Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

V. Recordar no siempre es bueno



Siempre he sido testigo de que el tiempo no se detiene con nada. El tiempo transcurre siguiendo el curso que tiene que tomar y no se detiene por nada ni nadie.

En ciertas ocasiones me gustaría que el tiempo se detuviera por un breve momento. Quisiera despertar un día y ver que el tiempo se ha detenido a mi alrededor, sentir que nada ni nadie me observa, me critica o piensa que soy un fenómeno. Pero sé que la vida no es así. No complace a ningún ser humano, y mucho menos a mí.

Esa noche pienso en mi salida con Elizabeth. En todo lo que quiso hacer para acercarse a mí. En cierta forma me gustó estar con ella.

Como dije, no salgo de mi habitación una vez que entro en ella.

Acomodo los libros en el librero y entro en el baño para cepillar mis dientes y ponerme el pijama.

Al salir del baño saco la ropa que me ha comprado y la meto en mi clóset.

No es tan tarde cuando Elizabeth y yo volvemos del centro comercial. Son apenas las siete treinta. Aunque creo que estuvimos bastante tiempo allí ¿Quién es su sano juicio se está seis malditas horas en un tonto centro comercial? Claro, sólo ella. Pero como dije, no estuvo tan mal. Creo que fue lindo de su parte.

Decido tomar el libro de El jardín olvidado y culminar su lectura. Sólo me hacen falta cien páginas, pero en una hora me es más que suficiente.

Al terminarlo, lo cierro y aparto los lentes de mis ojos para frotarlos.

No es que vaya a llorar con el final, pero no puedo negar que me he quedado impactada. El desenlace de la novela tomó un giro que no esperaba, y debo decir que ahora odio a muchos personajes. Quisiera sacarlos y estrangularlos, pero sé que no es posible. Es sólo ficción. Aunque para mí es bastante real.

Me levanto de la cama y voy hasta mi librero para dejar el libro en su lugar. Al hacerlo, diviso algo muy peculiar.

Frunzo un poco el ceño, pero estiro mi brazo para tomar lo que he visto.

Los tomo entre mis manos y veo que son los pequeños separadores que me dio Aron en la librería.

«Son... Extraños» pienso.

Su forma es rectangular como cualquier otro separador común, pero tiene algo sumamente diferente a los otros. Parecen haber sido hechos por alguien. Por él.

Entonces miles de ideas se vienen a mi mente. ¿De verdad él los hará? Y si es así ¿cómo se le habrá ocurrido hacerlos?

¿Por qué me los dio a mí?

«Tal vez él sí los hace, pero los entrega con los libros porque la misma librería se lo pide. Tal vez le paguen por eso»

Sí, eso debe ser. Porque, debe de dárselos a todos ¿no?

¿Y si sólo me los dio a mí? ¿pero por qué me lo daría exactamente a mí?

«¡Ya basta, Jane!»

Decido apartar esos pensamientos tontos y dejo los separadores dentro de uno de los libros nuevos.

Mañana empezaré con La falla.

Una oleada de aire frío entra por mi ventana y me hace temblar.

Cuando voy y la cierro, diviso—por detrás de todas las casas—las luces de la ciudad. Desde donde estoy se alcanza a apreciar sólo algunas, pero aun así es lindo el paisaje que proporciona. Puede ser tonto, o no, sólo que... Es lindo poder ver algo así, por más común o cotidiano que parezca.

Otra oleada de aire frío entra por mi ventana y me hace cerrarla de inmediato. Me gusta el frío, pero por ahora sólo quiero estar en mi cama.

Enciendo el televisor y cambio de canal una y otra vez en busca de algo entretenido, pero no hay absolutamente nada. Todos los programas son un fiasco y no me quedaré para verlo, por lo que apago el televisor y por un momento veo la pantalla y también a mi reflejo. Soy igual que cualquier otro ser humano, porque soy de la misma especie, pero a la vez soy diferente. Mi piel es blanca, mis ojos son algo grandes y de color café oscuro y uso lentes para poder ver; mis labios son delineados y mi nariz no es recta como una estrella de cine. Diría que la tengo pequeña y un poco hacia abajo—aunque tampoco es que parezca un monstruo—. Y mi cabello—oh, mi cabello—. Mi cabello es demasiado rizado, diría que si pudiera ser más, lo haría. Cuando era pequeña parecía un león y sigo pareciéndolo.

También es una especie de rareza —que irónico—, pues es una combinación de castaño claro con negro y para rematar, algunos mechones blancos que sí, sí es lo que piensan: son canas. A mi edad tengo canas, pero en cierta forma me gustan, porque son blancas como la nieve y la nieve es algo que aprecio demasiado.

Así soy yo. Así es Jane Hale, y por lo que verán, no soy, no fui, y no seré linda.

Decido dejar de mirar mi reflejo en la pantalla del televisor y justo cuando planeo meterme bajo las sabanas, escucho pasos provenientes del pasillo.

Alguien se aproxima hacia mi habitación.

De inmediato trato de cubrirme con las sabanas, pero no soy tan rápida, por lo que al final sólo me posiciono de costado a la derecha y quito los lentes de mis ojos para ponerlos sobre el mueble.

La puerta de mi habitación se abre y recuerdo que no he apagado la luz de la habitación. ¡Diablos!

—Jane, ¿estás dormida? —. Reconozco a quien lo pregunta. George es quien ha entrado.

No le respondo. No quiero responderle porque sé que sólo ha venido aquí por una razón. Quiere charlar conmigo sobre la salida de hoy con su esposa.

Así que finjo que estoy dormida. Tal vez así se vaya.

Pero en lugar de irse y dejarme en paz, cierra la puerta por detrás y se escuchan pasos aproximarse hacia mi cama.

Cierro los ojos.

Siento una mano sobre mi espalda y entonces los abro. Por fortuna se ha posicionado detrás de mí y eso es un alivio.

—Ay, Jane—dice George con un gran suspiro al decir mi nombre. —Si estás muy dormida tal vez no me escuches al cien por ciento, pero sé que tu subconsciente lo hace. Sólo quiero decirte que me alegro que Elizabeth y tú salieran juntas hoy. No sabes qué alegría me dio al saberlo. Porque yo quiero que te sientas bien con nosotros, quiero que seas feliz.

» Tal vez no nos veas como a unos padres, pero nosotros... Nosotros te queremos y deseamos lo mejor para ti.

Antes de continuar escucho un gran suspiro de su parte.

» Sé que toda esta situación ha sido demasiado difícil para ti. Después de todo, sólo eras una niña.

Créeme que, si te hubiera podido evitar esa gran pena, ese dolor, lo habría hecho.

A pesar de que te quiero, habría preferido que no fueras hija de mi hermano. Porque tú no te merecías eso. Te merecías algo mucho mejor que ellos. Y eso es lo que yo trato de darte. Algo mucho mejor de lo que tuviste.

Me preocupas, Jane. Y a Elizabeth también. Lo creas o no, ambos te amamos. Te amamos, Jane.

Sólo quería que lo supieras.

No puedo ver su expresión, pero creo que sonríe.

—¿Recuerdas que te dije que haría todo lo posible para hacerte saber que te amamos? Tal vez esté haciendo un mal trabajo, o eso me dice tu rostro cada día, pero, te juro que me seguiré esforzando, no me daré por vencido contigo, nunca.

» Descansa Jane.

Se inclina hacia mí y siento sus labios sobre mi mejilla.

Después las sabanas suben y me cubren. George me arropa como a una niña.

—Buenas noches, pequeña.

Se va y antes de cerrar la puerta, apaga las luces de la habitación.

Me quedo pensando en lo que ha dicho, y al mismo tiempo las lágrimas comienzan a descender por mi rostro.

Yo también lo hubiese querido. Algo mucho mejor a la mierda de padres que tuve, pero, el mundo no es una varita mágica que concede deseos.

Él dice que me ama al igual que Elizabeth, pero, ¿qué es en realidad el amor?

Niego con la cabeza y decido dejar de pensar en eso.

No puedo dar amor y tampoco puedo tenerlo. Todo lo que está conmigo o me quiere se arruina.

Por eso creo que el amor es un asco. Porque no puedo ni quiero hacerles daño a ellos. No lo soportaría.

El amor simplemente no es para mí, y si lo sintiera hacia ellos, sufrirían.

. . .

Juego en un prado lleno de flores con pequeñas figuras de arcilla.

Aunque realmente estoy en el pequeño patio de mi casa, que sólo está hecho de cemento. Tiene pequeñas grietas que han hecho que en algunas partes el suelo esté totalmente partido.

Me gusta imaginármelo así. Como un hermoso jardín. Donde sólo estoy yo.

Donde la bruja y el ogro malvado no pueden hacerme daño.

Entonces veo una mariposa volar por encima de mí.

¿Qué puede hacer que una criatura tan bella pueda posarse sobre mí? Según la bruja y el ogro malvado, nadie puede quererme o siquiera tocarme.

Soy como una enfermedad.

A las personas les repugna estar cerca de mí.

Entonces la mariposa repentinamente se pone sobre uno de mis dedos de mi mano derecha.

—Shu, mariposa —le digo para que se aleje. Sólo que no lo hace. —Vete, mariposa.

Entonces por detrás, los ruidos comienzan.

¡Pam! El primer golpe.

Cierro los ojos.

¡Pam! El segundo golpe.

¡Pam! El tercero.

¡Pam! El cuarto, el quinto, el sexto.

Yo sólo suplico porque paren.

Estoy con mis piernas pegadas a mi pecho mientras cubro mis oídos para no escuchar.

«Sólo paren por favor. Paren»

Lágrimas brotan por mis ojos cual cascada en plena primavera.

No sé cómo o por qué, pero la mariposa yace muerta sobre mis pies.

La he matado. Yo soy la culpable.

De pronto el lugar se oscurece. Alguien ha tapado el sol.

—Sigues tú—me dice una voz terrorífica.

No quiero levantar la mirada y verlo. Sé lo que me espera.

Ya no quiero. Ya no.

Entonces tengo que hacerlo. Levantó la mirada y el ogro malvado levanta su brazo por encima de su cabeza.

Se acerca rápidamente hacia mí, y antes de sentir el dolor, yo sólo cierro los ojos para amortiguar un poco el dolor.

Aunque siendo sincera, eso nunca ayudó.

. . .

Mi presión arterial ha aumentado. Eso lo puedo saber porque siento que mi corazón saldrá volando de mi pecho.

Me he incorporado de golpe a causa de la pesadilla.

«No, ha sido un recuerdo que se ha vuelto pesadilla» me recalco.

Siento mi frente perlada por gotas de sudor.

Mi pecho sube y baja a causa del ritmo cardiaco.

Observo el reloj digital que está en un mueble a mi derecha y dice 3:00 am.

Suelto un gran suspiro y me dejo caer de espaldas sobre mi almohada.

Son las tres de la mañana y no creo poder conciliar el sueño de nuevo. No seré capaz de volver a dormir cuando sé que esa pesadilla puede volver. Y no quiero sentir ese terror de nuevo.

Las lágrimas amenazan con salir, pero no pienso permitirlo. No esta vez.

A veces recordar no es tan bueno como imaginan.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro