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ramyeon de queso con leche ♡ 2 de 2.

advertencia;
hurt comfort emocional, mental breakdown por peso e imagen corporal, leve smut +15 con 'cockblock' djsksj.

Era de noche cuando JungAh llegó del trabajo, completamente cansada, y se encerró en el baño para limpiarse bien el cabello. Ni siquiera había visto a JiMin al entrar, pero sabía que estaba bien porque la televisión sonaba leve desde el cuarto principal. La peliplata veía un documental sobre asesinos seriales, una costumbre suya de cuando estaba demasiado tristona, y JungAh se preocupó de nuevo, mientras dejaba que el agua tibia corriera por su cuerpo desnudo. Intentaba disfrutar del relajo que le producía la ducha, pero su mente estaba demasiado pendiente de la mayor y de lo mal que la estaba pasando aun así si no se lo decía.

Cuando salió del baño, envuelta en toalla y bata blanca, y entró a la habitación que compartían ambas, la encontró haciendo ejercicio. Unos abdominales mal hechos pero que se hacían con esfuerzo de todas formas, los ojos cerrados fuertemente y su voz saliendo en forma de lloriqueos que se veían acompañados de apenadas lágrimas, las cuales corrían por sus mejillas, dejando surcos débiles que luego se secarían y dejarían su piel acartonada. Era una imagen muy lamentable, pero a JungAh sólo se le ocurría que necesitaba consolar a su novia, y con el corazón partido en miles de pedacitos, avanzó hasta ella, al lado de la cama, y se arrodilló a su lado con los ojos brillantes en lágrimas.

— ¿Amor? ¿Qué pasa? ¿Por qué lloras?

JiMin se detuvo y cubrió su rostro, cansada, con ambas manitos. JungAh esperó respuesta pero no llegaba, su mayor se mantenía en silencio con la cara tapada y la boca desfigurada en pena. La menor quería inclinarse a besar sus labios con todo el candor existente que pudiera soportar, pero mordió los propios con las ganas enfrascadas por el momento.

— ¿JiMin?

— Perdóname, Junggie yah. No soy lo suficientemente guapa para tí. Estoy demasiado gorda y deforme. — respondió JiMin con la voz destrozada, causando que el corazón de la nombrada se quebrara un poco más de la pena que sentía. No, no tenía sentido lo que estaba diciendo. ¿De dónde había sacado aquella conclusión sin fundamento? Sí, había subido de peso, pero ¿por qué era entonces un motivo para amarla o quererla menos? Era completamente descabellado a ojos de JungAh.

Y se lo hizo saber:— No estás gorda ni deforme. Y aunque fuera así, ¿por qué sería razón para que no estemos juntas? Yo te adoro completamente, JiMin. Eres la más linda ante mis ojos. ¿Es ésta la razón por la cual ya no usas faldas?

JiMin asintió.

— Pero se te ven preciosas... junto con esas dos coletas y la sonrisa que te caracteriza... ¡No lo digo sólo por adularte! En serio eres demasiado preciosa. — ahora se agachaba hacia su pareja con los ojos abiertos de par en par, incrédula de sus palabras tan hirientes. No entendía por qué aquella sería la imagen interna de JiMin, pero estaba dispuesta a trabajar ese aspecto con ella.— Te voy a comprar una falda de tu talla. Ahora mismo lo voy a hacer. Te la voy a regalar y vas a usarla con esos crop top que te autoregalaste el año pasado. Porque te ves preciosa con absolutamente todo lo que uses, independiente de tu peso y su figura. Eres preciosa, JiMin. Por favor... permíteme mostrártelo.

Antes de que pudiera decir otra cosa, la misma JiMin apartó las manitos de su rostro levemente relleno y se incorporó para besar a su pareja, en los labios, una dulce fricción que las hizo soltar pedazos de sus voces con la suavidad que merecían sus cuerpos. JungAh mordió el labio inferior de la peliplata, y los cabellos castaños de la primera fueron agarrados por JiMin en puños desesperados por más, por un poquito más de su sabor, de su amor. Era capaz de saborear el sentimiento, más delicioso que cualquier plato de comida, y más duradero aun. Más fuerte que cualquier cosa que hubiera probado antes.

Pronto, estaban sobre la cama, probándose la una a la otra, la piel húmeda de la menor causando estragos placenteros en la de JiMin. Desesperadas, no escuchaban la televisión cambiar de programa, sólo se permitían escuchar sus voces desesperadas por más, más besos, más toqueteos, más de ellas y para ellas. Los labios de JungAh besaron el cuello de su mayor, suavemente, sin dejar más marcas que el deseo que sentía por ella: era la primera vez en mucho tiempo que sus cuerpos se juntaban, abrazándose, con ese placer tan característico que les volvía locas y desenfrenadas.

JungAh se deshizo de su bata, y la toalla cayó a un lado de ambas, dejando al descubierto su cuerpo fuerte y esbelto. JiMin se sintió afortunada por unos momentos, pero luego el pánico la frenó: ver la diferencia de sus cuerpos, sentirse demasiado grande para ella, desde la curvatura de su espalda hasta el seno alzado. Desde las piernas delgadas hasta la forma de sus manos delgadas y grandes, que la agarraban como si fuera una delicada flor. No, JungAh era la delicada en la situación, JiMin se sentía como un orco, se sentía capaz de romperla a la mitad con sus muslos demasiado grandes.

— No, Junggie yah, bebé... — se miraron a los ojos, JungAh la observaba desfasada, completamente descolocada, la pasión apagándose en sus orbes profundos y redondos. Apesadumbrada, se agachó para abrazar a JiMin de nuevo, besando su rostro y manteniéndola de aquella forma cerca de su pecho desnudo, sin otra intención que no fuera entendimiento, amor puro y pristino como un diamante en bruto.— Pe-perdón...

Mierda, ¿en qué momento se había puesto a llorar? No quería dar a entender que era una débil, alguien que demostraba sus sentimientos más oscuros sin importar la situación. JungAh la callaba en silencio, con un suave 'shh' que la relajó de alguna forma. Sin decir absolutamente nada, se dejó amar en silencio mientras las manos delgadas de su pareja acariciaban su espalda delicadamente. De nuevo la estaba tratando como a una flor, cuando en realidad era una cosa putrefacta y desagradable. Sollozó sobre el hombro de su JungAh y la abrazó de vuelta, hundiendo su rostro en el largo cabello húmedo de la mujer.

— Quiero... quiero bajar de peso, amor. — susurró, la vida sintiéndose demasiado pesada como para soportarla. Pero no dijo más, abrumada en su maraña de emociones tan malignas y poco productivas. Se sentía asquerosa, sudada y todo, pero JungAh la abrazaba de todas formas, en silencio, intentando comprender lo que pasaba por su cabeza. Fue cuando la tomó de los brazos y se incorporó para mirarla fijamente a los ojos, aquellas orbes brillando, pensaba arduamente y su asertividad quedaba al descubierto: JiMin pensaba que JungAh lucía preciosa con los ojos brillando en asertividad.

— Haremos entonces un plan para bajar de peso. Desde hoy comenzamos, ¿te parece?



















₊   ༝  ・  ˖  ₊ ˚   。 .  ⋆   ♡ ྀ



















Cuando JiMin entró a aquella tienda que habían conocido por Instagram, se quedó con la boca abierta: aunque ya había visto los productos a través de las fotografías, no era lo mismo que entrar y tenerlo frente suyo. Y es que las faldas se apilaban en telas preciosas y detalles únicos, alineados, colgadas y luciéndose en toda su belleza. JiMin era loca por las faldas, y esos nubló por algunos segundos su mente cansada, concentrándose en las telas pesadas y perfectamente dobladas, las costuras, el largo, los accesorios. Los botones, las hebillas de todas las formas posibles, las cadenas fijadas a la cadera de las prendas. Todo la maravillaba por completo y no se avergonzaba de demostrarlo, señalándole las prendas a JungAh como si fuera una niña pequeña.

— ¡Quiero llevar ésta! — exclamaba una y otra vez, encantada por lo que sus ojos veían. Alzaba entre sus manos diversas faldas de tela escocesa, en rosa, azul, e incluso verde aunque no le gustara mucho vestir aquel color. Sin embargo, se decantó por una roja y blanca que descansaba en un colgador al final de la tienda. Viendo las etiquetas de las tallas se acomplejó un poco porque ahora tendría que usar una talla M en vez de S, pero se juró a sí misma que haría ejercicio todos los días y comería mejor junto a su pareja, la cual asentía a todo lo que le decía su JiMin, parada frente a ella en todo momento y revisando otras faldas blancas y azul cielo: realmente habían atinado con ir a aquella tienda.

La peliplata se metió en uno de los cubículos de cambio y se probó la falda, la cual quedaba perfectamente alineada a su cuerpo levemente rechonchito. Giró en su sitio apenas apartó la cortina para mostrárselo a JungAh, sintiéndose completa por unos segundos que le parecieron lo suficiente como para recobrar un poco de la confianza en sí misma que se había ido. Compraron dos faldas más aparte de la que llevaba puesta, y JiMin se permitió regalarle a su amada un par de aretes bastante elegantes y extravagantes, en forma de corazón.

Salieron juntas de la tienda, y cuando hubieron llegado a la seguridad de su condominio, se tomaron de la mano, aprovechando que no había nadie cerca como para mirarlas.

— Me siento completa de nuevo. — le dijo, mientras subían las escaleras hacia su departamento. JungAh sonrió ampliamente, feliz de ser capaz de ayudarla aunque fuera un poco.— Muchas gracias, amor.

— Es lo que puedo hacer por tí, babosa. — le besó la mejilla. JiMin se sonrojó como cuando iban juntas a la universidad, y bajando la cabeza, avanzó más rápido, levemente avergonzada de la situación. De alguna forma la joven mujer seguía siendo una adolescente enamorada de su JungAh, y no iba a negarlo en absoluto. Terminaron de subir las escaleras y abrieron la puerta de su apartamento, para ver una película juntas.

Como siempre sería.

Porque el peso jamás te define, tú defines el peso de tu amor.

taba pensando en hacer alguna wea filosofica dramática
pero me angustian los dramas XDD
ya eso ojalá les haya gustado uvu💖

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