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◈ 40

❝El precio del amor❞

El día estaba nublado y a lo lejos se sentía una brisa marina, lo supe aunque mis sentidos recién estaban despertando y estaba más confundida de lo que me habría gustado.

Un zumbido constante llenó mi cabeza, como si el miedo tuviera sonido propio. Intenté moverme, pero me di cuenta de que alrededor de mi muñecas tenía unas cuerdas que se clavaban en mi piel, inmovilizándome. Mis pensamientos iban y venían como ráfagas descontroladas, intentando descifrar dónde estaba. Apenas podía respirar; no sabía si era por el polvo del lugar o el pánico apretando mi garganta.

—Por fin despiertas —La voz de Padre cortó el silencio como una cuchilla, cruel y fría. Sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo.

Levanté la vista y lo vi. Estaba de pie, mirándome con una expresión perturbadora, una mezcla entre burla y satisfacción. La tenue luz que se filtraba por una ventana rota revelaba sus ojos vidriosos y el retorcido placer que encontraba en mi temor. No entendí dónde estaba lo divertido, ¿qué pasaba por su retorcida mente?

—¿Dónde estamos? —logré decir, aunque mi voz salió más débil de lo que esperaba.

Incluso sin su respuesta, algo era claro: estábamos lejos del bosque. Las olas a los lejos demostraron que estábamos a unos cuantos metros del mar.

—Me alegra que por fin podamos hablar —respondió ignorando mi pregunta—. ¿Sabes? Nunca antes abordamos este tema, pero es algo que siempre te quise decir. La parte más bonita de vivir es cuando se crea una nueva vida. Las mujeres están bendecidas por ser las responsables de cargar en su vientre a ese nuevo ser que se creó. ¿No es eso lo más hermoso que hay?

—¿Q-qué? No entiendo nada... Eso no...

—Sunbin —me interrumpió—. Deberías sentirte afortunada. Eres una de las elegidas para ello. Desde el momento en que te llegó el periodo, tienes el poder de concebir; de crear. Yo no he hecho nada malo, tan solo me aseguro de que todo siga su curso... Como debe ser, por algo le daba una charla a las chicas mayores para que lo supieran. Pero mejor abordemos otros temas también, me imagino que debes tener muchas dudas.

De repente algunos recuerdos del camino hasta llegar a ese lugar me invadieron. ¿Cuánto tiempo había pasado? ¿Dónde estaba Jungkook grande? ¿Y mi hermano? Lo último que recordaba era que había estado escapando en el bosque junto al mayor, cuando de repente me desvanecí. Una repentina culpa me invadió, tal vez si hubiera dormido bien no habría estado tan agotada y débil.

Pero no sacaba nada lamentándome. Tenía que irme de ahí como fuera.

—Ni lo pienses. Todavía no hemos hablado nada. ¿No puedes al menos escucharme un poco? De camino hasta aquí no me hiciste caso en ningún momento.

Negué para mí misma, ni siquiera recordaba bien cómo habíamos llegado, por lo que mucho menos tenía recuerdos de si me había hablado sobre algo. ¿Qué sacaba él haciendo todo lo que estaba haciendo?

Observándolo, me di cuenta que su manos tenían alguna heridas, al igual que su mejilla izquierda. Tal vez había sido gracias a Jungkook grande, quien le había lanzado aquel cajón para que pudiéramos escapar de él.

Se acercó a mí y se agachó. Cerré los ojos sintiendo asco por su cercanía, mucho más cuando vi que estiró una de sus manos hacia mi cuello. Ni siquiera podía decir que tenía miedo, en su lugar solo podía sentir repulsión. Sentí un suave roce y segundos después, tras sentir que se alejaba, vi que me había puesto aquella cadenita con una mariposa.

El roce del metal contra la piel de mi cuello me provocó un escalofrío. Pensé que nunca más la vería en ese lugar, pero ahí estaba.

—Te queda bien —dijo Padre con una sonrisa que me revolvió el estómago—. Fui yo quien se la regaló a tu madre. ¿No es bonita? Cuando se la di, realmente pensé que era la mujer más hermosa del mundo.

No respondí. Me esforcé por apartar la mirada, tratando de pensar en una manera de escapar. Pero su voz no me dejaba tranquila ni un segundo.

—En serio te pareces a ella. Incluso yo me sorprendo por eso. Es curioso, por tu madre estuve dispuesto a dejar todo, a cambiar y ser una mejor persona. Pero ella optó por elegir a otro, y me dejó aunque hice todo lo posible por estar con ella. En todo caso, ¿qué podía esperar de una mujer cómo ella? Cuando conoció el mundo del prostíbulo, pensó que era muy fácil meterse con cualquiera, pero no podía estar más equivocada. Al final sólo logró ser infeliz y terminó como terminó. Quiso asumir su rol de madre cuando ya era muy tarde, tal vez por eso ni siquiera su hijo soportó estar con ella. A nadie le gusta estar con una mujer loca... Por eso se quedó sola y tú ni siquiera la reconociste como una madre.

Mis labios temblaron ligeramente, pero me mordí la lengua para no decir nada. Era lo que él quería, una reacción, una grieta en mi resistencia. Quería provocarme y, a pesar de que ella no era de mi total agrado, claro que palabras tan venenosas de igual forma me iban a calar fuerte.

—¿Qué hay de la madre de tu hijo? ¿Por qué no seguiste con ella? —cambié de tema.

Necesitaba formar un plan y mientras él hablara podía tener más tiempo para pensar en algo. El lugar estaba descuidado y se notaba más que abandonado, por lo que intuí que tenía que haber una parte por la que podía escabullirme si es que tenía alguna oportunidad.

—La madre biológica de Joohyuk es irrelevante. No la amaba ni ella a mí, tan solo lo tuvimos porque nuestras familias así lo quisieron, pero ella me dejó con el niño y se fue. ¿No es eso ser una mujer inútil? Prefirió dejarme a alguien que no deseaba a pesar de que ella fue quien lo llevó en su vientre.

La rabia me golpeó como un puño al escuchar sus palabras. Su manera de hablar sobre las mujeres como si fueran objetos, herramientas para sus propios fines, me enfermó. Pero me obligué a mantener la calma, a pensar con claridad.

Él continuó, como si no pudiera detenerse, como si hubiera necesitado soltar esas palabras aunque al final nadie lo quería escuchar.

—Todo lo que he hecho hasta ahora tiene un propósito. Aunque me veas como un monstruo, yo solo soy un hombre que entiende el orden natural. Tú, Sunbin, no lo entiendes del todo, pero algún día lo harás. Desde pequeña demostraste que tenías instinto maternal. Ni siquiera las mujeres adultas con las que estuve lo demostraron. Una loca que nunca supo ser una buena madre y otra que ni siquiera lo intentó.

Su voz era un susurro venenoso, cargado de desprecio. ¿Por qué estaba haciendo todo entonces? Pensé que su objetivo había sido guiado por una motivación, pero con sus palabras solo pude entender que era un hombre que no podía aceptar que las cosas no hubieran salido como quería.

Al parecer, ninguna mujer lo había querido, ni siquiera la que él había amado.

—Eso sigue sin justificar todo lo que ha pasado. Muchos niños la han pasado mal... Incluso yo misma he tenido que pasar cosas horribles por intentar escapar de esa famosa charla.

—Bueno, pero eso no ha sido del todo mi culpa. Joohyuk fue el que decidió por sí mismo sacarte del hogar. Yo tan solo lo dejé para ver hasta dónde llegaba —nuevamente se agachó frente a mí, inclinando la cabeza como si yo fuera algún tipo de espécimen extraño bajo su escrutinio—. Él siempre te quiso. Al principio pensé que solo sería un enamoramiento de niño, algo pasajero y sin importancia, pero incluso decidió luchar contra mí para poder tenerte. Al final él y yo nos terminamos pareciendo un poco.

—No voy a caer otra vez en esas tontas manipulaciones. Ustedes no se parecen en nada.

Padre soltó una carcajada breve, seca y cortante. Se puso de pie y caminó hacia la ventana rota, observando hacia afuera, deteniéndose en el cielo gris.

—Oh, eso ya lo veremos. Al final, el mundo funciona como yo digo. ¿Qué será de tu príncipe azul ahora? Esperemos un poco a ver si esta situación se vuelve más interesante.

Quise gritar de impotencia, pero sabía que cualquier muestra de debilidad sería como combustible para él. Entonces me limité a respirar, a concentrarme en un solo pensamiento: tenía que soportar como siempre. Padre salió de la habitación dejándome sola y supe que ese momento era mi señal para poder utilizar mi cabeza a su máxima potencia. No iba a soportar seguir ahí sin saber del resto, y mucho menos si aquel hombre continuaba con sus charlas sin sentido.

Sin su presencia, pensar se volvió un poco más fácil, Me intenté poner de pie, ya que más allá de mis manos atadas no parecía que había algún otro impedimento. Sin embargo, una fuerte punzada en mi tobillo me hizo recordar que me lo había doblado cuando estábamos corriendo. Lo intenté examinar a simple vista y pareció que no era nada muy grave, pero la molestia fue suficiente como para que por un rato optara por solo seguir sentada en el rincón en el que estaba.

El lugar apestaba a humedad, probablemente gracias a que estaba cerca del mar. Además a ello se le sumaba que podría haber estado cerrado, lo cual no habría dejado circular el aire del todo bien. Por el polvo en todas partes también estaba claro que aquel lugar no había sido muy visitado. ¿De dónde lo conocía? ¿Cómo había ido a parar hasta ahí?

Mis manos comenzaron a sentirse un poco entumecidas por la cuerda. Intenté mover los dedos, buscando un ángulo para aflojar el nudo. Mientras lo hacía, me fijé en una sombra que cruzó el umbral de la ventana rota. Mi corazón dio un vuelco. ¿Podría ser...?

Negué intentando no hacerme falsas ilusiones. Además, ya sabía de lo que Padre era capaz, por lo que exponer a alguien más habría sido una tontería. Tenía que escapar por mi cuenta, sin importar lo difícil que fuera.

El frío viento se coló por la ventana rota, logrando mover un poco mi cabello. El cielo se veía tan triste, tan opaco... Pensé que incluso él sabía que estaba pasando por una mala situación y estaba haciendo todo lo posible por ayudarme a escapar de ahí si un mal tiempo venía.

Mi estómago gruñó un poco producto de la falta de comida. No había comido nada desde antes de llegar al orfanato, por lo que ya estaba sintiendo aquella molesta sensación de vacío. Jungkook grande se había quedado con mi bolso, por lo que mirando a mi alrededor tampoco logré verlo en caso de que Padre se lo hubiera quitado. La combinación de hambre y ansiedad me estaba haciendo bastante mal, mucho más si no encontraba una pronta solución.

Tras un par de intentos más, de a poco sentí como el nudo se fue aflojando. No tuve tiempo de celebrar cuando Padre otra vez ingresó a la habitación. Mi mente se puso alerta ante el miedo de ser descubierta, por lo que solo lo observé en silencio, fijándome en que junto a él traía una botella de agua y lo que pareció ser un panecillo.

—Te traje esto. Date la vuelta para desatar tus manos y que comas un poco.

Si bien la oferta fue tentadora para mi estómago, no podía confiar en nada que viniera de él. ¿Y si le había echado algo? No podía darme el lujo de quedar en una posición todavía más vulnerable. Además por mí misma había logrado aflojar el nudo, por lo que me convenía que él no supiera nada al respecto.

—Bueno, como quieras. Pero que conste que te ofrecí.

A un costado de la habitación había una mesa y una silla que estaban tan llenas de polvo, ahí tomó asiento y todas mis ideas sobre un posible escape se vieron perturbadas nuevamente por su presencia.

La puerta a mi costado derecho crujió de repente, y Padre se puso de pie de un salto, su expresión transformándose en algo entre sorpresa y furia.

—Vaya, ¿realmente viniste? —Su voz resonó con un tono burlón mientras avanzaba hacia la puerta.

Y entonces lo vi. Jungkook grande. Su silueta apareció bajo el marco de la entrada una vez que abrió la puerta, con los hombros tensos y la mandíbula apretada. Había algo feroz en sus ojos, algo que mezclaba determinación y desesperación. Mi corazón dio un vuelco. Su rostro estaba todavía más maltratado e incluso su ropa tenía algunas manchas de sangre.

Tras examinarlo un poco más, estaba jadeando, con la mirada encendida como un fuego incontrolable, su ropa llena de tierra, su cabello desordenado y su camisa desgarrada.

¿Qué había pasado luego de que me había desvanecido? ¿Qué más le había hecho ese hombre?

—Suéltala, ahora mismo —Su voz era firme, pero podía oír el temblor contenido detrás de sus palabras. Estaba tan aterrorizado como yo, pero no lo mostraba.

No frente a él.

—¿Y qué harás si no lo hago? —Padre dio un paso hacia él— Sabes perfectamente que siempre estuve esperando tener a Sunbin conmigo, ella es especial para mí. Eres un descarado por traicionar a tu propio padre.

—Haré lo que sea necesario —La respuesta de Jungkook fue inmediata, sin dudar. Avanzó un paso, manteniendo sus ojos fijos en el hombre frente a él—. Y yo no tengo un padre desde que decidiste ponerle un solo dedo encima. Pensé que incluso un monstruo como tú tendría límites, pero veo que me equivoqué —luego, giró hacia mí por un instante y con voz más suave dijo:— Todo estará bien, Sunbin. Te sacaré de aquí.

Mi corazón comenzó a latir desbocado. Quise gritarle a Jungkook que se detuviera, que era peligroso enfrentarse a Padre así después de todo lo que había sucedido, pero las palabras se atoraron en mi garganta.

Jungkook no tenía nada con qué defenderse, no tenía que seguir arriesgándose por mí, pero aún así... Me sentí más tranquila sabiendo que él estaba ahí y no tirado en medio del bosque. Sin embargo, el aire se volvió más pesado, como si el mundo estuviera conteniendo el aliento mientras ellos dos estaban frente a frente. Padre llevó una mano hacia su bolsillo con lentitud y antes de que pudiera hacer algo, me puse de pie y fui hasta él para detenerlo. El chico que me gustaba ya estaba muy herido, estaba segura de que no podría soportar si otra vez lo maltrataba, incluso aunque se hubiera visto muy fuerte enfrentándolo.

Aunque mi intento de acción heroica no sirvió de mucho, pues fui empujada y terminé cayendo al piso sin haber hecho ningún aporte.

—No te metas.

—¿Qué mierda le hiciste?

Jungkook grande fue hacia mí sin importarle nada más. Hice una mueca de dolor producto de la molestia en mi tobillo, pero no pude evitar ver que él estaba cojeando. ¿Cómo había llegado hasta ahí en ese estado?

—Ya me aburrí de ese jueguito estupido. Pensé que sería divertido ver si eras capaz de llegar hasta aquí por ella, pero ya me están dando pena.

Aprovechando que Jungkook estaba herido, lo empujó contra la mesa mientras me tomó del brazo derecho obligándome a ponerme de pie a pesar del dolor que estaba sintiendo. Me arrastró hacia fuera de esa forma, con mis pies tropezando por los escombros y luego al tocar el suelo rocoso. Al exterior estaban cayendo gotas que provenían de las nubes grises y oscuras. El más tiempo estaba más cerca que momentos atrás, en donde aquellas nubes más oscuras se veían más lejos.

Me intenté soltar de su agarre como pude, pero cada tironeo sin éxito. Frente a mí, un abismo se abrió como una garganta oscura, devorando todo lo que cae en su interior. El viento completamente gélido azotó mi rostro, y con ello se llevó cualquier esperanza que me quedaba de escapar.

Un grito salió de mis labios antes de que pudiera contenerme.

—¡No, por favor!

—Es curioso, ¿no? —murmuró mientras me empujaba hacia el borde, su agarre en mi brazo como una garra de hierro—. Todo podría terminar aquí. Tú y yo, yendo hacia el vacío. ¿Te das cuenta de lo cerca que estamos?

Él no estaba enfermo, estaba completamente loco. Su mirada perturbada me causó verdadero terror, tanto como el fin de la tierra que estaba solo a unos cuantos centímetros de mí.

¿Así iba a terminar?

—¡Suéltala!

Mis ojos se llenaron de lágrimas que acompañaron las gotas que provenían del cielo. No podía creer lo que estaba sucediendo.

—Llegas justo a tiempo —dijo Padre con una risa seca, burlona—. Tal vez puedas ser testigo de algo inolvidable. Nunca pude tener a Sunbin por tu culpa, pero tal vez ahora sí pueda.

Jungkook avanza lentamente debido a su pierna herida, levantando las manos.

—No tienes que hacer esto —dice con voz firme. Sus ojos no dejan de buscar los míos a pesar de que sus palabras no son para mí—. Vengan hacia aquí. Estar a la orilla es peligroso.

—¿Crees que puedes venir aquí y darme órdenes? —Padre recuperó su compostura, su sonrisa torcida regresando—. Tú sabes de lo que soy capaz si las cosas no salen como espero.

Jungkook no replicó y en su lugar dio otro paso hacia nosotros. Padre, por su parte, metió la mano en su bolsillo, y mi estómago se hundió al ver el destello de una navaja. A pesar de mis ojos llorosos, pude distinguir bien el filo.

—¿Es eso lo que quieres? —preguntó de nuevo, levantando el objeto como si fuera un trofeo—. ¿Quieres ver lo que hago?

Todo mi cuerpo estaba temblando con fuerza..

Entonces, todo ocurrió demasiado rápido. Jungkook se lanzó hacia nosotros, golpeando a Padre con toda su fuerza. Perdí el equilibrio cayendo hacia tierra segura mientras ellos se pusieron a luchar al borde del precipicio. El eco de sus gruñidos y fritos llenaba el aire.

Logré deshacerme de las cuerdas que me ataban mientras ellos forcejeaban, pero mis piernas estaban demasiado débiles para levantarme. El ruido del metal chocando contra el suelo me devolvió la atención. La navaja había caído, pero ellos seguían peleando, cada vez más cerca del borde del precipicio.

—¡Basta! —grité, aunque mi voz se perdió entre los sonidos de la lucha.

Finalmente, Jungkook logró inmovilizar a Padre, sujetándolo con fuerza por la camisa justo en el borde del acantilado. Su expresión estaba inundada de ira, nunca en mi vida lo había visto tan enojado.

—Esto se termina aquí —dijo Jungkook con un tono frío, como si ya hubiese tomado una decisión.

Padre rió, su sonrisa manchada de sangre producto de los golpes que había recibido. Era perturbador, realmente ese hombre había perdido la cabeza. Además, podía jurar que producto de los puñetazos había quedado atontado, por algo solo permaneció quieto a pesar de podría haber intentado zafarse.

—¿De verdad eres capaz de hacerle esto a tu padre? —escupió—. Eres igual a mí. Lo llevas en la sangre.

Como pude me arrastré hasta donde estaban, tomando la navaja de paso para que ninguno pudiera tenerla en su poder. Padre porque estaba claro que no estaba bien de la cabeza, y Jungkook porque en su estado sentí que sería capaz de todo.

Jungkook lo miró fijamente, como si estuviera intentando eliminar esa odiosa expresión del hombre bajo él. Luego, giró su rostro hacia mí.

—Sun, —su voz se suavizó, como si quisiera que esas palabras fueran lo más dulce que me iba a decir— al final creo que estoy igual de loco que mi padre. Por ti soy capaz de todo. Aunque sea difícil de creer.. Aunque por mi culpa has sufrido... En serio te amo como a nadie en este mundo.

Antes de que pudiera contestar, antes de que pudiera detenerlo, se giró sobre sus talones, empujando a Padre hacia el vacío con tal fuerza que incluso su propio cuerpo se precipitó.

—¡No! ¡JUNGKOOK! —grité, extendiendo mi manos hacia él, pero solo viendo apenas como desaparecía en el vacío.

Me quedé paralizada, con las gotas cayendo cada vez más fuerte sobre mí.

Tras ello, el silencio que le siguió fue ensordecedor. No hubo gritos de parte de ninguno, sólo el viento y las gotas chocando contra el suelo. Con gruesas lágrimas corriendo por mi rostro, me quedé esperando algo. Un milagro. Pero todo lo que vi fue ese abismo oscuro, del cual solo se escuchaban las olas que azotaban la tierra.

La neblina llegó, las nubes parecieron bajar del cielo y el tiempo pareció detenerse.

En realidad, todo mi mundo se detuvo.

"Jungkook..." susurré, mi voz finalmente quebrándose.

Pero no hubo respuesta.

A mi espalda pude escuchar pasos apresurados y gritos yendo hacia mí, para nada de eso me importó. Mis ojos solo quedaron fijos hacia el mar, intentando buscarlo por mucho que fuera difícil debido a las condiciones del lugar.

Lo había perdido.

Mi felicidad se había ido junto con aquel chico que tenía los ojos bañados en miel al verme.

●▬▬▬▬16/08/24▬▬▬▬●

¡Y llegamos al último capítulo!

Inserte: "Terminó este viaje, terminó esta aventura y terminó este gran proyecto".

Muchas gracias a quienes apoyaron esta obra que inició en 2021. Sé que en ocasiones me demoré en actualizar, pero agradezco de corazón a quienes aun así le dieron una oportunidad a la historia.

Un abrazo, muchos pañuelos y nos vemos en el epílogo.

Pd: ¿Siguen emocionadas quienes van a recibir el contenido exclusivo? 🙊

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