin embargo, no tengo de otra más que hablar o definitivamente quedarme callada y colgar.

—Sólo... Supongo que quería preguntar... ¿Cómo te fue con tus padres?

«¿En serio Jane? ¿Por eso lo llamaste? Que boba pregunta»

Se escucha una pequeña risa del otro lado de la línea y a continuación un gran suspiro que me hace desconcertar.

—No tan bien. Mi madre se puso como loca cuando subimos al auto, pero de inmediato se tranquilizó porque recordó lo que les dijo Evelyn. Sin embargo, me cuestionaron el por qué no les llamé después de que nos robaran.

—¿Y tus golpes... están...

—Mi madre llamó a un doctor. Me dieron analgésicos para el dolor y un ungüento para desinflamar, así que voy a estar bien. Y tú, ¿estás bien?

—Sí —miento tragando saliva. —George y Elizabeth se alteraron por lo sucedido, pero estoy bien.

Y ahí estaba el silencio de nuevo. El silencio se estaba convirtiendo en una especie de ritual entre Aron y yo, y a decir verdad es bastante incómodo.

—Yo...

—Jane —Ambos hablamos al unísono.

—¿Sí? —Pregunto antes de que él lo haga.

—¿Recuerdas cuando dijimos que intentaríamos ser amigos?

—Sí.

«Ya no quiero serlo» Es lo que mi mente cree que dirá a continuación. Está claro que después de lo sucedido esta tarde se quiere alejar, y no lo culpo, es lo mejor que puede hacer.

—En esto de la amistad debemos ser honestos ¿no es así? Pues yo... Debo confesarte algo.

» Aquel día que me encontraste fumando, en realidad era la primera vez que lo hacía. Te mentí acerca de que me permito fumar tres veces al año. Lo que dije fue sólo para impresionar a alguien por primera vez en mi vida.

No digo nada y simplemente dejo que continúe.

—La realidad es que odio fumar, ese día sólo lo hice porque un idiota dejó su cajetilla en mi mochila en clase de Biología y el profesor me echó pensando que eran míos. Sólo lo prendí para poder verlo consumirse, pero llegaste tú y creí que sería buena idea meterlo a mis labios.

Al terminar, mi mente piensa en qué decirle. Es extraño que me haya confesado esto, pero aún más extraño es saber que Aron West sólo dijo que fuma para impresionarme.

«Lo que dije fue sólo para impresionar a alguien por primera vez en mi vida»

Las palabras son la herramienta más valiosa de la humanidad; pueden destruirte, así como pueden reconfortarte, pero hay ocasiones como esta en la que no sabes qué decir.

No hasta que por lo menos intentas decir algo.

—Nadie tiene que impresionar a nadie, Aron West —aclaro con la mirada gacha, como si lo tuviera frente a mí. Aunque después recuerdo que no estamos hablando en persona.

—Lo sé, pero... Eres nueva y... No conoces mi vida ni las cosas que los idiotas del Instituto saben, y bueno, de cómo intenté suicidarme.

Es cierto, no conozco absolutamente nada de Aron West, sin embargo—y al menos para mí— me parece una tontería que quisiera impresionarme, y sobre todo de esa manera. Pero no puedo juzgarlo, porque sé que los marginados como nosotros de alguna u otra forma tratamos de encajar en la sociedad.

Antes anhelaba ser "normal". Cuando era una niña deseaba con todas mis fuerzas ser una niña como los otros, tener una familia que me quisiera, que me cuidara y me diera amor como lo hacían los papás de esos niños; no quería las cosas materiales, prefería que me quisieran a que me dieran una muñeca. Hubiese preferido todo eso a los golpes y maltratos que me proporcionaban día a día. No saben cómo lo deseaba.

Pero como todo en esta vida, llega un punto en el que son tantos los golpes que recibes que terminas por entender que tu vida es esta, es lo que te tocó como suelen decir algunos, y no está en tus manos cambiarla, no cuando eres una niña que ha vivido ocho años con un ogro y una bruja malvada.

Desde hace años que dejé de tratar de encajar con los idiotas de la sociedad. No me importa ser como ellos, sólo quiero ser yo. Aunque lo único que les envidio es que esos idiotas no tienen recuerdos tan horribles como los míos. Ellos al menos tienen noches tranquilas y no llenas de pesadillas.

—Tienes razón —coincido con firmeza, imaginando que estoy frente a él, aunque siendo honesta, si estuviera frente a él en este preciso momento, no le diría esto—, ¿pero te digo algo Aron? Serías un idiota si sigues tratando de impresionar a las personas que no te conocen. Porque los tontos de allá afuera no merecen que personas como nosotros queramos ser como ellos; ellos son basura. Admito que no todos, pero la gran mayoría sí lo son, y eres muy absurdo si quieres ser como ellos.

Cuando termino de hablar ambos nos quedamos en silencio, lo único que puedo escuchar es la respiración de Aron y sus labios al abrirse para tratar de decir algo, sólo que las palabras no salen de sus labios.

Supongo que en estos casos es bueno tomar el control de la conversación, ¿o no?

—Ahora eres tú el que no dice nada —declamo de mala gana.

—Jamás en toda mi vida alguien se había atrevido a decirme lo que acabas de decirme y... Tienes razón, Jane. Los idiotas de allá afuera son sólo eso, unos idiotas sin cerebro a los que les importa más lo material, lo físico, y no quiero ser como ellos.

Por alguna extraña razón en este preciso momento puedo imaginarme a Aron agachar la cabeza, como si fuese un pequeño regañado y yo fuese la madre.

En cierta forma esto me parece divertido.

—Eso me gusta de ti, Jane Hale, que sea como sea dices lo que piensas. Y antes de que puedas protestar, es cierto que no siempre lo dices en voz alta, pero... Al menos lo dices, y para mí eso cuenta mucho.

«Bien, ahora me siento como tonta»

—Ok, entonces...

—Entonces... ¿qué, Jane Hale? —. Escucho otra pequeña risa y a continuación vuelve a hablar. —Ok, ¿te parece si empezamos desde el principio?

—¿Desde el principio? —pregunto consternada.

—Sí. Me refiero a rebobinar la cinta, ¿te parece?

—Creo que... Está bien.

—En ese caso... Me llamo Aron West, y a partir de mañana seré tu tutor de francés.

Admitamos que esto es sumamente extraño. O Aron está loco o esto es una especie de sueño y por algún motivo él se ha entrometido en él. Aunque si es un sueño sería una gran sorpresa para mí, puesto que por primera vez tengo el placer de no tener una de mis habituales pesadillas y sin embargo hay una extraña cuestión: ¿por qué rayos estoy teniendo un buen sueño justo con Aron West?

Tal vez suene tonto e incluso admito que lo es, pero para cerciorarme de que es un sueño opto por pellizcarme el brazo izquierdo.

Cuando el dolor me invade me obligo a reprimirlo mordiéndome el labio inferior.

—¿Jane, sigues allí?

—Sí, lo siento es que...

«Demonios, y ahora qué excusa debo inventar»

—Estaba a punto de caerse un libro de mi librero. Lo siento.

—¿Sabes? No sé por qué, pero tengo la extraña sensación de que esto no está pasando en realidad. Hablar contigo por teléfono es... Extraño. Jamás había tenido una conversación así con nadie.

«Al menos no soy la única que siente eso»

—Me llamo Jane Hale, y... a partir de mañana, Aron West será mi tutor de francés.

—Es un buen comienzo, ¿no crees?

—Supongo que sí —hablo casi en un susurro.

—¿A ti cómo te fue con tus padres?

Pienso en corregirlo y decirle de nueva cuenta que son mis tíos, pero, esta vez quiero dejarlo así.

Ya habrá otra ocasión en la que tendré que decirle otra vez que George y Elizabeth no son mis padres. Desgraciadamente.

—Al principio no dijeron nada e hicieron caso a lo que dijo Evelyn, incluso me prepararon la cena y bueno, después se pusieron eufóricos.

Uso ese término porque no pienso contarle que les grité a Elizabeth y a George que jamás serán mis padres y que después Elizabeth me convenció de ir al estúpido psicólogo de nuevo, sólo que están vez con otro.

Será otro idiota que trate de arreglarme. Como si fuera un muñeco al que, cambiándole las baterías o el chip, se rebobinara toda la información que almacena; y no lo soy. En ocasiones desearía ser un muñeco al que se le puede borrar la información, pero no es posible. No todo lo que deseas se puede cumplir.

—Creo todos los padres son iguales—habla, sin pensarlo, supongo.

—No. —Respondo de forma inmediata, pensando en la bruja y el ogro malvado. —No todos lo son.

Aron parece reaccionar ante lo que he dicho y aclarándose la garganta dice:

—Perdona.

Y de nuevo el silencio. Supongo que así será siempre, el silencio es algo habitual entre Aron y yo, no podemos cambiarlo.

—¿Jane, por qué no podremos tener una conversación larga? —cuestiona de un momento a otro. —Me refiero a que siempre hay silencios entre nosotros, y aunque no me molesta... No sé, me gustaría conocerte más.

—¿En serio? ¿Por qué?

—Porque...—Se escucha que toma un gran suspiro y con eso me refiero a que se da valor para hablar. —Porque... Simplemente me pareces interesante.

—Ja. No son interesante, Aron, y no entiendo por qué crees eso.

—Tal vez tú no lo creas, pero, yo pienso todo lo contrario, Jane. Aquí el que no es interesante soy yo.

Pienso en responderle con lo mismo que él acaba de decir, pero lo que sale de mis labios es algo más.

—Yo digo que eres como un libro, una saga. Al unirlos se forma una historia muy larga donde a medida que avanzas descubres algo nuevo cada día. Simplemente, debes leer con cuidado para descubrir el misterio que aguarda.

—En ese caso, tú debes ser el libro más grande y misterioso del mundo.

—¿Por qué estás tan seguro?

—Porque eres la chica más misteriosa que he conocido en vida, y eso, eso es intrigante hasta para mí.

—Creo que puedo decir lo mismo de ti—. Contrataco.

Aron suelta otra pequeña y fugaz risa por esta noche y después habla.

—¿Jane Hale?

—¿Sí?

—Mañana comienzan nuestras clases de regularización en francés, así que... ¿Dónde te gustaría comenzar?

—Hmm... No lo sé.

Y es verdad, ni siquiera recordaba que el profesor Jackson puso a Aron como mi tutor.

—¿Qué te parece si lo hacemos en la biblioteca del Instituto? Te diría que, en mi casa, pero no quiero que mis padres estén como locos porque viene alguien aquí. Sobre todo, mi madre. ¿O lo prefieres en tu casa?

—No. —Mi respuesta es inmediata. Por supuesto que no quiero que venga a casa. Sé que Elizabeth estará tan emocionada que querrá saber más acerca de Aron, qué es lo que le gusta hacer y no sé qué otras cosas más se le pueda ocurrir, y no pienso arriesgarme. Sobre todo, porque no quiero que Aron West sepa más de mí, aunque también tengo claro que, si esta relación de amigos continúa y crece, algún día tendré que abrirme, no del todo, pero no podré seguir quedándome callada cuando hablemos. ¿O ustedes creen que pueda seguir manteniéndome al margen? —. George y Elizabeth también se van a emocionar demasiado y no quiero eso.

—Entonces en la biblioteca.

—De acuerdo —digo sin saber qué más añadir.

—Creo que... ya debo ir a dormir, y supongo que tú también. ¿Nos vemos mañana en el autobús?

—Claro, allí estaré.

—Hasta mañana, Jane Hale.

—Hasta mañana, Aron West.

Sin esperar a que él finalice la llamada, aparto el móvil de mi oído y presiono la tecla para terminarla.

Cuando lo hago me siento extraña. Es como una sensación dentro de mí que no sé exactamente cómo explicarla; lo único que puedo decir es que me hace sentir rara y como tonta. Tal vez sea el hecho de que le llamé a Aron West por teléfono y fue una llamada totalmente idiota. Porque vamos, admitámoslo, la llamada que acaba de finalizar no fue la mejor; fue lo peor y me hace sentir una idiota.

Me quedo de nueva cuenta observando mi librero, y cuando decido a levantarme del Puff para irme a dormir veo de nuevo el separador que Aron me entregó en el bosque junto a su número.

No tengo idea de qué libro sea, por lo que decido verlo, y cuando lo tomo entre mis manos me llevo una gran sorpresa.

No es de ningún libro. Es una frase escrita con tinta y en letra cursiva.


Por debajo de esa frase se encuentra un dibujo de una enorme luna llena rodeada de estrellas, y una persona—o más bien la sombra de una persona— mirando hacia el cielo.

No es de ningún libro, al menos no de alguno que haya leído, y sin embargo esa frase me hace pensar en una cosa: «Es verdad, puede que no estés sólo, pero es mejor estarlo a tener a personas que te quieran y que al final salgan lastimadas por tu causa»

Es entonces cuando viene a mi cabeza Elizabeth y lo que me dijo esta noche, y por ende también recuerdo lo de...

Ay por Dios. Se supone que mañana visitaré a un nuevo psicólogo, pero también empezaré con las clases de regularización con Aron. Tendré dos situaciones a las que enfrentarme. Sólo ruego que todo con el malditos psicólogo y con las clases, salga bien. Aunque siempre suceda lo contrario.





***

Hey, hola ¿cómo están todos lo que leen la novela? Espero que muy bien. Supongo que algunos ya salieron de vacaciones, así que a los que ya lo están les deseo que las estén disfrutando al máximo, y a los que no, no se desesperen, cuando lleguen disfrutenlas y diviertánse.

Bueno, como ya lo habrán notado he cambiado la portada, así que ¿qué opinan, les gusta el nuevo diseño? La verdad es que a mí me encanta el resultado.
Y para los que no lo saben, yo misma hice la portada, el incluso hice este diseño, miren:

¿Parece como si fuera a publicarla, cierto? Sin embargo no lo es, pero eso no quiere decir que algún día no sea realidad esto, y cuando llegue esto pediré que esta sea la portada.

Bueno, quiero comentarles algo que he tenido en mente estos días. Tengo otras novelas y una de ellas es otra novela juvenil, pero esta es divertida, llena de romance juvenil y bromas, por ende no tiene nada que ver con nuestros protagonistas, o sea Aron y Jane, pero en ella hago diversas dinámicas que me han funcionado para interactuar más con las chicas que leen la novela y me gustaría hacer algo con ustedes. Sé que son pocos/as los que leen, o al menos de los que sé que existen, y si están de acuerdo quisiera hacer una especie de capítulo donde ustedes puedan hacerles preguntas a los personajes de la historia. A Aron, a Jane, a George, a Elizabeth, a todos o a quienes ustedes deseen, el punto es hacer algo, y ya después veré qué más meto para interactuar con todas ustedes.

Así que si están de acuerdo en esto, les pediría que además de dejar el comentario acerca de lo que les pareció el capítulo, dejen las preguntas que desean hacerles a los personajes y principalmente a quién o quiénes van dirigidas.

Eso es todo por este día, sólo me resta informarles que ya estoy de vacaciones y que estaré publicando más seguido, por lo que tendrán más de Aron y Jane, y déjenme decirles que las cosas que se vienen están muy intensas.

Gracias por leer, no olviden comentar y votar, y si eres un lector fantasma, que no te de miedo aparecerte a estas alturas, no me enfadaré de que no hayas contado en capítulos anteriores o qué no hayas votado, lo que me importa es que fuiste valiente para aparecerte y en realidad me gustaría conocerte, así que vamos, dime qué opinas de Aron y Jane o en general de la novela.

Si pueden recomendarla háganlo, eso me ayudaría muchísimo para los concursos en los que estoy participando, o más bien en los que estamos participando, porque todos los que leen la novela e incluyéndome a mí que la escribo, somos una familia, o al menos eso considero yo.
En fin, nos leemos pronto y ojalá se animen a hacer sus preguntas.

Los quiere:

🌟Jackie🌟

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