Capítulo 1
5 de septiembre.
No pude contener las lágrimas al despedirme de mis amigos en el aeropuerto. No sabía que haría sin ellos, sin su apoyo constante, sin la alegría y el cariño que había sido lo único capaz de ayudarme a superar el fin de mi relación. Diez años de mi vida que ya no volverían. A pesar de que me sentía mucho mejor respecto a la traición de Rodrigo, a veces me costaba alejar la sensación de derrota que me embargaba. Era una certeza punzante que me recordaba que le había regalado lo más valioso de mí a alguien que no lo merecía, y al hacerlo, había sido como quemar un trozo de mi alma. Ya no podría recuperar mi adolescencia ni la mejor parte de una juventud que perdí por ser tan ciega.
Valeria me envolvió en un abrazo apretado y le di un manotazo a los tristes e insidiosos recuerdos, para entregarme a su cariño. Rober nos envolvió a las dos en sus morenos brazos de oso.
La semana que habíamos pasado juntos había sido fabulosa. Al menos por esos días, pude apreciar lo inmensamente afortunada que era, por tenerlos. No podía imaginar un tesoro más grande que mis dos mejores amigos, mi familia, una familia mucho mejor que la que me había tocado.
—¡Los echaré tanto de menos! —dije, enjugándome las lágrimas—. No sé qué haré sin vosotros. ¿Seguro que no quieres quedarte conmigo? —le pregunté a mi amiga, por última vez.
—Oh Andy, sabes que me encantaría, pero no puedo. Debo comenzar a trabajar con la editorial para el lanzamiento del libro.
Yo asentí con un mal disimulado pesar. La iba extrañar, pero me alegraba infinitamente por ella. Sus sueños se estaban cumpliendo poco a poco. Una editorial americana se había interesado en su primera novela. Los tres nos sorprendimos mucho con la noticia. Ella no había mandado el libro a ninguna parte, aunque de inmediato, adivinamos lo que había pasado.
Ulises.
Cuando mi amiga me había dicho que le había dejado su manuscrito, la reprendí. Era su trabajo de muchos meses, no podía obsequiárselo, sin más. Pero ella no le dio importancia. Me dijo que la historia, aunque de ficción, ocultaba sentimientos demasiado profundos y personales que la habían torturado durante los escasos e intensos meses que duró su relación con Ulises. Entregársela fue, para ella, como una especie de cierre. Como darle una parte de sí misma que le pertenecería a él, por siempre.
Acepté su decisión, e incluso, por un momento, llegué a creer que él publicaría la novela con el sello editorial de Odisea, como un intento de ganarse de nuevo el favor de Valeria.
Lo que hizo, en cambio, me sorprendió.
Le había mandado el manuscrito a una editorial estadounidense, para evitar que Val rechazara publicar con Odisea, como probablemente haría. Quería ayudarla de veras, sin dobles intenciones, y eso lo hizo subir unos cuantos puntos en mi consideración.
—Estaré esperando mi copia —le dije, feliz por ella.
—Por supuesto. Serán los primeros en obtener un ejemplar.
—Creo que yo esperaré a que salga la película —bromeó Rober, ganándose un empujón cariñoso de Val.
—¿Por qué no te quedas tú? La galería no abrirá hasta diciembre —le supliqué a él, con ojos de cachorro abandonado.
—Debo ir a supervisar las obras. Me he ausentado mucho tiempo, y seguro que aquello está del revés. Nos veremos en diciembre para la inauguración.
—Son muchos meses —protesté, haciendo un puchero.
—¿Te estás arrepintiendo de quedarte? —me preguntó, arqueando una ceja—. Aún puedes cancelar la inscripción, seguramente te devolverán el dinero.
—No, no me arrepiento —respondí, esa vez con más firmeza—. Es algo que quiero hacer. Los conocimientos de cocina griega me vendrán muy bien para cuando abra mi propio negocio. Y necesito un tiempo más lejos de todo —confesé, algo alicaída, pero segura de mi decisión—. El chef que imparte el curso tiene una estrella Michelin. Es una gran oportunidad. Quiero hacer esto —concluí.
Una afortunada coincidencia me había hecho prolongar mi estancia en Grecia. Una convención culinaria se había celebrado en el hotel, dónde nos hospedamos. Mi amor por la cocina y mi desbocada curiosidad se habían aliado, impulsándome a colarme en las exhibiciones y ponencias. El talento se respiraba en el aire, mezclado con los más deliciosos aromas. Fue mi experiencia favorita del viaje a Corfú, y eso, teniendo en cuenta que todo el viaje había sido increíble.
Al finalizar la Convención, se abrió la convocatoria para un curso de cocina griega, a impartirse en la isla, para cocineros amateurs. El chef a cargo había sido uno de mis favoritos en las exhibiciones. Tenía mucha experiencia y reconocimiento internacional.
No lo pensé dos veces.
De repente, me vi a mi misma encabezando la fila de las inscripciones. Poco me importó que el curso durara 3 meses o que la matrícula y la estancia en Grecia por tanto tiempo se salían de mi presupuesto.
Usaría el dinero que había estado guardando para la boda, en algo que sí sería real, que sería solo mío.
Estaba ávida de vivir experiencias nuevas y enriquecedoras. Eran cosas que llevaba mucho tiempo queriendo hacer y que continuaba posponiendo, por causa del trabajo, de mi relación y mis planes de casarme. Por causa de una falsa estabilidad había dejado a un lado mis sueños. Había pospuesto vivir.
Ya no más.
Atreverme era todo lo que haría de ahora en adelante.
La voz en off nos advirtió que el vuelo estaba por partir y yo abracé a mis amigos, por última vez, antes de verlos desaparecer, tras las puertas de embarque.
El espacio vacío que se creó, a mi alrededor, pareció engullirme. Estaba sola, en un país extraño, con un nuevo desafío por delante y un corazón mal cicatrizado que aún no había descubierto como latir por sí mismo.
Rodeé mi cuerpo con los brazos, sobrecogida por una extraña tristeza teñida de soledad y salí del aeropuerto decidida a encontrar de nuevo el rumbo de mi vida.
Un viento súbito se levantó de pronto, haciendo volar las hojas a mi alrededor. Ya comenzaban a teñirse de naranja. Mis cabellos despeinados se llenaron de ellas, y al ver mi reflejo en el cristal de un auto, una idea curiosa se hizo dueña de mi mente.
Vida nueva, nuevo look —pensé, sonriendo con una repentina esperanza.
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Este ha sido un capítulo cortito porque estaba pensado para ser el prólogo, pero decidí luego, incluir algo que les servirá más adelante para entenderlo todo.
Aquí es que comienza la historia de Andy en Corfú, Grecia.
Con el pasar de los capítulos, sabremos un poco más sobre ella...
Gracias por seguir leyendo :-)
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